HB23B/Historia de la casa

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Historia de la casa

Lugar en el que fueron fundados nuestros Padres

Altwasser, nombre alemán que significa Agua Antigua, es una aldea del Marquesado de Moravia, diócesis de Olomuc, situado en un valle rodeado de montes elevados, con abundantes fuentes medicinales, en particular una llamada Fuente Real, no se sabe por qué la llaman así. La gente afirma que su agua sirve para curar diversas enfermedades, por lo que la toman y se la llevan a casa, a muchas millas de distancia, y no pocos dicen que les ha servido para recobrar la salud, tanto por fuera como por dentro del cuerpo. Esta aldea pertenece a la Cámara Episcopal de Olomuc, dista media milla de la ciudad de Libava, tres millas largas de Olomuc y una milla de la frontera de Silesia.

Estatua milagrosa de Santa Ana

A esta aldea la hizo famosa una estatuilla de Santa Ana, abuela del Verbo Encarnado y Madre de la Virgen, esculpida en madera, de un palmo de larga, pintada de diversos colores, con el pelo suelto, con un niño Jesús en el brazo izquierdo, también esculpido en madera, y con el brazo extendido, como para recibir algo. Está vestida con un manto como una capa pluvial. Está puesta sobre un pedestal de la misma madera.

Dudas acerca de su hallazgo

Acerca de cómo y cuándo fue hallada esta imagen, no hay nada seguro de memoria de hombres, ni se puede encontrar nada escrito acerca de su hallazgo y del origen de su culto. Sólo desde hace dos siglos existen algunos relatos de personas simples e iletradas de dicha aldea, que han recibido de sus mayores y que no concuerdan entre sí. Algunos dicen que la estatuilla fue hecha por un cierto pastor, que apacentaba sus ovejas, quien la esculpió con su cuchillo en el monte, mientras comía su pan echado en el suelo.

Diversas tradiciones de la gente

Otros cuentan como cierta la historia de que la citada estatuilla se encontraba entre las ramas de unos arbustos junto a una capilla de madera dedicada al Apóstol Santiago el Mayor en dicha aldea de Altwasser donde fue encontrada y dada a conocer por las ovejas, y en cierto modo de ellas recibió el primer culto, pues solían lamerle la cara, como de hecho aparecen signos de ello. Cosa que hacían cada vez que las llevaban por allí a pacer, hasta que los pastores y los demás se dieron cuenta de que algo debía haber por allí, puesto que las ovejas iban tenazmente a aquellos arbustos. Al final descubrieron la estatuilla, y la llevaron para ofrecerla a la pública veneración en la capilla de madera de Santiago. Pero después de dejarla en la iglesia citada, al día siguiente la encontraron en el lugar primitivo entre los arbustos, lo cual sucedió y fue observado varias veces.

Otra duda acerca de la misma

Una vez encontrada a imagen, surgió la controversia sobre a quién representaba, si a Santa Ana o a la Virgen María. La causa de la controversia era que la imagen tenía en brazos al Niño Jesús, y además que llevaba la cabeza descubierta con cabello separado, y se suele representar así a la B.V. María más bien que a su madre.

Se propone a la veneración

Al final se resolvió, se ignora con el consejo de quién, por el piadosamente difunto antiguo juez de este lugar Juan Knapprevensuil, que se le diera culto como imagen de Santa Ana, pues después de la fiesta del Apóstol Santiago el Mayor viene la fiesta de Santa Ana, y desde tiempo inmemorial se da culto a esta imagen con ese nombre. Como esta imagen recibía una gran veneración de la gente, el Sr. Párroco de Libava en aquel tiempo, a cuyo cargo estaba la ladea de Altwasser, mandó plantar en el lugar en que había sido encontrada un poste de madera con un tabernáculo esculpido encima de la columna, y puso en el tabernáculo la citada estatuilla. De hecho la parte superior de la columna se conserva y se puede ver guardada en la iglesia nueva

Se construye un templo para ella

Después de eso, no se por orden de quién, ni a costa de quien, se dice que se construyó con piedras, barro y cal una capillita oblonga en la zona de la capilla de Santiago, a unas tres orgias[Notas 1] de distancia, con un presbiterio abovedado, y en él se construyó un altar mayor en el que se colocó la estatuilla hallada.

