Iacopo Baldovinetti

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Procedencia

Demarcación Toscana

Cualidades

Antijansenista. General de la Orden.

Fechas

Florencia 26-3-1749, Roma 10-7-1820

Biografía

Vistió la sotana calasancia en Florencia el 12-9-1763 y profesó el 22-9-1765. Alumno del colegio escolapio florentino. Profundizó el estudio de la teología bajo la dirección de los PP. Alberto Pappiani, Octavio Manetti y Bruno Bruni. Abrió una escuela de dogmática y moral, que pronto sobresalió entre las restantes de Florencia. Fue antijansenista: levantó impávido la voz y cuanto supo y pudo, intentó poner un dique al impetuoso torrente de jansenismo que invadía Toscana y que se manifestó en el Sínodo de Pistoya y una serie de reformas condenadas por Roma. El P. Baldovinetti no cesó jamás de combatir el peligroso contagio. Por ello, su cátedra fue suprimida. Se retiró a la casa del Pellegrino para cuidar de los novicios e instruir a los júniores. Obispos y eclesiásticos acudían allí con frecuencia para aclarar dudas, recibir consejos... El desorden de las doctrinas del Obispo Ricci sobre el jansenismo, cesó en 1790 cuando Fernando III fue Granduque de Toscana y la Iglesia fulminó el anatema contra el Sínodo de Pistoya. Entonces volvió Baldovinetti a leer teología y su escuela llegó a ser más apreciada y frecuentada. Frente a Napoleón defendió la suprema autoridad del Papa. Mérito suyo fue en gran parte que el Cabildo florentino se opusiera a que Eustaquio Osmond, obispo de Nancy, tomara posesión como Arzobispo de Florencia y que hallara una oposición casi insuperable en el clero florentino. Igual valentía demostró en la cuestión del juramento al emperador y a las leyes; lo reprobó, lo desaconsejó, a no ser que se añadiera la condición «salva la religión católica». La mayor parte del clero de Florencia no juró. Pío VII una vez regresado a Roma, aprobó lo hecho por el P. Escolapio mediante el Cardenal Fontana. Cuando el sínodo de obispos en París congregado por Napoleón, se opuso resueltamente alegando que «donde no está Pedro, no está la Iglesia», que «se diese al César todo lo que era del César, pero no se quitara lo más mínimo a Dios de lo que era de Dios». Así los obispos toscanos acudieron a París, pero ninguno traicionó la causa de la Religión. Pío VII llamó a Roma al P. Baldovinetti para constituirlo General de las Escuelas Pías. Acudió a la Ciudad eterna con reluctancia y por no desobedecer. Vio con horror dispersos acá y allá los obreros de la viña, desiertos los colegios escolapios, quitados los medios de sostener la propia vida y de cultivar el talento. Trabajó no poco frente a tanta ruina; se le resintió la salud y presentó la renuncia retirándose al Colegio Nazareno.

Bibliografía

  • Chechucci, A. Comentario... ed elogi. Florencia 1858, 239-251.

Redactor(es)

  • Ferdinando Morosi, en 1983, artículo original del DENES II