Barcelona (ES) Real colegio San Antón
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Datos
Demarcación Cataluña
(1815- )
Antecedentes históricos.
Abrir un colegio en Barcelona fue objetivo prioritario de las Escuelas Pías, y así consta documentalmente en las peticiones que, para fundar una casa, se hicieron en los años 1643, 1657, 1664, 1677, 1685, 1777... por parte de los propios escolapios o por parte de obispos o síndicos de la ciudad condal. El año 1806 el P. Agustín Espina, al que se puede considerar el introductor de las Escuelas Pías en Barcelona, obtuvo el rey Carlos IV los permisos necesarios para la fundación; la falta de ciertos requisitos legales y, posteriormente, la guerra del francés obstaculiza la apertura. Esta se formalizó el 21-7-1815 en que los escolapios tomaron posesión del convento de los antonianos, situado junto al portal de San Antón, una de las puertas de la ciudad. El convento de los antonianos fue erigido en el 1434 y estaba destinado a hospital. Constaba de un hermoso y amplio templo de estilo gótico catalán, edificio calificado entre los mejores de Barcelona, que poseía un retablo dedicado al titular del templo y era obra del maestro Jaime Huguet (1415-1492); se le considera como una obra maestra de la pintura gótica y que desaparece como consecuencia del incendio de 1909. Además poseía un cuerpo de edificio de reducidas dimensiones, dedicado a hospital y residencia de la comunidad, y un huerto. El colegio escolapio heredó de los antonianos el culto y las tradiciones de las cofradías que radicaban en el templo; la más característica y popular era la bendición de animales el día de la festividad del santo, 17 de enero, que culminaba con los típicos «tres tombs».
Desarrollo histórico.
El 26-11-1815 se abren las clases de «primeras letras, leer, escribir, aritmética, gramática y retórica» y fue tal la afluencia de alumnos que, a los pocos meses, los locales fueron insuficientes. El P. Antonio Ros fue su primer rector; la casa en muchos documentos del siglo XIX es denominada con el nombre de «Escuelas Pías de Barcelona».
Para poder atender las numerosas peticiones de ingreso de nuevos alumnos, se solicita y se obtiene la donación de un edificio del Real Patrimonio, antigua sede de la Generalidad, situado en frente de la iglesia de San Antón. Se toma posesión de dicho edificio el 5-1-1816, instalando en él nuevas clases y el noviciado. Los escolapios muy pronto acreditan fama de óptimos maestros, de que venían precedidos, y así lo demuestran en las academias o exámenes públicos que se celebran los días 7 y 8-7-1817, presididos por las primeras autoridades de la ciudad con amplio eco en los diarios de la época.
Al estar situado el colegio de San Antón en la capital, centro de Cataluña, favorecía, por tanto, la dirección y gobierno de la Provincia constituyéndolo en sede del P. Provincial (20-3-1819). Hubo un breve paréntesis, en los años 1833-1843, en que el P. Francisco Sola desempeñó el cargo de Superior general de España (Vicario general) y fijó su residencia en San Antón; por esta causa el P. Provincial residió nuevamente en Mataré. La sede de la Curia provincial radica, pasado este período, en la comunidad antoniana hasta el año 1939, en que se traslada al de «Nuestra Señora». En 1970 retorna la Curia provincial al edificio de San Antón, pero segregando parte del edificio para constituir comunidad propia. En 1982 se suprime, de nuevo, la comunidad de la residencia provincial y el P. Provincial pasa a formar parte de la comunidad de San Antón.
