General33b/Cracovia
Cracovia
Sacar adelante la casa de Cracovia, ahora que se había empeñado con un fuerte préstamo al comprar la finca de Rakowice, en la que querían los escolapios construir un colegio moderno, fue otro gran empeño del P. Bertolotti y su Congregación General durante estos dos años. Recordemos que el P. Manuel Sánchez había fallecido mientras el P. Tomás Viñas estaba haciendo la visita General a la casa. A su regreso, informó a la Congregación General sobre la visita y las disposiciones tomadas[Notas 1]. En aquel momento vivían en la casa de Cracovia 5 sacerdotes (3 españoles y 2 polacos), 4 juniores clérigos, 4 juniores hermanos, y 3 novicios. El P. Viñas era muy estricto con sus visitas, y anotaba todo cuidadosamente (o lo hacía anotar a su secretario, en este caso el P. Amadeo Ponz que, suponemos, le serviría también como traductor). Para conocer mejor el ambiente de la época, y la manera de pensar del líder de la casa, el P. Juan Borrell, copiamos el interrogatorio o entrevista personal que mantuvo con él el P. Viñas[Notas 2]:
- 1)¿Ha oído fuera de confesión algo grave referido a algún religioso, dentro o fuera de casa?
- -Fuera de los antiguos vicios ya conocidos de los superiores, y en buena parte corregidos, no he oído que haya ocurrido nada grave.
- 2)Si el P. Rector o alguien delegado por él da la Doctrina Cristiana a los hermanos.
- -Si yo asumiera ese cargo, según el tiempo disponible lo haría cada domingo.
- 3)Si todos los años tienen los religiosos, incluidos los superiores, Ejercicios Espirituales durante 8 días.
- -Algunos años, a causa de las muchas ocupaciones de los religiosos mayores, no se hizo; por lo que los clérigos fueron divididos en tres turnos, en vacaciones y en tiempo de Semana Santa.
- 4)Si cada año se hace la renovación de votos en las fechas señaladas.
- -Se hace.
- 5)Si el maestro de novicios y de profesos se ocupa de su instrucción y es útil.
- -Muy poco.
- 6)Si se observa para la recepción y profesión de novicios lo que indican las Constituciones Apostólicas, principalmente de Pío IX.
- -Se observa; pero en algunas ocasiones se omitió el juramento por olvido.
- 7)Si cada cuatro meses se hace la visita y votación de novicios y profesos.
- -Apenas.
- 8)Si hay un libro de vesticiones y profesiones.
- -Lo hay.
- 9)Si hay un libro en el que se anoten los progresos de los novicios y profesos en piedad y en las disciplinas escolares.
- -Apenas.
- 10)Si hay un libro en el que se anoten las entradas y salidas de novicios, cambios de superiores, etc.
- -Es el mismo que en el nº 8.
- 11)Si se leen durante el almuerzo las Constituciones Apostólicas en los tiempos señalados.
- -A causa de que no había oyentes, pues estaban ocupados en otros lugares, hace dos años se suspendió la lectura.
- 12)Si existe un Archivo Provincial en el que se conserven escrituras, instrumentos etc. bien ordenados.
- -Hay un Archivo Provincial, junto con el Archivo de la casa, en el cual hay algunas declaraciones anteriores, poco ordenadas.
- 13)Si se reciben personas sospechosas en la casa.
- -Apenas.
- 14)Si se permite a los niños entrar en las habitaciones de los religiosos.
- -Se permite sólo a la habitación de Provincial, del Rector y como máximo del Prefecto.
- 15) Si hay algún religioso propietario, o que conserve consigo o por medio de seglares algo para disponer a su libre arbitrio.
- -El P. S. Bieganski tienen en casa de algunos seglares algunos miles de coronas, pero en un documento firmado los cede a nuestra casa.
- 16)Si hay alguno que tenga fama de robar, incontinencia, palabras obscenas, embriaguez, etc.
- -Es conocido que el P. Juan bebía más de lo debido, pero a causa de su última grave enfermedad y la corrección que le causó hace ya más de un año que se contiene. También es sabido que el P. S. Bieganski no teme ir a casas ajenas, y que descuida totalmente la modestia y la prudencia al hablar, y la cautela en público, pues la cabeza no le funciona bien.
- 17)Si alguien se mezcla en asuntos seculares.
- -Muy poco.
- 18)Si se hacen gastos superfluos en casa
- -Procuro que no se hagan.
- 19)Qué opina de la situación presente y futura de la vida de la casa de Cracovia, en cuanto a las personas y a la situación económica.
