GinerMaestro/Cap13

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Capítulo 13: ORIGEN DE LAS ESCUELAS PIAS

En 1644 escribía el anciano Calasanz —a sus ochenta y seis años— al curioso P. Berro, que desde Nápoles le pedía noticias sobre el origen de las Escuelas Pías:

'En cuanto al principio de las escuelas, yo me encontré con otros dos o tres de la Doctrina Cristiana que iban al Trastévere a dar clase en ciertas escuelas que se hacían en Santa Dorotea, en las cuales, dado que gran parte de los alumnos pagaba cada uno un tanto al mes y de los compañeros había quien venía por la mañana y quien venía por la tarde, me decidí al morir el párroco que nos prestaba una salita y una habitación en la planta baja, a meterlas en Roma, conociendo la gran pobreza que había, por haber visitado yo, siendo de la Cofradía de los Santos Apóstoles seis o siete años, todos los barrios de Roma; y de los compañeros que tenía en el Trastévere uno solo me siguió, y fue puesto en Roma el instituto, que poco a poco se hizo Congregación y luego Religión'[Notas 1]

Con estas cortas líneas resumía el Fundador los primeros veinticuatro años de su institución, pero concretamente hablaba tan sólo del período inicial, centrado en Santa Dorotea.

En 1623 había escrito de su puño y letra un largo informe sobre el mismo tema, detallando fechas, períodos, nombres y hechos. Constituye, sin duda alguna, un documento de capital importancia histórica y lo iremos citando oportunamente[Notas 2]. No obstante, la extensión de este período de génesis (1597-1621), la variedad de situaciones y problemas, y las peculiares versiones, interpretaciones —y aun tergiversaciones— de los hechos, dadas por autores antiguos y modernos, presentan no pocas dificultades. No faltan, por otra parte, estudios monográficos y bien documentados que facilitan la tarea del historiador. Veamos.

Notas

  1. C.4185.
  2. Cf. el texto italiano original en EGC II, 132a, y la primera pág. fotograbada en BAU, BC, p.159. De este documento se hicieron dos copias, ambas conservadas en el AGEP, la primera revisada y corregida por el mismo Santo (RegCal 11, XI), y la Segunda, idéntica a la primera ya corregida (Hist. BibI. 2).