1696EuropaCentral/Schlackenwerth (1666)
Schlackenwerth (1666)
El Duque Julio Enrique de Sajonia-Lauenburg, viéndose próximo a la muerte (era casi octogenario) quiso construir un mausoleo en una parte de su propiedad, donde en el futuro descansaran sus huesos y los de sus descendientes, y sobre este mausoleo hizo construir una capilla. Se trata de la Capilla de la Santa Cruz, que consagró el Arzobispo de Praga, Cardenal Ernesto de Harrach el día de la Exaltación de la Santa Cruz del año 1663, con el título precisamente de la Santa Cruz. En principio pensaba crear un pequeño capital con una renta anual para que el párroco del lugar celebrara una misa semanal por él, pero su esposa, Ana Magadalena Popplin, pensó que sería mejor construir una casa religiosa al lado, de modo que la capilla y el mausoleo estuvieran mejor atendidos, y de paso los religiosos se dedicaran a la conversión de los “herejes” que eran mayoría en la zona.
Contactaron en primer lugar a los capuchinos, pero el P. Provincial tenía que viajar, y no pudo detenerse mucho tiempo. Enfermó el Duque entonces, y decidieron llevarlo a las termas de Kirschberg, que se encontraban cerca de Schlan, donde ya estaban instalados los primeros escolapios. Doña Margarita Polexyna Fitz Kauin de Liliengerg, esposa del Conde Bernardo de Martinitz y meritoria patrona de nuestra fundación de Schlan, pidió a nuestros Padres de Schlan que fueran a prestarle los auxilios espirituales al Serenísimo Duque. De este modo los Duques conocieron a los escolapios, y la Duquesa pensó que sería mejor confiarles a ellos, y no a los capuchinos, su futura fundación.
Vuelto a Praga el Duque, y tras consultar al Cardenal Harrach, que dio un informe muy favorable sobre los escolapios, se puso en contacto con el Superior de Schlan, quien a su vez informó al P. Provincial. Cuando los escolapios llegaron en diciembre de 1665 a Schlackenwerth el Duque acababa de morir. Sin embargo su viuda siguió adelante con el proyecto de la fundación, que se firmó en mayo de 1666. La Duquesa se comprometía a entregar una renta de 1300 florines al año para mantener a 12 religiosos, que se ocuparían de la educación de los niños y de decir dos misas diarias en la capilla del panteón ducal, y otras devociones. Mientras se construía el colegio, naturalmente, ofrecía una vivienda y escuelas provisionales.
En el año 1670 se inauguró el colegio, y en 1674 la iglesia. En su informe sobre el estado de la casa, dice el P. Rector en 1700: “El lugar es cómodo; el colegio está firme; el huerto contiguo es muy agradable en verano, pero produce pocos frutos y nada de vino; sólo hacemos cerveza fría. La corte serenísima de Baden lleva aquí un año, y se dice que permanecerán tres años. Rigen al vecindario de acatólicos de manera prudente, conservando y observando las leyes. Los trabajadores se conservan sanos y sumisos; la autoridad es humana y moderada”.
En el año 1696 estos eran los componentes de la comunidad:
P. Clemente de S. Felipe de Neri, Rector, confesor
P. Matías José de S. Agustín, vicerrector, predicador de las fiestas, confesor
P. Cipriano de Sta. Rosalía, confesor
P. Segismundo de S. Pablo, profesor de retórica y poesía, confesor
P. Ignacio de Santiago, prefecto de las escuelas, presidente de la congregación, predicador diario, confesor
P. Egidio de S. Fernando, prefecto del coro, presidente 1er oratorio, confesor
P. Cristian de SS (¿?), catequista, director de la iglesia, confesor
P. Erasmo de S. Carlos, maestro de aritmética y escribir
P. Buenaventura de Sta. Catalina, maestro de sintaxis y gramática
P. Cristóbal de S. Pantaleón, maestro de rudimentos, presidente 2º oratorio
P. Teodoro de la Madre de Jesús, maestro de principios, decisión de casos, confesor
H. Simón de S. Pablo, maestro de leer
H. Gabriel de Sta. Catalina, portero
H. Marcos de S. Antonio, ecónomo, hortelano
Se ve que había seis clases, con un número de alumnos ligeramente superior a 200. Hay que señalar que tenían una biblioteca con 3000 volúmenes, una de las más ricas de las casas de Germania y Polonia en aquel tiempo.