Llega mucha gente en procesión a Santa Ana

Se extendió la fama de este hallazgo, y de las gracias que Dios Todopoderoso por los méritos de Santa Ana hacía a diversas personas, y entonces empezaron a venir a este lugar gentes de todos estados y condiciones, a veces en privado y a veces en procesiones solemnes, principalmente en las fiestas de Santiago y Santa Ana, para ofrecer el debido honor a la santísima abuela de Cristo, y para pedirle gracias, las cuales fueron concedidas por una madre tan grande a muchos de sus fieles, como prueban escritos mandados imprimir, y exvotos, que por algún descuido se perdieron cuando se estaba construyendo la iglesia nueva.

El Eminentísimo Cardenal Dietrichstein vino aquí en 1617. Libra a un energúmeno del demonio en este lugar

Como los frutos de la devoción hacia esta estatua de Santa Ana en Altwasser y las diversas divinas gracias recibidas por medio de ella no eran desconocidos al Eminentísimo, Reverendísimo y Excelso Príncipe del S.R.I. D. Francisco, cardenal de la S.R.I. Dietrichstein, obispo de Olomuc de piadosa memoria, el cual a pesar de estar atado por muchos negocios, intentaba sin embargo mostrar su piedad y reverencia, y recorrer también con los pies descalzos durante una parte del camino a Altwasser, para venir a venerar a Santa Ana con toda sumisión y devoción. Y he aquí que también él mereció una gracia, pues cuando vino en la fiesta de Santa Ana del año 1617 con una multitud de peregrinos, de pronto apareció un energúmeno de Silesia poseído por un huésped infernal que lo torturaba, y él lo liberó.

Su Eminencia tiene la intención de convertir las dos capillas en una gran basílica, pero muere

Este piadosísimo príncipe purpurado y devotísimo fiel de Santa Ana, dándose cuenta de que el número de devotos de Santa Ana crecía de año en año, y que ya no cabían en ninguna de las dos capillas a causa de la peregrinaciones multitudinarias para venerar y dar culto a Santa Ana, mostró ser un pastor solícito de su grey, e intentaba reunir y exaltar las dos iglesitas en una basílica, y sin duda proveerla con los ministros apropiados, para cuyo fin estaba ya haciendo las preparaciones materiales, y construyó hornos de cal y de ladrillos, pero fue impedido primero por la guerra sueca, y luego por la muerte, y la obra comenzada se interrumpió.

De todas estas cosas nuestros primeros Padres se enteraron por tradiciones que les transmitieron los mayores de Altwasser, pero lo cierto es que no he encontrado nada escrito sobre ello. Además entonces no se anotaron si los exvotos que fueron entregados, ni las gracias que se habían logrado por la intervención poderosa y los méritos de Santa Ana, lo cual lamenta mucho la posteridad actual.

Su Excelencia el Príncipe Carlos, obispo de de Olomuc, erige una iglesia en honor de Santa Ana y Santiago

Pasaron algunos años, durante los cuales estuvo interrumpida tan santa obra, hasta que Dios providentísimo, máximo celador del culto de sus santos, movió el ánimo del Excmo. y Rvmo. D. Carlos, obispo por la gracia de Dios de Olomuc, Duque del S.R.I., Príncipe de la Real Capilla de Bohemia y Conde de Liechtenstein, de piadosa memoria, el cual por su singular piedad y devoción hacia Santa Ana, y además por su celosísima vigilancia y cuidado pastoral, mandó continuar la construcción, y de las dos capillas hizo una magnífica iglesia en honor de Santa Ana, la Gran Abuela de Cristo y del Apóstol Santiago el Mayor, que fue acabada en el año 1688.

Esta iglesia además está rodeada de un terreno hermoso y amplio. En ella se han erigido tres altares y se han puesto suficientes confesionarios, y no le falta ninguna comodidad para que la gente que acude encuentre refugio contra la lluvia y los rayos.

Dote asignada por Su Excelencia de las ofrendas de cada año

Para que una tal esposa no careciera de dote, el anteriormente citado Excmo. Príncipe Obispo de Olomuc Carlos Conde de Liechtenstein, de piadosa memoria, se quedó para sí todas las ofrendas (que antes iban siempre a parar al párroco de Libava, de cuya iglesia eran capillas filiales) y ordeno que el dinero recaudado cada día sin excepción, tanto en los altares, como en los gazofilacios, u ofrecida en los saquitos, se dedicara al mantenimiento de los edificios, y el resto se dedicara tanto para todo lo necesario para las misas, como para comprar ornamentos.