Las Escuelas Pías de San Antón abren sus puertas sin un concierto con el ayuntamiento de Barcelona y, para subvenir a las necesidades de los religiosos y mantener la enseñanza gratuita, se comienza con la fundación del seminario (internado), que es frecuentado por la clase alta de la ciudad. Adquiere este centro gran prestigio y, la demanda de nuevos alumnos, obliga a ampliar el primer edificio en 1827. Este año los reyes Fernando VII y Amalia visitan el colegio y el seminario, otorgando a los mismos el título de «Real». En 1846 aprovechando el derribo de las murallas de la ciudad que ahogaban su crecimiento, se adquiere el solar que queda frente al colegio para levantar un nuevo edificio de planta destinado principalmente a internado. Era Provincial el P. Feliu, rector de la casa el P. Vicente Tió, siendo designados por entender de proyectos y nuevos trazados los PP. Bernardo Collaso y Calasanz Casanovas. En el mes de noviembre de 1847 se inauguran las nuevas instalaciones. En 1868 desaparece el portal de San Antón y se obtiene permiso para hacer obras en los chaflanes del edificio, modificarlos y ampliar los cuerpos de lo edificado anteriormente. Con esta reforma la fábrica del colegio quedó constituida hasta la devastación de 1909. Formaba el complejo escolar un edificio en forma de «U» con los salientes hacia la Ronda de San Pablo; constaba de planta baja, tres pisos y azotea; en la parte de la izquierda, y con fachada construida sobre la misma calle, estaba el seminario y la residencia del P. Provincial. El colegio estaba dividido en secciones, y al frente de éstas había un subdirector, para mejor formación de los alumnos. Las aulas eran amplias, había laboratorios, talleres, salas de dibujo, salón de actos, salas de visita, oratorio para internos. Se enviaron planos del mismo a la exposición de París.
Como la demanda de plazas era grande y el local insuficiente, se acuerda abrir centros filiales o sucursales en diferentes puntos de la ciudad. En el año 1893 se alquila una amplia mansión señorial, en el Carrer Ampie, 28, trasladándose allí la sección de vigilados, con el mismo equipo directivo que tiene en San Antón, estando al frente de la misma el P. Salvador Riba. En el año 1900 se le designa superior propio a dicha fundación, que toma el nombre de colegio Calasancio.
Es también en 1893 cuando se decide trasladar el seminario o internado a otra sede, levantando un edificio de planta que responda a las nuevas corrientes pedagógicas, con amplios espacios y abundantes patios de recreo. Se adquiere una viña a las afueras de Barcelona, en el término de Sarria, y se construye un suntuoso edificio, donde se traslada el internado de San Antón con su respectivo equipo de formadores. Era rector en estos momentos el P. José Gispert, que fallece abrumado por las deudas, y le sustituye al frente de la comunidad antoniana el P. Anglada único superior de los tres centros docentes, hasta el año 1900 en que se designan superiores propios para las filiales y dejan de depender de la casa madre.
El 26-7-1909, dentro de los sucesos de la «semana trágica», San Antón es incendiado y, según parece, fue el primero. La «semana trágica» fue, en principio, una revuelta en contra del envío de tropas a Marruecos; luego derivó en una revolución anticlerical, con la quema y la destrucción de más de ochenta conventos y edificios religiosos en Barcelona, La destrucción de San Antón fue enorme: se perdieron irremediablemente las tablas góticas del maestro Huguet, los archivos que contenían gran parte de la historia de la Provincia y del colegio, la biblioteca con más de 80.000 volúmenes; la iglesia quedó calcinada, pero pudo ser reconstruida y del edificio destinado a las escuelas, edificado en 1846, sólo quedaron las paredes.
