General34/Camino del P. Viñas hacia el Generalato

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Generalato del P. Tomás Viñas Sala de S. Luis (1912-1923)
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No es intención nuestra presentar aquí toda la vida del P. Viñas, ni exponer toda su múltiple obra, de gran valor por su investigación histórica y fiel sobre la Orden. Otros ya han escrito mejor y de manera más clara sobre su vida y obra en su provincia en un artículo en Analecta Clasanctiana; nosotros narraremos el decenio largo de su servicio como General. Por esta razón, bastará presentar un breve resumen de su vida hasta que llegó en el año 1912 al supremo gobierno de la Orden, con los elementos que permitan entender mejor nuestra historia a quienes apenas sepan nada de él.

El P. Tomás Viñas Sala, como ya hemos dicho, vio la luz el 3 de diciembre de 1864 en Mataró, Cataluña, diócesis de Barcelona, y al día siguiente 4, fiesta de S. Francisco Javier, recibió el baño bautismal. Su padre, Luis, falleció pronto; su madre fue Dñª. María Ángeles Sala[Notas 1]. Tras hacer sus estudios elementales y medios en nuestro antiguo Colegio de Mataró, este piadoso y único hijo de su madre viuda tomó nuestro hábito escolapio en Moyá el 25 de julio de 1880[Notas 2], en el décimo sexto año de su edad. Tras concluir loablemente el bienio de su noviciado siendo su Maestro el P. Domingo Borrás, el 27 de agosto de 1882 hizo su profesión simple. Pasó luego a la casa de formación de León para llevar a cabo los estudios literarios, de matemáticas, filosofía y teología, entregándose a ellos con toda su energía, bajo distinguidos maestros, como los PP. Vicente Alonso (futuro obispo de Astorga), Manuel Palacios, Calasanz Homs y Félix Ahumada[Notas 3]. Al terminarlos, fue enviado primero con obediencia a S. Antón de Barcelona, y luego, en el mes de agosto, a Morella[Notas 4], donde estrenó el ministerio escolapio, ejerciendo los cargos de Secretario del Colegio, profesor de retórica y latín y Prefecto de estudios, mientras se dedicaba diligentemente al estudio de la teología dogmática y moral, siendo su maestro el P. Cándido Soriano[Notas 5]. Entre estas labores y estudios, el 1 de abril de 1888 emitió sus votos solemnes en el Oratorio de nuestro Colegio de Morella, y pasado un año, el 6 de abril de 1889, fue ordenado sacerdote en Tortosa por el Excmo. y Rmo. D. Francisco Aznar y Pueyo, en el oratorio del seminario local[Notas 6]. Celebró su primera misa solemne el 11 de abril de 1889, fiesta de S. León magno, en la iglesia del Colegio de Morella[Notas 7]. Al curso siguiente 1889-90 se encargó además de enseñar Física y Química a los alumnos, además de la dirección y gestión de “Academia Calasancia”, además de cuidarse de la Cofradía de S. José de Calasanz. Terminado el curso, sus Superiores lo enviaron a Igualada; luego a Barcelona, Balaguer, Palma de Mallorca, Valls, Olot, y en 1900 lo encontramos en Tárrega, ejerciendo su ministerio sacerdotal y apostólico, y dedicándose al mismo tiempo a escribir sobre temas calasancios[Notas 8], y enseñando a los niños no sólo las letras, sino también la piedad, según la norma recibida del divino Calasanz, principalmente promoviendo entre ellos el culto eucarístico[Notas 9].

Ejercía su ministerio docente en Tárrega[Notas 10], cuando el 2 de diciembre de 1900[Notas 11] el P. Eduardo Llanas, Vicario General de España, conforme con la proposición cuarta hecha por el Excmo. y Rmo. P. Alfonso Mistrangelo en la reunión tenida en Zaragoza los días 17 y 18 de octubre de 1900 para restablecer la unión jerárquica o al menos prepararla, en la que pedía que diesen un Secretario al Prepósito General Romano que residiera en Roma y además se ocupara del Archivo General[Notas 12], designó a nuestro Padre Viñas para el cargo de Archivero General, y le mandó que fuera a Roma cuanto antes[Notas 13].

Obedeciendo a la orden, nuestro P. Tomás el 7 de enero de 1901 se puso en camino hacia Roma[Notas 14], y pocos días después llegó a la Ciudad, y a finales del mes de enero se puso a ordenar y catalogar el Archivo General, que en aquel tiempo estaba provisionalmente depositado en la Casa General de Vía Toscana[Notas 15]. Al mismo tiempo fue nombrado Director[Notas 16] de la segunda serie de Ephemerides Calasanctianae, que tenía la sede primero en Siena, luego en Florencia y finalmente en Roma, cargo que ejerció diligente y prudentemente hasta su elección como General, como puede verse en las útiles y eruditas páginas de ñas citadas Ephemerides Calasanctianae[Notas 17].

El 23 de octubre de 1901, el Excmo. y Rmo. P. Alfonso Mistrangelo, arzobispo de Florencia y Prepósito General de nuestra Orden, obtuvo especial facultad de la S. Sede para nombrar Provincial Romano al P. Calasanz Homs de la Purificación, de la Provincia de Cataluña[Notas 18]. Una vez nombrado, el P. Homs propones en carta enviada el 28 de octubre de ese año a Florencia al P. General una lista con 8 nombres para que nombre Asistentes y Consultores, y en la lista aparece el nombre del P. Tomás[Notas 19]. Siendo un hombre querido para él, el P. Mistrangelo lo nombró consultor provincial[Notas 20], cargo que ejerció hasta el 18 de mayo de 1904[Notas 21]. Mientras tanto, después que el Emmo. y Rvdmo. Cardenal Juan Puzyna, obispo de Cracovia, informara en una carta fechada el 12 de noviembre de 1902 a nuestro P. General sobre el deplorable estado, tanto en lo disciplinar como en lo económico, de nuestra casa de Cracovia, la Congregación General, en la sesión celebrada en Roma el 23 de noviembre de 1902, decidió enviar a nuestro P. Tomás Viñas como Comisario y Visitador General a la única casa que nos quedaba en Polonia en aquel tiempo, para salvarla junto con nuestra benemérita provincia polaca[Notas 22]. El día 5 de diciembre, provisto de la patente para este cargo, y de cartas de recomendación del P. General[Notas 23], el P. Viñas salió de Florencia el 5 de diciembre de 1902, y tras detenerse en Viena, Krems y Budapest, llegó a Cracovia el 11 de diciembre. Allí, a causa del frío intenso[Notas 24], y de la gravedad del asunto, realizó cuidadosamente en tres días, del 12 al 14 de diciembre, la visita material y personal de la casa, y al día siguiente, 15, tuvo una útil conversación sobre el mismo asunto con el Cardenal Puzyna y con su Vicario. Después, el 17 de diciembre en Budapest, pero fechadas en Cracovia el 14, escribió unas prudentes Normas para la recta dirección y gestión de la Casa de las Escuelas Pías de Cracovia, redactadas en diez puntos, en las que ordenaba poner en práctica inmediatamente y en virtud de Santa Obediencia la instauración de la oración vocal y mental en común, la lectura en la mesa, la imposición de la clausura, el apartarse de los seglares, el ministerio escolar y una cuidada administración de las cuestiones económicas. Les prohibió hacer cualquier tipo de gasto sin consultar al P. General, excepto las necesarias para la manutención o sustento cotidiano de los religiosos[Notas 25]. Estas Normas nos informan sobre el estado realmente deplorable en el que el Viñas encontró Cracovia: en aquel momento era la única casa de la Provincia, que contaba con cuatro Padres y un Hermano, que solo se ocupaban de manera privada de seis alumnos, y que estaba sometida a una enorme deuda externa a causa de la incuria de los Rectores, pero que no estaba en un estado tan desesperado como para no poder encontrar un remedio, tanto moral como económico. Puestas las cosas en orden, el 16 de diciembre salió de Cracovia y el mismo día por la tarde llegó a Budapest, desde donde, en una carta fechada el 17 de diciembre, informó al P. General sobre la Visita hecha, sobre la necesidad de cambiar inmediatamente de Rector, y de enviar un subsidio de seis o siete mil coronas, para evitar la confiscación y venta en subasta de nuestra casa de Cracovia[Notas 26]. Durante el mismo viaje, el P. Viñas obtuvo informaciones útiles sobre el estado de nuestras cosas en Austria, especialmente en el noviciado de Krems, y sobre el Maestro de Novicios P. Francisco Mestan[Notas 27], y de la escasa voluntad el P. Provincial de Hungría, Gabriel Magyar[Notas 28], de ayudar a Cracovia enviando personas o algún subsidio económico[Notas 29]. Vuelto a Florencia el 22 de diciembre por la noche, en los días siguientes informó al General y a los Asistentes sobre lo realizado durante su Visita. Por lo cual, reunida la Congregación General el 27 de diciembre en Florencia, tras leer el mismo P. Viñas las Actas de la Visita, decidió sacar inmediatamente al Rector de la casa, P. Rodolfo Kalman[Notas 30], y enviarlo a Liguria, y enviar a Cracovia al P. Leandro Cuixart[Notas 31], de la Provincia de Cataluña, que se encontraba casualmente en Roma[Notas 32], como Comisario General permanente, junto con el P. Ladislao Zabrzeski, que estaba entonces en Savona[Notas 33], entregándoles la cantidad de dinero absolutamente necesaria[Notas 34]. Se informó sobre las decisiones tomadas al Cardenal Arzobispo y a su Vicario[Notas 35]. En la misma Sesión General se acordó pedir dos religiosos al Vicario General de España para enviarlos a la casa de Krems y reforzar la Provincia de Austria[Notas 36]. A finales del mes de enero de 1903, el P. Leandro Cuixart partió hacia Cracovia con una ayuda de diez mil liras ofrecida por la Vicaría General de España[Notas 37], y se consagró con acierto a la reforma religiosa y económica de la casa. Como ignoraba por completo la lengua, al terminar el curso escolar 1902-03 abandonó Polonia, y en su lugar vino como Rector de la Casa el P. Juan Borrell, de la misma Provincia de Cataluña, a quien ya había pensado la Congregación General para el cargo, pues el P. Borrell, que estaba dando clases en Barcelona, no pudo salir hacia Polonia hasta terminar el curso[Notas 38]. De este modo al P. Juan Borrell la Providencia le confió la tarea difícil y sublime de reformar, restaurar y vivificar la Provincia de Polonia[Notas 39].

De este modo se puede decir que el P. Viñas cumplió felizmente el primer encargo que le hicieron, y además este viaje y visita del mes de diciembre de 1902 en cierto modo dio inicio a la futura reforma y restauración de las provincias de Polonia principalmente, y en cierta medida de la de Austria.

