BerroAnotaciones/Tomo3/Libro3/Cap19

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CAPÍTULO 19 Cartas escritas por el último Conde Magni A favor de las Escuelas Pías [1647]

“Al Sr. Príncipe Dietrichstein[Notas 1]. Nikolsburg

Emmo. y Excmo., Patrón mío[Notas 2]

Espero haya recibido Vuestra Eminencia la última mía, que le he enviado con el correo anterior. Ahora, con las copias aquí anexas, he querido informar a V. E. sobre los Oficios que reiteradamente se pasan de aquí a Su Santidad Nuestro Señor a favor de nuestros (verdaderamente) pobres Padres de las Escuelas Pías. Me obliga a esto, no sólo el deber de tenerle informado a V. E., pues tanto interesa en esta causa, sino también las órdenes de Su Majestad el Rey, que son las de enviarle en su nombre un saludo afectuoso, y, al mismo tiempo, pedirle tenga a bien, además de escribir a V. E. un propio, procurar que Su Majestad el emperador y estos Fundadores envíen conjuntamente cartas a Su Santidad.

Con lo cual V. E. dará gusto a Su Majestad Real, honrará infinitamente a la afligida Orden de estos buenos Padres, y verá multiplicadas con esta acción las que son tan propias de V. E., a quien, no siendo ésta para otra cosa, beso humildemente las manos.

Varsovia, a 8 de junio de 1647.

De Vuestra Excelencia,

Devotísimo y Agradecidísimo Servidor,

Francisco, Conde de Stráznice

Barón Magni”.

“Al Señor Cardenal Panziroli

Emmo. Excmo. y Revmo. Señor, Patrono mío

Tenga a bien V. E. acordarse benignamente de con cuánto entusiasmo le hablé de parte de Su Regia Majestad, del Pueblo, y de mi propio interés, acerca de la supervivencia del debilitado Instituto de los verdaderamente Pobres de las Escuelas Pías. Ahora, -dada la reiterada instancia ante Su Santidad, que me hace Su Majestad, junto con toda la República, y habiéndome encargado, como a uno (aunque mínimo) de los fundadores, transmitirla, devota y humildemente, a Su Santidad, de parte mía también, para el conservación de aquél,- he preferido, a título de humildísima y profundísima reverencia, resignarme a ser nuevamente molesto a Su Santidad; por eso, no he podido ya eludir el recurso que, por medio de V. E., me atrevo a tomar devotamente, para pasar este oficio.

Y, como, a los motivos ya insinuados de viva voz, no tengo ya más que añadir, y no quiero ser muy inoportuno refiriéndome aquí a ellos, le suplico sólo, con toda el alma, colaborar con su poderosa autoridad, para que Su Majestad el Rey quede contento, y las piadosas intenciones de nosotros, los fundadores, no queden decepcionadas, ni el pueblo de estas regiones defraudado, respecto a los bienes y frutos grandes de que disfrutan, y que se prometen mayores, con la permanencia de dicho Instituto.

Ratificando a Vuestra Eminencia mi devotísimo obsequio, humildísimamente le reverencio.

Varsovia, a 8 de junio de 1647.

De V. E.,

Humildísimo y agradecidísimo Servidor

Francisco, Conde de Stráznice,

Barón Magni”.

Llegaron muchísimas cartas, no sólo de aquel Excmo. Príncipe y del Mayordomo de Su Majestad Imperial, y del Emmo. y Revmo. Cardenal Harrach, Arzobispo de Praga, y del Nuncio de Germania y Polonia; pero de nada sirvieron para la reintegración; aunque sí para que no sucediera peor con las Constituciones nuevas, y pésimas.

