BartlikAnales/1602

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Año 1602 de Cristo. Sexto de las Escuelas Pías. Undécimo de Clemente VIII.

A este año[Notas 1] se debe el traslado de las Escuelas Pías a la residencia del Ilmo. y Rvmo. Mñr. Vestri, que estaba al lado de las casas de S. Andrea della Valle, la cual unos años más tarde los PP. Teatinos incorporaron a su Colegio, y la convirtieron en portería o entrada de su colegio.

Este lugar parecía adaptarse mejor a los deseos de José: allí se dividieron mejor los estudiantes en clases, y también los estudios se desarrollaron según un método mejor, y además comenzaron a llegar nuevos operarios, algunos de la ciudad y otros de otros lugares, movidos por el Espíritu, para incremento del bien común y para servicio de los pobres. Entre ellos destaca sin duda el insigne Rvdo. Sr. Gellio Ghellini, oriundo de Vicenza en Lombardía. Este se sentía empujado por una fuerza interior a crear algún tipo de Congregación de Clérigos Seculares, y había conseguido algunos seguidores con la misma idea, pero como ellos se demoraban en comprometerse y tardaban en renunciar a sus beneficios, él renunció a su canonjía en Vicenza y se fue a Roma, y después de visitar el templo del Príncipe de los Apóstoles, y otros lugares y reliquias de los santos mártires, decidió unirse a las Escuelas Pías, de las que había oído la fama en todas partes, y con el acuerdo de nuestro José, informado sobre todas las normas del Instituto, se dedicó a la instrucción de los pobres, e hizo además que varios seguidores suyos, queriendo emularle, le siguieran.

A este año se debe también la incorporación plena de Gaspar Dragonetti, del que hablamos antes, al Instituto de las Escuelas Pías. Tras haber despedido a sus discípulos, se dedicó hasta su muerte a la obra a la que se había consagrado con José gratis y por amor de Dios y para servicio del prójimo. Apoyado José en esta pareja (aunque no faltaron otros muchos, entre ellos principalmente Tomás Victoria) de Dragonetti y Gellio, lo mismo que la palanca y el fulcro, se pudo dedicar más fácilmente a llevar a cabo la tarea que se describe a continuación.

El Santísimo y Sumo Pastor de la Iglesia Universal había ordenado algún tiempo antes que se hiciera una Visita Apostólica a todos los monasterios de uno y otro sexo, de modo que se reformaran las reglas de vida común de acuerdo con los saludables decretos que había promulgado el Concilio de Trento, según los cuales quería que se rigiesen tanto los monjes como las monjas de clausura. El Ilmo. y Rvmo. Cardinal Camilo Borghese, que era Protector de un monasterio de monjas en Campo Marcio, en el cual se había suspendido la reforma por diferentes razones, quiso cumplir el deseo de Su Santidad, y encargó a nuestro José esta tarea, con conocimiento de Su Santidad, y le hizo padre espiritual y confesor de ese convento. Él, como era amante de la humildad, quería evitar este servicio, pero para no aparecer refractario a la Sede Apostólica, lo asumió confiando no tanto en sus propias fuerzas cuanto en el auxilio del Señor, y lo completó tan felizmente pasado un tiempo que el Protector, sumamente consolado, tuvo en gran estima a partir de entonces a José, y no fue menor la que le tuvieron en la Sede Apostólica, una vez recibido el informe correspondiente.

Entre otras cosas de las que tendría que hablar, en lo que se refiere a vida comunitaria, tanto el Concilio Tridentino como los decretos recientes de Su Santidad, está lo siguiente: que todos los Regulares, tanto hombres como mujeres, debían organizar su vida según los preceptos que habían profesado, y que apoyados en ellos debían observar fielmente la perfección de su profesión, en concreto la obediencia, la pobreza y la castidad, así como otros preceptos y votos particulares que pudieran tener en su orden respetando la esencia propia de los mismos, y lo mismo en lo referente a vida común, alimento y vestido, y que deberían obedecer con todo cuidado y diligencia a sus Superiores, sin apartarse de ellos, etc.[Notas 2]