Durante el resto delos años 1902-1904 fue de gran ayuda como Consultor Provincial al P. Homs, y al comienzo del año 1904 también ejerció temporalmente el cargo de Maestro de Novicios[Notas 40].

En el mismo año 1904, en la sesión de la Congregación General tenida en Florencia el 11 de abril, el P. Mistrangelo informó a su Consejo de su intención de visitar tanto las provincias de Europa Central como las de España, para poder preparar de manera más eficaz el próximo Capítulo General, que había sido intimado el 3 de junio de 1903[Notas 41] y que iba a comenzar el Roma el 18 del siguiente mes de agosto, con la plena participación de todas las provincias[Notas 42]. Como Secretario de la Visita designó a nuestro P. Viñas, que había realizado con tanto éxito la Visita a Cracovia en el mes de diciembre de 1902[Notas 43].

Los Visitadores salieron de Florencia el 20 de abril de 1904 y visitaron Viena y Krems en Austria; en Moravia, Nikolsburg y Straznice; en Hungría, Trenzin, Budapest, Vac, Kecskemet y Tata. Después de cumplir el programa, teniendo útiles coloquios sobre las condiciones y el estado de las Escuelas Pías con numerosos Superiores, e incluso con el Emperador y Rey Francisco José, el P. General en compañía de su Secretario regresó a Florencia el 19 de mayo. En la sesión de la congregación General celebrada el 5 de junio, informó a sus Asistentes sobre el éxito de toda la visita, y especialmente de la promesa de participar en el próximo Capítulo General por parte de todas las provincias ultramontanas[Notas 44]. En la misma sesión el P. Mistrangelo informó a los Asistentes que su visita a España se pospondría a otro momento[Notas 45], por varias razones, la primera de las cuales era probablemente el anuncio de la Circular del P. Llanas defendiendo los derechos de la Vicaría de España, salido de Zaragoza el 12 de mayo de 1904 y llegado a Roma y a Florencia [Notas 46].

De este modo terminó también el oficio de Secretario del P. Viñas, el cual, aunque no tuviera el cargo de Visitador, como dos años antes en la Visita a Cracovia, se mostró de gran utilidad a su Prepósito General a causa de su conocimiento de los temas calasancios, de las regiones y de las costumbres y noticias de nuestros Padres, en especial de Europa Central, y así cada día se enriquecía en experiencia, y de este modo tuvo una especie de entrenamiento para gobernar eficazmente la Orden cuando llegó su momento. Esto se nota claramente en su libro de memorias titulado Memoria de la Visita a las Provincias Escolapias de Austria, Bohemia, Polonia y Hungría desde el 20 de abril al 20 de mayo de 1904, por el Excmo. y Rmo. P. Alfonso Maria Mistrangelo, Prepósito General[Notas 47].

Mientras estas provincias se preparan para celebrar correctamente el Capítulo General, en España, a pesar que se había intimado con palabras suaves la celebración del Capítulo General con la Circular de 1903, surgía una gran ansiedad, pues se temía que en el Capítulo General que se iba a celebrar próximamente la Vicaría Española iba a ser totalmente eliminada, por lo cual el P. Eduardo Llanas, Vicario General, escribió una Circular el 22 de mayo de 1904 fechada en Zaragoza, dirigida a todos sus súbditos residente en España y ultramar, exhortándoles a defender los sagrados derechos de la Vicaría[Notas 48]. De este modo la Circular, antes de ser conocida en Roma, fue considerada como un signo claro de rebelión[Notas 49], y provocó una rápida reacción de la Santa Sede: Pío X emanó su decreto Singularitas regiminis el 29 de junio de 1904[Notas 50], en el cual, teniendo en cuenta en primer lugar la unión jerárquica de toda la Orden, conservando en parte los derechos de la Vicaría de España, y en parte disminuyéndolos, mandó diferir al mes de agosto de 1906 el Capítulo General previsto para agosto de 1904, por cuya celebración tanto había trabajado el P. Mistrangelo, como hemos visto. Nombraba al P. Mistrangelo Visitador Apostólico para el trienio 1904-1907, con facultad para designar al General, sus Asistentes y el Procurador General por dos años, es decir, hasta la celebración del Capítulo General. Además el Cardenal Merry del Val, Secretario de Estado, en una carta de fecha 19 de julio de 1904, en la que enviaba el citado Decreto del Papa Pío X a nuestro P. Mistrangelo, aparte de lo que en él se indicaba sobre la Vicaría de España y sus derechos, encargaba al nuevo Visitador Apostólico especialmente el tema del Capítulo General a celebrarse en 1906 con la participación de todas la provincias de la Orden, y la cuestión de la disciplina regular en las provincias de Europa Central[Notas 51].

Estando así las cosas, el Excmo. y Rmo. P. Mistrangelo, Visitador Apostólico, envió los días 21 y 22 de julio desde Roma a los PP. Provinciales de toda la Orden ordenando la ejecución sin demora del decreto Singularitas regiminis[Notas 52]. El 1 de septiembre de 1904 envía otra carta a los Superiores a los que afecta la nueva condición jerárquica de las Escuelas Pías, y finalmente el 27 de agosto de 1904 designa Prepósito General de la Orden al P. Adolfo Brattina, de la Provincia de Toscana, y le concede como Asistentes Generales a los PP. Rafael Cianfrocca por la Provincia Romana, Egidio Bertolotti por el resto de Italia, Manuel Sánchez por las provincias de España y América, y Gerardo Vary por las provincias de Europa Central, y al P. Calasanz Homs, Procurador General. Por orden del P. Mistrangelo, el P. Tomás Viñas es nombrado Secretario General[Notas 53], al cual, aunque era un buen profesor de matemáticas y un buen superior local en la Abadía Fiesolana, pero no estaba completamente preparado para el cargo del gobierno supremo en aquella situación difícil y delicada de nuestras cosas, es increíble cuánto le ayudó en su trabajo y cuidados.

Como el P. Brattina, por orden de la Santa Sede y por consejo del Visitador Apostólico, debía realizar la Visita de todas las provincias fuera de Italia, llevó como consigo a su Secretario, el cual tanto en España[Notas 54], como en Europa Central[Notas 55] y en la visita a nuestras casas de América[Notas 56] le fue de gran utilidad por su dominio de las lenguas latina, española e italiana, allí donde hacía falta. Sin embargo, no quiso aprobar los deseos del P. Brattina en cuanto a la manera de obrar en los asuntos de la Vicaría española y a su participación en el próximo Capítulo General, como tampoco en cuanto a las ternas de candidatos presentadas en Roma al Prepósito General, ni acerca de los juniores de España que debían ser enviados a estudiar a Roma[Notas 57]. Por ello en el verano de 1905, posiblemente en el mes de julio, después de enviar el 26 de junio el Decreto de la Santa Sede acerca de presentar las ternas a Roma, pensaba en volverse a España, renunciando a su cargo de Secretario General[Notas 58].

El año siguiente 1906, por lo que se estaba haciendo para preparar el Capítulo de 1906 fue viendo cada vez más claro que la manera de actuar del P. Brattina no favorecía en absoluto al Vicariato de España, y de acuerdo con los mismos Asistentes Generales, que pensaban como él, preparó un camino para la unión más fácil[Notas 59]. Como el P. Brattina no podía dejar de ver todas estas cosas, lo acusó ante el Visitador Apostólico de que actuaba contra su General y contra el contenido del decreto Singularitatis regiminis y planeaba seguir actuando, por lo que pensaba descargarlo de su oficio de Secretario General y enviarlo de vuelta a su Provincia, y de hecho en el mes de mayo de 1906 le dio obediencia para que volviera inmediatamente a España. Sin embargo, por intercesión del P. Manuel Sánchez, Asistente General pro España, y del Cardenal José Calasanz Vives y Tutó, ex alumnos de nuestro colegio de Mataró y entonces Prefecto de la Sagrada Congregación de Religiosos, se arreglaron las cosas para que el P. Viñas siguiera en su cargo, para que su remoción violenta no dañase al inminente Capítulo General[Notas 60].

A pesar de sus múltiples actividades durante el bienio, el P. Viñas fue capaz de editar en 1905 su Elementa artis metricae latinae,[Notas 61] que había preparado durante el primer cuadrienio de su estancia romana[Notas 62]. La primera parte, Tractatus de arte métrica latina, la había publicado ya en Siena en 1901[Notas 63].

En el Capítulo General celebrado en roma en julio de 1906 en la Casa de S. José de Calasanz (Vía Toscana), el 28 de julio el P. Manuel Sánchez de la Provincia de Valencia resultó elegido Prepósito General de la Orden, con 24 votos de 42, el cual, como hemos visto poco antes, estaba bien dispuesto hacia nuestro P. Viñas. Y así el P. Viñas permaneció en el cargo de Secretario General durante el primer mes[Notas 64], hasta que llegó a Roma el nuevo Secretario General, el P. Eugenio Salarrullana de la Provincia de Aragón[Notas 65], y mientras tanto el P. Viñas fue nombrado el 8 del mismo mes miembro de la Comisión encargada de preparar una nueva edición de nuestras Constituciones, ordenada por el Capítulo General[Notas 66], y también formó parte de la Congregación para revisar el reglamento de la Casa de S. José de Calasanz[Notas 67]. Más tarde, el 26 del mismo mes de agosto, fue también confirmado en el cargo de Archivero General y nombrado Cronista de la Orden[Notas 68].

Tres años más tarde, el 14 de agosto de 1909 fue también nombrado Asistente Provincial romano, junto con el P. Luigi Pietrobono, durante el gobierno del P. Benedetto Benedetti de S. Rafael[Notas 69]. Como estaba libre de la carga del difícil y laborioso oficio de Secretario General durante el cuadrienio del generalato del P. Sánchez, encontró suficiente tiempo libre como para, además de realizar la enérgica labor de ordenar cuidadosamente el Archivo General, editar su famoso Índice Bio-Bibliográfico, que completado, presentó el 4 de junio de 1908 a la Congregación General para su aprobación[Notas 70]. Después de ser revisado por los PP. Gerardo Vary y Antonio Tarín, Asistentes Generales, encargados de estudiarlo, y tras dar ellos su juicio favorable, la Congregación General concedió de buena gana la aprobación de una obra de tanto valor y peso[Notas 71]. De modo que se editó en la Editorial Vaticana el tomo I en 1908, el II en 1909 y el III en 1911[Notas 72].

