ViñasEsbozoGermania/Cuaderno01/Cap07
Capítulo 7º. Sobre la fundación de la casa de Straznice.
A mediados del siglo XVI Constantino de Magnis llevó a su esposa Octavia Carcassola, que le había dado tres hijos en Milán, llamados Rodolfo, Juan Bautista y Maximiliano, a Praga, donde estableció su domicilio fijo, y allí tuvieron otros dos, Felipe y Francisco. Este dedicó su vida a los emperadores Fernando II y Fernando III, de los cuales recibió el Toisón de Oro, el título de Barón de Bohemia y el de Conde del S. R. I. Fue luego el primer católico al frente del Señorío de Straznice, después que los herejes fueran expulsados. Straznice es una ciudad del marquesado de Moravia junto al río Morava, en la orilla norte, desde la cual se ven al otro lodo las tierras húngaras a media milla germana de distancia. El 6 de diciembre del año 1652 falleció en su casa de Praga el Ilmo. Conde de Magnis, que viendo ya antes que no tenía ninguna esperanza de tener hijos, y no queriendo que el señorío pasara a manos extrañas, instituyó un Mayorazgo con ese motivo. De sus cuatro hermanos citados, Felipe había dejado a su muerte cuatro hijos: Francisco, Rodolfo, Maximiliano y Fernando. Francisco, el primogénito, se convirtió en el heredero del Dominio de Straznice según la institución del mayorazgo, pero como no tenía aún la edad requerida por el derecho, Maximiliano (que ingresó a la orden de los Capuchinos y tomó el nombre de Valeriano) gobernaba como tutor el señorío. Cuando alcanzó la edad legal, Francisco tomó posesión del Señorío[Notas 1].
Movido el primer conde de Magnis por el ejemplo del Cardenal y Príncipe Dietrichstein, que había traído a nuestros Padres de Roma para fundar en su ciudad hereditaria de Nikolsburg (era pariente político suyo), también é trajo a Straznice una comunidad de nuestros padres, a un edificio del que habían expulsado a los picarditas, después de arreglarlo en la medida en que le fue posible.
Vale la pena copiar la carta amabilísima que el Ilmo. Barón de Magnis escribió a nuestro padre José, y que dice lo siguiente:
- “Rvmo. Padre y muy digno de respeto,
- El instituto de las Escuelas Pías, fundado por Vuestra Paternidad, que recientemente apareció en nuestras tierras, engendrado como una pequeña grey, para mí es sin embargo muy grande, y a mí me ha conquistado totalmente, en particular la vida ejemplar de estos buenos padres, entre los cuales brilla el que más el P. Superior (era el P. Peregrino de S. Francisco, superior de la casa de Straznice), a quien muchas veces comuniqué mi deseo. Lo que más aprecio es gran celo por el honor divino y el bien público, a los cuales sirve extraordinariamente, como demuestran los hechos. Por tanto no sin fundamento me atrevo a suplicar a Vuestra Paternidad que acceda a que él pueda, con el permiso de Vuestra Paternidad, aceptar la posesión de un lugar en mis dominios, esperando que de este modo no sólo sean útiles a esta provincia, sino de mucho provecho. Acerca del lugar, me remito al juicio y relación que le hará el citado P. Superior, para que no parezca que busco el aplauso para mi propia causa. Ni le urjo insolente ni neciamente para que le escriba. Aseguro a vuestra paternidad que no sólo verá que soy un devoto y celoso de su Orden, sino que si mis deseos se hacen realidad, podrá comprobarlo en todo tiempo y lugar. Straznice, 15 de marzo de 1632. Francisco, Barón de Magnis”.
A esta carta José respondió como sigue:
- “Ilustrísimo Señor,
- Nuestra mínima y novísima religión da muchas gracias a su señoría, por lo que siente y dice de manera tan brillante sobre ella, y porque intente con todas sus fuerzas promoverla, y desee que se extienda en esas vastísimas regiones de Germania. Recibirá de Dios Omnipotente el fruto de tanta piedad, y de tanto esfuerzo en favor nuestro. Sin embargo nuestra pequeñez nada puede hacer para responder a vuestra voluntad tan inclinada hacia nosotros, aparte de nuestras pobres y tal vez ineficaces oraciones, las cuales aunque no nos las pidiera su Señoría, se las debemos como justa gratitud. Para que podamos satisfacer a quienes quisieran servirse de la obra de nuestro instituto, rogaremos al Dueño para que envíe obreros a su mies tan abundante, y para que nos conserve sano durante mucho tiempo a Vuestra Señoría. Roma, 4 de junio de 1632”. (P. Nicht).