Opino lo siguiente del presente y de las personas: hay una gran falta de personas, por lo que, de los tres cargos principales de la casa, ninguno está bien llevado. Por lo demás todos sufren, los jóvenes en primer lugar, porque no se les cuida mucho. Si comparamos la vida de la casa presente con la pasada, sin duda va mucho mejor; si la comparamos con la que debería haber, concedo que hace falta la ayuda de personas, y cualquiera puede ver que es muy frágil. en lo que se refiere a la economía, las entradas vienen de los internos y de las misas, y son suficientes; casi no tenemos otras fuentes. Pero como había que sacar de nuevo la casa desde los cimientos, por así decirlo, y llevarla hasta el estado actual, bastante sólido, lo que va llegando de aquí y de allá, inmediatamente vuelve a salir. En cuanto a la vida futura de esta casa, creo que no es malo. Si se aumentara el número de personas prudentemente seleccionadas, podrían formar debidamente a nuestros jóvenes en el camino del Señor y en la observancia religiosa, primero y último fundamento del futuro de la casa y de la Provincia. Si no se tiene un cuidado diligente de ellos, si no se nos presta la ayuda necesaria, todo puede fracasar. en lo que se refiere a la economía, si se gastara solo en lo necesario, una vez equipada la casa, se podría pagar no solo la deuda de Cracovia, sino también la de Rakowice. 7 noviembre 1910.
El P. Viñas ve con buenos ojos el proyecto de Rakowice, y el 17 de noviembre firman ante notario el contrato de compra del terreno, y estudian la manera de pagar el préstamo. El P. Viñas acalara por escrito qué es competencia del Provincial (Juan Borrell), y qué del Rector (Antonio Bartolomé); indica un horario para la casa; establece normas sobre administración económica, sobre formación de los candidatos…
Como apoyo para la casa, y quizás para diluir las tensiones originadas por el modo radical de dirigir del P. Borrell, la Congregación General decide nombrar un Delegado General para la casa de Cracovia: el P. Álvaro Monfil, de Valencia[Notas 3]. Sin embargo, al igual que otros varios “refuerzos” llegados a Cracovia, el P. Monfil tampoco aguantó mucho allí. Pocos meses después de su llegada pide ser trasladado a otro lugar, y da las razones para ello[Notas 4]:
Nunca agradecerá lo suficiente a V.P. Rma. el honor que me hizo nombrándome Delegado General de nuestra casa de Cracovia. Si acepté el encargo, Dios sabe que es porque tenía la intención de cumplir la obediencia para honra de las Escuelas Pías. Pero después de una prueba de más de cuatro meses debo confesar dolorosamente a V.P. que mi obra en Cracovia más que útil es, en mi opinión, perjudicial. Que mi estancia en esta casa es inútil lo demuestra el hecho de que no puedo hacer nada de lo que mi juicio y mi conciencia creen útil. Cuando llegué, estaba ya todo hecho; es imposible deshacerlo, pues todo está estipulado con contratos públicos. Para evitar males mayores, creí conveniente no suspender la obra comenzada por estos Padres. Creí que era cierto cuanto me decían, y así esperaba poder salvar la posición en la que temerariamente habían puesto el nombre de las Escuelas Pías. Si no hubiera sido por no molestar a V.P., la habría demostrado ya cómo los sueños de estos Padres son la ruina de esta casa. Si V.P. cree oportuno que yo especifique y demuestre mi afirmación, la haré de buena gana a petición de Usted. He manifestado esta opinión o criterio a estos Padres, que opinan lo contrario que yo. Les he preguntado en qué se fundan sus esperanzas para salvar la obra que han comenzado. Solamente me responden que es posible. Por eso digo: si creéis que es posible lograr vuestro intento, ¡adelante! Si conocéis la manera, ¿por qué no me la decís? ¿Cómo puedo creer a estos Padres cuando veo que ninguno de los muchos planes hechos y que me han contado desde el primer día de mi llegada se ha cumplido? ¿Cómo puedo confiar en sus palabras cuando ignoran por completo el asunto confiado en manos de un seglar? Les pregunto cuánto debemos por las obras del colegio nuevo y ellos no saben nada, ni permiten siquiera que pregunte al administrador para no distraerlo u ofenderlo. Si sé que debemos 230.000 coronas es porque ayer por la tarde vino a pedirme la firma en un documento preparado por él en el que se decía que le dábamos 120.000 coronas a cuentas de las 230.000 que debemos en total. Inútil decir que me negué a firmar.