Como nuestros asuntos en Cracovia, después de una relativa tranquilidad durante los años 1903-1910, habían vuelto a complicarse a finales del año 1910 a causa de la compra de un terreno en Rakowice para construir allí un nuevo edificio escolar y las deudas contraídas en ello, el Rmo. P. Manuel Sánchez, Prepósito General, por consejo del Emmo. y Rmo. Cardenal Vives y Tutó, el 27 de octubre de 1910 nombró a nuestro P. Tomás Viñas Visitador de la casa de Cracovia[Notas 73], quien dos días después de salir de Roma comenzó la Visita el 2 de noviembre de 1910 para terminarla felizmente el 25 de noviembre del mismo año[Notas 74], dejando una serie de disposiciones, principalmente económicas, que prohibían todos gastos y operaciones económicas extraordinarios, y otras referentes a la formación de los juniores, que serían aprobadas por la Congregación General en la sesión celebrada a principios del mes de diciembre[Notas 75]. No mucho después de esta Visita, concretamente el 20 de abril de 1911, fue designado Delegado General para Polonia el P. Álvaro Monfil de la Virgen del Pilar, de la Provincia de Valencia. Se le entregó la patente el 21 de junio de 1911[Notas 76].

Vuelto a Roma el 10 de diciembre de 1910, el P. Viñas encontró un nuevo estado de cosas. Pues tras el fallecimiento del P. Manuel Sánchez el 3 de noviembre de 1910, el 8 de noviembre había sido nombrado Vicario General (por designación hecha por el P. Sánchez el 19 de abril de 1910) el P. Egidio Bertolotti, Asistente General por Italia[Notas 77], y el día 12 del mismo mes fue nombrado Asistente General por Italia el P. Giovanni Batista Tenti de la Madre de la Misericordia, Provincial de Liguria. El P. Viñas conservó los cargos que se le habían confiado al comienzo del mandato del P. Sánchez.

El día 9 de marzo de 1911 fue nombrado Delegado General de la Provincia de Nápoles, en lugar del P. José C. Homs que había sido nombrado rector de San Pantaleo[Notas 78]. Y para que el P. Viñas tuviera vox activa y pasiva en el próximo Capítulo General como Delegado General, el P. Bertolotti presentó una petición al Romano Pontífice, y el 16 de noviembre de 1911 la S. Congregación de Religiosos concedió la facultad solicitada[Notas 79].

Como Delegado General de Nápoles, después de enviar una Circular con su nombramiento como Delegado General el 19 de marzo de 1911[Notas 80], el P. Viñas procedió inmediatamente a la Visita de las Casas de la Provincia[Notas 81], implantando la caja provincial, la recta administración, disminuyendo el peculio[Notas 82]. Sin embargo, no presidió el Capítulo Provincial celebrado los días 9 a 11 del mes de abril de 1912, aparentemente por encontrarse enfermo; en realidad a causa de dificultades personales tenidas con algunos religiosos de la Provincia[Notas 83], y también porque, como Asistente Provincial de la Romana, había asistido al Capítulo Provincial romano celebrado los días 18 a 20 de febrero[Notas 84], de modo que no regresó de Roma, sino que envió al José C. Homs para presidirlo[Notas 85].

Las dificultades del P. Viñas continuaron también después de la celebración del Capítulo Provincial, pues los PP. Pompilio Vasca y Giovanni C. Sacchi impugnaron la validez del Capítulo Provincial, pues afirmaban que había habido corrupción en las elecciones, de modo que el P. Viñas tuvo que referir todo el asunto a la Congregación General[Notas 86], la cual, tras discutir el asunto en varias sesiones, encontró que no se sostenían las razones aducidas por los delatores, y declaró que el Capítulo se había celebrado de manera válida[Notas 87].

El año anterior el P. Egidio Bertolotti había intimado con fecha 4 de agosto de 1911 el Capítulo General a celebrarse en el mes de julio de 1912 en Roma[Notas 88]. En aquel tiempo casi toda la actividad de la Curia General estaba orientada a que, estando ya convocado el Capítulo General, se celebrara correctamente, para bien de toda la Orden y confirmar realmente la unión jerárquica. Para lograr este objetivo, el P. Bertolotti tuvo como ayudante eficaz y válido al P. Viñas, perito en derecho canónico y en el nuestro, y a causa de su notable erudición y experiencia escolapia, y autoridad entre los religiosos, y que residía en Roma en la Casa General de la Vía Toscana 12, o en nuestra casa de Finalborgo a causa de su enfermedad[Notas 89]. Y se le encargó de decir el discurso latino para elegir General y asignado a la segunda Comisión sobre el estado de las Casas[Notas 90].

Así, pues, tras discutirse los asuntos en las diversas Comisiones en el Capítulo General, y tras el elegante discurso para elegir General, en la sesión solemne del 27 de julio, en el segundo escrutinio, fue elegido Prepósito General de toda la Orden, principalmente apoyado por los Capitulares amigos de España y de Europa Central, y recomendado por el P. Mistrangelo, con 30 votos de los 44 participantes, entre los aplausos de los Capitulares y principalmente del P. Mistrangelo, Presidente del Capítulo, que vieron en él a un religioso muy experto en los asuntos de la Orden, que había desempeñado de manera óptima muchos años los cargos de Secretario y de Visitador General, y apreciaron también en él al hombre un hombre de letras y entendido en temas calasancios, tanto por la edición ya aparecida en 1911 de su tercer volumen de su Índice Bío-Bibliográfico, como por el Inventario Cronológico del Archivo General de la Orden de las escuelas Pías, ya terminado y editado, como, finalmente, por la ordenación definitiva y cuidada del mismo Archivo General, muy completa[Notas 91]. El mismo Capítulo le dio como Asistentes a los PP. Raffaele Cianfrocca de S. Estanislao por la Provincia Romana, Francesco Gisoldi de S. Alfonso por las demás provincias italianas, Gerardo Váry de S. Benito por las Provincias de Europa Central, y Ramón Comaplá de la Virgen del Carmen por las Provincias de España[Notas 92]. El P. Viñas nombró Procurador General el mismo día 28 de julio al P. José Calasanz Homs[Notas 93].

En los días siguientes del Capítulo, 29 y 30 de julio de 1912, El P. Tomás Viñas, instituido como supremo moderador, presentó 11 proposiciones relativas a la observancia regular, a la administración económica, a la elección de los Asistentes Generales, al Ritual Escolapio, al secreto que deben guardar los Capitulares, etc., que, junto con otras ya aprobadas antes de su elección, constituyeron el fundamento de su gobierno[Notas 94].