Su Excelencia procura también el adorno de la iglesia y sus paramentos

Como el dinero para edificar la iglesia ya se iba terminando y se agotaban los medios disponibles con los cuales proveer para el debido ornato de la esposa, el Excmo. Príncipe Obispo de Olomuc Carlos Conde de Liechtenstein, de piadosa memoria, abrió la mano de su generosidad y procuró a su esposa el debido decoro con preciosos ornamentos, desde lo más grande hasta lo más pequeño. Y así, además de los bancos de madera necesarios para el edificio, añadió las imágenes para los tres altares, y dio todos los ornamentos de todos los colores, como casullas, pluviales, dalmáticas, albas, amitos, cíngulos, birretas, roquetes, corporales, bolsas, palias, purificadores y manutergios; tres cálices, vinajeras de plata y de estaño, dos ciborios para dar la comunión, una gran taza dorada, un incensario de plata con la naveta, un misal forrado de plata y otros tres, y también tres para misa de réquiem; un incensario de metal, seis grandes y fuertes candelabros de plata con un crucifijo de plata; 14 candelabros que parecen de plata, con sus 3 crucifijos y 14 candelabros más de estaño; frontales, toallas, manteles de altar, cojines de todos los colores, velos para los cálices, paños para las gradas, sotanas y roquetes ara los monaguillos y el sacristán; una campana mayor y otras dos más pequeñas, un positivo cuyo lugar ocupa ahora un hermoso órgano comprado con dinero de la iglesia.

Como el Excelso Príncipe se dio fácilmente cuenta de que no bastaba un solo ministro para esta esposa suya, concretamente el párroco de Libava (de la cual esta iglesia, como antes, depende como filial según el derecho parroquial), y no era suficiente para promover de una manera abundante y digna el culto de Santa Ana, ni para servir y satisfacer a los peregrinos que venían, intentaba razonablemente asociar a la nueva iglesia de Santiago y Santa Ana algunos religiosos que promovieran el culto divino, sirviesen a los peregrinos administrándoles los sacramentos, y llevaran una vida religiosa según los estatutos de su Orden y su modo propio.

En el año 1690 los Escolapios son llamados a Altwasser

Después de pensarlo bien, concibió la idea de fundar allí las Escuelas Pías. Para llevar a cabo una obra tan santa y tan loable escribió una carta pidiendo graciosamente ayuda al P. Alejo de S. Onofre, entonces Prepósito Provincial de Germania, y como tenía una gran confianza en el P. José de S. Juan, le pidió que lo enviara con otro sacerdote y confesor a Altwasser, para que vinieran a servir a los penitentes.

El P. Provincial los envía de Nikolsburg a Kremsier

El Muy R.P. Provincial, no queriendo desatender una petición tan razonable y una gracia tan grande ofrecida por un príncipe tan excelso, el 14 de marzo dio carta de obediencia al solicitado P. José de S. Juan y a su compañero Juan Leopoldo de Todos los Santos, y los envió con su bendición de Nikolsburg a Kremsier, para que se presentaran ante el Excmo. Príncipe y Fundador, en cuya carta de obediencia nombraba superior al P. José.

Llegaron los nuestros a Kremsier los dos citados Padres nuestros, y fueron recibidos con gozo por los Padres que vivían allí el 15 de marzo del mismo año, y el 16 del mismo mes fueron recibidos benignamente en audiencia por el clementísimo Fundador, quien les dio información e instrucciones sobre lo que tenían que hacer en Altwasser. Nuestros Padres recibieron del Excelso Príncipe 100 FR para el viaje y la bendición, y volvieron a casa.

