BerroAnotaciones/Tomo2/Libro3/Cap03

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CAPÍTULO 3 Carta de N. V. P. Fundador Que lo confirma [1645]

Para confirmar lo dicho en el capítulo anterior, pondré aquí por extenso una carta, que me escribió acerca de este asunto, y cuyo original yo conservo en libro particular.

Carta

Fuera

“Al P. Vicente [Berro] de la Concepción, Sacerdote de las Escuelas Pías. Nápoles.

Dentro

Pax Christi

He escrito verdaderamente al P. Provincial lo que le escribo [a usted], que en la Congregación tenida el día 18 del mes pasado se elaboró un decreto, para que yo fuera reintegrado en mi oficio; pero, como tenemos dentro de la Orden algunos contrarios a mi reintegración, y fuera de ella muchos y poderosos, no sólo contra mí, sino también contra el Instituto, no se ha publicado todavía el decreto; y sabe Dios cómo y cuándo saldrá. Hasta ahora no se ha innovado nada, pero si sale algo nuevo, le avisaré enseguida. Intentaremos aún, cuando tengamos ocasión, procurar que los Asistentes sean elegidos por el Capítulo General. Mientras tanto, pidamos al Señor que todo sea para mayor gloria suya. Es cuanto recuerdo con la presente.

Roma, a 6 de agosto de 1645

Servidor en el Señor,

José de la Madre de Dios”.

Me parece bien añadir también otra carta de nuestro mismo V. P. Fundador General, para mayor claridad de lo acontecido, y el apasionamiento de los adversarios.

Carta

Fuera

“Al P. Vicente [Berro] de la Concepción. Nápoles.

Dentro

Pax Christi

He visto lo que V. R. me escribe en su carta del 12 del corriente, y le respondo que, no habiéndose podido impedir la reintegración en mi cargo, procuran cuanto pueden impedir el efecto de dicha resolución, para mantenerse en posesión del oficio. Además proponen diversos medios de arreglo, sin saber cuál se aceptará; pues esto lo debe resolver la misma Congregación de Sres. Cardenales. Aquí no dejaremos de hacer algunas gestiones, para conservar el Instituto, de forma que pueda caminar hacia la perfección religiosa.

Dios quiera que esta resolución que se desea no se difiera tanto como los adversarios pretenden. Pidamos todos al Señor se resuelva lo que sea para mayor gloria suya. No den crédito a las cartas particulares, sino a la resolución que tome dicha Congregación. Es cuanto me ocurre con la presente.

Roma, a 19 de agosto de 1645

Servidor en el Señor,

José de la Madre de Dios

Igual que en las atestaciones judiciales se suele decir “onme trinum est perfectum”, así pienso yo también, que, añadiendo la tercera carta de nuestro mismo V. P. Fundador General, que me escribió cuando yo estaba en Nápoles, sirva para dar mayor fuerza a mi propósito, y además demostrará en qué grado de perfección estaba la virtud de aquella alma santa de Nuestro fortísimo P. General.

Carta

[“Al P. Vicente [Berro] de la Concepción, Sacerdote de las Escuelas Pías. Nápoles.

Pax Christi]

“He recibido la carta de V. R. del 19 del corriente, y le digo que siempre he escrito, en respuesta de su carta, dentro del sobre del P. Provincial. En cuanto a las cosas que ha escrito el que V. R. me dice, es mejor no darle crédito, porque se mueven más por la pasión que por la razón. No es verdad que Su Santidad deshiciera lo que se había ordenado en la primera Congregación, sino que algunos, creyendo hacer bien, han procurado que se retrase la resolución. Porque se ha corrido la voz de que, al no poder destruir nuestra Orden directamente, procuran que la Orden se destruya indirectamente en el futuro, en esta Congregación que se va a tener; intentando en el futuro que no podamos enseñar Gramática, sino sólo escritura y ábaco. O que se pueda enseñar todo, pero que, en el futuro, esté sometida al Ordinario. Y no faltan quienes sospechan que este negocio está fomentado por algunos Padres Principales. Hay también algún Cardenal de los delegados que es del mismo parecer, es decir, que a los pobres no se les enseñe más que los primeros elementos susodichos. Sobre la reintegración no tenemos dudas, pero dudamos del modo de elegir a los Asistentes, y que esto se difiera hasta la primera Congregación. V. R. no dé crédito a nadie, que le escribiré exactamente lo que suceda. Es cuanto ahora recuerdo para informarle.

Roma, a 26 de agosto de 164

Notas