DelBuonoDiarios1/Epílogo. La Visita de Mons. Pasetto y las Escuelas Pías
Epílogo. La Visita de Mons. Pasetto y las Escuelas Pías
He dicho en la introducción que no pretendía hacer un estudio exhaustivo de la Visita de Monseñor Pasetto, pues para hacer un trabajo profundo sería necesario consultar muchos más documentos de nuestro archivo. Pero, llegados a este punto, creo que tengo la obligación moral de expresar, si no un juicio definitivo, al menos una humilde opinión sobre este este episodio doloroso de nuestra Historia.
Con toda humildad, pues he aquí mi opinión: la Visita fue una medida excesiva e innecesaria, consecuencia del enfrentamiento entre dos personas testarudas y poderosas: el Cardenal Basilio Pompili, Vicario de Roma y protector de la Orden, y el P. General Tomás Viñas. Si hubieran tenido un poco más de humildad y sentido común, dialogando podrían haber logrado los mismos frutos que logró la Visita, y en mucho menos tiempo. Muchos escolapios lo vivieron (y algunos se atrevieron a expresarlo públicamente) como un abuso de poder por parte del Vaticano, que no había medido suficientemente las penosas consecuencias para muchos religiosos de tal iniciativa.
Y Los frutos no fueron muchos. Quizás el logro más destacado fue el de la supresión del peculio personal, que venia lastrando el voto de pobreza desde hacía muchos años, en todas las provincias de la Orden. La pacificación entre la generalidad y la provincia romana, escandalosa por su visibilidad en la capital de la cristiandad, se resolvió fácilmente por medio de una simple compensación económica. La revisión y actualización de las Constituciones se logró en unas semanas de trabajo por parte de la Congregación General. La pérdida de facultades por parte de la Vicaría Española era un proceso imparable, como lo ha sido la supresión de la Delegación General española, su sucesora, en nuestros días, cuando ya ha cumplido ampliamente el servicio para el que aquel organismo fue creado. La mejora de los estudios de los juniores, creando el Juniorato interprovincial de Albelda y el internacional de San Pantaleo no fueron consecuencias de la Visita, sino respuesta a un deseo natural de los Provinciales y del General, que veían más sencillo juntar a todos los juniores (en Italia y España) para ahorrar fuerzas y aumentar la calidad. El juniorato de San Pantaleo fue una medida profética para ir mejorando la “conciencia de Orden”, que sigue creciendo en nuestros días…
En definitiva, mucho ruido y pocas nueces; el monte parió un ratón… La Orden siguió en general tranquilamente su vida durante aquellos años, y si alguien vivió intensamente lo que estaba ocurriendo fue, precisamente el P. Giuseppe Del Buono, apartado (para siempre) de su querido Chiavari, donde tan feliz había sido antes. La Visita de Monseñor Pasetto fue una prueba para la Orden, que en cierto modo se sintió humillada, pero que no tuvo las duras consecuencias de la anterior Visita Apostólica, del P. Pietrasanta… Las verdaderas pruebas, en forma de guerras, vendrían unos pocos años más tarde: en España (1936-1939) y en Europa Central (1919-1945). Pero esa es ya otra historia…