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Schlan (1658)
La fundación de Schlan tiene un origen remoto. En 1642 el Conde Fernando Leopoldo Benón de Martinitz pidió a Calasanz entrar en las Escuelas Pías. Calasanz no quiso desairarle violentamente, y por ello escribió una carta a su padre, el Conde Jaroslao de Martinitz, que era entonces Burgrave Mayor (equivalente a Virrey) de Praga diciéndole lo siguiente: “Ha venido por cortesía y devoción a escuchar y ayudarme en misa 3 o 4 veces el Sr. Fernando Leopoldo Benón, hijo de V. Excelencia, y hablando después con él, he descubierto que tiene un gran deseo de perfección cristiana. Pero yo, considerando su cualidad y el estado de V. Excelencia, he creído conveniente darle el consejo de que hará una cosa mucho más agradable a Dios si procura hacerse idóneo en las letras y en la virtud en el hábito actual, de modo que merezca ser elevado a algun obispado en el que pueda mostrar, con su vida ejemplar, el espíritu que mostró S. Carlos, obispo de Milán, y que otros santos prelados han mostrado en sus respectivas diócesis. En ese estado daría mayor servicio y provecho a la Iglesia de Dios que haciéndose religioso de alguna Orden muy observante”. No fue nombrado obispo, pero sí obtuvo más tarde importantes cargos eclesiales.
En cuanto al origen inmediato, tenemos dos versiones diferentes. El cronista de la casa escribe en 1696 que el Conde Bernardo de Martinitz, que había sucedido a su padre en el cargo de Burgrave Mayor de Praga, y su hermano el Canónigo también conde Benón, deseaban establecer una fundación escolapia en sus tierras, y escribieron al P. General Juan García rogándeselo. Este envió al P. Onofre Conti, para que se pusiera de acuerdo con ellos, y así comenzó la fundación. El P. Bernardo Bartlik en sus Anales y el P. Tomás Viñas en su Germania dan una versión distinta, más lógica. El P. Conti fue a Praga, en efecto, para pedir el derecho de residencia en el reino de Bohemia para la casa que ya tenían fundada, Litomysl, y otras que pudieran venir después. El sueño de los escolapios, ya desde tiempos de Calasanz, era tener una fundación en Praga. Y en Praga encontró, efectivamente, al Conde Bernardo, que le acogió con muy buenas palabras y promesas, facilitando el permiso pedido. Además de paso le dijo que fuera a saludar a su hermano Benón, que conocía a los escolapios de sus tiempos de Roma. El P. Conti fue a saludar al Conde Benón, que se alegró mucho de la visita. Y fue él quien tuvo la idea de la fundación: le propuso que la hicieran en el señorío hereditario de su hermano. Y entregó un pagagré por valor de 13000 FR, como capital que puesto a interés debía producir 700 florines al año.
Vuelto a Praga, el P. Conti habló de nuevo con el Conde Bernardo, quien acogió favorablemente la idea de su hermano, y se comprometió a edificar casa e iglesia, y poner por su parte un capital que rentara otros 600 florines al año. Con la suma de esos capitales deberían mantenerse 12 religiosos.
Todo esto ocurría en 1658, año en que hubo Capítulo Provincial en Germania. Con el acuerdo del P. General, Juan García, y del Capítulo, se aceptó la fundación, y en noviembre del mismo año llegaron los dos primeros escolapios a Schlan, quienes se instalaron en una vivienda provisional y comenzaron las clases el mismo mes en locales provisionales mientras comenzaban las obras. El número de religosos, con el acuerdo dell fundador, pasó de 3 a 8 en 1663 (las rentas se gastaban en la construcción). En 1666, terminadas las obras del colegio, los Padres pudieron pasar a su residencia definitiva, con la comundiad al completo.