Lo cierto en todo este negocio es que el constructor del colegio ha asegurado que nos llevará al tribunal s no pagamos. Además, es cierto que el 17 de noviembre debemos entregar 158.000 coronas al banco que hizo el préstamo el año pasado para comprar el terreno.
Reverendísimo, si estos Padres conocen los medios para desenredar esta madeja y pueden evitar que las Escuelas Pías se arrastren por los tribunales, ¿por qué no les encarga V.P. a ellos que cumplan este milagro? Si yo no puedo evitar tanto mal, ¿por qué permanecer aquí para responder ante los tribunales de cosas de las que no tengo ninguna culpa? Sólo pensar que de un momento a otro puedo ser citado me causa gran dolor, y me inquieta. Entonces me digo: si en cuatro meses desgraciadamente no he podido hacer nada de lo que el Reverendísimo esperaba de mí, y mi presencia ha sido más bien causa de disgusto para quienes debían ayudarme, ¿por qué no puedo esperar ser útil trabajando bajo la dirección de quien puede usar mis servicios? Si en la Provincia de Austria falta personal, ¿podré servir yo para algo? Con mucho gusto trabajaría allí donde la obediencia me destine y donde pueda ser más útil que en la casa de Cracovia. Podría decirle muchas más cosas, pero no quiero molestarle más. Me compadezca, y perdone si mi misión no ha sido útil como V.P. esperaba.
La Congregación General acepta su renuncia y le dan obediencia para Austria[Notas 5], donde tampoco aguantará mucho tiempo. El P. Monfil había invitado al P. Antonio Gandolfi, hombre de extraordinaria lucidez y prudencia, que había sido enviado como Visitador General a Austria, a que se acercara también a Cracovia. Y este es el informe que hace sobre lo que él ha visto, en el que manifiesta lo luminoso y lo oscuro de aquella casa[Notas 6]:
COLEGIO DE CRACOVIA. Aunque no había recibido directamente la misión, invitado por el R.P. Monfill fui a visitar esta casa nuestra de Polonia, en un tiempo tan rica de hombres ilustres y gloriosos. Hoy, por mérito principal del Rmo. P. Borrell, del P. Rector y del P. Prefecto está en condiciones, si no prósperas, al menos que permiten concebir las mejores esperanzas para un futuro próximo. Nuestros Padres tienen el máximo apoyo por parte del Gobierno y del Municipio, están rodeados de estima y de afecto, y tienen tanto crédito que el mes pasados pudieron obtener una cuenta corriente por una cantidad de hasta un millón de liras de un Banco Católico Polaco. Con este capital a su disposición y con otro que recibieron antes, han comprado bastante bien una vasta finca en Rakowice, a una media hora de Cracovia; en ella han construido un magnífico colegio para 150 internos que será inaugurado el año próximo. Actualmente tienen unos 40 alumnos y un Gimnasio reconocido por el gobierno como Real, con todas las facultades y permisos de los gimnasios del Gobierno. Si se tiene en cuenta que Polonia tiene unos 20 millones de habitantes, y que hay un solo Colegio, de los Jesuitas, se comprenderá fácilmente que no está lejana la perspectiva de un porvenir próspero y fecundo en bienes. Este objetivo se alcanzará más fácilmente si el Rmo. P. Delegado Monfill, lleno de actividad y de sentido común, es ayudado en lo que respecta a cuestiones financieras, por el consejo y las sugerencias de algún padre nuestro competente, cuya ayuda pide por medio mío, y espera de la Congregación General.
Pera hay un lado oscuro en la Casa de Cracovia: todos los contratos y todos los préstamos hechos hasta ahora sobre la palabra de un Administrador seglar, ¿son legales y sinceros, o más bien ocultan alguna insidia o alguna trampa? Esto es lo que aquellos buenos Padres no saben decir con seguridad. Tienen confianza en el Administrador, tanta que no han sentido la necesidad de la ayuda de un abogado para tratar asuntos tan serios e importantes; pero no están en condiciones de excluir, porque son incompetentes, la posibilidad de futuras protestas al hacer la liquidación con el mismo administrador.