El porqué de este incendio ha sido una pregunta a la que se ha respondido de diversas maneras. Todavía la memoria colectiva conservaba el recuerdo de lo acontecido en la llamada «matanza de frailes» en la revolución de 1835, cuando al ir un piquete a incendiar el colegio, la voz de uno de los componentes del grupo los detuvo al grito de «estos no, que enseñan al pueblo». Según algunos la quema fue provocada por las arengas, pronunciadas por Ferrer y Guardia, fundador de la «Escuela moderna» de ideología ácrata; para otros, fue un objetivo casual, sin intención prefijada; y finalmente, hay quien opina que la causa estuvo en la diferenciación de alumnos de pago y alumnos gratuitos. Grande fue la consternación de los religiosos, pero el apoyo recibido desde todos los estamentos levantaron el ánimo. Entre las muestras de ayuda estaba la jerarquía eclesiástica (el Papa Pío X donó un copón y el obispo Torres y Bagés, además de un mensaje de aliento, dio un fuerte donativo); los antiguos alumnos ofrecieron su colaboración; y, sobre todo, la llegada de los alumnos en el mes de septiembre, para empezar el curso dio nuevos bríos a los religiosos. Se habilitó, como se pudo, la parte no damnificada y se buscó un local provisional, para suplir la parte destruida, en el paseo de Gracia, n. 7. Los alumnos del paseo de Gracia se trasladaron en 1912, a la calle Diputación 277 y obtiene ese mismo año la erección canónica con el nombre de colegio de «Nuestra Señora de las Escuelas Pías». Mientras, se reconstruye un nuevo edificio en el solar de la ronda de San Pablo, que es el actual, con toda la fachada dando a la calle con planta baja y cuatro pisos. Edificio funcional, pensado como colegio, con amplios pasillos y luminosas aulas; muy apto para poder organizar los grupos en secciones. Fue inaugurado en el año 1928.
El colegio para poder continuar con su labor docente y escapar de la prohibición de enseñar, que dictó la legislación de la II República, toma la forma legal de «Mutua docente: Padre Eduardo Llanas». Se ensaya, por breve tiempo, el regentar escuelas parroquiales, como la de Las Cortes, que eran reconocidas por la constitución.
La guerra civil de 1936, supuso otra vez la prueba de fuego para el centenario colegio. El 19-7-1936 un grupo de milicianos prendieron fuego al edificio, que destruyó totalmente la iglesia y la parte de vivienda dedicada a la comunidad. Esto supuso la desaparición de los archivos local y provincial, también el fuego arrasó las escuelas de los alumnos gratuitos. Esta vez se salvó de la destrucción el edificio terminado en 1928; la comunidad pagó su tributo de sangre por primera vez. Fueron asesinados los PP. Prudencio Soler, Pedro Raich, José Matas, Matías Cardona y Enrique Bou; el Hno. Casimiro Sala muere en la cárcel. La parte del edificio no destruida fue ocupada por la CNT-FAI, instalando en ella un cuartel y un ateneo libertario.
Al ser recuperado el colegio en el 1939, existieron dudas de volverlo a abrir; la ilusión y tesón del P. Joaquín Tous y de un pequeño grupo de escolapios, logró su reapertura; el 1-10- 1939 se inicia el nuevo curso con 436 alumnos y que al finalizar el mismo se llegaba a 616. Se imponía la reconstrucción del colegio; se decide levantar una nueva iglesia, situándola en el centro del edificio y en el primer piso. De la primera capilla gótica sólo queda, como recuerdo de su grandeza, los pórticos y el atrio. Se remodela la parte destruida para residencia universitaria y se logran nuevos patios para los alumnos. En 1944 se abre una sucursal, en la plaza de las Navas, con dos grupos de primaria y en régimen de gratuidad, casi total, que perdura hasta 1950. El problema de San Antón, dado el volumen de su alumnado, es la poca superficie para patios de que dispone. Se va paliando esta dificultad con la compra de nuevos espacios en el solar, la construcción de un patio elevado y alquilando un edificio, en la ronda de San Pablo, 58, que estaba dedicado anteriormente a establecimiento de duchas y baños públicos. Se instala en el mismo, después de las pertinentes reformas, una piscina (1980).
Desarrollo pedagógico.
