BerroAnotaciones/Tomo1/Libro1/Cap10

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CAPÍTULO 10 De los hermosos y santos empleos A los que se dedicaba en Roma nuestro Don José. [1592-1600]

En Roma, además del servicio de dicho Emmo. Cardenal Colonna, se ocupaba…las obras de misericordia. Visitaba a los prisioneros, procurando liberarlos, pagando la parte…con la mayor diligencia que le era posible, hasta con la propia bondad; pues visitaba a los hospitales, sirviendo a los enfermos con mucha caridad en todos los cometidos necesarios, haciéndoles las camas, lavándoles la cabeza, las narices inmundas; haciéndoles todo lo que le pedían, reprobándolos también…algo que a los enfermos, según los…les suele gustar.

Predicaba también por las plazas públicas con mucho afecto, sobre todo en los lugares donde se reunían los ciudadanos, llevándolos después a las iglesias cercanas, donde los confesaba, y con mayor paz les enseñaba las cosas principales de la Doctrina Cristiana para ser verdaderos cristianos y temerosos de Dios. En las fiestas, iba también con toda prontitud a enseñar la Doctrina Cristiana a los niños, empleándose con el máximo interés y caridad.

Fue muchas veces Oficial y Visitador General. En una Asociación pública fue también nombrado, a una sola voz por todos los Miembros, como Prefecto de todas las Doctrinas de Roma, dignidad muy estimada en aquel tiempo. Y aunque él, al ver esto, se fue a hablar al Emmo. Cardenal Medici, que luego fue León XI, y que presidía aquella Asociación como Protector, para excusarse de no poder aceptar aquel Oficio, porque ya estaba dedicado a la Obra de las Escuelas Pías, Su Eminencia, al conocer el hecho, declaró públicamente que el Señor D. José Calasanz, teólogo del Emmo. Colonna, no podía aceptar tal cargo, por su compromiso con las Escuelas Pías; que, por tanto, eligieran a otro. A pesar de esto, sólo tuvo un voto menos de aquél que fue elegido; pues tuvo más de 140 votos para Prefecto o Presidente. Tanta era la estima que tenía entre todos aquellos cofrades, muchos de los cuales eran de no pequeña condición social en Roma. En este tiempo ejercitaba sólo las obras de Misericordia de enseñar a los ignorantes, pero…distribuía a los pobres, cuándo pan, cuándo dinero, dando al mismo tiempo alimento al alma y al cuerpo.

Fue uno de los Fundadores de la Archicofradía del Refugio, instituida para dar ayuda a las almas del Purgatorio, a través de Misas y otras oraciones, además de los acostumbrados ejercicios, a los que se dedicaban los cofrades de aquélla, para su propia salvación y edificación del prójimo.

Era igualmente muy asiduo en la Archicofradía de los Sagrados Estigmas de San Francisco, que en aquel tiempo se había erigido nuevamente en Roma, y estaba floreciente en muchos ejercicios de Santas virtudes y mortificaciones, a la cual acudían muchas personas tituladas, y Prelados de gran…. En el Año Santo de 1600 hicieron una procesión que produjo grandísima compunción…en toda esta Santa Ciudad, y a innumerable cantidad de gente de toda nación, que acudió para ganar aquel santo y universal Jubileo.

En lo que más personal y diariamente se ocupaba, era en la ayuda de los enfermos pobres, porque, como por entonces se había erigido en Roma la Asociación llamada de los Santos apóstoles, en la iglesia de los Padres Conventuales…La dedicación de esta Asociación es de…todos los pobres enfermos fuera de los hospitales, proveyéndoles de cuanto conviene, como de médico, medicinas, barberos y quirurgos para todas sus necesidades, llevándoles gallinas y otras cosas necesarias a un enfermo. Se distribuían para ello por todos los Distritos o Barrios de Roma dos cofrades. Uno de los primeros en inscribirse en esta Asociación fue D. José Calasanz. Se entregó con tanto cariño y caridad a esta santa obra, que…de un Barrio, se cuidaba de dos y tres diariamente, y socorría también a otros, cuando venía solicitado por otros Cofrades, y se lo pedían los Superiores de la Asociación, acudiendo con gran caridad y con fruto tan evidente en las almas de los enfermos, que todos quedaban edificadísimos de él, y deseosos de tenerle siempre a él como Compañero. Y para…el oficio que se le había señalado, de visitar a los enfermos pobres, le parecía…emplear toda la jornada en el servicio…como si fuera de piedra, y no estuviera obligado a atender a las necesidades de su propio cuerpo. Cuando se volvía a casa para tomar un poco de alimento, que ordinariamente era pan y agua sola, ésta la bebía en la fuente, antes de subir a sus habitaciones, para no perder tiempo. No comía más que por la noche…y además volvía muy tarde a la casa…Proveía sólo el…corporal, pero mucho mejor aún el espiritual, enseñándoles a soportar con paciencia y mérito la enfermedad y la pobreza, haciéndoles caridades…para este efecto. Y a quien consideraba capacitado, le enseñaba a hacer oración mental, y a hacer actos de muy grande de virtud.

Entre estas personas, había una, una pobre discapacitada, hija de un…que, habiendo conocido mucho a Dios…hacer cada día mentalmente las Siete Iglesias, la Santa Escalera, y las demás estaciones de Roma, que…las bondad del Señor con su gracia, que llegó a tal grado de oración mental, y a un gran amor de Dios, que, como no tenía otra libertad de sentidos más que la lengua, por estar toda atrofiada de los demás, pidió mortificar su cuerpo, sobre todo con cilicios y cadenas de hierro. Como nuestro D. José se las concedió, se vio enseguida una gran mejoría en todo el cuerpo, de tal forma que, otras enfermas…le pedían cilicios y cadenas; de tal forma, que dicha enferma se convirtió en espejo de perfección.