BerroAnotaciones/Tomo1/Libro3/Cap12

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CAPÍTULO 12 De otras Casas fundadas en Moravia [1634]

Viendo y conociendo muy bien dicho Emmo. Y Revmo. Príncipe Cardenal Dietrichstein qué provechoso era nuestro Santo Instituto de las Escuelas Pías para la propagación de la fe católica, y para la conversión de los herejes, pero que, para seguir adelante, era necesarísimo un Noviciado, en esto ante todo puso los ojos de su mente, después de la fundación de las escuelas y Colegio en Nikolsburg, su principal ciudad.

Por eso, habiendo ido a aquellas tierras desde Italia algunos de nuestros Religiosos, fundó dicho Noviciado para nosotros en una localidad suya, llamada Leipnik[Notas 1], y le asignó todo lo necesario para la alimentación y el vestido de su numerosa Comunidad, en número de 18, contados los oficiales y el Maestro. Me parece que el primer Superior fue el susodicho P. Ambrosio [Leailth] de Santa María.

Los nuestros se ejercitaban en esta Casa enseñando a los seglares la Doctrina Cristiana, y en la administración de los SS. Sacramentos de la Penitencia y la Eucaristía a todos los Católicos que allí acudían de todas aquellas ciudades, tierras y aldeas cercanas, porque había gran escasez de sacerdotes, y sacerdotes que atendieran a la salvación de las almas, porque [aquéllos] daban poco buen ejemplo, pues existía un abuso casi general de tener la ama, o sea, la sirvienta de casa, y ésta, jovencita; por eso, sospechosa para el pueblo.

Motivados por esto, no sólo los buenos católicos, sino también los herejes, casi todos llevaban a bautizar a sus criaturas a nuestros Padres, por la devoción que les producían, viéndolos modestos, retirados y pacíficos; que con tanta majestad administraban los SS. Sacramentos; y con tanto decoro y limpieza tenían su iglesia.

Entre los caballeros titulados que acompañaban y servían al Emmo. Y Revmo. Sr. Príncipe Cardenal, estaba el Ilmo. Sr. Conde Francisco Magni[Notas 2], Señor de gran valía y gobierno en aquella Provincia de Moravia, que tenía su Condado en dicho Estado, cuya ciudad principal era Stráznitz, lugar hermoso, sito en la llanura; además de otras tierras en su Condado. Pero estaba escasa de sacerdotes, pues apenas había uno para tanto pueblo y tantos lugares; y éste no perseveraba.

Viendo, pues, dicho Ilmo. Señor la gran ayuda y decoro que aportarían los Escuelas Pías en su ciudad y condado, empleó todos los medios posibles para obtener la deseada gracia. Puso por intercesor, no sólo al susodicho Emmo. Príncipe, su singularísimo Dueño, sino también a otros Emmos. Que conocía en Roma. Y por medio del P. [Valeriano] Magni[Notas 3], capuchino, hermano suyo, religioso de gran valer, interpuso personajes de mucha autoridad, de forma que N. V. P. Fundador y General, deseoso de ayudar al prójimo y a los pobres, tan necesitados, condescendió en hacerle el favor, aunque estaba escaso de individuos.

También en Stráznizt comenzó el lugar para las Escuelas Pías precisamente en una gran casona de los anabaptistas. Se comenzó el edificio con tan gran fervor, que en breve fue habilitada, y allí fueron los Padres, con gran aclamación de todos. En cuanto recuerdo, el primer Superior fue el P. Lucas [Agresta] de la Purificación, llamado el romano, con otros Religiosos. Así que aquellos Señores y Pueblo quedaron muy contentos, y se vio gran fervor en las cosas pertenecientes a la fe.

El edificio de la casa, las escuelas y la iglesia, se rodeó de un hermosísimo huerto grande y llano, que era un Paraíso terrestre en aquellas tierras. Había un hermano napolitano nuestro que lo cuidaba con delicia.

N. V. P. Fundador y Generar envió allí, con otros individuos, al P. Pedro [Casani] de la Natividad, su primer Asistente desde no sé cuántos años, retornando a Italia el P. Pelegrín [Tencani] de San Francisco, que fue el primer Provincial de Germania.

Muy pronto vistieron el hábito algunos individuos buenos de aquellas regiones, y de muchos lugares de Germania. Cuando los primeros, quiso estar presente el mismo Emmo. Príncipe Cardenal Dietrichstein, quien quedó muy satisfecho de nuestras funciones, como también de los ritos y ceremonias que acostumbramos a hacer en las Profesiones de los nuestros.

Se ordenaron a su tiempo diversos sacerdotes, que resultaron óptimos religiosos, confesores y predicadores valientes, a los que, haciendo muchas veces misiones por aquellas tierras Su Divina Majestad les daba tanta gracia, que convertían a centenares de herejes en pocos días. Yo mismo he llevado muchas fes de Bautismo a la Sagrada Congregación de Propaganda Fide, en número de seiscientos u ochocientos herejes, que se convertían cada vez. No puedo poner aquí las fes, porque me las rompieron o quemaron en el tiempo de nuestros problemas; pero me remito a aquellas tierras[Notas 4].

Notas

  1. Ver Diccionario Enciclopédico Escolapio, DENES, ICCE, Salamanca 1990, pp. 539-540.
  2. Francisco Magni, Conde de Straznitz, fundador de una casa escolapia en esa ciudad y hermano del célebre capuchino Valeriano Magni. Amigo y bienhechor del Instituto, luchó todo lo que estuvo de su parte hasta conseguir la fundación. Se carteó con Calasanz y su amor a las Escuelas Pías creció con la amistad del P. Casani, durante los años 1638-1641. Se mostró magnánimo con el colegio que había ayudado a fundar e hizo importantes donaciones al mismo. El amor al Instituto se manifestó también en la ayuda que prestó en todo lo referente a las vocaciones. Durante los años 1643-1648 ayudó a Calasanz para que no suprimieran la Orden y después de la reducción de la misma, para que volviera a su primer estado. A fines de 1646 y principios de 1647 en nombre del Rey Ladislao IV, hizo una embajada al Papa Inocencio X en favor de las Escuelas Pías. No obtuvo nada de momento, pero fue en cierta manera fundamento de la restauración que vendría un decenio más tarde. El mismo trabajó para salvar las Escuelas Pías en Polonia, cosa que tampoco consiguió. El momento más difícil cara al Instituto lo tuvo a principios del 1648 en que debido a las situaciones adversas, a las malas condiciones económicas por las que pasaba y al mal ejemplo de algunos Padres, le hicieron pensar, vivo todavía Calasanz, dejar la fundación de Straznitz. No llevó a la práctica su propósito y permaneció fiel al Instituto hasta su muerte, ocurrida el 6 de diciembre de 1659 cuando tenía más de 60 años de edad (cf. EEC. 742-1).
  3. Ver “Ephem. Cal.” 1943, p. 39; y C. Bau, Revisión de la Vida de San José de Calasanz, Madrid, 1963, p. 90.
  4. Ver Cartas (563) a San José de Calasanz desde Europa Central, P. Jorge Sántha, Roma 1969. Están traducidas al español por el P. Valeriano Rodríguez, Madrid 2012.