Llegan a Libava con un decreto para el párroco y otro para el senado de Libava

Al día siguiente, 17 de marzo, salieron de Kremsier hacia Lipnik con el P. Bernardo de S. Felipe Neri, que era entonces Rector de Kremsier. Hicieron noche allí, y 18 de marzo siguieron viaje hasta Libava, distante media milla de Altwasser, y allí presentaron un decreto del Excelso Príncipe al M.R.Sr. Juan Tadeo Mauer, párroco entonces del lugar, y otro al Ilustre Senado de Libava. En este les pedía que ofrecieran alojamiento a los dos Padres en el hospicio de Santa Ana de Altwasser, o en casa del juez del lugar, o de algún otro habitante, donde más agradara a los Padres, mientras preparaban una vivienda para ellos. En el otro decreto dirigido al párroco le mandaba que no pusiera ningún impedimento a estos Padres para que lícita y libremente pudieran celebrar misa en Santa Ana de Altwasser, y del mismo modo administrar los sacramentos de la penitencia y la Eucaristía a los peregrinos que fueran allí. Al principio el Sr. Párroco parecía contrario a la venida de estos dos Padres, pues con ellos disminuirían no poco sus entradas, pero como no podía resistir al torrente, concedió libre y pacífico ingreso en Altwasser a nuestros Padres.

Nuestros Padres celebran la primera misa

El 19 de marzo, fiesta de San José, celebraron allí por primera vez la misa, y como aquel año la fiesta caía en el Domingo de Ramos, el P. Bernardo de S. Felipe Neri, Rector de Kremsier, los bendijo. Terminada esta ceremonia, los Padres fueron el mismo día a Budisov, ciudad que dista tres cuartos de milla de Altwasser, para visitar al Muy Rvdo. D. Severino Francisco Zeiske, en aquel tiempo Decano rural, a quien presentaron sus obsequios y pidieron su recomendación, y fueron muy amablemente recibidos por él. Después de comer con él, regresaron a Libava.

Se reúnen amistosamente con el Decano y Párroco

Al día siguiente, 20 de marzo, fiesta de S. Joaquín, patrono de nuestra Orden, tras tener un encuentro satisfactorio con el párroco del lugar, el P. Bernardo de S. Felipe Neri, Rector, volvió muy temprano a Kremsier, y los Padres José y Leopoldo fueron a Altwasser a tomar posesión del lugar, y eligieron quedarse de momento en la habitación del juez de la aldea en la que solía quedarse el Eminentísimo Cardenal y Obispo de Olomuc Dietrichstein de piadosa memoria cuando venía peregrino a Altwasser llevado por la devoción.

Toman posesión de Altwasser

Ese día citado los Padres comenzaron a celebrar misa en la iglesia de Santa Ana, permaneciendo en la residencia elegida hasta el 18 de junio de 1690, día en que comenzaron a vivir en una casita nueva de madera para 4 religiosos que les habían preparado, mientras se construía la nueva casa o colegio.

Instrumento de fundación

El 19 de octubre de 1690 se aprobó el instrumento de fundación, observando lo que hay que observar, siendo Prepósito Provincial de Germania el P. José de Santa Catalina, por el Excelso Príncipe y Obispo de Olomuc Carlos, Conde de Liechtenstein, quien entregó un capital de 8000 FR para ponerlo a un interés del 5% para mantener, alimentar y sustentar en Altwasser a tres sacerdotes y un clérigo o lego que residirían permanentemente, con la condición expresa de que los Padres estuvieran y permanecieran allí como un misión incorporada a su casa de las Escuelas Pías de Kremsier hasta que fuera construido el colegio que, con la ayuda de Dios y si le daba suficiente vida, el clementísimo Fundador pensaba edificar y fundar, o bien esperaba que lo hicieran sus sucesores, y pudieran alimentarse y sustentarse decentemente un número suficiente de religiosos allí, según las bulas pontificias.

Obligaciones de los Padres

Mientras tanto los Padres tendrían paciencia viviendo en la casita de madera. Su ocupación y cuidado sería, además de vivir la vida religiosa que según su instituto y profesión debían observar, en primer lugar promover el culto divino, satisfacer a los peregrinos que fueran a la iglesia, recibir a los niños en la medida que se lo permitieran sus otras obligaciones para formarlos en la piedad, buenas costumbres y letras y en las demás buenas artes, y además recordar en sus oraciones incesantemente a su clementísimo Fundador, tanto en vida como después de muerte. Así, pues, esto es lo que hacían nuestros Padres al principio, entre otras cosas.