Notas

  1. Cf. Consueta sufragia, en Religiosi Scholarum Piarum Hispaniae et ultra maria, qui pie in Domino obierunt anno 1929” (pp. 11-12); también el Catálogo manuscrito de la Provincia de Cataluña, del año 1912, en RP 64.
  2. Los Catálogos de la Provincia de Cataluña, tanto impresos como manuscritos, indican el 25 de julio de 188º como el día de su vestición; tan sólo la Consueta sufragia indica, en la página 13, el 15 de julio; muy probablemente se trata de un error tipográfico. Sobre las dificultades presentadas por los Superiores de la provincia por tratarse de un hijo único, y sobre la dilación de seis meses para recibir el hábito, cf. Consueta sufragia, p. 13.
  3. Acerca del currículo de sus estudios, cf. el comentario al periódico del Correo Catalán del 16 de septiembre, conservado en Memorias particulares 1916-1923 (RL-Sc 370, V b fol. 20)
  4. Cf. Consueta sufragia, pp. 14-15 y el artículo “Las bodas de plata del General de las Escuelas Pías, en Morella”, publicado en Revista Calasancia, 1914, pp. 377-383
  5. Cf. Consueta sufragia, p. 14.
  6. Cf. “Las bodas de plata…”, en Rev. Cal., 1914, p. 377.
  7. Ibidem, p. 378.
  8. Ibidem, p. 378; Consueta sufragia, pp. 14-15. Sobre su actividad literaria, cf. Loquere Domine…, Mataró, Horta, 1900, 40 pág. También Revista Calasancia, años 1890, 1892-94. PICANYIOL, La Biblioteca Scolopica di S. Pantaleo di Roma I, 213 y II, 252-253.
  9. Cf. Consueta sufragia, p. 15. Ver también su poema Divino Eucharistiae Sacramento, publicado en Mataró en 1889 (PICANYIOL, La Biblioteca Scolopica di S. Pantaleo di Roma II, 253).
  10. Cf. Consueta sufragia, p. 16; también Inventarium Chronologicum Magni Tabularii, Roma, 1912; “Ad sodales Calasanctianos”, p. 8.
  11. Cf. Consueta sufragia, p. 16.
  12. Cf. Actas de la Reunión de Zaragoza, 1900 (RG 58 B 7, 10). “Respuestas a las proposiciones del Excmo. y Rmo. P. Alfonso Mistrangelo, nº 4: conviene dar al P. Prepósito General un Secretario, que resida en Roma y se ocupe además del Archivo General”.
  13. Cf. Consueta sufragia, p. 16. También Inventarium Chronologicum, “Ad sodales Calasanctianos”, p. 8-9. Cf. también la carta del P. E. Llanas con fecha 3 de diciembre al P. Mistrangelo (RG 251 o, 10): Por telegrama he pedido a Buenos Aires un Padre para sustituir al P. Viñas, que debe pasar a Italia, para encargarse de nuestro Archivo”.
  14. Tal como aparece en la carta del P. Llanas con fecha 7 de enero de 1901 enviada desde Barcelona al P. Mistrangelo (RG 251 o, 12).
  15. Cf. Consueta sufragia, pp. 16-17; Inventarium Chronologicum, p. 9.
  16. La edición de Ephemerides Calasanctianae se confía el 16 de diciembre de 1900 al P. Pio Cesare Ferreri, Director de la imprenta calasancia (Actas de la Congregación General, 16 de diciembre de 1900, RG 21, f. 13), al cual debía enviar anuncios y noticias el religioso encargado de ello en cada provincia, pero después de la llegada del P. Viñas se le encargó a él la dirección, como puede verse en la carta del P. Homs al P. Mistrangelo, con fecha 6 de febrero de 1901 (RG 250 3 1, 12).
  17. A propósito de Ephemerides Calasanctianae, cf. el “Prefacio a Ephemerides Calasanctianae” escrito por el P. Mistrangelo en EC I (1912) pp. 1-3. El origen de EC aparece en EC, 3ª época, 1 (1932), “Carta Circular” del P. G. Del Buono, de fecha 8 de diciembre de 1931, pp. 1-3.
  18. Cf. el Libro del Procurador en esta fecha (RG 61); también las cartas del P. Llanas al P. Mistrangelo con fechas 14 de octubre y 2 de noviembre de 1901, enviadas desde Barcelona (RG 250 o 26. 27).
  19. RG 250 d 1, 68.
  20. RG 250 e 1, 34. Cf. Consueta sufragia, p. 18; “Las bodas de plata …”, en Revista Calasancia, 1914, p. 378.
  21. Cf. Actas del Capítulo Provincial Romano, año 1904, en RP 2.
  22. Cf. Actas de la Congregación General, 23 de noviembre de 1902, en RG 21, f. 29: “Con respecto a la Casa de Cracovia, propone que sea enviado allí un Padre Visitador, proponiendo para este cargo al P. Tomás Viñas, o al P. Calasanz Alcantarilla que ya estuvo en Viena el año pasado”. Cf. también Visita a la casa de Cracovia, realizada en el mes de diciembre de 1902, escrita por el P. Viñas, en RP 57 5, 34. En este mismo lugar se encuentran varias cartas referentes a esta visita.
  23. Constan entre los documentos indicados más arriba.
  24. Cf. la citada Visita a la casa de Cracovia, f. 30: “Pero a causa del excesivo frío no pude quedarme más tiempo en Cracovia: dos veces me vi obligado a abstenerme de celebrar la misa, pues la piel de las manos parecía que se me desgarraba, entre dolores difíciles de narrar”.
  25. Se encuentra el texto de estas Normas en Visita a la Casa de Cracovia, ff. 27-29, y dice lo siguiente: 1. Cada tarde se haga media hora de oración vocal y mental antes de la cena, y después de cenar, también en común, las letanías de los santos. 2. Todos juntos renueven los votos el próximo día de Navidad, según el Directorio de Preces. Y luego dos veces al año, es decir, el día de la Resurrección del Señor y el de su Natividad, como mandan las nuevas Constituciones y los Capítulos Generales, deben renovar los votos. 3. Léanse durante la comida de medio día puntos de las Constituciones y otros libros piadosos, de pedagogía, de historia, etc. Durante la cena, léase el Martirologio. La lectura de la comida debe durar hasta la mitad de la misma. 4. Obsérvese clausura en las habitaciones de los religiosos, y lo mismo en la biblioteca y cocina. Póngase en estos lugares el cartel “Clausura”. Esta clausura será obligatoria a partir de Navidad, y todos los que la violen y permitan que sea violada sufrirán las penas señaladas por la Santa Sede. 5. Para recibir seglares, puesto que por el momento falta un lugar adecuado, se usará el comedor. Preparen sillas de las que sobran en las habitaciones de los religiosos. 6. Cuando haya en el refectorio alguno de los religiosos con un seglar, especialmente si es una mujer, dejen abierta la puerta, para que cualquiera pueda entrar. 7. Procure el rector sacar de casa cuanto antes, según lo permita la ocasión y la prudencia, a la familia seglar, para que los religiosos vivan solos. 8. El sacerdote novicio Teodoro Chuchracki, mientras esté con nosotros, absténgase de celebrar misa y de distribuir la comunión hasta que lo disponga de otro modo el P. General. 9. Para poder ayudar en el actual estado económico lamentable, en adelante no se hagan gastos sin consultar al P. General, excepto las necesarias para la manutención o sustento cotidiano de los religiosos. 10. Todos vayan a la escuela según el horario asignado, excepto por causa grave, y si faltan que les supla otro religioso. Eduquen a los niños en las letras y buenas costumbres con la palabra y el ejemplo. De este modo obtendrán más fácilmente la bendición del Señor, y la estima de los seglares por esta Casa de Cracovia. todas estas cosas, en virtud de la autoridad que nos ha sido concedida por el Rmo. P. Prepósito General y su Congregación, las mandamos en virtud de Santa Obediencia. Con el sello de la Orden, lo firmamos en Cracovia, el 14 de diciembre de 1902. Tomás Viñas de S. Luis. Comisario y visitador General.
  26. Esta carta se encuentra en RP 57 5, 34 r, y dice lo siguiente: “Ayer noche llegué a Budapest de vuelta de Cracovia; el frío era rígido, 20º bajo cero. Ninguna región está libre de nieve y hielo. Gracias al Señor, he gozado de buena salud, exceptuando el domingo pasado que tuve un fuerte dolor de vientre que me obligó a pedir un calmante a la farmacia, pero luego todo se arregló. Vamos a lo principal. La casa de Cracovia está verdaderamente en condición miserabilísima, pero no desesperada. He visitado al Emmo. Cardenal Puzyna, quien me ha recibido con grandes muestras de benevolencia. Yo al llegar a Cracovia le había escrito un billete diciéndole que creía muy conveniente, antes de visitarle, empezar la Visita de la Casa y concluirla, así para conocer yo mejor el estado de la misma, como para que los Padres no pensaran que yo preguntaba y obraba conforme a indicaciones recibidas fuera de casa. En efecto, cuando fui a ver al Emmo. Sr. Cardenal, sabía yo muy bien las cosas y asuntos, y por consecuente pude decir al Emmo. Las disposiciones radicales que la prudencia y necesidad me habían sugerido. Además, convenimos con el Emmo., no menos que con el Sr. Vicario General de la Diócesis, con quien hablé largamente, que es absolutamente necesario quitar de Cracovia al P. Kalman. De él tanto el Emmo., como dicho Vicario (que es amigo de los Padres) me han dicho mucho: sus escándalos son inaguantables y amenazan acabar con nuestra casa. Además, los débitos son muchos, como verá su E. Rvma. En la relación exacta y detallada que in scriptis he hecho y que traigo conmigo. Pero conviene pagar cuanto unas 6 o 7000 coronas para evitar el secuestro y la venta de la casa, que amenaza para el próximo enero. Digo esto a V.E. Rvma. Para que empiece a pensar de dónde podrán sacarse dichas coronas, pues luego cuando llegue a Florencia las cosas se verán más claras. Cambiando el rector y pagando este perentorio débito, aunque quede la casa bastante, muy grabada, no obstante, puede conservarse y pagar en pocos años los débitos. Por lo demás, el Emmo. dice que favorecerá en cuanto pueda nuestra casa, con tal que esta sea casa religiosa, no foco de escándalos. Los padres restantes son buenos, y en otras circunstancias contribuirán al decoro de la Orden. Además, he dejado en la casa unas ocho disposiciones que, en virtud de las atribuciones y oficio de Visitador, que indignamente se me han dado, he mandado se cumplan en adelante en dicha casa, en virtud de Santa Obediencia. Creo, Rvmo. Padre, que con todo esto podemos dar gracias a Dios del resultado de esta Visita. Debe V.E. Rvma. Hacer un sacrificio buscando aquel dinero, pero Dios lo recompensará. Está nevando copiosísimamente. Saludos a Don Andrés. Espero llegar a Florencia el 22 o 23. Bendiga a V. Ex. Rma. al que se repite muy humilde hijo y reverente B.S.A.P. Tomás Viñas de S. Luis. Budapest, 17 diciembre 1902.
  27. Cf. la carta del P. Viñas con fecha 8 de diciembre, desde Krems, enviada al P. Mistrangelo (RP 57 5, 30): “Casi, casi me había propuesto no ir a Krems, pero la verdad es que me hubiera arrepentido, de modo que, a pesar de lo incómodo del tiempo, salí de Viena a las cuatro de la tarde, llegando a Krems a las seis. Tanto más me decidí a ir a esta ciudad, cuanto más me alabaron al P. Mestan, Maestro de Novicios. Un sacerdote croata que vive con los PP. de Viena me dijo: ‘El P. Mestan es el único escolapio digno de ese nombre. Los demás escolapios… no se distinguen del clero secular’. Hemos hablado largamente del asunto de mandar un Padre a Krems: muy bien. Ya hablaremos largamente cuando esté de vuelta”. Otras informaciones sobre Austria se encuentran en un folio anexo a la Visita a la casa de Cracovia citada.
  28. El P. Gabriel Magyar de S. Emerico (1842-1912) ejerció el cargo de Prepósito Provincial de Hungría desde 1898 hasta 1912.