El P. Amadeo Ponz, por su parte, informa al P. Viñas sobre la marcha de la casa después de su visita. El P. Ponz era el promotor de Rakowice; el P. Bartolomé era un hombre más enfermizo y apocado; el P. Borrell tenía grandes ideales espirituales, pero era menos práctico con las cosas concretas. Le dice lo siguiente[Notas 7]:
Próximos a terminar el curso y antes de marchar de vacaciones, voy a darle algunas noticias, que afortunadamente esta vez son en su mayor parte satisfactorias. El Sr. Inspector ha hecho la visita de las clases y quedado muy satisfecho, prometiéndonos que el Gobierno concederá el derecho público a la clase 2ª de Bachillerato, como lo concedió a la 1ª, y exhortándonos a que sigamos adelante con nuestro plan. En vista de esto abriremos el próximo septiembre la clase 3ª, y aprovechando la amistad del Inspector, hemos introducido algunas modificaciones en el Gimnasio, que nos favorecen mucho.
Hemos cambiado el Director, pues ya sabe V. que el antiguo era un patán con el que no íbamos a ninguna parte; hemos nombrado profesor de Religión al Sr. Prelado, que es muy probable que quede siempre entre nosotros, y lo que es más importante: el P. Provincial y yo hemos conseguido entrar a formar parte del cuerpo de profesores. Con el nuevo director preparamos un reglamento que nos hace a nosotros los verdaderos dueños de todo. De suerte que cuando venga V. a hacer la visita, podrá también visitar las clases con entera libertad.
Creo que también será de su agrado saber que para la primavera del año que viene tendremos un hermoso colegio en el Parque de Rakowice. Ya sabe V. que este colegio, sobre no reunir condiciones higiénicas (en esta tierra son muy escrupulosos en esta materia), es muy pequeño, pues sólo nos permite tener 40 internos, Y como el Internado crece a medida que aumenta el número de cursos del gimnasio, dentro de un año nos veremos precisados a estancarnos, quedando muy mal delante de las familias de los niños que empezaron los estudios de Bachillerato según el nuevo plan que hemos adoptado nosotros, y no podrían acabarlos. Pues bien, el nuevo edificio del Parque de Rakowice viene a dar solución a todas estas dificultades. Dentro de unos días celebraremos la bendición de la 1ª piedra. la bendecirá el Sr. obispo y asistirán el Delegado del Emperador, el Alcalde de Cracovia, el Inspector, etc. etc. Ya le enviaré detalles de la fiesta, que promete ser muy solemne. También les enviaremos vistas y planos del nuevo colegio, y verán que es una cosa fantástica y práctica al mismo tiempo. La idea está tomada de un colegio de Bélgica, y lo típico de este sistema de construcción es una espaciosa sala, que tiene 30 m. de long. por 12 de anchura, coronada por un tejado de cristal. Esta sala es el depósito de aire y luz del colegio, y sirve al mismo tiempo de salón de actos, de sala de gimnasia y de recreo (los días de lluvia, tan frecuentes en esta tierra) En su interior cuelgan dos hermosas galerías, para entrar en las habitaciones, pues los corredores, que tantas dificultades ofrecen en la solución del problema del aire y la luz, están eliminados. Las distintas piezas se hallan alrededor de dicha sala en el orden siguiente: las escuelas, comedor (provisional), capilla (provisional) y sala de visitas en el entresuelo; el cuarto del Rector y del Prefecto, la sala de Profesores, la enfermería (provisional) y uno de los dormitorios en el 1er piso; el 2º piso está destinado exclusivamente a los dormitorios. La cocina, los baños y termas, los motores eléctricos y de la calefacción central están en los sótanos, etc. etc.
Que estas noticias que le doy como amigo no sirvan a alarmar a la gente, pues puedo decirle que, en la edificación del nuevo colegio, según mi leal saber y entender, estamos a cubierto de toda responsabilidad, quedando al fin nosotros dueños absolutos del Colegio y Parque. Pero ahora pregunto yo: ¿qué hacemos con armar ese colegio? ¿Se puede dar por terminada con esto nuestra misión en Polonia? No; nosotros hemos venido a formar por lo menos una cincuentena de religiosos, para asegurar la vida de esta Provincia. Nuestro colegio-gimnasio no es más que un medio para llegar al fin que se pretende. Tal como está ahora la cosa, podemos empezar con profesores seglares, pero ¿quién sabe si el día de mañana podremos continuar con ellos, dado el gasto que esto supone? Y ¿dónde están los religiosos que los han de sustituir?
Acuérdese V. que una de las disposiciones tomadas en la Santa Visita nos prohíbe admitir novicios mientras no cambien las actuales circunstancias, es decir, mientras no venga gente competente para abrir un noviciado en regla. Acuérdese que hasta para la vigilancia de los niños tengo que servirme de gente asalariada. Todos los clérigos se han escapado como anguilas. El último de ellos, que era el más formal de todos, salió hace un mes del convicto, o, mejor dicho, me vi precisado a echarle por haberme faltado al respeto delante de todos los niños. Dicho se está, entre paréntesis, que el P. Provincial no solo no le castigó, sino que recibió al pobrecito con los brazos abiertos. Ahora no tengo más que al terciario Mariano, que continuamente está haciendo el burro.