Se puede deducir del continuo crecimiento del colegio antoniano su prestigio, calidad de enseñanza y el crédito pedagógico del mismo. La matrícula de alumnos también testifica ser un colegio con un alumnado muy numeroso, con la imposibilidad de admitir más peticiones por falta de espacio. La primera estadística que se conoce es del año 1821 y da la siguiente situación: primeras letras, 400 alumnos; aritmética mercantil, 80 alumnos; gramática latina, 90 alumnos; retórica y poesía, 41 alumnos; matemáticas, 24 alumnos; un total de 635 alumnos, más los internos (unos 80). De 1847 existe el cuadro de materias que se impartían y su respectiva matrícula: clase de deletreo, 350 alumnos; clase de lectura, 120 alumnos; clase de escritura, 180 alumnos; clase de urbanidad, principios de gramática, retórica y aritmética, 70 alumnos; clase de escritura superior y complemento de las enseñanzas superiores de geografía, álgebra y geometría práctica, 100 alumnos; clase de latinidad, 120 alumnos; humanidades, 40 alumnos. Total: 980 alumnos. En el año 1909 las enseñanzas que se impartían eran: párvulos, primaria, comercio, bachiller, clases nocturnas y la residencia universitaria; un total de 1.352 alumnos. El curso 1949, el plan de estudios del colegio estaba constituido por el parvulario, la enseñanza elemental (primaria), enseñanza media (7 cursos de bachillerato), clases de orientación profesional (1.° y 2.° ciclo), clases de preparación mercantil (peritaje mercantil) y academia mercantil (clases nocturnas dedicadas a jóvenes y adultos). Todo ello hacía un total de 1491 alumnos y hay que añadir la residencia universitaria.
En 1982 el plan de estudios y matrícula es: preescolar (parvulario), 201 alumnos; EGB, 1.003 alumnos; BUP, 426 alumnos; COU, 120 alumnos. Total 1.750 alumnos. Los que atienden a estos alumnos son: 9 escolapios, 65 profesores seglares y 32 de personal no docente. A partir del curso 1978-1979 se introduce la coeducación.
Ya se ha advertido que los dos incendios que ha sufrido el edificio le han desposeído de mucho material pero, gracias a la búsqueda paciente y tenaz de investigadores y archiveros, van apareciendo documentos que han de permitir, en un futuro, delinear el ideario y métodos de trabajo de las Escuelas Pías. Así en las memorias de principio de siglo se contienen los reglamentos de la escuela; cabe mencionar el «Reglamento del seminario de las Escuelas Pías de San Antón de Barcelona» de 1850 y el «Reglamento interior del colegio de las Escuelas Pías de Barcelona» (1898). Este último es un excelente manual de funciones de todos los que intervienen en el quehacer educativo: el rector-director, el vicerrector, el vicedirector, los subdirectores, los profesores, los ayudantes, los criados y los alumnos. Destaca la claridad de los objetivos, la formulación de los medios, la cooperación y el trabajo en equipo de toda la comunidad docente con reuniones semanales, la visión personalizada y la evaluación continua del alumno y la priorización de los estímulos positivos sobre los castigos.
San Antón fue desde los inicios lo que se podría llamar un colegio piloto de la Provincia, como antes lo había sido Mataró. Era una especie de Normal para las Escuelas Pías, donde se centraban los mejores maestros del grupo y, junto a los cuales, los jóvenes hacían su aprendizaje. También en este tipo de colegio, que solía estar la casa provincialicia, era donde se experimentaban las nuevas técnicas, desde donde salían los nuevos libros y usos que luego se pasaban a los restantes colegios de la Provincia. Por eso no sorprende la gran cantidad de escolapios que han trabajado en San Antón y han pasado a la historia de la Provincia, como maestros insignes; es la prueba más concluyente de la calidad educativa de las Escuelas Pías de San Antón. La sola enumeración de los nombres de los difuntos sería impresionante; en el grupo no sólo destacarían los excelentes pedagogos sino también renombrados científicos, literatos, humanistas, músicos, pintores y, más importante, varones de piedad profunda y celo apostólico. Lo mejor de la Provincia.