Se ponen los cimientos del colegio, y la primera piedra

El 15 de julio de 1692 se comenzaron a construir los cimientos para el nuevo colegio. La primera causa del retraso fue que debía construirse un muro en torno a la misma iglesia y el cementerio adjunto. Había varios planos y proyectos para la casa, de modo que cuando ya se habían hecho los cimientos y las paredes tenían cierta altura, se hacían cambios y modificaciones, por lo que la fundación no permanecía en el mismo estado, sino que aumentaba de año en año. Más tarde, el 13 de septiembre de 1692, cuando ya se habían puesto en parte los cimientos, se hizo la bendición solemne de la primera piedra, y fue puesta por el P. José de S. Juan, Superior de la casa, con las oraciones prescritas por el ritual romano, en presencia del Sr. Decano, el Sr, Párroco de Libava, los Sres. Cónsules y algunos ciudadanos de Libava y Budisov, con una lámina redonda de plata enviada de Kremsier por el clementísimo Fundador en la que estaban escritos el año y el día, los nombres del Pontífice Inocencio XII, el Emperador Leopoldo I, el Fundador clementísimo, por cuya piadosa generosidad se fundaba, erigía y dotaba el colegio de los PP. Escolapios de Altwasser.

En otra placa de estaño estaban escritos los nombres del M.R.P. General nuestro Juan Francisco de S. Pedro, del Prepósito Provincial de Germania José de Sta. Catalina, y de los miembros de la comunidad de entonces: el P. José de S. Juan, Superior; el P. Mansueto de S. Juan Bautista, maestro de la escuela; el P. Jacobo de S. Francisco Javier, predicador, y el H. Pedro de S. José, cocinero, para perpetua memoria de la fundación de esta casa de las Escuelas Pías.

Primer ejercicio del instituto y devoción

Aunque eran pocos los obreros en esta viña del Señor, se pusieron a trabajar en el ejercicio y propagación de nuestro instituto desde el comienzo, en razón de su vocación, educando a la juventud ruda y pobre en las letras y buenas costumbres y enseñándoles e catecismo y la piedad cristiana, y continuaron dedicándose a las escuelas con todas sus fuerzas para lograr este fin.

Su Excelencia añade 8000 FR para otros 4 sacerdotes

El año 1693 un nuevo brillo iluminó a las Escuelas Pías, pues el clementísimo Fundador conoció, con su cuidado vigilante y preocupación pastoral para promover el culto divino, que acudía más y más gente para cumplir sus devociones, por su singular confianza en la Gran Abuela de de Cristo y para conseguir su gracia, y que con la ayuda del Espíritu Santo esa devoción seguía creciendo, y no poco, entre los fieles cristianos, y por ello con su singular piedad y celo para aumentar la veneración y el culto de Santa Ana, la Madre de la Virgen, aumentó el número de Padres que residían en Altwasser, y para ello a la fundación existente añadió otros 8000 FR, de modo que a los cuatro religiosos que residían en Altwasser se añadieran otros cuatro, que residirían allí en el futuro perpetuamente.

Continúa la construcción del edificio

Continuado la construcción del edificio, los carpinteros de Olomuc comenzaron a prepara las vigas para el tejado, mientras los albañiles seguían la obra comenzada, y pusieron los cimientos de las partes este y sur, y llegaron hasta el segundo piso. El 20 de abril de 1694 los albañiles retomaron el trabajo en nuestro edificio, y subieron las paredes principales hasta la altura del tejado. De este modo los carpinteros hacia la mitad de septiembre pudieron poner las vigas en orden y colocar sobre ellas el tejado de la mitad del edificio, que ya estaba terminado.

Finalmente, como el clementísimo Fundador se dio cuenta de que para seguir aumentando en Altwasser la antigua devoción en honor y veneración de Santa Ana, y poder acoger a toda la gente que vendría, movido de nuevo por su celo hacia la Santa Madre de la Virgen María, quiso consolidar la fundación instituida para librarla de todas molestias e impugnaciones de los obispos o de cualesquier otros en el futuro, de modo que los Padres y religiosos pudieran establecerse sin ninguna amenaza de expulsión o terminación, y que estuvieran seguros en su lugar según las Constituciones y bulas Pontificias, con todas las exenciones y privilegios por parte de la Sede Apostólica, y fundó el Colegio de Altwasser para los citados Padres y Religiosos Clérigos Regulares Pobres de la Madre de Dios de las Escuelas Pías, concediéndoles los indultos habituales, después de pensarlo bien, del mejor modo posible, con todas las de la ley.

