1696EuropaCentral/Kremsier (1687)

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Kremsier (1687)

En Kremsier tenía su residencia ordinaria el Obispo de Olomuc, en un magnífico palacio.


Y nos toca hablar ahora de uno de los obispos que más ha querido a los escolapios: Carlos de Liechtenstein (1623-1695). Pertenecía a una familia de nobles. Después de estudiar cánones y teología fue ordenado sacerdote en 1655 en Salzburgo. En 1664 fue elegido y confirmado como obispo de Olomuc, en Moravia. Dice la tradición que cuando llegó a su ciudad de Kremsier y la contempló, casi totalmente destruida tras la guerra de los 30 años y la peste, lloró (de 244 casas, sólo había 69 habitadas). Se esforzó por reconstruirla, con ayuda de los ciudadanos, y lo consiguió a lo largo de su mandato, hasta el punto que fue llamada “la Atenas de Moravia”. Parte de la renovación consistió en la creación de un colegio que confió a los escolapios. Se comenzó a hablar de esta fundación en 1683, que se materializó en 1687.

Costó poner en marcha la fundación, precisamente por las guerras e incursiones de los enemigos tártaros, húngaros y turcos. Por fin, tranquilas ya las cosas, en 1687 se llegaron a las negociaciones definitivas, nada difíciles por parte del Obispo, que buscaba el bien de la gente de su ciudad residencial. El obispo ofreció provisionalmente una iglesia y unos locales adjuntos para residencia y escuelas de los Escolapios. Creó un capital de 26000 florines que debían producir un rédito anual de 1300 florines, suficiente para mantener una comunidad de 12 religiosos. Mientras se construían el colegio y la iglesia, la comunidad era más reducida, y la mayor parte del dinero se dedicaba a la construcción. Los escolapios se encargarían de instruir a los niños hasta la retórica inclusive, y celebrarían algunas misas por los difuntos de la familia del Obispo.

Además el obispo encomendó a los escolapios, con una fundación aparte, el cuidado de una casa que había construido como residencia para sacerdotes ancianos retirados del ministerio.

Las obras iban avanzando despacio, en función de las disponibilidades económicas. Por su parte el Obispo Carlos ofrecía siempre que podía nuevos regalos para la casa o para el culto. Y no se conformó con ello, sino que además pensó en los escolapios para dos fundaciones nuevas, como veremos a continuación: Altwasser (1690) y Freiberg (1694), dotándolas con sus correspondientes rentas. Precisamente para tratar con él, seguramente acerca de la fundación de Altwasser, se dirigía a Kremsier el P. Provincial Alejo Eder cuando se ahogó en el camino, como hemos narrado más arriba.

Una curiosa noticias que cuenta el cronista de Kremsier, ocurrida en 1692, es la siguiente: “Durante unas 8 semanas de septiembre, octubre y noviembre del año precedente 1692 se pintaron al fresco en las bóvedas del refectorio cinco imágenes, para lo cual se llamó a un pintor augustano no católico, Jonás de nombre, cuyo apodo aparece en una de las pinturas. Ocurrió de la siguiente manera. Su Excelencia el Príncipe (que no quiso ocuparse del asunto, sino sólo pagar) encargó a D. Juan Jorge Textor, ciudadano y entonces juez de la ciudad, que buscara un pintor en su nombre para hacer el trabajo, como si dependiera de él, cosa que llevó a cabo. El pintor suponía que la cosa era así, pero el astuto intentó averiguar por varios modos si era cierto que aquel Sr. Textor iba a pagarle con su propio dinero. En su locura fue a preguntar a Su Excelencia si quería que hiciera la pintura de otra manera. Su Excelencia lo despidió con pocas palabras, diciéndole que no era cosa suya, que siguiera pintando como quisiera. Cuando el pintor no tuvo ninguna duda de que era Su Excelencia quien iba a pagar, pidió el doble por su trabajo. Hay que decir que las pinturas, que eran hermosas, habrían sido más hermosas si las hubiera pintado un católico, porque les habría dado un núcleo que este omitió”.

En 1695 falleció el fundador, con gran pena y cierto temor por parte de los escolapios, que veían tres obras sin concluir. Sin embargo todo estaba sólidamente ajustado, y las obras siguieron adelante.

En 1696 la comunidad de Kremsier estaba formada por:

P. Luis de S. Lucas, Rector, decisión de casos, confesor

P. Casimiro de la Asunción, prefecto de las escuelas, confesor

P. Constantino de la Santa Virgen, prefecto del coro, confesor

P. Domingo de la Asunción, director de la iglesia, confesor

P. Job de la Sta. Cruz, maestro de aritmética, confesor

P. Felipe de Santiago, profesor de retórica y poesía, confesor

P. Silvestre de S. Lorenzo, instructor de música vocal

P. Gabriel de Sta. María de Loreto, organista, presidente del 1er oratorio

P. Teófilo de s. Amando, maestro de sintaxis y gramática, catequista

H. Adán de S. Esteban, instructor de música vocal, ayudante de escribir

H. Herman de S. Francisco, maestro de rudimentos y principios

H. Julián de S. Juan, maestro de leer

H. Urbano de S. Simón, carpintero, portero (fallecido el 2 de mayo)

H. Miguel de Sta. Bárbara, cocinero y panadero.

Había, pues, seis clases, y 291 alumnos. La mayoría estaban en las dos clases inferiores: 110 en la de lectura, y 62 en la de escritura. En la clase superior, de retórica, sólo había 11 alumnos.

Notas