El año que viene estaremos con los niños el Sr. prelado y yo. Pero dentro de dos años cuando aumente el número de colegiales y nos veamos precisados a dividirlos en dos secciones, ¿de quién echaremos mano? Po Dios, P. Tomás, envíenos 3 o 4 Padres y 2 o 3 hermanos y nos sacará de apuros. Al cabo de seis meses podrán los padres ayudar en la dirección de los niños y en dos años podrán ser profesores del gimnasio. Podremos abrir un noviciado, podremos formar todos los años 8 o 10 jóvenes, y al cabo de algún tiempo tendremos todos la satisfacción de ver asegurada la existencia de esta desgraciada Provincia. Diga la P. Homs y al P. Tarín que se interesen por nosotros y V. no cese en sus gestiones hasta que pueda comunicarnos la grata nueva de que ya están en camino media docena de españoles para formar aquí una verdadera comunidad.
Pero algunos sí se alarmaban con las noticias de Cracovia, viendo el enorme préstamo que la casa contraía para construir el colegio de Rakowice. El P. Bartolomé informa sobre el préstamo y sobre el delicado estado de su salud[Notas 8]:
La semana pasada, gracias a Dios, fue aprobada por el Excelso Emperador, en presencia de los Ministros de Galizia y del Culto, nuestra petición para recibir un préstamo para edificar el colegio nuevo en Cracovia. No faltaron las dificultades, pues el Gobierno de su Majestad Imperial en Leópolis, con el cual tuvimos que hacer diversas gestiones desde principios de noviembre para llegar a un común acuerdo. Al final el Gobierno citado accedió a nuestra petición, con algunas limitaciones.
En primer lugar, la suma de 925.000 coronas, que la Santa Sede nos había permitido pedir prestadas por gestiones de nuestro ex Delegado R. A. P., ha sido reducida a solo 200.000. Si esta cantidad no sirve para terminar las obras, desea que, una vea gastada la suma concedida, vuelva a pedirse otro préstamo para pagar lo restante en función de los gastos. Así, se harán las cosas de modo que para comienzo de curso el colegio esté ya listo para uso de los alumnos.
Mientras tanto, como mi salud con todas estas cosas está dañada, pues según el juicio del facultativo padezco anemia, temblores de corazón y excitación nerviosa, que fácilmente pueden producir otras complicaciones, pido humildemente a V.P. Rma., con permiso de este P. Provincial, que me permita ir a la patria por algún tiempo, para que, superado el peligro y recuperadas la fuerzas, pueda volver a completar el trabajo iniciado.
Había otro escolapio en Cracovia, el P. Fortunanto Giannini, que había tenido que salir de Toscana pro un desgraciado incidente, y cuya suerte se jugaba entre la expulsión de la Orden o su secularización voluntaria. Mientras tanto él da clases de italiano en la Universidad, y reside en la casa como oblato. Y envía sus propias consideraciones al P. Vicario General Bertolotti, poco antes del Capítulo General[Notas 9]:
Por deber de conciencia y por amor a las Escuelas Pías hago saber a V.P. Rma. cuanto sigue. El pasado mes de septiembre, estando en Roma, dije al venerado P. Homs: “Han hecho bien enviado un P. Delegado a Cracovia, de otro modo la nueva posesión de Rakowice habría ido a parar a las manos del Administrador”. El Rmo. P. Delegado percibió este peligro, pero vio que había llegado demasiado tarde para remediarlo y pidió ser liberado de una responsabilidad que los demás le habrían echado encima luego, injustamente.
Alejándose así el P. Álvaro Monfil, los otros tres PP. españoles se sintieron como liberados de pesadas cadenas, volvieron a levantar la cresta, y se dedicaron a deshacer cuanto el P. Delegado había introducido. Porque debe saber que el P. Delegado en los pocos meses que estuvo se preocupó mucho de poner orden en la comunidad. Y entonces se veía que también el P. Rector venía a la oración común, comía en la mesa común, se levantaba no más tarde de las nueve; el P. Prefecto, humilde y dependiente, trabajar menos para sí y más por el internado; los PP. polacos, buenos y obsequiosos, no gritaban contra la inquisición española; los juniores, felices por haber encontrado un amigo; los hermanos y los postulantes, más activos y atentos. Se veía que todos recibían y comían lo mismo, todos eran tratados igual. Había entrado en este colegio una nota de alegría y de paz, que contrastaba ridículamente con los rustros huraños y descontentos de los tres PP. españoles.