El Fundador aumenta la fundación en 8000 FR, y completa el número de 12 religiosos; añade 2000 FR para mantenimiento

Para completar el colegio llegando a 12 religiosos, de los que ya había 8, añadió un nuevo capital de 8000 FR, más 2000 FR para mantenimiento, poniendo la fundación en manos del P. José de Sta. Catalina, a la sazón Prepósito Provincial de Germania. Finalmente, como el edificio pensado para 8 personas no era ya suficiente, intentó completar la cuarta parte de la casa, cosa que hubiera hecho si no le hubiera sorprendido la muerte el 23 de septiembre [de 1695], con lo cual se turbó toda nuestra esperanza y la de la corte episcopal. A pesar de la muerte del fundador, el mismo año se pusieron las baldosas del corredor inferior, y se levantaron las paredes transversales para separar las habitaciones, y en otras habitaciones se enyesaron las paredes, como el comedor, las escuelas y el piso superior.

Se ponen los cimientos para la 4ª parte, que se termina

En 1696 se pusieron los cimientos para erigir la cuarta parte, que en el mismo año se levanto hasta el primer piso.

Al acabar el mes de septiembre de 1700, terminó también el trabajo de los albañiles, con la terminación de la cuarta parte del colegio, de modo que quedó ya completo, además de los muros del huerto, que se completaron en años sucesivos.

Consagración de nuestra iglesia

Después de haberlo deseado durante mucho tiempo, por fin el 11 de octubre de 1705, que era el 19º domingo después de Pentecostés, consagró con un solemne rito la iglesia de Santiago y Santa Ana el Rvmo. e Ilmo. D. Francisco Julián, Conde S.R.I. de Braida y Ronseco, Canónigo de Olomuc y Sufragáneo del Serenísimo Duque y Obispo Carlos de Lotaringia y Barry, Obispo de Hipona, y se colocó una lápida en la puerta de la iglesia, diciendo que se sentaba en la sede de Pedro Clemente XI; era Emperador de Romanos José I; General de la Orden de las Escuelas Pías, Pedro Francisco de la Concepción de a B.V.; Moderador de las Provincia de Germania y Hungría, el P. Plácido de S. Bernardo; Rector de la casa, el P. Constantino de la B.V.

Acudieron a este solemne acto y función no sólo las Escuelas Pías, sino también decanos, párrocos y mucho clero seglar. Por la tarde, el citado Rvmo. Sr. Sufragáneo confirmo a algunos millares de personas en la iglesia recién consagrada.

Ni durante los primeros años ni actualmente ha dejado de crecer la afluencia de peregrinos que vienen por separado principalmente los domingos y días festivos a cumplir sus devociones. Durante todo el año, y por orden según las ciudades, llegan solemnes procesiones a venerar a Santa Ana, con peanas llevadas por jóvenes y muchachas hermosamente vestidos. Llegan normalmente procesiones desde Olomuc, Opava, Fulneck, Ratiborice, Kremsier, Lipnik, Prerov, Neustadt, Nueva Tischin, Podenstadt, Libava, Budischov, Berona, Hossio Wigstadt, y de aldeas como Gudersdorff, Monkerdorff, Sponavia, Ekersdorff, Jaktero y Katzerol.

Cuando más acuden en las fiestas de Santiago y Santa Ana, en cuyos días comulgan 12 o 13 mil peregrinos; su número anual pasó de 32192. Se celebraron 3452 misas al año, tanto por los Padres escolapios como por otros sacerdotes regulares y seculares. Vienen también a menudo prelados con ínfulas, canónigos, y también el mismo Rvmo. y Excmo. Príncipe Obispo de Olomuc y otros de noble estado y condición de uno y otro sexo, en diversas ocasiones, para practicar su ferventísima piedad hacia la Gran Abuela de Cristo Santa Ana, quienes ofrecen exvotos de plata, anillos de oro, vestiditos preciosos y muchas libras de velas, por haber obtenido gracias, todo lo cual está diligentemente anotado para propagar y promover el culto de Ana.

Notas

  1. La orgia griega medía 1,80 metros [N. del T.]