Se puede creer que mientras nuestro José llevaba a cabo estas cosas y otras no debía estar muy alejado de la actividad de las Escuelas Pías. No se puede decir que dejó de lado todo cuidado de las escuelas, y que se mantenía completamente remoto y ajeno. Pues aunque no pasara todo el día en la escuela, al menos durante algún tiempo sí se hacía presente. Y lo que no podía hacer por sí mismo, procuraba que fuera hecho con gran diligencia por sustitutos y ayudantes. Po este hecho, para que las escuelas no estuvieran nunca vacías, ni siquiera en los días festivos, en los días de fiesta había oratorios y catequesis. Hay que destacar al Rvdo. Gellio, que era único en esto de la catequesis, y era elogiado por explicar la doctrina cristiana a setenta y más discípulos[Notas 3].

Notas

  1. Falta un párrafo con el que comienza el año: Sanctissimus pro sua pastorali cura non solum inferioribus, sed superioribus etiam scholis invigilans, nec per doctrinas diferentes in Sanctam Dei Ecclesiam dogmata virulenta, erroresque irrepant, nonnullos decrevit eliminandos esse; quorum principalis erat de confessione sacramentali, quam plures professi sunt, per literas aut internuntios absentibus confessariis licite ac valide fieri posse. Hanc proinde assertionem, quo fidelium animarum saluti consulatur, tamquam falsam, temerariam, scandalosam et nullatenus tolerandam Authoritate Apostolica condemnavit, et confessionem eo modo, quem Universalis Ecclesia mox ab ipsis Apostolis usu recepit continuandam esse decrevit. Quo ad res nostras… Traducimos: Su Santidad, vigilando a causa de su cuidado pastoral no sólo las escuelas inferiores sino también las superiores, para que no entraran por medio de doctrinas diversas en la Iglesia de Dios dogmas malolientes ni errores, decretó que se eliminasen algunos, de los cuales el más importante era acerca de la confesión sacramental, ya que muchos enseñaban que podía hacerse lícita y válidamente por carta o por intermediarios, estando ausentes los confesores. Así, pues, buscando la salvación de las almas de los fieles, condenó esta aserción con autoridad apostólica como falsa, temeraria, escandalosa y de ningún modo tolerable, y decretó que la confesión debería continuarse en el mismo modo que la Iglesia Universal la había recibido al principio de los mismos Apóstoles. En cuanto a nuestras cosas…
  2. En lugar de “etc.”, el texto que aparece es: cum compertum sit , non posse ab illis qua ad substantiam Regularis Vitae pertinent relaxari, si enim illa, qua bases, ac fundamenta sunt totius regularis disciplinae, exacta non fuerint observata totum corruat aedificium necesse est. Ita Concilius. Ex Decretis autem Suae Sanctitatis anno abhinc tertio publicatus textus eo qui sequitur. Illud porro Superiores omnes admonemus, ut memores sint rationis quam in novissimo die reddituri sunt pro grege sibi commisso ac propterea omni studio invigilent ut quae in eorundem Regulis et Constitutionibus, de oratione mentali, silentio, jejuniis, capitulo culparum, aliis spiritualibus exercitiis prudente ac pie sancita sunt, ea omnia ac ungula observentur. De cibo, potu, vestitu etc. videantur ipsa decreta. Traducción: Como se puede comprobar, no se puede relajar nada de lo que es sustancial para la vida regular, pues si no son observadas exactamente las cosas que constituyen las bases y fundamentos de toda disciplina regular, necesariamente el edificio caerá por tierra. Así lo dice el concilio. De los decretos publicados tres años antes por Su Santidad es el texto que sigue: “Señalamos a todos los Superiores que en adelante recuerden que en el día final tendrán que dar cuenta de la grey que le ha sido confiada, y por lo tanto con toda atención vigilen para que todo lo que prudente y piadosamente se decreta en sus reglas y constituciones acerca de la oración mental, el silencio, ayunos, capítulo de culpas y otros ejercicios espirituales sea observado al pie de la letra”. Sobre comida, bebida, vestido, etc., véanse los mismos decretos.
  3. Falta: Ita Gregorius Sala Comosco in Eius Vita fol. 51. Cf. Gregorio Sala Comosco, en Su Vida, fol. 51.