  29. Cf. Visita a la casa de Cracovia, f. 32 (RP 57 5, 34 s): “Puesto que era posible obtener algún acuerdo para la casa de Cracovia con los religiosos húngaros, antes de cumplir mi misión me detuve en Budapest, y vi que no podía esperar ninguna ayuda de aquella Provincia. Lo cual comprobé de manera más clara a la vuelta, pues el P. Provincial Magyar me dijo claramente que no haría nada por los polacos”. Esto se ve también en la carta del P. Viñas enviada al P. Mistrangelo el 10 de diciembre desde Budapest (RP 57 5, 31).
  30. El P. Gustavo Adolfo Kalman (1858-1915) perteneció primero a la Provincia de Liguria, y luego a la de Austria.
  31. El P. Leandro Cuixart de la Inmaculada concepción (1855-1930) fue miembro de la Provincia de Cataluña. Cf. su Consueta Suffragia en E.C. Supl. I, pp. 6-7.
  32. Cf. Visita a la casa de Cracovia, en RP 57, f. 36; también E.C. 1902, p. 213, y 1903, p. 28.
  33. El P. Ladislao Zabrzeski de S. Estanislao era miembro de la provincia de Liguria. Nació en 1870 en Oswiecim, Polonia. Tomó nuestro hábito el 1 de mayo de 1887. Residió primero en Savona, y luego en Badia Fiesolana, Toscana, durante muchos años, como puede verse en los Catálogos de la Provincia de Liguria. En 1921, residiendo en Polonia, pidió la exclaustración. Cf. Visita a Europa Central, 1921 (RL-Sc 370, III).
  34. Cf. Actas de la Congregación General, 27 de diciembre de 1902 (RG 21 ff. 30-31); también Visita a la casa de Cracovia, ff. 36-38.
  35. Cf. Actas de la Congregación General, 27 de diciembre de 1902 (RG 21 f. 31); también Visita a la casa de Cracovia, ff. 34-35.
  36. Cf. Actas de la Congregación General, 27 de diciembre de 1902 (RG 21 f. 31): “5º: Pedir al Vic. Gen. de España dos religiosos para enviarlos a Krems, a la Casa Noviciado, para reconstruir la Provincia de Austria”.
  37. Cf. carta del P. E. Llanas con fecha de 5 de enero de 1903 al P. Mistrangelo (RG 251 o, 36).
  38. Cf. Visita a la casa de Cracovia, f. 36 (RP 57 5, 34 u): “El religioso en quien habían pensado los Superiores para enviar a Cracovia era el P. Juan Borrell, de la Prov. de Cataluña, hombre muy religioso, que conocía varias lenguas y parecía nacido para aprender fácilmente los idiomas, pero como tenía clases en Barcelona, no pudo dejarlas hasta el final del curso”. Cf. E.C. 1903, p. 101.
  39. Cf. Visita a la casa de Cracovia, f. 40; también Actas de la Congregación General, 17 de diciembre de 1903 (RG 21 f. 33): “Casa de Cracovia. Dada la relación del P. General sobre la Casa de Cracovia y del envío allí del nuevo Rector P. Juan Borrell, español, con el hermano lego Ramón, también español, en sustitución del P. Leandro Cuixart que ha vuelto a España, se estableció enviar una ayuda de 1500 liras. Y retirar, si es necesario, al P. Ladislao Zabrzeski, sustituyéndolo, a petición del P. Rector por un religioso ligur o español”.
  40. Cf. “Bodas de Plata…” en Revista Calasancia 1914, p. 379.
  41. Cf. E.C. 1903, pp. 69-72.
  42. Cf. Actas de la Congregación General, 11 de abril de 1904 (RG 21, ff. 34-35).
  43. Esta es la primera vez que el P. Viñas actúa como Secretario del P. General; antes había sido Secretario General el P. Melitón Rueda, de la Provincia de Castilla, como consta por la Carta Circular del P. Mistrangelo firmada por él como Secretario, en RG 24, 52. Véase también la Consueta del P. Rueda fallecido el 4 de febrero de 1917, en RR 53, 1917, XIII, pp. 22-24.
  44. Cf. Actas de la Congregación General, 5 de junio de 1904 (RG 21, f. 37).
  45. Cf. Actas de la Congregación General, 5 de junio de 1904 (RG 21, f. 37): “El General dijo finalmente que diversas razones le impiden por ahora viajar a España”.
  46. Cf. esta Circular impresa en RG 58, 4. Por lo demás, el P. Llanas ya había escrito al P. Mistrangelo en contra de que hiciera una visita a España, con palabras más bien ásperas, el 4 de febrero de 1904 (RG 251 o, 45): Respecto al proyecto de su visita a estos colegios para el próximo junio, inútil es decir que tendré yo y tendrán estos religiosos sumo placer en besar su anillo, recibir su bendición y comunicar personalmente con V.E. Rma. Supongo que se refiere V.E. Rma. a una visita paternal, oficiosa, encaminada a conocer de cerca el estado de estos colegios y a intimar las relaciones de unas Provincias con otras, y no una visita oficial y canónica, que sería improcedente y además imposible. Digo improcedente, porque estas cuatro Provincias y cada uno de sus colegios han sido ya visitados por el respectivo P. Provincial y después por el V. General, faltando a este solo la visita de cuatro colegios de Castilla y de los cinco de América del Sur, pero el P. Carlos Lasalde termina la Visita Canónica de Castilla en nombre del V. General y el P. Antonio Ridruejo visita canónicamente Argentina y Chile en nombre del mismo Vicario. De manera que dentro de dos meses todos los colegios de este Vicariato habrán tenido las visitas provincial y general prescrita de un Capítulo para otro. ¿Qué otra visita canónica cabe aquí? ¿O no son canónicas las que se han hecho hasta ahora? Además, empiezan a primeros de junio los exámenes oficiales de 2ª enseñanza, a los cuales siguen los de comercio y de 1ª enseñanza, y luego las vacaciones escolares hasta primeros de septiembre. Por esto, siempre los PP. Provinciales y el P. V. General han procurado visitar sus visitas antes de junio, creyendo imposible hacerlas canónicamente desde junio a septiembre. Para visitar los colegios de España, tal como aquí se han hecho siempre las visitas, se necesitan por lo menos 18 meses, incluyendo los viajes. Se visitan todas las dependencias de la casa, iglesia, sacristía, todas las escuelas, se pregunta sobre cada una de las asignaturas, se examina el estado económico, se toma cuenta de la conciencia a cada uno de los religiosos, & &. De esa manera las visitas resultan provechosas, y por esto aquí se hace tantísimo caso de ellas: no sería conveniente dar el nombre de visita a un paseo por España, haciendo alto en algunos de nuestros colegios, que es lo único que podría realizar V.P. Rma. En este caso se debería decir que V.R. Rma. viene a España para ver de cerca estas provincias y conocer mejor el espíritu calasancio que las anima”.
  47. Este libro se halla en RL-Sc 371. Un resumen del mismo se puede ver en E.C. 1904, pp. 80-92.
  48. Cf. la Circular en RG 58, 4. Véanse también los Apuntes sobre el Vicariato Español de las Escuelas Pías, escritos por el P. Viñas en 1928 (RL-Sc 370, IV), ff. 2-3: “El Papa León XIII, mientras respondía no ser todavía tiempo de dar el golpe que querían dar los Superiores Romanos, escribió que Él nombraría un Prepósito General ‘con obligación de preparar diplomática la ansiad y benéfica unión’. Efectivamente, nombró en 1900 al Arzobispo de Florencia, Mons. Alfonso Maria Mistrangelo, Escolapio, General de las Escuelas Pías, quien hizo enseguida un viaje por España, para explorar la situación. Nada hizo al parecer que pudiese alarmar a las Escuelas Pías de España respecto de la supresión del Vicariato. Sin embargo, no faltaron voces bastante fundadas, que manifestaron prepararse para el año 1904, en el que debía celebrarse Capítulo General en Roma (al que los Españoles prometieron a dicho Monseñor) algo serio y precipitadamente impuesto a las Escuelas Pías de España. Alarmado por estas voces bastante fundadas el Rmo. P. Eduardo Llanas, Vicario General, publicó una circular, que giró a todos sus súbditos de España y Ultramar, de tono altamente patriótico, en defensa de las tradiciones y derechos de las Escuelas Pías de España. Esta circular fue juzgada en Roma como infame proclama de rebelión, y motivo el Motu Proprio del Papa Pío X, de 29 de junio de 1904, por el que respetaba el Vicariato General Español, pero mermándole no poco sus prerrogativas y derechos”.
  49. Cf. los citados Apuntes sobre el Vicariato Español de las Escuelas Pías, en adn. 48.
  50. El texto de este Decreto está publicado en E.C. 1904, pp. 114-119.
  51. Cf. RG 24 11, 54. El texto se encuentra impreso en E.C. 1904, pp. 119-120.
  52. Cf. RG 24 11, 55. El 21 de julio se enviaron las cartas a Espala; el 22 de julio, a las demás provincias.
  53. Cf. Actas de la Congregación General (RG 21, f. 39). El texto de la carta en que se publicaron estos nombramientos se encuentra en RG 24 13, 1. Se publicó en E.C. 1904, 122-128.
  54. Esta Visita a España se llevó a cabo en los meses de abril y mayo de 1905, como consta en E.C. 1905, pp. 122-125 y en el volumen Memorias del viaje a España compuesto por el P. Viñas (RL-Sc 371). El P. General ya asistió a la sesión de la Congregación General celebrada el 10 de junio en Roma, cf. Actas de la Congregación General (RG 21, f. 83).
  55. Se llevó a cabo en los meses julio-septiembre de 1905. El P. Brattina estuvo en Budapest los días 17-21 de septiembre (Cf. BALANY-LANTOS Emlékköny a magyar piarista rendtartomány háromszázéves jubileumára, Budapest 1943, p. 228. En la sesión de la Congregación General del 4 de octubre de 1905, el P. Brattina informó sobre la Visita hecha a la Europa Central, cf. Actas de la Congregación General (RG 21, f. 124).
  56. Esta visita se llevó a cabo en los meses octubre 1905 – marzo 1906. El 4 de octubre de 1905 el P. Brattina dijo que iba a hacer la Visita a América, cf. Actas de la Congregación General (RG 21, f. 100), y el 21 dijo que ya había hecho la Visita, cf. Actas de la Congregación General (RG 21, f. 124).
