BerroAnotaciones/Tomo1/Libro3/Cap18

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CAPÍTULO 18 De algunos disgustos sucedidos Y actos de penitencia [1630]

Los Religiosos [Pobr]es de la Madre de Dios de las Escuelas Pías, caminaban tan a gusto hacia la verdadera y sólida perfección de las virtudes religiosas; más aún, bajo la guía de su V. P. Fundador y General, quien, como ejemplar de toda virtud, que eran admirados en todas partes donde eran conocidos de alguna manera. Pero no sólo en Italia, sino también en las demás Provincias y Reinos de Europa eran deseados, solicitados e instantemente pretendidos.

En el Reino de Nápoles y Sicilia había unos cien o más lugares que anhelaban nuestro Instituto. En el Estado Eclesiástico, en Toscana, en Lombardía, Piamoste, Langhe, Monferrato y Savoya había varios.

El Serenísimo Cardenal Mauricio de Savoya hizo instancias para diversos lugares de aquel amplísimo Ducado.

Monseñor Obispo de Vercelli insistió con todo afecto para fundar en tres lugares del suyo propio en diferentes ciudades.

Las Serenísimas Repúblicas de Venecia y Génova hicieron instancias a favor de sus dominios. Más aún, la de Génova insistió para que fuéramos a Córcega.

En Germania y Polonia había muchos Excmos. Príncipes y ciudades ducales y los solicitaban con insistencia.

En España, en varios Reinos, hicieron peticiones; e incluso fue enviado un decreto. Se fundaron también casas en el Condado de Barcelona; y en el Ducado de Feria[Notas 1].

Yo recuerdo haber oído decir a nuestro mismo V. P. Fundador y General: “Si tuviera diez mil Religiosos, en menos de un año tendría dónde emplearlos”. Tanta era la estima que tenían las Escuelas Pías y sus Religiosos[Notas 2].

Navegando, pues, tan felizmente esta navecilla nuestra, guiada en primer lugar por el favor de Dios, la protección de María siempre Virgen, y de tan bueno y Santo Barquero como su Venerable Fundador, para perturbarla, se desgreñó el común enemigo. Y, para impedir la mayor gloria de Su Divina Majestad y ayuda de las almas, procuró hacer el mayor mal que pudo, para sacudir, más aún, para destruir el buen nombre de nuestro Instituto, que radica en la santa pureza.

Por eso, en Nápoles, acosó con todas sus fuerzas a uno que era Superior de una de las dos casas donde se ejercitaban escuelas en aquella ciudad, y consiguió que estableciera amistad impura con alumnos. Cuando se enteró el Provincial, que era el V. P. Pedro [Casani] de la Natividad, de Lucca, y otros dos sacerdotes principales de la casa, procuró darle el debido remedio, avisándole de ello paternalmente. No se corrigió, por lo que escribió a N. V. P. Fundador y General. Éste, deliberando muchísimo sobre el mal de escándalo y ofensa de Dios, y viendo la obstinación del delincuente, ordenó que, con la debida prudencia, se le hiciera proceso, y le ordenó que viniera a Roma, con apariencia de realzarlo.

Vino a Roma, pero lo movió tanto, con el apoyo de la Casa Ludovisi, que consiguió obtener del correo, no sólo el proceso confeccionado contra él, sino también las cartas de varios correos, dirigidas a nuestro mismo V. P. Fundador, que le llegaban de Nápoles. El proceso fue destruido y quemado. Se supo por entonces el hecho, y hubo que sacarlo de Roma, con el título de Procurador General, y fue a Romagna, para gestionar los bienes del Colegio Nazareno[Notas 3].

Con esta jugada el demonio pretendía mayores males. Queriendo N. V. P. Fundador y General mortificar a otros religiosos poco mortificados y con algún defecto, éstos, sacerdotes y clérigos, se unieron; y queriendo cubrir su culpa, enviaron un Memorial al Emmo. Cardenal Fray Antonio Barberini, de Capua, entonces Provicario del Papa Urbano VIII, contra N. V. Padre, como si una cosa tan grave hubiera pasado sin castigo.

Su Eminencia ordenó llamar a N. V. P. Fundador. Legado ante su presencia, aunque en la sala y antecámara había muchas personas, Señores de la Corte y forasteros, sin consideración ni a la edad ni a la dignidad del General y Fundador de una Orden, se encaró Su Eminencia a N. V. P. como una serpiente, y le dijo tales palabras, que más se pueden llamar injurias que mortificaciones religiosas.

Al oír esto N. V. y pacientísimo Padre, se puso de rodillas allí donde estaba, y con una humildísima actitud y cara de ángel, estuvo, sin proferir la más mínima palabra, oyendo cuanto le echaba en cara aquel Eminentísimo.

Disgustó mucho a todos los presentes las palabras dirigidas por Su Eminencia a N. V. P. Hubo incluso alguno de la misma Corte que se condolió con el compañero Religioso, que estaba presente. Y todos quedaron muy admirados y edificados de la paciencia y humildad de Nuestro Venerable Padre. Cuando Su Eminencia se cansó de reprenderlo, con malos modos también, le ordenó levantarse; y lo introdujo en otra sala, donde N. V. P., con toda sumisión desengañó a Su Eminencia, diciéndole en particular que cuanto había hecho en aquel asunto, había sido con intervención y bajo las órdenes del Emmo. Cardenal D. Francisco Barberini; y que no se había podido hacer de otra manera, por los favores grandes que tenía el delincuente en la Casa Ludovisi. Con lo cual, no solamente Su Eminencia quedó desengañado y satisfecho, sino también muy edificado de su paciencia y humildad; y al mismo tiempo, admirado de la prudencia de N. V. P. Fundador y General.

Los calumniadores, después de la conversación que tuvieron con Su Eminencia, como lo habían encontrado tan fácil al creer lo que le habían dicho, tan apasionado ante el hecho que le habían propuesto, y tan fogoso y repentino al ordenar llamar a N. V. P., pensaron que habían obtenido la victoria, e informaron a su modo sobre lo ya concluido en su voluntad, como definitivo. Es nuestras casas produjo mucho sobresalto. Pero luego, todo resultó mentira, y se descubrió su malicia e irreligiosidad. Por el contrario, todos los demás se sintieron más entusiastas de la virtud.

Notas

  1. Municipio de Extremadura, Provincia de Badajoz.
  2. Dice una nota: “Ver la Carta del V. P. de 29 de abril de 1633”.- Hoy día esa carta lleva el n. 2027, y el texto completo de Calasanz, referente a este punto dice: “Si me encontrara ahora mismo con diez mil religiosos, los podría repartir todos en un mes únicamente en aquellos lugares que me lo han solicitado con grandísima instancia, pues nuestra Religión no es como otras, que procuran con diversos medios introducirse en las ciudades; la nuestra es buscada y pedida por muchos Srs. Cardenales, Obispos, Prelados, grandes señores y ciudades principales, como puedo demostrar con diversas cartas”.
  3. Los bienes del legado del Cardenal Tonti en Cesena.- El tal Procurador General, turbio protagonista de estos hechos dolorosos, a quien el discreto P. Berro no quiere nombrar, era el P. Esteban Cherubini de los Ángeles.