GinerMaestro/Cap13/07

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13.07. El nacimiento de una escuela nueva

El encuentro de Calasanz con la escuela de Santa Dorotea en abril o mayo de 1597 fue un acontecimiento memorable. 'Le gustó tanto… -dice el Hº. Ferrari, confidente y servidor del santo Fundador en sus últimos años- que muchos días, después de haber hecho las visitas y sus devociones, iba a ayudar a enseñar a aquellos escolares'.[Notas 1] Y el que había tratado con los maestros municipales, los Conservadores del Capitolio, los jesuitas y los dominicos, para que admitieran gratis a los niños pobres en sus escuelas, hizo lo mismo con el párroco de Santa Dorotea y sus maestros ayudantes, siguiendo con tesón y lógica implacable su idea hasta que lo consiguió. Nos lo dice él mismo, en su informe de 1623: “Y por cuanto allí se enseñaba comúnmente a ricos y pobres, el dicho P. José hizo que se enseñara solamente a los pobres, que no encontraban quien les enseñase los rudimentos”.[Notas 2]

Así de sencillo. Esa conquista no era toda su obra. El árbol vendrá después, poco a poco, como todos los árboles. Pero ya había nacido. Y era una cosa distinta a todas las demás existentes en Roma. Y se la conocía toda, colina a colina -y eran siete-, barrio a barrio -y eran catorce-, palmo a palmo… Y en ninguna parte había encontrado una escuela, por pequeña que fuera, en la que admitieran gratis a cualquier niño pobre que quisiera entrar para aprender a leer, escribir, contar… El sabía bien que tal escuela no existía y quiso dar a otros la oportunidad de ser los creadores y realizadores de aquella idea nueva. Nadie la quiso. Y se la quedó él mismo. Por ello, a él se debe el, honor de haber creado la primera escuela primaria gratuita para todos los niños. En su origen, mientras crecía, estuvo ‘exclusivamente reservada a los pobres’, a quienes no tenían escuela alguna adonde ir por no poder pagan. Luego, al cabo de veinte años de entrenamiento, abrió sus puertas para convertirse en la escuela de todos, manteniendo la preferencia por los pobres (‘praesertim pauperes’). Pero entonces era ya un árbol. Aquello de Santa Dorotea se había convertido en la Congregación de las Escuelas Pías, con religiosos de votos simples.

La originalidad de Calasanz en Santa Dorotea estuvo, pues, no en fundar de raíz aquella escuela parroquial en la que la mayoría pagaba, como en las escuelas de barrio, y una minoría iba gratis, sino en transformarla radicalmente, de modo que fuera totalmente gratuita y reservada a los pobres. Sólo cuando consiguió esta transformación puede decirse que había nacido una escuela nueva, la suya, la escuela primaria popular gratuita. ¿Cuándo ocurrió esto?

La tradición unánime señala el otoño de 1597, empezando por el más fidedigno de los analistas o biógrafos de primera hora, el P. Berro: 'decidió abrir las escuelas, como lo hizo… en 1597, en el Trastévere, en los propios locales de Santa Dorotea'. Y luego especifica que “el párroco de Santa Dorotea murió dos años o 30 meses aproximadamente después del principio de las Escuelas Pías”.[Notas 3] La fecha exacta del óbito del párroco don Antonio Brandini fue el 26 de febrero de 1600.[Notas 4] Lógicamente, lo que ignora a ciencia cierta Berro es esta fecha última, y por ello duda entre dos años o dos años y medio aproximadamente, respecto a lo que tiene seguro, que es el principio de las Escuelas Pías en 1597, aunque no indique el mes. Por ello, no parece aceptable el razonamiento de Sántha, que, manteniendo como verosímil el año tradicional de 1597, se inclina por el principio de 1598, como “más conforme quizá con la verdad histórica”.[Notas 5] Mucho más inaceptable nos parece el otoño de 1599, no sólo por ir contra toda la tradición, sino sobre todo por la inconsistencia de los argumentos en que se apoya.[Notas 6]