Como dato curioso de cómo trasciende a toda la Provincia, y en este caso a las Escuelas Pías del País, un «logro» de San Antón es la llamada «bata escolapia». Este delantal, de uso exclusivo para los momentos de permanencia en la escuela, favorece la limpieza, la igualdad en las aulas y ahorra vestuario a las familias. Fue diseñado e introducido por los escolapios de San Antón en el 1905; fue obra de los PP. Cátala y Cornelias y de la hermana del primero que la diseñó y confeccionó el primer modelo.
La prueba más concluyente de la fecundidad educativa de un colegio son los alumnos que se han formado en él. La destrucción de los archivos, a que antes se ha aludido, es donde más vacío de información se ha producido. Alumnos de San Antón que han descollado, entre otros, han sido (se dan los nombres de los que han fallecido): Eclesiásticos: S. Casañas, J. Gras, J. M. Vilaseca, J. Vives. Científicos, investigadores: J. Arbós, J. Botet, E. Rogent, J. Trueta. Literatos y artistas: A. Bruni, M. de Cabanyes, N. Campmay, A. Ferrer, J. M. Folch y Torres, A. Guimerá, M. Milá y Fontanals, F. Mares, A. Rubio y Lluch. Políticos: J. Beltrán, J. Burgada, R. Mercader, F. Pi y Margall, E. Figueras, N. Pía i Deniel, J. Pich y Pont, F. Rius y Taulet, I. Sunyol... Pero, ciertamente, la mayor satisfacción y timbre de gloria de San Antón es el haber sido y ser educador de la clase popular de la barriada donde radica. Para incrementar esta faceta, durante muchos años, se han mantenido clases nocturnas, para jóvenes obreros, de peritaje o comercio; hasta 1978 se impartieron clases nocturnas de BUP.
Asociaciones y revistas.
Pero la obra educadora no se termina con el horario escolar, culmina y se perfecciona con las actividades para-escolares. Desde los inicios destaca el colegio escolapio de Barcelona en estas actividades. Así en noviembre de 1823 se imparte un curso de matemáticas puras, a cargo del P. Feliu, que es abierto a alumnos o no del colegio que les pueda interesar. En 1831, en las mismas condiciones, destaca otro curso de lengua griega. En la prensa de la época hay múltiples testimonios de la actividad y calidad educativa del colegio de las rondas, sobre todo con motivo de las visitas de personalidades de la vida pública al colegio. Es recordada con especial afecto la realizada el 28-11-1850 por San Antonio M.ª Claret, arzobispo de Santiago de Cuba, que quedó gratamente impresionado del ambiente de piedad y estudio; prometió gestionar ante Isabel II la implantación de la obra calasancia en la Isla de Cuba. La primera y segunda expediciones de escolapios a América en 1856 y 1857 estaban compuesta por acreditados profesores de las Escuelas Pías de San Antón. También, con ocasión de los exámenes públicos, aparece en los periódicos realzada la enseñanza de los escolapios.
A finales de siglo, se crea una red de movimientos y asociaciones para acrisolar la formación recibida en las aulas. La más sobresaliente es la Academia Calasancia, fundada por el P. E. Llanas el 7-3-1888, pensada fundamentalmente para los antiguos alumnos. Pretende la formación integral de los socios y su inserción en el mundo socio-laboral, desde una perspectiva cristiana. Promueve conferencias, debates, veladas literarias, certámenes poéticos, conciertos, excursiones y edita la revista «Academia Calasancia» (1891-1931), que es una de las de más prestigio entre las escolapias. Una buena parte de los miembros de esta asociación figuran entre las personalidades más destacadas de la Barcelona de principio de siglo. Existía la «Academia de Santo Tomás de Aquino», para bachilleres y estudiantes de comercio, y la «Congregación del Santo Ángel», para alumnos de primaria; junto a cada grupo funcionaban células del apostolado de la oración. Estos grupos promocionaban veladas y representaciones teatrales, confeccionaban los decorados; había parte musical y eran excelentes talleres de arte. La revista «Ave María» era el vehículo de expresión y comunicación con varios grupos, que también existían en otros colegios escolapios.
