BerroAnotaciones/Tomo3/Libro3/Cap01

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CAPÍTULO 1 De lo que hicieron en Nápoles Las Escuelas Pías [1646]

Como se quería demostrar que la razón total y la base del Breve de Reducción de Orden a Congregación habían sido las discordias domésticas, se envió el siguiente Memorial a Mons. Ilmo. y Revmo. Nuncio de Nápoles, aconsejado por amigos de la Orden, para demostrar que no habían sido las discordias la razón del mal, sino la persecución.

MEMORIAL

“Los Padres Pobres de la Madre de Dios de las Escuelas Pías de las Casas de Nápoles, SUPLICAN A V. S. Ilma. les conceda la gracia de mandar que su tribunal de la Nunciatura haga una atestación sobre si, desde hace veinte años a esta parte, alguno de estos Padres Clérigos, o Hermanos, han sido indagados o encarcelados en dicho tribunal suyo. Favor que agradeceremos, ut Deus, etc.”

Así respondió Monseñor:

“Fiat fides veritatis.

Yo, Sulito, Oficial Mayor en los Asuntos Apostólicos del Reino de Nápoles, doy fe de cómo, repasado el Registro de causas criminales del Tribunal, no he encontrado en él nada contra los Padres, Clérigos, o Hermanos, de las Escuelas Pías de la Madre de Dios de esta ciudad de Nápoles.

En Fe de lo cual, etc. Día 20 de abril de 1646.

Así es y así lo atestiguo, yo, Ángel Gharito, Maestro de Actas de la Nunciatura Apostólica del Reino de Nápoles”.

“Nos, Emilio, Obispo de Camerino, por la gracia de Dios y de la Sede Apostólica, Nuncio y Recaudador General en todos… etc., Afirmamos y Atestiguamos, sobre el Muy Reverendo Señor Abad. Ángel Gharito, que ha sido él quien ha escrito, publicado y firmado la anterior testificación; que es Maestro de Actas de esta Nunciatura de Nápoles; ha sido siempre fiel y legal en sus escritos y firmas, y da fe de la presente. En virtud de lo cual, etc.

Dado en Nápoles, hoy, 20 de abril de 1646.

Fabricio, Auditor, etc.

Lugar del sello.

Fabricio….Auditor Ordinario de la Nunciatura Apostólica del Reino de Nápoles”.

Se comunicó también el suceso a los Ilmos. Regentes del Reino Colateral, y a los Ilmos. Electos de la ciudad, como también a los Ilmos. Diputados de los escaños de la Nobleza, todos los cuales, compadecidos, -y reconociendo la persecución que nos habían hecho- en sus juntas y consejo, hablaron de ello con mucho sentimiento, y enviaron las siguientes súplicas al Virrey, para implorarlo al Sumo Pontífice, como realmente hicieron.

Notas