  57. Cf. Memorias del viaje a España (RL-Sc 371) ff. 70-73: “El 10 de mayo de 1905 se reunió la congregación Interprovincial de España, convocada y presidida por nuestro Rmo. P. Prepósito General Adolfo Brattina de la Inmaculada Concepción, en nuestro Colegio de Escuelas Pías de Zaragoza. Invocado el Espíritu Santo con las preces de costumbre, habló S.P. Rma. para manifestar: 1º.Que no haciéndose mención alguna en el Motu Proprio de SS Pío X (q.D.g.) de la intervención que hayan de tener en el Capítulo General el P. Vicario General de España y sus Asistentes Interprovinciales y creyendo, por otra parte, que debían concurrir a él con voz y voto, tanto por su carácter, como por la representación que tenían y la que aún tienen en España, proponía: que pediría al Romano Pontífice fuesen designados el Vicario y sus tres Asistentes Interprovinciales en vez de uno de los dos vocales que de cada Provincia española han de acompañar a los respectivos Provinciales. A lo que se respondió que, agradeciendo el buen deseo del Reverendísimo, eran, no obstante, de parecer que se conservasen a cada provincia los derechos de elección que según nuestras Constituciones le corresponden. Pidiéndose en todo caso autorización para que asistan con voz y voto además de los Provinciales de España y sus dos vocales respectivos, el P. Vicario General y uno de sus Asistentes elegido por la misma Congregación Interprovincial. El Rmo. P. Prepósito, conforme con este criterio, se encargó de hacer al Romano Pontífice esta petición. 2º. Manifestó igualmente el Rmo. que el Romano Pontífice veía con extrañeza que no concurrieran algunos de nuestros jóvenes a estudiar teología en Roma, como lo hacen los de las demás Corporaciones, y por lo tanto proponía, con el fin de complacer al Padre Santo, que asistiese, por ahora, uno de cada Provincia española. Lo cual no resultará gravoso para estas, pues con la celebración podrían atender a los gastos de manutención, etc. Las proposiciones anteriores fueron objeto de un estudio superficial, y poco pensadas. Pues, en mi opinión, los Asistentes Interprovinciales no pueden tener voz y voto en el Capítulo General, teniendo en cuenta que su representatividad se refiere a España, cuya jerarquía religiosa, cualquiera que sea, no concierne a toda la Orden. Ni pueden sustituir a los vocales de las Provincias, pues esto causaría un grave daño, y nuestras Constituciones serían alteradas en una cuestión tan importante. La intención y el deseo del Prepósito General, manifestados en Zaragoza, de honrar a los Asistentes Interprovinciales de cara a los religiosos de España, no fue nada brillante, pues la Santa Sede mediante su decreto había establecido que era derecho y obligación del Rmo. Vicario General el asistir al Capítulo General, y al mismo tiempo preveía que si el Vicario General no pudieses asistir por causa grave, se eligiera por la Congregación General un Asistente, que debería confirmar el Prepósito General. La última parte del decreto parece que quita la libertad de elección y limita algo la autoridad de la Congregación Interprovincial, pues, estando impedido el Vicario, debe proponer a Roma el Asistente que sustituya al Vicario con sus derechos y obligaciones, no el que parezca mejor al Prepósito General, sino el que la Congregación Interprovincial considere más apropiado para tratar las cuestiones de España y de toda la Orden. Lo cual no quita que, cualquiera que sea elegido, debe ser confirmado por el Prepósito General. Tal como puede verse en el texto, se ve el error de que, teniendo el Decreto, se pueda reducir su puesta en práctica. En cuanto al envío de nuestros juniores a Roma a estudiar Teología, ninguno de los asistentes dio a conocer su opinión, guardándose sus objeciones por motivo de tiempo y de las circunstancias. Yo creo que la causa del silencio fue que, como el Prepósito General había expresado el deseo del Sumo Pontífice, casi la increpación, porque nuestra Orden no envía jóvenes a estudiar a Roma, no quisieron mostrarse poco respetuosos con el Sumo Pontífice. Pero ¿existió realmente esta increpación? En cuanto el Prepósito volvió a Roma, intentó llevar a la práctica la cosa. Pero yo presenté al Excmo. Visitador Alfonso Mistrangelo los inconvenientes gravísimos en contra, y le supliqué que hiciera desistir de ello al P. Brattina. ¿Hay tantas ventajas en Roma para llevar allí a los juniores escolapios, que fomenten la observancia regular, que favorezcan las costumbres españolas? Por lo tanto, o nuestros estudiantes deben conformarse a las costumbres italianas, o los italianos adoptar las españolas. Lo uno y lo otro no puede hacerse sin detrimento de la paz y la concordia. A no ser que se prepare una casa especial sólo para los estudiantes, en la que puedan practicar la observancia. Por lo tanto, no creo que deban enviarse los juniores a Roma; y no percibo la necesidad de ello. En cuanto al cuidado para que nuestros estudiantes no acudan a clases de profesores de fuera, creo que es un consejo que conviene más a los italianos que a los españoles. Prueba de ello son los religiosos de Roma, que están contaminados por la formación recibida de profesores de fuera, e incluso en el mismo Colegio Nazareno. En España esa plaga por ahora no devasta el campo calasancio, y Dios no libre siempre de ello”. Cf. también Apuntes sobre el Vicariato de las Escuelas Pías (RL-Sc 370, IV, f. 3, nº 7): “Golpe bastante fuerte dio a nuestro Vicariato el Rmo. P. Adolfo Brattina, Prepósito General, cuando logró de la Secretaría de Estado de Su Santidad el Decreto por el cual las ternas, con que se indican las personas idóneas para los Rectorados o el Provincialato, debían mandarse a Roma, para que el Prepósito General y su Congregación elijan, previa información del Vicario”. La Circular sobre las ternas a enviar a Roma, de fecha 14 de julio de 1905, fue enviada desde Roma; se encuentra en RG 24 13, 6.
  58. Cf. la parte de la carta enviada por el P. Luis Fábregas al P. Mistrangelo, Visitador Apostólico, enviada el 22 de diciembre de 1905 (RG 250 f 5, 6): “El P. Viñas comunicó al P. Provincial de Cataluña que había presentado la dimisión del cargo de Secretario General, noticia que el P. Provincial comunicó a su Congregación y que el P. Juan Colomer, Rector de Villanueva y Asistente Provincial, propaló por todas partes y comunicó a cuantos quisieron oírle, añadiendo además por cuenta propia que yo había sido nombrado Secretario del General, pues por esto me encontraba ya en Italia. De ahí es que se dijo públicamente que yo iría con el General a la Visita y otras y otras cosas que se inventaron… Yo al principio lo ocultaba, pero viendo que haría el ridículo, disimulando lo que ya se sabía por el mismo P. Viñas, me limité a decir que efectivamente era verdad lo de su dimisión, por no avenirse con la reciente disposición de la Santa Sede referente a la exclusión del Capítulo de los Asistentes Interprovinciales y nombramientos de Superiores por la Congregación General. Yo empero estoy tranquilo a cuanto cabe, pues Dios ve mi buena voluntad y cuánto deseo se consolide nuestra bendita unión. El mismo P. Homs, Procurador General, ha podido ver y oír cuánto se dice del P. Viñas aquí en Cataluña, referente a su actitud con el P. General y con la unión con Roma. Así me lo indicó el P. Procurador en su visita a este colegio de Mataró”. Cf. también la carta del P. Manuel Sánchez al P. Brattina, enviada a Roma con fecha 5 de julio de 1905 (RG 250 l 2, 7): “He hablado con el P. Viñas suplicándole me diese detalles sobre la dimisión de su cargo presentada a V.P. Rma., y me ha contestado que, prescindiendo del cansancio e intranquilidad de espíritu que le proporcionaba el desempeño del mismo, y del deseo de dejarlo, hace tiempo por él acariciado, y por otros motivos de carácter privado que se reserva, la causa principal de su extrema resolución ha sido la solución doble de la Santa Sede a la duda sencilla presentada por V.P. Rma. Está bien, dice el P. Viñas, que la Santa Sede haya solucionado la duda expuesta de la manera que lo ha hecho, sobre la asistencia al Cap. General del Vicario y Congregación Interprovincial de España, pero la segunda parte de la disposición pontifica es mucho más grave que esto, porque no se trata de resolver otra duda que nadie ha presentado, sino de la abolición, que tampoco nadie ha pedido oficialmente, de la ley b del párrafo VI del Motu Proprio, sustituyéndola por otra diametralmente opuesta, que acaba con la sombra de autoridad que le quedaba al Vicariato de España. Que esta abolición se ha pedido, no cabe duda; que no se ha pedido con el consentimiento de la Congregación General, también es cierto. Esta es, me ha dicho, la razón última que me ha hecho dimitir. Por lo demás, dice el P. Viñas, no ha sido su ánimo ofender a V.P. Rma. en nada; que retira toda palabra que, escrita, tal vez, bajo presión nerviosa, haya ofendido a V.P. Rma.”
  59. Cf. la carta escrita por el P. Viñas al P. Mistrangelo el 28 de abril de 1905 (RG 251 a 1, 7): “Me temo que el Rmo. P. General informe a V.E. Ilma. sobre un disgusto que tuvimos anteayer los dos. Tenga la paciencia de escucharle, y no solo de compadecerme, sino de quitarle importancia. Desde hace algún tiempo tengo in mente hacer un trabajo que será muy útil en la obra de unificar los espíritus durante el Capítulo General, y evitará largos discursos. Precisamente hoy con el P. Cianfrocca y el P. Homs hemos ponderado la necesidad, y no he vacilado en exponer la voluntad de ponerlo en práctica. Pero yo no quiero en absoluto comenzar el trabajo antes de hablar con V.E. Rvma. y obtener su aprobación y bendición, y combinar las cosas de tal modo Monseñor sea el promotor de una obra que será altamente provechosa para las Escuelas Pías. Por esta y otras razones desearía que V.E. Rvma., como por iniciativa propia, me llamase, aunque fuera un solo día, a Florencia. Pero, puesto que el trabajo a realizar exige bastante tiempo, no convendría retrasarse mucho. Con el General no he hablado, y no puedo hablar: parece que la desconfianza va en aumento, no sé por qué; y, naturalmente, yo ni siquiera me atrevo a proponer ciertas cosas que en nombre suyo podrían hacerse en bien de la Orden. Pero repito que veo una tal desconfianza que ciertamente no conviene al cargo de Secretario. V.E. Rma. comprenderá bien lo que quiero decir sin necesidad de extenderme más. Yo estoy dispuesto a trabajar por la Orden como hasta ahora, pero no quisiera tener que trabajar sin tranquilidad de espíritu, como por desgracia tengo que hacer desde hace un tiempo”. Cf. también otra carta del P. Viñas al P. Mistrangelo, sin fecha (RG 251 a 1, 2): “Con la sumisión propia de un verdadero hijo y súbdito he acogido los sabios consejos que me da en la carta que he recibido hoy de V.E. Rma. como Padre y superior. He besado la carta, y he prometido releerla varias veces. ‘Bonum mihi, Domine, quia humiliasti me’ (Sal 119, 71: Has sido bueno conmigo, Señor, pues me humillaste). Tan solo me duele, querido Monseñor, que la gravedad y firmeza del contenido en la carta me quiten toda esperanza de poder descargar mi conciencia de ciertas imputaciones que se me hacen. Renuncio sin embargo a esa esperanza en virtud de esta mi sumisión, y prometo ante Dios y ante V. E. Rma. conservar escondidos en el secreto de mi vida, aunque siempre vivos, los motivos que tuve muchas veces, creyendo que era mi deber de Secretario y de religioso sincero, para contradecir al Rmo. P. Prepósito General. Bendígame de nuevo, carísimo Monseñor, y de nuevo me compadezca, mientras con toda reverencia y afecto beso su mano y repito ser de V. E. Rma. un devotísimo siervo”.