Como actividad importante de la «Congregación Mayor de Nuestra Señora de las Escuelas Pías y de San José de Calasanz» se creó el «Centro Obrero Calasancio», a semejanza de los ateneos obreros de la época, que tenía unos fines formativos, recreativos e instructivos. Comenzó su actividad a principios de 1906 y hay noticias de su existencia en 1929, aunque los datos de la última década son escasísimos. Él centro se instaló en la calle Riereta n.° 24, principal, cercana al colegio. El local tenía capilla, salón de actos, aulas y otras dependencias, aunque para las concentraciones generales y actos públicos se utilizaban las dependencias de San Antón. Parece que a partir de 1909 se trasladó a los locales del colegio antoniano, situados en la calle de San Antonio n.° 2 y 4, es decir, donde estaban las clases de gratuitos y allí permaneció hasta su desaparición. Antes de 1909 -semana trágica- era director el P. Manuel Serra y después lo fue el P. Ramón Colomer. En 1909, después de la quema del edificio escolapio, se encargó del centro la Academia Calasancia, sólo por un año, aunque se mantuvieron buenas relaciones después e, incluso, algunos académicos ejercieron funciones directivas en el centro. De 8 a 10 de la noche se daban clases de primaria en catalán y en castellano, de comercio y complementarias y, mensualmente, había conferencias para todos. Tuvo un cuadro de teatro dramático que ofrecía representaciones en catalán y en castellano cada mes en su local. Una sección excursionista organizaba salidas los domingos. No se sabe qué deportes se practicaban, excepto el tiro al blanco en 1908. La sección coral estuvo dirigida, primero, por el maestro Martiriá Pía y, después de 1908, por Fernando Ardévol. La «Capilla de Música» era invitada a diversos actos religiosos-culturales. El P. Juan Arimón editó un devocionario para obreros «Jesús el amigo de los jóvenes obreros» (Barcelona, 1906). El centro publicó un boletín del que hay noticia sólo de los dos primeros números. Todo lo publicado por el Centro estaba en catalán. Posteriormente han continuado existiendo asociaciones para la formación integral de los alumnos. Así, en los años 1940-1960, se resucitó la asociación de antiguos alumnos llamada «Asociación de San Antón», que en los años 1955-1965 adquirió mucha vitalidad, promocionando actos culturales como conferencias, cine forum (que fue de los primeros y más acreditados de Barcelona), siendo un centro de residencia y promoción de la identidad catalana. No en vano, y todavía en la clandestinidad, se celebró en el salón de actos del colegio el primer acto del Congreso de Cultura Catalana y, en el año 1978, se tuvo la primera reunión donde se gestó el «Congreso Catalán de Enseñanza».
Después de la guerra civil continúan las actividades para-escolares, dedicadas principalmente a los alumnos; así en los años 1942-1945 se celebran colonias para los alumnos en Alella y colonias urbanas en Barcelona. Existe una acreditada escolanía, dirigida por el maestro Pérez Moyá. En 1947 se erige un centro interno de Acción católica con mucha vitalidad, que sostiene un catecismo en el barrio suburbial de Nuestra Señora del Port. En la actualidad las obras para-escolares también son pujantes, así se puede citar: catequesis extraescolar, integrada por 120 niños de 7 a 21 años y que está dirigida por 14 madres y un escolapio; «grups d’amistat», para alumnos de 13 a 17 años, que abarcan la catequesis de confirmación y post-confirmación, con 280 alumnos, animados por 2 escolapios y 18 monitores; grupo de espiritualidad, grupo de oración (estilo Taizé); agrupament escolta San Antón con 140 miembros; grupo d’esplai «Nova Terra» con 130 participantes; «casal Calassanç» para jóvenes, situado en la calle de San Antón, n.° 2-4.
