1696EuropaCentral/Nikolsburg (1631)
Nikolsburg (1631)
Dijimos más arriba que el Cardenal Dietrichstein fundó en su ciudad hereditaria Nikolsburg un Seminario Lauretano en el año 1625 para promover el culto de la Santísima Virgen. Se trataba de una fundación sencilla para 9 niños de 8 a 14 años, que recibían educación y alimentación y a cambio tenían que cantar, especialmente las Letanías lauretanas, en la capilla de Loreto que el mismo Cardenal había erigido allí. El Cardenal quiso que esta institución, de la que se ocupaba Mons. J.B. Grammay fuera confiada a los escolapios, y además crear una escuela popular, con la finalidad, entre otras, de que los niños luteranos se convirtieran al catolicismo.
El 2 de junio de 1631 llegaron los primeros ocho religiosos a Nikolsburg, bajo la dirección del P. Peregrino Tencani, y el 20 comenzaron a acoger en las escuelas a los niños de la localidad y pueblos vecinos, en un lugar provisional mientras el Cardenal construía el colegio y la escuela definitivos. La construcción comenzó en 1632, el mismo año en que se firmó el contrato de fundación entre el Cardenal y los escolapios, para que asumieran las escuelas y el colegio de los lauretanos. En él se especificaba que los Padres recibirían 1000 florines renanos al año, más 400 para los niños del colegio lauretano y su tutor, además de alimentos y vestido. Calcularon que esa cantidad sería suficiente para mantener a una comunidad de 12 religiosos. Estos bienes provenían en parte del patrimonio de un hospital de anabaptistas que habían sido expulsados años antes.
A este patrimonio de base se le fueron añadiendo otras fundaciones menores, que solían consistir en una entrega de dinero real (para ser invertido en alguna entidad bancaria) o en forma de hipoteca, que producía un interés anual del 6% normalmente, a cambio de lo cual los Padres se comprometían a celebrar un cierto número de misas perpetuas. En otros casos eran legados de terrenos, o compras de fincas que hacían los mismos Padres cuando se mitigó el concepto de la “extrema pobreza”, a partir del Capítulo General de 1686.
En vida del Cardenal (falleció en 1636) sólo se construyó una parte del colegio. Su heredero, el príncipe Maximiliano de Dietrichstein, se mostró también muy favorable a los escolapios. Entre otras cosas confirmó las fundaciones de su tío el Cardenal, y eximió a los niños lauretanos del deber de ir a cantar a la iglesia parroquial, limitando su servicio a la capilla lauretana. Mientras tanto se fueron añadiendo nuevos elementos a la construcción original, que no quedó completada hasta 1694. El príncipe Maximiliano falleció en 1658. Su sucesor Fernando también favoreció a los escolapios, pero con menos energía, quizás porque los efectos de la guerra se habían dejado sentir en el patrimonio de la casa. De hecho cuando se construyó la iglesia nueva, de 1666 a 1672, fue pagada en parte con dinero propio de la casa, en parte con ayuda de otros bienhechores.
El año 1642 el ejército sueco, al mando del Mariscal Lennart Torstenson, invadió Moravia, ocupando Olomuc. Los tres colegios escolapios en Moravia (Nikolsburg, Straznice y Lipnik), así como la casa de Bohemia (Litomysl) se vieron en peligro. El P. Provincial Onofre Conti se retiró a Viena con otros 23 religiosos, dudando qué camino seguir. Algunos proponían regresar a Italia (cosa que hicieron 4); el Nuncio Apostólico le aconsejó que aprovechara la invitación del Rey de Polonia y fuera a aquel país, que vivía en paz. Es lo que hizo el P. Conti, dejando 5 religiosos en Viena para que regresaran a las casas abandonadas cuando la situación estuviera más tranquila en Germania.
Una nueva situación de peligro se presentó en 1683, cuando los rebeldes húngaros al mando de Emerico Tököly avanzaron al sitio de Viena en compañía de los ejércitos turcos, y pasaron por Nikolsburg. Los padres abandonaron de nuevo el colegio, retirándose a lugares más seguros de Bohemia, lejos del terreno de batalla. No parece, sin embargo, que estas situaciones supusieran un daño importante para el colegio, que siguió creciendo y consolidándose hasta el momento objeto de nuestro estudio, 1696.
En este año la comunidad estaba formada por 16 Padres y 8 Hermanos. Eran estos, concretamente:
- P. José (Baumann) de Santa Catalina, Provincial de Germania y Hungría, confesor
- P. Jorge Miguel de Jesús María, Rector, Asistente Provincial, confesor
- P. Melchor Eustaquio de S. Antonio de Padua, vicerrector, decisión de casos, confesor
- P. Gouhard de S. Jorge, presidente de la Congregación de los Difuntos, predicador ordinario, confesor
- P. Federico de Sta. Bárbara, ecónomo, confesor
- P. Bruno de S. Ignacio de Loyola, confesor
- P. Jacinto de S. Wenceslao, maestro de leer
- P. Narciso de la Concepción, presidente de la cofradía mariana, director de ceremonias, confesor
- P. Inocente de S. Clemente, prefecto del seminario y las escuelas, confesor
- P. Conrado de la Pasión, profesor de retórica y poesía, prefecto Rosario lauretano, confesor
- P. Martín de S. Bruno, secretario Provincial, confesor
- P. Juan José de S. Lucas, confesor
- P. Alberto de Sta. Bárbara, prefecto del coro, maestro de música a los lauretanos, confesor
- P. Antonio de Sta. Bárbara, catequista, confesor
- P. Francisco de S. José, maestro de rudimentos, presidente del oratorio
- P. Bonifacio de S. Antonio, maestro de sintaxis y gramática
- H. Ambrosio de Sta. Cecilia, maestro de escribir, organista
- H. Edmundo de S. Inocente, maestro de principios
- H. Agustín de S. Alberto, maestro de aritmética
- H. Santiago de S. José, panadero, encargado del granero, hortelano
- H. Alejo de S. Jorge, encargado de la despensa, del ropero, sastre
- H. Leopoldo de Sta. María, cocinero
- H. Godofredo de S. Gaspar, sacristán, portero.
Como era normal en los colegios de aquella época, sólo unos pocos religiosos se dedicaban a enseñar en las escuelas, normalmente los sacerdotes más jóvenes y los clérigos antes de ser ordenados. La organización escolar era semejante en todas casas: el ciclo de estudios estaba dividido en 6 niveles y centrado en el aprendizaje correcto del latín, que abría luego las puertas de estudios superiores o de actividades profesionales que requerían el conocimiento de la lengua. Estos niveles o escuelas, de menor a más elevados eran: leer, principios (o ínfimos, o rudimentos), gramática, sintaxis, poética y retórica. Las primeras clases eran más numerosas; muchos niños sólo estaban dos o tres años en la escuela, los suficientes para aprender a leer, escribir, cuentas y la doctrina, y luego iban a ayudar a sus padres. Los niños de familias más pudientes terminaban todo el ciclo, en grupos cada vez más reducidos. En los casos en que el número de alumnos era escaso, cosa frecuente, se juntaban dos clases: poética y retórica; gramática y sintaxis.
Esta casa de Nikolsburg tenía una comunidad más numerosa porque era la sede provincial, y porque reunía una serie de comodidades y ventajas económicas que permitían que los padres mayores se retiraran allí, con cargas más ligeras, como la de “confesor”.