  60. Cf. la carta escrita por el P. Viñas al P. Mistrangelo con fecha 1 de junio (RG 251 a 1, 1): Excelencia Rma. Ayer me comunicó el querido P. Asistente Sánchez la respuesta de V.E. Rma. a la propuesta que él le había hecho para evitar que yo fuera a España. Agradecí vivamente tanta bondad, y para demostrar que no era ingrato a los buenos y amables oficios, acepté del Rmo. P. Cianfrocca ciento cincuenta francos, única cantidad que había añadido para completar, después de mi viaje, los trescientos francos. Hecho esto, no sólo para condescender con la voluntad de V.E. Rma. sino porque se me facilita el camino para hablar con más eficacia de lo que creo oportuno en el Señor manifestar a V.E. Rma., me dispongo a partir hacia España el 10 de junio. Habría cumplido ya la obediencia el domingo pasado, pero me han pedido por favor que espere hasta aquel día para ir junto con el P. José Recoder de la Misión, que tiene necesidad de un compañero a causa de su mala salud. No quiero, sin embargo, dejar Roma e Italia sin agradecer a V.E. Rma. con todo el afecto d mi corazón los muchos favores que he recibido y que no olvidaré nunca. El nombre de V.E. Rma. será siempre bendecido y recordado con suma veneración por mí. Ruego a Vuestra Excelencia Rma. que me tenga también presente en sus oraciones. Creo firmemente que V.E. Rma. me escribió la última carta dirigida a mí con afecto de verdadero Padre, por ese motivo la besé. Pero no se puede negar que esa carta es para mí una causa de ignominia sobre mi conducta después de seis años de continuos trabajos y fatigas. Agradezco sin embargo al Señor, que no ha querido que recibiese recompensa humana, sino divina, basada en el ‘Siervos inútiles somos’. Muchos que me quieren bien me pidieron que respondiera a la carta de V.E. Rma., pero no quise hacerlo, porque cuando un Superior condena de manera tan categórica a un súbdito, seguramente tendrá poderosas razones para hacerlo, por lo tanto, mi defensa era inútil. Añádase a ello que mi condena vino después de que V.E. Rma. me había prometido escucharme y hablar en serio sobre los viajes realizados hasta ahora; viendo que en lugar de escucharme era considerado perjudicial a la causa de la unión, preferí callar, y he callado. Carísimo Monseñor, V.E. Rma. sabe muy bien que durante mis viajes no dejo fuera nada; hora a hora, por así decirlo, lo anoto todo, lo que se ve, lo que se oye, lo que se hace; y lo conservo todo. Las Memorias de los tres viajes hechos últimamente contarán siempre que, si en varias ocasiones no estuve de acuerdo del Rmo. P. General, no tuve yo la culpa; el P. Viñas no puso nunca piedras en el camino para que tropezara el Rmo. P. Prepósito, y no digo más. Lo preveía todo, por eso manifestando a los Superiores que no podía en conciencia estar de acuerdo con mi P. General, presente en su momento mi renuncia como Secretario, que no fue aceptada. Y ahora me dirijo humildemente a V. e. Rma.; quiero explicar las palabras que, si no me equivoco, causaron el más grave motivo para escribir la carta citada. Si yo no hubiera explicado desde el principio a los PP. Asistentes Generales mis intenciones al proponerles el trabajo a hacer, para facilitar el éxito del próximo Capítulo General, se podría decir que después de mi condena buscaba librarme de las imputaciones a mis acciones tendenciosas. Pero no; si V.E. Rma., cuando tenga ocasión, pregunta al P. Sánchez, al P. Cianfrocca, al P. Homs, qué quería hacer el P. Viñas, le dirán que el P. Viñas, escondiendo su persona, quería comenzar haciendo inspirador, autor y ejecutor de la obra al Rmo. P. Visitador Apostólico (¡sic!), y que a este fin quería el P. Viñas pedir a V.P. Rma. que avisar al Prepósito, para que liberando al P. Viñas de la Secretaría le permitiese dedicarse por completo a la labor. Así, si por un lado se trabajaba por el bien de la Orden, se lograba por otro allanar un poco el terreno sobre el cual debo caminar desde hace algún tiempo. A todos les pareció mi propuesta muy prudente. Si luego ahí no se entendió bien la cuestión, e incluso fue interpretada como un principio de complot contra la unión, y contra la autoridad y dignidad del Rmo. P. General, y contra las disposiciones de la Santa Sede, me doy la culpa en primer lugar a mí mismo, porque con mi ignorancia de la lengua italiana no hice comprender bien aquel ‘no querer decir nada al Rmo. P. General’, y luego a las prevenciones que existen contra mí, como claramente se lee en la carta de V. E. Rma. Creo que V.E. Rma. no dudará de mis afirmaciones, y me parece imposible que V.E. Rma. haya podido suponer malas intenciones por mi parte. He dicho me parece imposible, y digo mal. Después de las informaciones del Rmo. P. General, que sé que fueron tremendas contra mí; después de alguna carta que V.E. Rma. ha recibido de España, no podía no sospechar que yo de hecho trabajase contra la unión y contra el Motu Proprio. contra las acusaciones del Rmo. P. General no diré nada; nadie se atreverá nunca a poner en duda la sinceridad y la veracidad de un Supremo Moderador; por lo tanto, el pobre acusado debe reconocer todo como una cruz que Dios le envía, y es necesario el auténtico sacrificio. Contra las acusaciones venidas de España no es el momento de decir una palabra. Diré que no me alabo de no tener enemigos, y no ignoro que incluso pueda haber amigos traidores, que merecen el desprecio de las personas que, en cuestión de justicia, saben hacer caso de las obras, y no de los chismes de seres viles. Agradezco nuevamente a V.E. Rma. su bondad, y por su propuesta de enviarme a Pompei. Después de seis años de fatigas y viajes siento la necesidad de ajustar mi espíritu en la práctica de la vida religiosa en mi provincia. Sin embargo, esperaré la decisión definitiva de V.E. Rma., de quien me confirmo, besándole humildemente el anillo, dvmo. y afmo. servidor, Tomás Viñas. Roma, 1 de junio de 1906. La respuesta del P. Mistrangelo enviada desde Florencia el 5 de junio (R% 252 n, 26) dice lo siguiente: “Querido Padre, he recibido la suya y me parece que lo mejor será que venga aquí y espero que cara a cara nos entenderemos mejor. Venga, pues, y mientras tanto me salude al P. General y a los PP. Asistentes”. Cf. también la carta del P. Sánchez con fecha 22 de mayo de 1906 al P. Mistrangelo (RG 251 a 1, 6): “Por educación, por convicción y, sobre todo, por mi carácter, soy partidario acérrimo de la paz, de la armonía, de la tranquilidad, de suavizar asperezas y de las soluciones pacíficas en el fondo, cuando los asuntos son susceptibles de ellas, o al menos en la forma cuando no lo son. Me complace sobre manera pensar y ver que este carácter y hermosas condiciones los posee V.E. Ilma. en grado superlativo, como lo tiene demostrado en mil y mil ocasiones. Por eso me dirijo a V.E. Ilma. para intentar un recurso en la cuestión del P. Viñas. Respeto, ante todo, y acato la resolución del Rmo. P. General al darle la Obediencia para su Provincia. comprendo que no puede ser Secretario suyo; esto lo reconoce el P. Viñas y ya lo probó al dimitir su cargo en el verano pasado, No tengo inconveniente en convenir con el Rmo. P. General, que no conviene que esté en Roma durante el próximo Capítulo General. ¿No podría conseguirse esto sin mandarlo a España? ¿No será peor mandarlo a España, herido y con dos meses de anticipación antes del Capítulo, que dejarlo en Italia, por ejemplo, en Génova, Pisa, Pompei o en la Abadía Fiesolana bajo la inspección de V.E. Ilma., a quien venera y respeta? Medite V.E. Ilma. sobre estas preguntas. Después del Capítulo se puede tomar una resolución definitiva sobre dicho Padre. Después de todo, este es trabajador, suficiente y buen religioso, más teórico que práctico y, por consiguiente, más a propósito para trabajos literarios y científicos que para cargos como el que hasta ahora ha desempeñado. Este es mi parecer, salvo siempre el más ilustrado de V.E. Ilma., y el de nuestro Rmo. P. General. Y entienda, mi queridísimo Monseñor, que cualquiera que sea la resolución de V.E. Ilma., en nada ha de disminuir el acendrado cariño que le profeso y mi incondicional adhesión a V.E. Ilma. Espero de V.E. Ilma. que se servirá manifestarme su última resolución, y hasta que la reciba, tratare de entretener al P. Viñas, que está arreglando su equipaje para marchar. Véase también una parte de la carta del P. Sánchez enviada al P. Mistrangelo a principios de junio (RG 251 a 1, 3): al hablar el P. General sobre el P. Viñas, le ha interrumpido el Sr. Cardenal diciéndole: “P. General, retire la Obediencia del P. Viñas y confírmele en la Secretaría, porque aquí y en España se harían muchos comentarios sobre la retirada del Secretario General en vísperas del Capítulo General”. Y en este sentido ha continuado la conversación sobre este particular”.
  61. Cf. PICANYOL, La Biblioteca Scolopica di S. Pantaleo di Roma I, p. 213. Idem, Rerum Latinarum Scriptores, p. 199.
  62. Cf. Visita a la Casa de Cracovia realizada en el mes de diciembre de 1902 (RP 57 5, 34 u), f. 33: “Permanecí cinco días en Budapest, para copiar algunos poemas de los religiosos húngaros, que quería inscribir en mi obra ‘Elementa artis metricae latinae’, próxima a editarse, y que obtuve a petición del P. Benito Csaplár, muy amigo mío”.
  63. Cf. PICANYIOL, La Biblioteca Scolopica di S. Pantaleo di Roma I, p. 213. Idem, Rerum Latinarum Scriptores, p. 199.
  64. Según consta en la Circular del 5 de agosto de 1906, firmada por él como Secretario. Cf. E.C. 1906, p. 114.
  65. Cf. Libro Registro del Secretario de Oficios Generales (RG 22 d) f.5: “El 24 de agosto fue elegido y nombrado mediante carta Secretario General el R.P. Dr. Eugenio Salarrullana de la V. de las Escuelas Pías”.
  66. Cf. Actas de la Congregación General, 8 de agosto de 1906 (RG 22) f. 9: “Para llevar a cabo una nueva edición de nuestras Constituciones, decretada por el Capítulo General, fueron designados los PP. Asistentes Generales Romano y Austro-húngaro, el Procurador General, el Provincial romano y el Archivero General”. Cf. E.C. 1906, pp. 191-197.
  67. Cf. E.C. 1906, pp. 196.
  68. Cf. Libro de Actas del Secretario de oficios generales (RG 22 d) f.1: “Nombramiento de Archivista y Cronista General. Como el Capítulo General celebrado recientemente en Roma aprobó unánimemente la proposición 4ª de la 3ª Congregación, que decía: ‘De acuerdo con la letra y el espíritu de nuestras Constituciones, nómbrense, donde no los haya, un cronista de la casa y de la Provincia, que anoten en actas todos los acontecimientos dignos de memoria, tanto en la casa como en la Provincia… de modo que los Rectores y Provinciales aprueben lo escrito por el cronista’, y como, de acuerdo con el citado Capítulo, el Rmo. P. General y sus Asistentes tienen facultad para interpretar tanto los decretos recientes como los anteriores, Nos, usando esta facultad, y para obtener sin duda mayor y mejor fruto del trabajo de los cronistas locales y provinciales si son enviados al Cronista General, con el acuerdo de nuestros Asistentes nombramos para este cargo al R.P. Tomás Viñas de S. Luis, al cual, por sus muchos méritos, confirmamos además en su cargo de Archivero General. Y Dios… En Roma, en la casa de S. J. de Calasanz, 26 de agosto de 1906”. Cf. también Libro Registro del Secretario de Oficios Generales (RG 22 d) f.5.
  69. Cf. Actas de la Congregación General, 14 de agosto de 1909 (RG 22), f. 127.
  70. Cf. Actas de la Congregación General, 4 de junio de 1908 (RG 22): “El P. Viñas presenta para su aprobación su obra ‘Index Bio-Bibliographicus CC. Reg. Pauperum Matris De Scholarum Piarum qui in universo ordine pietatem, litteras ac scientias scriptis suis foventes ornaverunt’. Se decidió que los PP. Asistentes Vary y Tarín examinen la obra e informen a la Generalidad”.
