Bogotá (CO) Colegio San José de Calasanz

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Seminario y casa de formación, luego colegio S. José de Calasanz en Bogotá
Aviso de contenido

Este texto es el original publicado en su día en el DENES. No se ha hecho sobre él ninguna rectificación. Su contenido, pues, puede no reflejar la realidad actual

Datos

Demarcación Colombia - Ecuador

(1972- )

Desarrollo histórico.

El colegio San José de Calasanz fue consecuencia de la desaparición del antiguo aspirantado Calasanz, pues tal colegio está erradicado en el edificio que ocupó dicha obra; al quedar vacío por traslado de la casa de formación a otras sedes se pensó llevar a cabo una tarea que estaba en la mente de todos, pero hasta el momento irrealizable: atender a los niños marginados de los barrios vecinos a la casa. Los seminaristas, estudiantes en aquel momento de filosofía y teología, estuvieron parcialmente de acuerdo con el intento; ellos mismos ayudarían en lo posible a regentar las clases y les serviría de preparación para el apostolado específico.

Los barrios beneficiarios de la idea iban a ser El Paraíso, San Martín, Sucre y Pardo Rubio; sus habitantes, antiguos campesinos huidos de sus tierras y hacinados en esos parajes, contaban con sólo dos escuelitas de primaria, una de las cuales estaba erigida en un ángulo de la finca escolapia. Se tuvo en cuenta la mala formación que traían los niños de las escuelas distritales, y se pensó que el colegio impartiera el bachillerato.

A finales de 1971, obtenido el permiso del Viceprovincial, P. Fermín Abella, se comenzaron los trámites para abrir el colegio; participaron activamente en ese empeño Carlos Villanueva y Luis Guillermo Jaramillo, a la sazón júniores. De ese modo, en febrero de 1972, en condiciones precarias comenzó la actividad escolar con un primer curso de bachillerato de veinte alumnos y alumnas; todos los sacerdotes, júniores y novicios estaban involucrados en la empresa. En ese año se obtuvo de la Secretaría de educación del distrito especial de Bogotá la licencia de funcionamiento para ese curso. En 1973 se abrió el segundo curso de bachillerato, se duplicó el alumnado y se obtuvo la licencia correspondiente. Y así año tras año hasta que en 1975 hubo de contratarse profesorado laico. Hay que mencionar en este momento la celebración de un seminario de planificación, coordinado por el P. Héctor Guzmán, claretiano, que aportó el pensamiento de la nueva tarea en orden a la educación popular. También se obtuvo la licencia estatal y al acogerse al régimen de jornadas adicionales, que ya funcionaba en el curso anterior, se consiguió que el religioso Humberto Rincón fuese profesor pagado por el Estado. En 1976 no se vio oportuno abrir otro curso sino revalorizar y potenciar los talleres de metalmecánica y contratar personal especializado para tales enseñanzas. También se adquirieron máquinas de tejer para las niñas. En este año el Ministerio de educación nacional dio aprobación definitiva a los cuatro primeros cursos de bachillerato. Hay que señalar que la progresiva dotación de talleres no significó un cambio en el estilo del bachillerato impartido; al haberse consultado con el Ministerio la posible transformación del bachillerato académico por el técnico, la respuesta fue negativa; si se hacía oficialmente era necesario aplicar las normas propias de tales centros, lo que suponía un costo por encima de las posibilidades en cuanto a talleres y máquinas se refiere. Por ello era necesario mantenerlo como académico, aunque intensificando las asignaturas vocacionales. En 1977 asumió la dirección el P. Gabino Vinuesa; en este período se desarrolló el sentido ecológico adecentando los alrededores. Al año siguiente asume la dirección el P. Alberto Moreno y se dan nuevos cambios. En primer lugar para potenciar el sentido cooperativo a la obra se crea el ECCE, -Equipo Coordinador de la Comunidad Escolar- integrado por cuatro personas, que a lo largo de los años admitió distintas estructuras. Comienza a madurarse la idea de abrirse un quinto y un sexto curso de bachillerato; y en 1980 se inicia el quinto y se obtiene la aprobación definitiva por parte del Ministerio de educación nacional por la resolución 15.918 del 29 de septiembre. En ese mismo año se realizan gestiones ante el Ministerio con vistas a crear un convenio «Ministerio-comunidad» para una administración más adecuada. Si bien la propuesta es bien acogida por la autoridad, pronto se ve su falta de viabilidad por carecer de fondos necesarios. En 1982 se establece una amplia diversificación de talleres, ayudados por el coordinador de prácticas de la Universidad nacional, Dr. César A. Lara; al colegio llegan jóvenes estudiantes técnicos de diversas ramas, pero la experiencia es negativa. Hay que ampliar la nómina de profesores para atender a grupos reducidos de alumnos. Las dificultades crecen. En esta situación llega la visita del P. General, quien se entrevista con profesores y alumnos; se presentan quejas de carácter económico, de mejoras de contratos; se observa que los talleres no producen los resultados apetecidos en la formación; se detecta la deficiente dotación de éstos y que adquirir nueva maquinaria supondría un gran costo. Ante esa situación, el rector plantea el problema ante la Viceprovincia en Pereira; y en esa reunión se propone: simplificar talleres buscando una relación proporción entre profesor y alumno, mejorar las condiciones económicas del profesorado, trasladar el colegio a otro barrio donde en un sistema cooperativo se puedan beneficiar más alumnos. Pronto se camina hacia soluciones concretas; en el curso 1984 se comenzarán a llevar a la práctica todas las propuestas.

Pedagogía y pastoral.

Si queremos subrayar los principios pedagógicos y didácticos que han regido la historia de la obra educativa debemos anotar; primero el sentido de comunidad educativa, dando participación amplia a los distintos estamentos en la vida colegial, incluso en evaluaciones del alumnado. Segundo, la acción pastoral, dado que la formación cristiana es prioritaria en el ideario, se ha hecho la experiencia de catequesis por sesiones. La opción por la justicia y el cambio social se ha venido desarrollando a través de las asignaturas, metodología y actitudes de la vida escolar. Incluso el que profesores y alumnos hayan realizado manifestaciones de apoyo a los derechos humanos y participado en campañas de solidaridad internacional en favor de los pueblos que luchan por su liberación nacional, ha sido motivada para calificarlo como colegio revolucionario. Esta proyección social ha promovido la participación del alumnado en alfabetización de adultos, catequesis, grupos de teatro y música y danzas, etc.

El colegio se encuentra vinculado a las casas de formación escolapia, pudiendo el futuro sacerdote escolapio realizar en él las prácticas docentes y participar en diversas actividades.

La experiencia pedagógica del colegio San José de Calasanz es objeto de visita de estudiantes de distintas universidades de Bogotá.

En 1980 el rector del colegio, P. Alberto Moreno fue invitado como ponente a un panel sobre experiencias de educación liberadora patrocinado por la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá. Ese mismo año, es elegido vicepresidente de la Confederación de Colegios Católicos de Bogotá y vocal a la Asamblea Nacional de CONACED (Confederación Nacional de Centros Educativos Católicos). También participó en reuniones, conferencias, retiros a educadores y formó parte del equipo de trabajo encargado de elaborar el proyecto de educación católica de Colombia.

En 1981 el colegio sirvió de sede a la Primera Reunión Nacional de Educadores de Adultos.

Superiores

Persona Año
Jesús Fernández 1972
Salvador López 1973
José Naranjo 1974
Gabino Vinuesa 1977
Alberto Moreno 1978
Luis Gillermo Jaramillo 1982

Redactor(es)

  • Salvador López, en 1990, artículo original del DENES I