Tanto insistieron el citado Eminentísimo Cardenal y el Ilmo. Conde de Magnis que José al principio del año siguiente aceptó la fundación de la casa de Straznice. El P. Juan Bautista de Santa Tecla, primer superior y maestro de novicios, se trasladó desde Nikolsburg a Straznice el 6 de febrero con algunos novicios al colegio e iglesia que en otro tiempo había sido de los picarditas y en poco tiempo fue adaptado para nuestro uso. El día 9 de marzo celebró la primera misa en nuestra iglesia de la Asunción de María a los cielos.
El P. Guido Nicht nos cuenta en pocas palabras quién fue, y de cuánta ejemplaridad por sus virtudes, el primer superior de Straznice.
El P. Juan Bautista de Santa Tecla, llamado en el siglo Juan Bautista Constantini, romano de nacimiento, fue enviado por el Santo Fundador en 1632 a Nikolsburg, recomendado elogiosamente al Eminentísimo Príncipe Cardenal Dietrichstein como un hombre sumamente idóneo para encargarse de nuestros novicios. De allí fue enviado el año 1633 a Straznice, y al año siguiente a la casa noviciado de Lipnik como superior y primer maestro de novicios. En 1636 fue llamado a Italia, donde falleció no como superior o maestro de novicios, sino como visitador general. Fue nombrado Procurador General por nuestro Santo Padre, y en 1642 fue llevado cautivo con él al tribunal de la Santa Inquisición. Finalmente falleció en la casa de San Pantaleo el 27 de marzo de 1649, a los 67 años de edad y 31 de vida religiosa. Fue tan eximio en sus virtudes que aquellos que habían sido sus novicios en Lipnik escribieron a Roma sobre él, alabando sus diferentes virtudes: piedad, caridad, obediencia, pobreza, castidad, humildad, modestia, paciencia, sobriedad, vigilancia.
Antes de tratar de tan egregio varón, cuya memoria está asociada a la casa de Straznice, no estará mal presentar un documento que nuestro Santo Legislador envió al superior de Nikolsburg pocos días después de la fundación de aquella casa, preocupado por la integridad de la vida religiosa y de su incremento, cuando nuestra Orden comenzaba a desarrollarse en aquellas lejanas tierras de Germania.
- “Al P. Peregrino, Superior de las Escuelas Pías de Nikolsburg en Moravia.
- Hace ya muchas semanas, por no decir meses, que no recibo cartas de V.R. Debería informarme más menudo de las cosas (domésticas) que yo puedo remediar escribiendo. Y como yo me imagino alguna de las cuales, si van bien no haga caso de lo escrito, pero si hace falta algún remedio, sigan las instrucciones que siguen.
- 1.Si no se respeta el silencio en casa, es necesario usar gran diligencia para hacerlo observar al menos tal como lo indican las Constituciones, porque en la casa en la que se observa el silencio hay una disposición óptima para permitir al Espíritu Santo que inspire buenos pensamientos a los religiosos.
- 2.Si no hubiera la debida obediencia al superior y alguno le perdiese el respeto, respondiéndole con palabras poco humildes, sea gravemente castigado durante dos o tres semanas, y automáticamente pierda la voz (voto) en aquella casa.[Notas 2]
- 3.Los profesos permanezcan en su estado, sin pensar en cambiar a otro, lo cual sería una grave tentación, y mientras permanecieran en ella se fatigarían sin mérito.
- 4.Que el hermano Ambrosio, como uno de los más antiguos en la Orden, de ejemplo de mayor virtud, y por muchas razones está obligado a hacerlo más que los demás; que me escriba una vez al mes o al menos cada dos meses.
- 5.El padre superior cuide que no se entreguen a seglares cosas escritas, ni en lengua vernácula ni en latín, que no hayan sido revisadas por el mismo superior o por alguien a quien él encargue, porque sería un grave error que se vieran fuera cosas nuestras con errores, y sería perder mucho crédito por tan poca diligencia.
- 6.Todos los nuestros procuren enseñar al prójimo más con el ejemplo de la mortificación y el desprecio de las cosas terrenas que con las palabras; y usen todos diligencia no sólo para saberse bien nuestras Constituciones, sino también para observarlas, con lo cual llegarán a ser religiosos perfectos.
- Es cuanto se me ocurre señalar a V.R. y a nuestros hermanos en Cristo, el cual les bendiga a todos siempre. Roma, 12 de febrero de 1633.
- José de la Madre de Dios m.p.”[Notas 3]