  71. Cf. Actas de la Congregación General, 11 de junio (RG 22), f. 74. Cf también Libro de Actas del Secretario de oficios generales (RG 22 d) ff. 16-17.
  72. Cf. PICANYIOL, La Biblioteca Scolopica di S. Pantaleo di Roma I, p. 273. Idem, Rerum Latinarum Scriptores, p. 140.
  73. Cf. Actas de la Congregación General, 27 de octubre de 1910 (RG 22), f.163: “Luego se nombró al P. Tomás Viñas Visitador General del colegio de Cracovia”. Cf. también en Libro de Actas del Secretario de oficios generales (RG 22 d), f. 42. Ver también en Visita a la casa de Cracovia en 1910, escrita por el mismo P. Viñas, que comienza con estas palabras: “La visita a nuestra casa de Cracovia estaba prevista para el mes de septiembre, pero a causa de la peste asiática, que causaba estragos en las ciudades de aquellas regiones, y dela enfermedad del P. General fue pospuesta hasta el invierno. Pero como habían surgido algunas dificultades que amenazaban con poner en peligro la paz de las personas y el honor de lo calasancio, la Congregación General decidió en el Señor, por consejo del Emmo. Card. José Calasanz Vives, Prefecto de la S.C. de Religiosos, enviar a Cracovia un religioso que arreglara las cosas lo mejor posible. Me nombraron a mí, aunque indigno, Visitador General, y con la bendición del citado Príncipe y del Rmo. P. General salí de viaje el 29 de octubre de 1910, a las 9 de la mañana”.
  74. Cf. Visita a la casa de Cracovia en 1910 (RP 57 7, 32). Cf. también Proposición de la Curia General con respecto a la administración de la Casa de las Escuelas Pías de Cracovia (RP 57 7, 32) f. 6: “El 27 de octubre de 1910 el Rmo. P. Manuel Sánchez, Prepósito General, nombró Visitador de la Casa de Cracovia al P. Tomás Viñas, el cual la comenzó el 2 de noviembre, el día anterior al fallecimiento del P. Manuel Sánchez, y la terminó el 25 de noviembre de 1910. Entre otras normas estableció la siguiente: ‘En adelante, hasta que el nuestro Rmo. P. Moderador lo disponga, no se haga ninguna operación económica extraordinaria, no se contraiga ninguna deuda extraordinaria, excepto las estrictas operaciones y deudas, cuya aprobación por parte de la Santa Sede Apostólica y el Superior de la Orden se ha conseguido ya, necesarias para la compra de la finca ‘Rakowice’”.
  75. Las Normas dadas por el Visitador General el 25 de noviembre fueron 40, de las cuales algunas para el correcto funcionamiento de la casa (1-5); otras para la correcta administración de la casa (6-139; otras para la correcta formación de Novicios y Juniores (14-25), y otras diversas (26.40), según consta en la citada Visita a la casa de Cracovia. Con respecto a la aprobación por la Congregación General, cf. Actas de la Congregación General, 12 de diciembre de 1910 (RG 22, f. 166): “A esta sesión fue admitido el P. Tomás Viñas, quien informó a la Congregación sobre su Visita al colegio de Cracovia, y leyó las disposiciones adoptadas por él, que fueron unánimemente aprobadas por la Congregación”.
  76. Cf. Actas de la Congregación General, 20 de abril de 1911 (RG 22), f.177: “Luego fue designado en principio Delegado General para Cracovia el P. Álvaro Monfil de la Provincia de Valencia en España”. Sin embargo, no se le dio la patente hasta el 21 de junio de 1911, como consta en el Libro de Actas del Secretario de oficios generales (RG 22 d), f. 49, ter. El mismo 21 de junio, el P. Egidio Bertolotti, Vicario General, envió una carta circular a los “Queridos Religiosos de la comunidad de Cracovia”, informando sobre el cargo del futuro Delegado General. Libro de Actas del Secretario de oficios generales (RG 22 d), f. 49, bis.
  77. Cf. Actas de la Congregación General, 8 y 12 de noviembre de 1910 (RG 22, f. 166-165).
  78. Actas de la Congregación General, 9 de marzo de 1911 (RG 22), f.175. El texto de la Patente se encuentra en el Libro de Actas del Secretario de oficios generales (RG 22 d), ff. 45 y s. y dice lo siguiente: “Puesto que por la designación del M.R.P. José C. Homs de la Purificación como Rector de S. Pantaleo el cargo de Delegado General para nuestra Provincia de Nápoles está de nuevo vacante, con el acuerdo y voto de nuestros Padres Asistentes hemos decidido nombra para ese cargo, y lo nombramos por las presentes, al M.R.P. Tomás Viñas de S. Luis, mandando a todos nuestros Rectores y demás Religiosos de esa Provincia de Nápoles que lo reciban como tal en virtud de Santa Obediencia, buscando así unánimes la salvación de las almas y el bien del prójimo.
  79. Esta petición y su respuesta se encuentran en Comentarios sobre el Generalato (RL-Sc 370, I), f. 3: “Santidad. Egidio Bertolotti de S. José de Calasanz, Vicario General de las Escuelas Pías, postrado humildemente a los pies de V.S. pide la oportuna dispensa y facultad para que el P. Tomás Viñas de S. Luis, Delegado General para la Provincia de Nápoles, goce de voz activa y pasiva en el Capítulo General”. “En virtud de las facultades concedidas por SS para resolver en asuntos presentados a la S.C. de Religiosos, oída la relación del P. Prepósito General de las Escuelas Pías, concede benignamente lo solicitado. En Roma, 16 de noviembre de 1911. J.C. Card. Vives, Prefecto”.
  80. Esta Circular se encuentra en RP 11, 282, y dice lo siguiente: “Tomás Viñas de S. Luis, Delegado General para la Provincia de Nápoles de las Escuelas Pías, a todos los Superiores y Religiosos de la esa Provincia, la salvación en el Señor. De manera inopinada yo, que me encontraba organizando los documentos del Archivo General, fui elegido como Delegado para vuestra Provincia Napolitana, cargó que me confirió en virtud de Santa Obediencia el Supremo Moderador de nuestra Orden con una carta fechada el 9 de marzo. Os ruego que me aceptéis para tal cargo más como hermano y amigo que como Superior, repitiendo las palabras de nuestro Redentor a sus discípulos: ‘No vine a ser servido, sino a servir’. En lo que a vosotros respecta, espero que unos y otros cumpláis siempre en paz y con caridad los oficios confiados de acuerdo con vuestra santa vocación. Aprovecho la ocasión para informaros que, con la ayuda de Dios, voy a comenzar la Visita a la Provincia, en cuanto arregle los asuntos que llevo entre manos. Avisaré de mi llegada oportunamente a cada Rector, invitándoles a que mientras tanto preparen todo lo que haya que revisar desde la última Visita General hasta finales del corriente mes de marzo. Que Dios os guarde. En Roma, a 19 de marzo de 1911. Tomás Viñas de S. Luis, Delegado General”.
  81. Visitó la Casa de Bellavista los días 15-18 de abril (RP 11, 282 ff. 3-6); la de S. Carlo all’Arena los días 21-22 de abril (ibídem, ff. 7-8); la de Campi los días 25-29 de abril (ibídem, ff. 9-10).
  82. Cf. Acta de la Congregación Provincial, en sesión del 22 de abril de 1911 (RP 11, 282 ff. 7-8): “En el nombre del Señor. Amén. El 22 de abril de 1911 el P. Delegado General reunió a la Congregación Provincial junto con los Ex Provinciales PP. Gisoldi y Sacchi, y les presentó los siguientes puntos para estudio y decisión. Después de madura reflexión, se determinó lo siguiente: 1º. Contribuir cada año con 100 L como fondo de la Caja Provincial. Por ahora contribuyen con 50 L cada una las casas de Campi y Bellavista. 2º. A propósito de la vida común, se decide que quienes no la deseen reciban en concepto de vestuario 10 L y 15 misas libres al mes; pero se advierte a estos religiosos que, en virtud del voto de pobreza, están obligados a avisar al Superior cada vez que realicen un gasto que supere unas cuantas liras. 3º. Cada año, al final del curso escolar, el Superior de la casa, el Prefecto de las escuelas y otro Sacerdote, deben firmar el certificado, firmado bajo juramento, sobre cómo se ha comportado cada maestro en la vida religiosa y en la enseñanza, y en los estudios. Cada uno de los indicados enviará esta carta, separadamente y en secreto, al P. Provincial. 4º. Siempre que haya de hacerse en una Casa un gasto extraordinario o resolverse una cuestión importante, el Rector reunirá a la Comunidad para pedir consejo. El voto conjunto de todos, si están de acuerdo, y el particular de cada uno de los contrarios, serán enviado al P. Provincial. 5º. Se ruega cálidamente a los Superiores locales que no tomen decisiones por sí mismos en cuestiones graves que se refieran a los religiosos en particular, sino que informen antes al P. Provincial, para evitar graves consecuencias”.
  83. Cf. la relación del P. Viñas al Vicario General hecha el 18 de abril de 1912, en RP 65, Provincia de Nápoles. Cf. también el documento del 7 de abril de 1912 enviado desde Roma por el P. Viñas al Capítulo Prov. de Nápoles, en RP 11. En este documento se ve que los principales adversarios eran los PP. Pompilio Vasca y Giovanni C. Sacchi.
  84. Cf. las Memorias del P. R. Cianfrocca para el año 1912 en DG 79.
  85. Cf. Libro de Actas del Secretario de oficios generales (RG 22 d), f. 49: “Día 30 de marzo. El M.R. P. José C. Homs es nombrado Presidente del Capítulo Provincial de Nápoles, estando impedido por causa de enfermedad el Delegado de esa Provincia”. Acerca de esta enfermedad del P. Viñas, se lee en las Memorias del P. Cianfrocca (DG 79), 6 de julio de 1912: “El P. Viñas, que ha sufrido durante todo este año a causa de varices en las piernas, hacia la mitad de mayo fue junto al mar en Finalborgo, y ha regresado hoy algo mejorado”. El mismo P. Viñas escribe en el folio 20 de su Comentario al Generalato (RL-Sc 370, I) acerca de su enfermedad en aquel tiempo: “Decidí después de los sufrimientos tomar un descanso, que por otro lado necesitaba después de siete meses, y que a causa de inflamaciones varicosas y peligro de flebitis me tuvieron acostado inmediatamente antes del Capítulo”.
  86. Cf. la Relación del P. Viñas al P. Vicario General entregada el 18 de abril en RP 65, Prov. Nápoles.
  87. Cf. Actas de la Congregación General, 25 de abril 9 de mayo, 15 y 23 de junio de 1912 (RG 22), ff.205-206, 208, 209, 210.
  88. El texto de esta Circular se encuentra en RG 24 13, 24.
  89. Cf. las Memorias del P. Cianfrocca, nota 87.
  90. Actas de la Congregación General, 18 de julio de 1912 (RG 22), f. 216. Cf. también Actas del Capítulo General de 1912, impresas, pp. 17 y 24.
  91. Cf. Actas del Capítulo General, impresas, pp. 38-40. Cf. también Comentario al Generalato (RL-Sc 370, I), ff. 11-13. En esta elección ciertamente apoyaron al P. Viñas la mayor parte de los Padres Españoles debido a su postura con respecto al Vicariato de España, bien conocida; los Capitulares de Europa Central a causa de los numerosos y provechosos viajes que había hecho a esas provincias, y también los PP. Mistrangelo, Brattina y sus amigos.
  92. Cf. Actas del Capítulo General, pp. 34-35.
  93. Ibídem, p. 35.
  94. Cf. Actas del Capítulo General, pp. 35-38.