General31/Después del Generalato

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Después del Generalato

Tras su periodo de General, vino el trienio de Visitador General de la Orden (con autoridad sobre el General). al final de este periodo sigue interviniendo aún de manera indirecta en diversos asuntos de la Orden, pero por medio de su autoridad personal, y buena relación con los Generales que siguieron. En 1907 escribe la siguiente carta al Papa, en la que, de algún modo, resume su generalato y periodo de visitador[Notas 1]:

Santo Padre. Cuando en 1900 León XIII me nombró General de la Orden de las Escuelas Pías, solo estaban sujetas a mi jurisdicción las cuatro provincias italianas. España y América, por una Bula de Pío VII; Austria, Bohemia, Moravia, Silesia, Hungría y Polonia por las leyes Josefinas, no tenían ninguna relación con la Cabeza de la Orden y gozaban de autonomía. Pero las consecuencias de la división se hacían cada vez más desastrosas para la vida y la prosperidad del cuerpo. El Santo Padre me expresó el deseo de que se restaurase la unidad, pero sin aquellos problemas que por parte de los gobiernos y de los religiosos habían tenido lugar en la unión de las diversas ramas de los Frailes Menores.

Acepté el encargo. Partí hacia España, núcleo más numeroso y fuerte de la Orden, como simple hermano y amigo, y `pude preparar el terreno disponiendo los ánimos de los religiosos y ganando la benevolencia de la Reina Regente. Viajé por las Provincias austrohúngaras; visité al Emperador y rey suyo; conseguí el apoyo que me salvaguardase de las hostilidades que sabía me tenían preparadas; procuré evitar los choques y ganarme las simpatías y la confianza, y ver finalmente por medio del Motu Propio de V.S. coronados mis esfuerzos y cumplido el deseo de dos Santos Pontífices.

Cesado mi oficio de General en 1904, y nombrado por Vuestra Santa Benevolencia Visitador apostólico, con el encargo de poner en obra la unión decretada, y con facultad de nombrar a mi sucesor en el Generalato y los cuatro Asistentes Generales para estar en el cargo durante un bienio, es decir, hasta el año 1906, tiempo establecido para el Capítulo General, creí oportuno nombrar General al P. Adolfo Brattina, pues siendo de origen germánico, parecía capaz de soportar los largos viajes que se creían necesarios para que las provincias lejanas, separadas de la Orden desde hacía un siglo, y capaz, con sus demás dotes, poner los preliminares para el no tan lejano y temido Capítulo General. Mientras tanto, me esforcé por disipar las sospechas y reticencias, en especial de los húngaros; establecí, no sin grandes dificultades, pero sin inconvenientes, la Curia en Roma; y, en la medida de lo posible, eliminé los abusos; introduje la regla de observancia; cuidé los noviciados y junioratos, y cuanto me pareció conveniente para la prosperidad de las Escuelas Pías, sin que se produjeran muchos choques ni defecciones.

Es sabido a V.S. que en 1906 se celebró con intervención de todos los representantes de las Provincias, con común satisfacción, el Capítulo General, y que actualmente la Orden procede con regularidad bajo la dirección sabia y prudente del P. General Manuel Sánchez, que ya ha visitado este año con mucho fruto las casas de Italia y se prepara a visitar las extranjeras en los años que vienen.

Al final de julio cesa mi mandato de Visitador Apostólico. Lo devuelvo, pues, agradecido, a las manos de Vuestra Santidad, con la conciencia de haber hecho cuanto me ha sido posible, de manera compatible con el peso de mi vastísima diócesis, correspondiendo a la santa memoria de León XIII y de V. Santidad que Dios haga próspero, bendiga y conserve en su Iglesia por muchos años. Inclinado al beso del S. Pie, me profeso…

Los cuatro años de generalato sobre las Escuelas Pías constituyeron un breve paréntesis en la vida episcopal del P. Mistrangelo. A los 7 años escasos al frente de la diócesis de Pontremoli, siguieron 30 al frente de la de Florencia, con cardenalato incluido a partir de 1915. E incluso durante esos cuatro años no descuidó, por supuesto, sus deberes arzobispales. En 1900 empezó su visita a la diócesis, que no concluyó hasta 1917. Dice de él el DENES que “celebró un sínodo en 1905; durante la primera guerra europea se deshizo en bien de los pobres y necesitados. Cuidó grandemente los cuatro Seminarios, remozando los edificios, modernizando las aulas y los planes de estudios; sobre todo elevó el nivel de la Facultad de Teología; abrió una residencia para sacerdotes ancianos y enfermos; favoreció la prensa católica, fomentó la Acción Católica mimando las ramas juveniles, que se sentían electrizadas a su contacto”. Buena parte de su abundante bibliografía (cartas pastorales y discursos) la produjo después de su generalato. Sobre tema escolapio solamente escribió la Vida del Venerable Glicerio Landriani (1888), y alguna otra publicación con la ocasión de la Beatificación de Pompilio M. Pirrotti (1890). Se publicó también su discurso en Nápoles con ocasión del III Centenario de las Escuelas Pías (1897). Aunque después de su generalato fue nombrado Visitador General de la Orden durante tres años para controlar que la unión de las provincias se llevaba a cabo según lo establecido por el Papa, y que el Capítulo General de 1906 se desarrollaba en un ambiente conveniente, no parece que tuviera ya ninguna intervención importante en la Orden. Dejó que sus sucesores, el P. Brattina primero y el P. Sánchez después, hicieran las cosas a su modo.

Notas

  1. RG 24 B 16. 24 julio 1907.