Desde abril o mayo de 1597, en que descubre Calasanz la escuela de Santa Dorotea, hasta final del curso (mediados de octubre), tuvo tiempo para convencer al párroco y sus ayudantes de que cambiaran la táctica y convirtieran aquella escuela en gratuita, reservándola exclusivamente para los pobres que no podían pagar. Mas las cosas no podían hacerse precipitadamente. Lo más prudente era terminar el curso con normalidad, sin despachar a nadie ni admitir a nuevos. El cambio se haría al empezar el curso siguiente, a principios de noviembre. Con lo que llegamos, sin estridencias interpretativas, al otoño avanzado de 1597, fecha de la tradición.

Quedaba, sin embargo, un cabo suelto: la cuestión económica. Hasta ahora casi todos los niños pagaban. ¿A quién? ¿Al párroco solamente, como dice Berro?.[Notas 7] No hay que olvidar que en las escuelas municipales el maestro tenía que pagar el alquiler del local, los muebles y demás enseres escolares, además de cobrarse el propio trabajo.[Notas 8] En este caso, el local era de la parroquia, pero ¿no cobraba el párroco una compensación por su uso? ¿No debía comprar lo necesario para la escuela? ¿No cobraban nada los maestros que le ayudaban?

Al conseguir Calasanz que los alumnos fueran sólo los pobres sin pagar nada, alguien tenía que cargar con los gastos ocasionales; quizás incluso pagar el alquiler de los locales o algún salario a los maestros actuales o a los que se necesitarían luego al aumentar progresivamente el número de alumnos. Y el responsable, naturalmente, tenía que ser Calasanz, 'el padre de la criatura'. Nada extraño, pues, que esta inquietud económica aparezca documentada, señalando a Calasanz. Y precisamente en estos meses últimos de 1597 en que empieza a funcionar su obra. Por esas fechas pensaba ya reservarse durante ocho años 36 ducados anuales, que le correspondían por el arreglo o concordia hecha a raíz de su resignación del derecho sobre la canonjía de Barbastro. Y lo quería destinar a “(una causa pía -dijo- que yo tengo propósito de hacer”.[Notas 9]