Notas

  1. Card. Francisco Dietrichstein, Obispo de Olmütz (Olomouk) y Príncipe Gobernador del Marquesado de Moravia. Nació en Madrid el año 1570, siendo su padre Embajador Imperial en la Corte de Felipe II. El año 1592 estudiaba en Roma en el Colegio Alemán y se ordenó de sacerdote en 1597, siendo nombrado Cardenal dos años más tarde por Clemente VIII a petición de Felipe III de España. Siendo anteriormente Camarero Secreto de Su Santidad había conocido a Calasanz por tratar de cerca el asunto de la canongía de Urgel, pretendida por Calasanz. En 1600 tomó posesión de su sede de Olmütz y la gobernó hasta su muerte (19 de septiembre de 1636). El escolapio P. Adaucto Voigt escribió su biografía, publicada en Lipsia en 1792. El Cardenal conoció a los escolapios en Génova en 1631 y pidió al Fundador que le mandara algunos para que se hicieran cargo del colegio que él había erigido en Nikolsburg en 1625. Los primeros escolapios mandados a Moravia salieron de Roma en abril de 1631 y llegaron a su destino en junio del mismo año, tomando posesión del colegio, que fue por tanto la primera fundación escolapia en tierras alemanas y centro de irradiación de toda la Escuela Pía de Europa Central. Nikolsburg era una pequeña ciudad de Moravia, hoy Checoslovaquia, muy cerca de la frontera austríaca. En 1632 emprendió el Cardenal la construcción de un nuevo edificio, confiando el mismo año a los escolapios el Seminario Diocesano. En 1666 se empezó la construcción de la iglesia aneja, terminada en 1672. El amplísimo y monumental colegio quedó terminado en 1694. Nikolsburg fue la sede provincial de Germania hasta 1856 en que fue trasladada a Praga. Durante este período alcanzó su máximo esplendor. Desde 1848 las leyes imperiales empiezan a minar la enseñanza privada de los religiosos y el Colegio de Nikolsburg, como todos los de la provincia de Bohemia y Moravia, resiste como puede hasta 1873 en que se ve forzado a cerrar sus aulas primarias. En 1874 cierra también el Gimnasio Superior, quedando sólo unos Padres al cuidado de la iglesia, pues todo el colegio había pasado a manos del Estado. En 1950 los comunistas dispersaron a todos los religiosos, perdiéndose todo lo que la Escuela Pía tenía en Checoslovaquia (cf. Sántha, Ensayos críticos, pp. 157-177). Esta c. de Calasanz responde a la c. 1 del Card. Dietrichstein (cf. EEC. 362).
  2. Francisco Magni, Conde de Straznitz, fundador de una casa escolapia en esa ciudad y hermano del célebre capuchino Valeriano Magni. Amigo y bienhechor del Instituto, luchó todo lo que estuvo de su parte hasta conseguir la fundación. Se carteó con Calasanz y su amor a las Escuelas Pías creció con la amistad del P. Casani, durante los años 1638-1641. Se mostró magnánimo con el colegio que había ayudado a fundar e hizo importantes donaciones al mismo. El amor al Instituto se manifestó también en la ayuda que prestó en todo lo referente a las vocaciones. Durante los años 1643-1648 ayudó a Calasanz para que no suprimieran la Orden y después de la reducción de la misma, para que volviera a su primer estado. A fines de 1646 y principios de 1647 en nombre del Rey Ladislao IV, hizo una embajada al Papa Inocencio X en favor de las Escuelas Pías. No obtuvo nada de momento, pero fue en cierta manera fundamento de la restauración que vendría un decenio más tarde. El mismo trabajó para salvar las Escuelas Pías en Polonia, cosa que tampoco consiguió. El momento más difícil cara al Instituto lo tuvo a principios del 1648 en que debido a las situaciones adversas, a las malas condiciones económicas por las que pasaba y al mal ejemplo de algunos Padres, le hicieron pensar, vivo todavía Calasanz, dejar la fundación de Straznitz. No llevó a la práctica su propósito y permaneció fiel al Instituto hasta su muerte, ocurrida el 6 de diciembre de 1659 cuando tenía más de 60 años de edad (cf. EEC. 742-1).- Ver “Ephem. Cal.” 1960, pp. 1-24.