Pero este hermoso cuadro, ¡ay!, debía cambiar demasiado pronto. El 24 de noviembre el P. Antonio Barreneche dijo que había recibido plena satisfacción de Roma y mostró a todos, traducida al polaco, una magnífica carta del Rmo. P. Homs. Aunque no faltó quien en aquella carta percibió una gran prudencia y sabiduría, y la consideró como un desafío para cumplir todo aquel plan hermoso y grandioso que él había ideado. Así que recomenzaron con intensidad los viajes a Viena y a Leópolis para obtener para obtener un préstamo de al menos 600.000 coronas al mismo tiempo que los castillos en el aire de una mente prodigiosa. Se decía: “Haremos en Rakowice un colegio internacional al que vendrán incluso internos de los colegios de Italia y tendremos ciertamente 400 internos, todos de la aristocracia polaca. Aquí en Cracovia nada es bonito, nada es bueno. En Rakowice podremos tener un buen noviciado y la provincia de Austria deberá confiarnos sus novicios. Todas las casas de España y de Italia son sucias; en Rakowice será como el Gran Hotel de Viena, etc. etc.”
A estos discursos añadían otros: “La culpa no es nuestra; es del P. Viñas, que, en su visita general, nos animó a trabajar en Rakowice. Nosotros veíamos las dificultades de la empresa. Roma debía habernos enviado un hombre práctico como aquel P. Gandolfi que estuvo aquí en septiembre, y no un literato, un poeta latino. El P. General no conoce nuestra situación: debería mostrar a todo el mundo que las Escuelas Pías no tienen necesidad del gobierno Austriaco; ¡deberían prestarnos dinero para terminar Rakowice y nosotros les pagaríamos un interés mayor del que reciben de los bancos de Italia, y entonces todas las Órdenes religiosas que nos hacen la guerra admirarían nuestro poder! En Austria las Órdenes religiosas no pueden contraer deudas, y yo privadamente casi he encontrado un banco de Berlín que me concederá una bonita cantidad. Como religioso privado no puedo contraer deudas, pero como Rector tengo la facultad de contraer deudas hasta 900.000 coronas”.
Llegamos al día de San Amadeo, onomástico del P. Prefecto, a quien en verdad se debe todo lo grandioso que se ha hecho en Cracovia: el envío de juniores polacos a España, la creación del gimnasio, la compra de Rakowice, la construcción del nuevo colegio. Por tanto, hay que celebrarlo, tanto más porque al día siguiente se remprenderán las obras de Rakowice, la construcción del nuevo colegio. Al grandioso almuerzo ofrecido en el colegio sigue una excursión sobre el terreno, con perdices, vinos, cervezas excelentes. A quien encuentra las obras muy retrasadas para que estén terminadas al comienzo de curso se le responde: “aquí los días son mucho más largos que en España (¿?!), y además trabajaremos día y noche, pues el dinero lo hemos recibido, 200.000 coronas, incluso el P. General lo sabe”.