Notas

  1. Cit. en A. GARCÍA-DURÁN, o.c., p.72, n.422.
  2. Cf. BAU, BC, p.272; EGC II, p.170. Y en su carta de 1644 a Berro dice: '… gran parte delli scolari pagavano ogn'uno tanto al mese' (c.4185).
  3. Cf. BERRO I, p.73; BAU, BC, p.278. Como hitos de la tradición baste citar a ARMINI, ‘Vita’, p.74; TALLENTI, ‘Vita’, p.60; TOSETTI, ‘Compendio’, p,43-44; BAU, BC. p.279; merece la pena añadir que una de las obras capítales de la historia de la Orden, del P. B. BARTLIK, ‘Chronologia historica seu Annales Religionís Cler. Reg. Sch. Piarum’, pero que llega sólo hasta 1669, empieza con el ‘Annus Christi 1597 Scholarum Piarum Primus Clementis VIII Sextus’ (cf. EphCal 2 [1932] 53).
  4. Cf. nota anterior 64.
  5. Los seis meses de oscilación que propone la duda de Berro justificarían, según Sántha, la verosimilitud de ambas hipótesis. Él prefiere la de enero de 1598 porque en las actas de la cofradía de los Apóstoles, después de consignar las dos primeras visitas de Calasanz al Trastévere (9 de abril y 29 de mayo de 1597), pasan siete meses sin volver, y en enero de 1598 sólo visita el Trastíber, y nada menos que siete veces. De donde concluye que la amistad y trato de Calasanz con el párroco y sus maestros debió de estrecharse en ese mes de enero y no en las dos visitas esporádicas anteriores. Luego en ese mes es 'más verosímil' que 'prima fundamenta primaque elementa et psychologica et materialia scholarum piarum Urbis nascerentur quodam modo atque surgerent' (G. SÁNTHA, ‘De S. Fund. nostri in Archiconfr. SS. XII Apost.’, p.185). No obstante, aunque esa mayor frecuencia de visitas 'oficiales' a los pobres del Trastíber prueba que siente particular interés por ese barrio, no hay que olvidar que tales 'visitas oficiales' no se refieren a la escuela de Sta. Dorotea, sino a los pobres del barrio. Además, los siete meses de paréntesis en las visitas a los pobres no significan siete meses de ausencia del Trastíber. Consta que en todo el año I 597 hizo sólo 65 visitas en total (ib., p.I82), es decir, prácticamente una por semana (y doce más). Luego no eran gran impedimento para frecuentar la escuela, a la que podía ir también -como dijo el Hº. Ferrari- después de concluir sus visitas y devociones.
  6. Cf. C. VIlÁ, ‘Fuentes inmediatas…’, p.38-44; Id., ¿Berro, Sántha, o Calasanz?: Archivum 10 (1981) 223-262. Como ejemplo de argumentación valga el siguiente: 'En el folio 16 del manuscrito (del P. Domingo Mª. Marchesi) el autor afirma que Calasanz llegó a Roma en 1592, y en el folio 23v dice que dio principio a la obra de las escuelas en Sta. Dorotea en 1594, esto es, 'due anni dopo la venuta' a Roma. Ahora bien, una mano extraña corrigió… (y) escribió un '7' sobre el '4' de 1594, leyéndose así con toda claridad 1597, como fecha fundacional; y la misma mano en la frase 'due anni' escribió con toda claridad 'sette' sobre la palabra 'due'; se ve que el corrector sabía muy bien que la obra fundacional tuvo lugar a los 'siete' años de estar Calasanz en Roma, pero no advirtió que en el folio 16 se dice por el dominico que a Roma llegó el año 1592. Esto es, según el corrector la obra fundacional tuvo lugar en 1599 en Sta. Dorotea' (ib., p.254). Pero el lector se pregunta ¿por qué el corrector acertó al escribir 'sette' y se equivocó al escribir '7'? ¿No pudo ser lo contrario? Por otra parte, sí que advirtió que en el folio 16 constaba el año 1592, y precisamente por ello -según la tesis de Vilá- escribió 'sette', pues 1592+7 = 1599.
  7. 'Il Parroco di detta chiesa giá faceva scuola pagato dalla maggior parte' (BERRO, I, p.73).
  8. Cf. n.l8 de este cap.
  9. EI párrafo resumido dice: 'Quando resigné el drecho que tenía en el canonicato de Barbastro, … me reservó S. Santidad 36 ducados de Cámara… de pensión annua, la qual yo puse en cabeza de mosén Joseph Blanch de Benabarre, mi sobrino, y ‘después de haber déspachado ya la súplica’ le avisé de lo hecho diziendo que tuviese a bien, que por tiempo de ocho años yo pudiese disponer de dicha pensión en ‘una causa pía que yo tengo propósito de hazer’, y él se contentó…' (c.7). A. García-DURÁN hizo notar con sutileza qué, según esta carta (firmada el 27 de junio de 1599), Calasanz comunicaba a su sobrino ‘después de haber despachado ya la súplica’, lo qué había hecho o pedido en ella y ‘las intenciones’ que tenía al hacerlo. Dicha súplica fue concedida el 1 de enero.de 1598; luego tuvo que formularse algunas semanas o meses antes, es decir, en -noviembre o diciembre de 1597, y por entonces ya tenía Calasanz la idea de reunir un fondo permanente o pensión para sustento de una obra pía: la que estaba naciendo entre sus manos (cf. A. GARCÍA-DURÁN, o.c., p.78, n.439).