BerroAnotaciones/Tomo2/Libro2/Cap21

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CAPÍTULO 21 Intento de Nuevo Acuerdo [1645]

El Ilmo. y Revmo. Monseñor Bernardino Panicola, antiguo cooperador de las Escuelas Pías desde el año 1614 hasta aquí, que al principio de nuestra Orden iba con mucha caridad a celebrar en San Pantaleón, y también nos confesaba a nosotros, fue nombrado Obispo de las ciudades de Ravello y Scala, en la Costa de Amalfi, en el Reino. En 1645 vino a Roma a reverenciar y a besar los Santísimos pies del Sumo Pontífice Inocencio X, y se afanó mucho por remover al P. Esteban [Cherubini] de su soberbia, y reponer a N. V. P. Fundador General en su lugar. Pero como el P. Esteban no quería pedirlo sin alguna ventaja para él, dicho Monseñor lo trabajó mucho, mas siempre en vano; porque el corazón no correspondía a la lengua. Para demostrar la verdad, pondré aquí al pie de la letra algunos trocitos de sus cartas escritas a mí.

“Vicente [Berro] de la Concepción. Nápoles.

Muy Revdo. Y Excmo. en Cristo:

He acordado que el P. General sea repuesto en su lugar con los Asistentes, y nombrar a otros dos Asistentes con voto deliberativo hasta septiembre; y que entonces se haga Capítulo General, en el que se resuelva todo. Pero esto se va enfriado ahora; a pesar de todo, procuraré conseguir que se realice. Pidan al Señor que ayude. Hoy han estado los Padres en mi casa, para ultimar el arreglo; mañana estaré con el P. General para la última mano. Pidan al Señor por mí.

Roma, a 12 de mayo de 1645.

De V. P. Revma.

Afmo. para servirle,

Bernardino, Obispo de Ravello y Scala

Yo le he escrito sobre esto a N. V. P. Fundador General alegrándome de ello, y él me responde:

Carta

“He visto, por su carta del 20 del corriente, que ahí ha llegado información del acuerdo hecho por Monseñor Panicola. El asunto, de parte mía, fue aceptado, pero después torció el gesto, y me dijo querían que fueran ocho Asistentes, todos con voz deliberativa. Esto no pareció a propósito; y ahora esperamos otro modo de arreglo, por medios humanos, pero un poco más ventajoso que los pasados. Si se consigue algún arreglo, como espero, daré aviso a V. R., pero la “conditio posidentis” vale mucho, sobre todo con favores humanos.

Y en cuanto al Sr. Cardenal Cechini, no es verdad que haya sido agregado a la Congregación, ni que sea Protector. Dios por su misericordia será nuestro Protector ahora y siempre; y él nos bendiga, como esperamos de su santísima bondad.

Roma, a 27 de mayo de 1645.

Siervo en el Señor,

José de la Madre de Dios”.

El mismo Monseñor me envió aún otra carta, por la que verás que todas eran trampas las del P. Esteban.

Carta

“Hago lo que puedo para arreglar las cosas de la Orden, pero temo trabajemos en vano, porque veo que el P. Esteban se mueve como una angula. Se requiere paciencia, y no dejaré de intentarlo.

Roma, 17 de junio de 1645.

De V. P. Revma.,

Afmo. para servirle,

Bernardino, Obispo de Ravello y Scala”.

Fíjate, lector, cómo actuaba el P. Esteban. Pero escucha otra carta que me escribe el mismo Prelado.

“M. Revdo. Y Excmo. Padre en Cristo

La soberbia es casi invencible; hizo precipitarse a los Ángeles. ¡Y éste cuánto puede ante los hombres! Pronto habrá Congregación de Cardenales; sin duda esta semana. Me he esforzado todo lo posible para arreglarlo; pero no se observa nada de lo que se dice. Pida al Señor por mí. Roma a 15 de julio de 1645.

De V. P. Revma.

Afmo. para servirle,

Bernardino, Obispo de Ravallo y Scala

Notas