Pero pasa una semana, pasan dos, llega mayo, una estación propicia para trabajar, pero… no se empieza. ¿Qué ha ocurrido? ¡La cosa más natural! ¡El Sr. Administrador, que hasta ahora se ha obstinado en no presentar las cuentas (bien lo sabe el pobre P. Monfil) de los gastos hechos en la construcción de Rakowice se apresura a demostrar que esas 200.000 coronas no bastan ni siquiera a pagar los gastos que él ha hecho ya! ¡Qué miseria, qué dolor! Pero los últimos en desanimarse son los iniciadores. El P. Prefecto dice: “si me hubiera encargado yo del asunto, ya estaría terminado el colegio”. El P. Rector responde: “La culpa es de la guerra turco-italiana[Notas 10], pues ningún banco quiere prestar dinero”. El P. Provincial replica: “debemos buscar un préstamo en Francia”. “No –interrumpe el P. Rector-, yo iré a España y volveré con el dinero. Me voy, me voy”. Ya está preparada la maleta, la carroza está esperando, se han hecho las despedidas, cuando “incluso esta vez Roma pone impedimentos”, se oye decir. “Yo soy el Rector… y se me pide el permiso escrito del P. Provincial, Roma veduta est, fide perduta est…” Estos discursos se hacen en el colegio, pero los que se hacen en la ciudad son muy diversos y más dolorosos: “¡Ah, ese Administrador, ese Olkusznik! ¡En qué manos han caído los pobres escolapios! ¡Con ese hombre irán pronto a la ruina! ¡Él mismo terminará en la cárcel! “El P. Borrell es un buen religioso, inteligente, culto, pero como administrador ha demostrado no comprender” “Una construcción sin cubrir, sin trabajar desde noviembre, con este tiempo lluvioso se arruina por completo. ¿Cómo comienzan una obra tan grandiosa, colosal, son ver antes si hay dinero para terminarla?” “El Consistorio ha dado permiso para pedir el préstamo, porque tenían el permiso del P. General de la Orden, pero el Consistorio no es responsable, ni siente nada si ahora el Gobierno niega el préstamo; eso concierne a Roma”. “Los PP. españoles hacen mal quejándose de nosotros, polacos. Nosotros ayudamos a muchas obras de caridad nacionales; no podemos dar para la construcción de un gimnasio fuera de Cracovia, para jóvenes ricos”. “Nosotros católicos no perdonamos al P. Borrell que haya dado permiso para construir delante del colegio y de la iglesia un hotel judío. Podía haberlo impedido, y en lugar de ello, por una pequeña compensación prometida y por su certeza de trasladar el colegio a Rakowice, se ha hecho un gran mal al colegio y a la ciudad”. “No está bien que un religioso sea llamado al tribunal, siempre para pagar las deudas del Colegio”.
Y, a propósito de deudas, he aquí una pequeña anécdota. No hace mucho yo me aboné a un periódico alemán, pagando de antemano seis coronas. Después de algunos días dejé de recibir el periódico, y pregunté a la agencia el motivo. Me respondieron: “El colegio nos debe 700 coronas por propaganda hecha al nuevo internado de Rakowice, y como no nos han pagado, nos hemos quedado al menos estas seis coronas”. En el comedor conté esto al P. Borrell, maravillándome de que no se hubiera pagado aún la inútil propaganda de Rakowice. Me respondió con una sonrisa. ¡Admiro el valor de este hombre!
Pero he aquí una noticia de pago aparecida el domingo pasado (19 de mayo) en los principales periódicos de la ciudad, que sorprende a todos. “Los Escolapios abren un nuevo internado en Wola Justowska”. “Pero… ¿es posible? ¡Han perdido la cabeza! No pueden terminar Rakowice, pagan el interés por más de 200.000 coronas por un montón de piedras, dejan que todo se arruine y se meten en otro lugar. Lo lógico es que, cuando se ha comenzado una obra, todas las fuerzas se dediquen a ella, y no se emprendan otras. ¡Pobrecillos, deberían calmar esos nervios!”
A quien me pide noticias y explicaciones de ese asunto, respondo: creo que Roma no sabe nada de ello, o por lo menos están mal informados, porque mis Superiores son muy sabios, prudentes; saben lo que hacen y siempre aconsejan bien. Wola Justowska dista de Cracovia unos cuatro kilómetros. No es un lugar bueno en invierno, ya que es húmedo, con nieblas e incluso malaria, aunque como villa para el verano es magnífica, especialmente por su jardín, uno de los más hermosos en los alrededores de Cracovia. La propietaria de la villa y del parque es la Princesa viuda Czartoryska, señora muy religiosa, pero medio alelada, que desde hace mucho tiempo ofrece a diversas órdenes religiosas el uso de las casas coloniales anejas a la villa y de una capilla externa, y ofrece alojamiento, durante el verano, a una decena de monjas en su mismo palacio. Me consta que ninguna Orden ha querido aceptar la oferta (entre ellas, los jesuitas la rechazaron), mientras la Monjas Alemanas estuvieron el año pasado. Lo que he contado es cierto, y me lo confirma un ex capellán de la Princesa, alumno mío de italiano, quien añade que la Princesa es pobre y muchas veces le pidió que fuera a vera a los Príncipes Czartoryski para pedirles dinero para ella.
