BerroAnotaciones/Tomo2/Libro3/Cap33
CAPÍTULO 33 De cómo la Paciencia de N. V. P. Fundador General Se crece más en las tribulaciones [1646]
Igual que toda la Europa Cristiana se ha admirado del fervor, paciencia y caridad de N. V. P. General y Fundador, así yo, que no sé ni puedo dejar de anotar de vez en cuando lo que él mismo me escribía a mí por aquel tiempo, para consolarme y confirmarme con la voluntad divina. Porque sus cartas son verdaderamente dignas de ver y leer, dignas de ponderar y de todo honor, yo aquí las copio.
Carta
Fuera
“Al P. Vicente [Berro] de la Concepción, Sacerdote de las Escuelas Pías. Nápoles.
Dentro
Pax Christi
He visto cuanto V. R. me escribe en la suya del 31 del mes pasado, y le respondo.
Aquí no hemos dejado de hacer gestiones por medio de personas principales ante Sus Señorías, acerca de nuestras cosas; y por el momento, no hay nada de nuevo, sino que el Breve fue retirado de la imprenta y llevado a Palacio, dicen, para enmendar en él algunas cláusulas que decían: ´”a ejemplo de la Congregación del Oratorio de San Felipe Neri´. Y hasta el día de hoy no ha vuelto de Palacio a la imprenta. Así que lo podemos tener ni enviar copia. Cuando lo impriman tendremos copia, para que estén seguros de lo que se ha hecho hasta ahora. No hemos dejado de emplear los medios necesarios, pero creo que tenemos enemigos poderosísimos junto a Su Santidad; quizá sea necesario recurrir principalmente a la ayuda divina, pues no parece que los medios humanos sean suficientes para impedir la ejecución de la resolución tomada por el Papa.
No es necesario ni conveniente que vengan de ahí algunos de los nuestros por eta razón, porque causarían mayor alteración al asunto. Me parece que es mejor esperar que salga a la luz el Breve, para poder responder después, y replicar, si es necesario, a favor del Instituto y de los Religiosos Profesos en él. Por eso, es mejor que con paciencia esperen y pidan al Señor que nos dé el remedio, y la luz necesaria en esta ocasión. Es cuanto por ahora recuerdo.
Roma, a 7 de abril de 1646
Servidor en el señor,
José de la Madre de Dios”.
Carta 2ª al mismo
“[Al P. Vicente [Berro] de la Concepción, Sacerdote de las Escuelas Pías. Nápoles.
Pax Christi]
A la carta de V. R. del 7 del corriente, respondo que, desde que fue elegido por todos en común como Superior de esta Casa el P. Juan Esteban [Spinola], se reunieron en Congregación aquí en casa los sacerdotes, en la cual se trató de que los Hermanos Operarios aptos se ordenaran primero de tonsura, para conservar la unión entre ellos. Los Padres del Borgo se enteraron de esto, y enseguida desde Palacio ordenaron que los Operarios no se ordenaran; y hay miedo también de si tampoco los clérigos que han trabajado y aprendido a enseñar las humanidades y la Retórica en diversas casas se puedan ordenar, por no tener título de Orden.
Ahora, aunque ha sido impreso el Breve, de ningún modo se puede encontrar copia; y se da como seguro que no se publicará, hasta que no estén hechas las nuevas Constituciones, que sabe Dios cuándo las harán y quién. Así que estamos en un confusísimo silencio, sin poder manifestar nuestras razones en ningún sitio. No se envían memoriales al Papa, porque se entiende que todos irán a Monseñor Asesor [Albizzi, con lo que se perdería el tiempo y el trabajo. Se habla mucho de que el P. Jerónimo [Laurenti] de San Francisco ha obtenido el Breve para poder volver al siglo en hábito clerical, para tener facilidad de presentar el Breve al Obispo, bajo cuya jurisdicción deberá estar; dicen que la expedición del mismo le ha costado 6 escudos de oro. Se dice también que hará lo mismo el P. Juan Bautista [Moletierno] de Santo Domingo, y algunos otros. Se cree también que a los Hermanos se les dará amplia dispensa para retornar al siglo, pagando el Breve un poco más caro.
Esta semana veremos que otra novedad hay, y de todo le daremos información; así que no es necesario que V. R. venga a Roma en defensa de la Orden. Sería mejor que desde ahí escriban de parte del Virrey y de la Ciudad a la Santa Sede y al Cardenal Panfili, su nepote, lo que parezca más conveniente a favor de la Orden, sabiendo que en la Orden no hay discordias de las que algunos han acusad; sino que hay mucha observancia con provecho de los jovencitos que frecuentan nuestra escuela. Se pretende que este encontronazo tan grande que hemos recibido sirva para emulación a otros Religiosos. Nosotros aquí procuraremos mantener el Instituto con la debida observancia; que Dios bendito descubrirá el medio oportuno para la conservación del Instituto. Hagan ahí oración, que en cuanto se pueda ver el Breve, se enviará ahí; aunque algunos dicen que el Emmo. Vicario de Roma lo enviará a todos los Ordinarios donde hay conventos nuestros. Aquí muchos desean ayudarnos, pero, como el Breve no sale a la luz, no saben cómo. El Señor nos ayude y bendiga a todos.
Roma, a 12 de abril de 1646.
Servidor en el Señor,
José de la Madre de Dios”.
Carta 3ª al mismo
“[Al P. Vicente [Berro] de la Concepción, Sacerdote de las Escuelas Pías. Nápoles].
Pax Christi
Respondo a la última carta de V. R., y le digo que por este correo se envía ahí el Breve impreso al Emmo. Arzobispo; creo que él dé otra copia impresa, para que se fije en esa casa en el lugar acostumbrado, y cada uno pueda ver el contenido de dicho Breve, y tomar nota de las dificultades que le surjan, para enviarlas a Roma al Emmo. Vicario.
Acerca del folleto que va dentro de la carta, haremos las gestiones necesarias; aunque algunos dicen que el Papa está muy mal informado contra la Orden. Sin embargo, procuraremos, en cuanto sea posible, mantener al Instituto en pie; sobre todo si algunos, aprovechando esta circunstancia, salen de la Orden. Iremos informando de lo que ocurra. El Señor nos bendiga a todos.
Roma, a 14 de abril de 1646
Servidor en el Señor,
José de la Madre de Dios.
Aquí espero poner fin a este libro tercer del 2º tomo, porque en el 3º tomo veremos otra muchas cosas, que darán más luz al hecho. En él, con la ayuda divina, veremos los grandes daños causados con este Breve, y los sufrimientos que han padecido los nuestros; como también la conmoción causada en la Europa Cristian a favor del Instituto, Orden y Religiosos de las Escuelas Pías; y lo que se ha escrito en muchas partes al Sumo Pontífice Inocencio X.