También merece destacar el deporte extraescolar y, a pesar de los espacios no muy amplios de que dispone el colegio, es practicado por unos 400 alumnos en sus diversas modalidades; principalmente el baloncesto que fue introducido, jugándose por primera vez en España dentro de los patios del colegio de San Antón, por el P. Eusebio Millán, en 1922, que lo había aprendido durante su estancia en Cuba.
En consonancia con los nuevos tiempos, se constituyen la asociación de padres de alumnos y la escuela de padres, una de las primeras establecidas en la Provincia (1974), con 12 grupos y 120 matrimonios; se institucionalizan unas conferencias mensuales dedicadas a las madres.
La iglesia del colegio ha tenido siempre un amplio servicio cultual y en las misas dominicales participan unos 2.000 fieles. Las misas vespertinas de los sábados, una se dedica especialmente a los niños (Missa d’Infants) y la otra a los jóvenes (Missa Jo ve); estas misas vespertinas, con períodos más o menos florecientes, llevan unos 15 años. También vinculada al culto de la iglesia existe una pequeña comunidad cristiana o comunidad de base.
Muchos alumnos del colegio han oído la llamada del Señor para servirle en la vida escolapia; así, en una revista de 1965, hay lista de 42 escolapios, antiguos alumnos del colegio, que en aquellas fechas formaban parte de las Escuelas Pías.
Radicaron en el colegio obras hoy desaparecidas: residencia para jóvenes universitarios, desde 1890 hasta 1971; juniorato provincial de 1971-1977; librería SPICA, para proveer de material didáctico a nuestro colegios; la sede de publicaciones calasancias con su imprenta.
Revistas editadas por el colegio de San Antón a lo largo de su historia (se indica el año de salida y el de su desaparición): La Joventud Catalanista (1899); La Academia Calasancia (1891-1909); Ave María (1906-1943); San Antón (1948-1951 y 1959-1964); Cidsa (l956); Hoja Mensual de Avisos y Noticias (1944); Hoja Diocesana (última página, 1963-1964); Nosaltres (1977); A tu amparo y protección (1947-1948); Agrupament Escolta (1976); Sabeu que? (1878); Circular Filatélica (1965-1973); Circular Informativa (1958- ); 2 x 8 (1972-1973); Nova Terra (1980- ); Full Informatiu Associacio de Pares (1984- ); Boletín San Antón (1953-1962); Barcelona Calasancia (1919); L’Anec (1972); El Vent (1964-1968); Spica (1966-1971); El Poble Jueu (1972); Spica Joven (1971-1972)]; Portaveu del Centre Obrer Calassanci (1908); Nuestro Diario, Epsa Escolar (1975); Zas (1958); San Antón. Suplemento (1963); L’Ull del Cau (1978-1981); Sembremos (1942); Butlleti de l’Associació Cattólica de Pares de Familia (1978-1982); Suplement, full dominical (1909); Boletín de la Congregación Mayor de Ntra. Sra. de las Escuelas Pías (1916-1917). Se desconoce la fecha de: Brecha, Amor y Fe, El Pericp y en Titella.
Superiores
Bibliografía
- Archivo Cataluña
- Memoria manuscrita de las Escuelas Pías de San Antón (1848)
- Memorias de los cursos 1905, 1906, 1907. Anales 1943, 1946, 1949
- Sáez Rico, A. La educación general en Catalunya durante el trienio liberal (1820-1823). Barcelona, 1973
- Varios. El R. P. Jaume Cátala i Comas Escuelas Pías La seva vida i les seves obres. Barcelona, 1924
- San Antón, vol. I, II, IV, VI. Sabadellum, vol. 1, 3 y 8. Eph 1907, 1908 y 1909
- «Reglamento interior del colegio de las Escuelas Pías de Barcelona». Barcelona, 1898.
Redactor(es)
- Ramón Novell, en 1990, artículo original del DENES I