Estos hermanos míos dicen que la Princesa vino al colegio a ofrecer el uso de una casa con la capilla y el jardín de la Villa, ya que se ha enterado de que Rakowice no estará terminado este año. Y todo esto, ¿gratis? “Casi –responden-. Sólo debemos reparar la casa donde viviremos, y comprar el mobiliario que costará 2000 coronas. ¿Qué podemos hacer? Tenemos que abrir también la clase 4ª de gimnasio y necesitamos espacio, ya que tendremos también más internos (este año los internos son 42, y los religiosos, 12. En 1910, sin tener un gimnasio propio y por tanto sin pagar 12.000 coronas a los profesores, los internos eran 75, y los religiosos 27). Irá a Wola Justowska la clase primaria; se quedará en Cracovia el gimnasio. Hasta que terminemos Rakowice debemos esperar aún un poco”. Pregunta: “En Wola Justowska, ¿existe la manera de ganar algo, con la capilla o de algún otro modo?” Respuesta: “¡Oh, no!” Ya no puedo preguntar nada más, ni siquiera dar mi opinión. Conozco y debo recordar siempre mi sitio de caído, y aun escribiendo todo lo anterior a V.P. Rma. no he hecho más que referir fielmente, con las mismas palabras, cuanto he oído. Tan solo me permito hacer una propuesta que me parece buena en interés de las Escuelas Pías, y no me sentiré ofendido si Vuestra Paternidad piensa diferente y no hace ningún caso.
Ciertamente sería intempestivo enviar ahora aquí algún Padre como Comisario o como Visitador, o con cualquier otro tipo d título de Superior. Pero en cambio sería aceptable e inobservado si viniera un Padre cualquiera para ver cómo van realmente las cosas y referirlo en el Próximo Capítulo General. Así tendrían un cuadro verdadero, real de la casa de Cracovia y tomarían las medidas que creyeran oportunas. Pero si va al Capítulo el P. Borrell u otro del triunvirato, es fácil comprender que no serán bien informados. El Padre que se envíe, no sabiendo polaco, debería hablar alemán, que aquí saben y deben saber todos. En Horn está el hombre que vendría al pelo: el P. Gari.Montllor. Naturalmente, habría que apresurarse para que viniese durante el curso escolar y pudiera ver también cómo van el internado y la comunidad. En fin, como prueba de que i sugerencia tiene un fundamento serio, le contaré que hace algunos días, en una reunión numerosa, algunos sacerdotes hablaron al Obispo de nosotros los escolapios. Mons Sapieha[Notas 11] se rió de la poesía del P. Borrell (¡pobre hombre, siempre es él que aparece bailando, como si los otros dos no fueran los responsables!) y luego dijo: “Tendré que ocuparme, para evitar un escándalo”.
Terminando asegurando a V.P. Rma. que no me ha movido a escribirle ningún otro motivo sino el amor por la Orden, y que cada palabra esta pesada, controlada, es histórica. Ojalá haya podido servir a la Orden que amo cálidamente. PD: en este momento me entero de que la Princesa Czartoryska no es la propietaria, sino solo la usufructuaria de la Villa y del Parque de Wola Justowska.
Se comprende que la situación en Cracovia era compleja, y ofrecía diversas lecturas. Llega el tiempo de los Capítulos, y en Cracovia, simplemente, no se celebra. Dice el P. Borrell[Notas 12]: No tuvimos capítulo local, por las circunstancias especiales de nuestro colegio: uno está chalado; el otro es un borracho; el tercero tiene la cabeza poco segura; el cuarto es un prófugo de Italia. ¿Qué puede esperarse de un capítulo tal? Ojalá el Capítulo General nos ofrezca ayuda.
El P. Borrell asistió al Capítulo General, llevando los documentos referentes a la casa. No tienen un céntimo en caja; deben 540.000 coronas, pero tiene propiedades valoradas en más de un millón, así que la economía no le da mucho apuro…
Notas
- ↑ RG 22, 161. 19 noviembre 1910.
- ↑ RP 57 7, 32. 7 noviembre 1910.
- ↑ RG 22, 171. 20 abril 1911.
- ↑ RP 57 7, 38. 9 noviembre 1911.
- ↑ RG 22, 178. 12 noviembre 1911.
- ↑ RP 53 9, 24. Septiembre 1911.
- ↑ RP 57 7, 34. 18 junio 1911.
- ↑ RP 57 7, 40. 12 marzo 1912.
- ↑ RP 57 7, 41. 25 mayo 1912.
- ↑ También conocida como guerra de Libia, tuvo lugar en 1911-12, y permitió que Libia fuera ocupada por Italia. En esta guerra se usó (por parte italiana) por primera vez el avión, como instrumento de reconocimiento y de bombardeo. Económicamente costó muy cara a Italia.
- ↑ Arzobispo de Cracovia de 1911 a 1951; sucedió al Cardenal Puzyna. A Adam Stefan Sapihea le sucedió Mons. Baziak; a este Karol Wojtila (1964-1978).
- ↑ RP 57 7, 42. 17 junio 1912.