Era costumbre en las casas religiosas reservar una habitación para el fundador, que a veces iba allí para hacer algún retiro espiritual. El Conde Bernardo solía hacerlo algunos años, normalmente pasaba con los Padres tres días antes de la Navidad o de Pentecostés, y al terminar su retiro invitaba a la comunidad a comer en su palacio.
La peste era en aquellos tiempos un mal endémico, que se manifestaba a veces en algunos lugares, a veces en otros, causando más o menos víctimas. Leemos en Schlan, con respecto al año 1680: “El número de víctimas sobrepasó fácilmente los 400. Entre ellos había unos 40 ciudadanos profesionales. Muchos discípulos nuestros también murieron, principalmente de la escuela de leer, a los cuales siguió también su maestro el H. Silvestre de S. Antonio Abad, estudiante de teología, que está anotado entre los difuntos de esta casa. También falleció víctima de la caridad al administrar los sacramentos, pues administró muchos, el P. Matías de S. Francisco, que haciendo su servicio se contagió y falleció el 6 de agosto”. ¡Cuánto dolor puede encerrarse en unas pocas líneas!
El año 1685 falleció el fundador Conde Bernardo. Dispuso en su testamento que quería ser enterrado en la capilla de su familia de la catedral de Praga. Pero quiso que su corazón, dividido en tres partes, fuera enterrado en tres santuarios marianos que había fundado: uno en el de la Virgen de Oettingen en Praga, que administraban los PP. Teatinos; otro en el de la Virgen de Loreto que había levantado en Schlan para los PP. Franciscanos; el tercero en el de la Inmaculada Concepción de los Escolapios de Schlan.
Mientras el Conde Bernardo vivió, todo fue bien para el colegio. Pero a su muerte, su hijo y heredero Jaroslao tenía otra manera de pensar. Quería interpretar el testamento de su padre a su conveniencia: quería, en definitiva, librarse de la obligación de entregar una cantidad anual (el interés) a los Escolapios, entregando de una vez todo el capital. Pero eso no interesaba a los escolapios, y era además contrario a su modo de entender la pobreza. Tuvieron que recurrir al hermano del difunto, Benón, para que las cosas siguieran igual. No sobrevivió mucho el Conde Jaroslao a su padre, y su heredero, el Conde Jorge Adán Martinitz, también quería desentenderse de la fundación. Se trata de una tensión que se mantiene hasta el año mismo de la visita general. La casa puede sobrevivir con las rentas, pero como dice el cronista: “Durante este tiempo de carestía, bendito sea Dios, no compramos pan, pues los curas vecinos, a cambio de servicios que les hemos prestado, nos dan trigo”.
En el año 1696 la comunidad estaba formada por los siguientes religiosos:
- P. Francisco de la Purificación, Rector, decisión de casos, confesor
- P. Jorge de S. Mansueto, vicerrector, prefecto de las escuelas, predicador de las fiestas, confesor
- P. Dionisio de S. Guillermo, predicador extraordinario, confesor
- P. Mansueto de S. Juan Bautista, profesor de retórica y poesía, confesor
- P. Santiago de S. Francisco Javier, predicador en alemán extraordinario, confesor
- P. Federico de S. Ambrosio, catequista
- P. Esteban de S. Remigio, predicador dominical, profesor de música, confesor
- P. Mauricio de Sto. Tobías, maestro de aritmética, presidente del 1er oratorio
- P. Constantino de Jesús María, maestro de sintaxis y gramática
- H. Rodolfo de S. Sebastián, maestro de principios y presidente del 2º oratorio
- H. Marcelo de s. Jorge, maestro de escribir y leer
- H. Cirilo de S. José, refitolero.
- H. Matías de S. Francisco, portero y ropero
- H. Samuel de S. Jorge, sacristán y ecónomo.
Vemos, pues que había cinco clases, desde escribir y leer hasta retórica y poesía. Desde el año 1667 hasta el 1695, el censo escolar era ligeramente superior a un centenar de alumnos. Ese año el número es excepcionalmente elevado: 162.