BerroAnotaciones/Tomo2/Libro3/Cap02

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CAPÍTULO 2 De otros politiqueos Empleados para escarnecerlo [1645]

En cuanto los adversarios, directamente contrarios a nuestra pobre Orden y a su Venerable Fundador General, han tirado la piedra al pozo de su obstinación o perfidia, para impedir la reintegración de N. V. Padre. No se han detenido; al contrario, han buscado más, para asegurar mejor a su facción y su puesto.

Se han acordado también de soplar sospecha al oído de la Ilma. Sra. Dña. Olimpia Maidalchini Panfili, cuñada de Inocencio X, por haberle quitado a su confesor, que era el P. Pedro Andrés [Taccioni] de Jesús María, sacerdote nuestro Profeso, lo que ha causado en ella mucho malestar, y motivo especial de desvarío, no sólo contra N. V. P. Fundador General, sino también contra toda la Orden. Y han hecho nuevas diligencias, con donativos de mucha consideración. Con todo esto, han asegurado fuertemente esta puerta, con favores en torno a Su Santidad; de tal forma, que, tanto si le hablaban los propios yernos de Su Excelencia, por ejemplo, la Sra. Olimpia, el Ilmo. y Excmo. Sr. Príncipe Giustiniani, o Piombino Ludovisi, o cualquier otro Excmo. y Revmo. personaje, ella no respondía sino diciendo: “¿Qué más cartas se atreven a pedir aún los Padres de las Escuelas Pías? ¿No se acuerdan de lo que han hecho a mi cuñado cuando era Cardenal?”-aludiendo al confesor que le habían quitado.

Así es que Su Excelencia, digo, Doña Olimpia, está persuadida y aferrada. Además, se ha dejado convencer por nuestros adversarios externos e internos, sin que haya podido quitar de ninguna manera de su cabeza este pensamiento. Y, sobre todo, porque ha pasado a mejor vida el Príncipe Alejandro Cesarini, nuestro Protector, el día 16 de enero de 1644, a las 4 de la noche, tras brevísima enfermedad, por orden del cual [y no por N. V. P.] le quitaron dicho confesor a la Excma. Doña Olimpia. Porque, si hubiera estado vivo, de viva voz se le hubiera hecho saber la razón por la que lo sacaron de Roma, y por la que no se podía quedar allí.

La Serenísima Reina de Polonia también se ha dignado escribir a favor de nuestra pobre Orden a la Ilma. y Excma. Doña Olimpia, pero ha sido vana la esperanza; lo ha adornado con palabras de cortesía, y no ha surgido beneficio alguno a favor de la Orden, tan apasionada estaba de rencor hacia nosotros, y tanto la insistía el cómplice.

Notas