BerroAnotaciones/Tomo3/Libro2/Cap03

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CAPÍTULO 3 Enfermedad y muerte rigurosa Del Revmo. P. Pietrasanta, jesuita Visitador de las Escuelas Pías [1647]

No he podido saber desde cuándo se supo que el P. Silvestre Pietrasanta, de la Compañía de Jesús, natural, por lo que he oído, de Massa di Carrara, buscado –según dice- por uno de los nuestros, fue elegido por el Santo Oficio Visitador Apostólico absoluto sobre la Orden de los Clérigos Pobres de la Madre de Dios de las Escuelas Pías, y acompañado de otros en el gobierno de ella, como se ha dicho en el tomo precedente, y como aparece en el Breve Apostólico.

Pues bien, este Padre, el P. Silvestre Pietrasanta, un año después de la total ruina nuestra, y la de nuestra pobre Orden,

-por los fines que Dios sabe-, y su santísima Majestad le dejó que ella obrara con dichos fines, a pesar de ello, luego le lanzó el flagelo con fuego, como Padre amorosísimo.

Y es que, como el P. Pietrasanta padecía el mal de piedra, que atormenta tanto, se decidió a ser intervenido, cuando ya tenía la edad de más de cincuenta años. Todo –dicen- por consejo de su Padre General. A este efecto, se preparó primero con los ejercicios espirituales. Determinó someterse a la incisión en la fiesta de la Invención de la Santa Cruz, que aquel año de 1647 cayó en viernes. Sabiendo que es muy grande el dolor de semejante operación, para que lo sintiera menos, los Padres de la Compañía juzgaron oportuno darle opio, pero no se lo administraron porque el cirujano era contrario a ello. Se hizo el corte, que resultó feliz; y le encontraron en el sitio correspondiente siete piedras gordas como nueces. Después de una medicación muy cuidadosa, se pensó que todo saldría bien, como lo afirmó el P. Nicolás Mª [Gavotti] del SS. Rosario, profeso de nuestra Orden de las Escuelas Pías, por cierto amigo del P. Asistente por España de dicha Compañía.

Pero -justo y secreto juicio de Dios- la noche entre el 2º Domingo de Pascua, y el lunes el 5 de mayo de 1647, murió al P. Silvestre Pietrasanta, jesuita. Fue colocado en la iglesia del Gesù el mismo lunes, día del martirio de San Juan Evangelista, donde yo lo vi, aunque al principio no lo conocí, a causa de dos antorchas y la cruz a la cabeza del féretro, vestido de sacerdote. Algunos dijeron que lo habían encontrado muerto en la cama el lunes por la mañana. Se duda de que hubiera recibido algún Sacramento, porque se decía, a partir de entonces, que no le habían dado opio antes de abrirlo, sino después, dado que eran tan grandes los gritos de dolor que daba, que los demás Padres no podían tranquilizarse en el dormitorio; y fue entonces cuando, movidos por esto, le dieron opio. Sea cualquiera de las dos formas, el día 6 de mayo de 1647 yo lo vi muerto.

Notas