Diferencia entre revisiones de «General34/Dificultades surgidas después de la guerra en la provincia de Hungría. Doble Visita del P. Viñas a las provincias de Hungría, Bohemia, Checoslovaquia y Rumania en 1919 y 1921.»

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Segunda parte del generalato del P. Viñas (agosto 1919 – mayo 1923)
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General34/Dificultades surgidas después de la guerra en la provincia de Hungría. Doble Visita del P. Viñas a las provincias de Hungría, Bohemia, Checoslovaquia y Rumania en 1919 y 1921.
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Las 9 casas de la Provincia de Hungría anexionadas a la República de Checoslovaquia después de la guerra europea.
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Dificultades surgidas después de la guerra en la provincia de Hungría. Doble Visita del P. Viñas a las provincias de Hungría, Bohemia, Checoslovaquia y Rumania en 1919 y 1921.

Las dificultades surgidas en el Capítulo General de 1919, y sus inmediatos efectos vividos y palpados en la misma Roma en modo alguno frenaron las fuerzas y la voluntad verdaderamente férrea del P. Viñas, quien después de asumir el peso del generalato, mayor y más grave, tanto a causa del citado Capítulo como por los tristes efectos de la guerra mundial, inmediatamente puso en obra las manos y la mente y el corazón para cumplir su misión.

Los nombramientos habituales que se hacen tras el Capítulo en parte los hizo en la misma Abadía Fiesolana, en presencia del mismo Vicario General de España, y parte ya en Roma, durante los meses de agosto y septiembre, sin sombra de venganza u odio personal[Notas 1]. A continuación, decidió ir a las provincias ultramontanas, principalmente a Hungría. Ya antes de Capítulo había visto claramente que debía hacerlo, y en una entrevista con Benedicto XV el 8 de julio ya había hablado sobre la necesidad de esta Visita, principalmente para poder arreglar cuanto antes el estado jurídico de nuestras casas situadas en Hungría septentrional y que habían sido arrancado recientemente al cuerpo del reino de Hungría[Notas 2]. En el mismo Capítulo General quedó confirmada esta propuesta el 3 de agosto de 1919[Notas 3]. Pero la causa inmediata para hacer este viaje cuanto antes la ofreció un curioso coloquio que tuvo un mes después, el 3 de septiembre de 1919 en roma con los Sres. Fernando Rott, obispo de Veszprem y Esteban Hanauer, nombrado obispo de Vac, que pintaron muy negro el triste estado de las Escuelas Pías de la provincia de Hungría, muchos de cuyos religiosos no resistían lo suficiente, tras firmar una dudosa declaración, al gobierno que se había impuesto en Hungría. Además, en casi toda la Provincia se descuidaban los ejercicios comunes de piedad, la clausura, la vida común. Esos prelados pidieron al P. General que visitase cuanto antes la provincia y tomase medidas para su reforma[Notas 4].

Una carta del P. Cornelius Szinger, Provincial de Hungría, al P. General, con fecha 30 de agosto de 1919, le confirmó este estado de cosas[Notas 5]. Así que el P. Viñas informó sobre el asunto a Benedicto XV en la audiencia concedida el 7 de septiembre. El Papa le respondió que el Nuncio Apostólico de Viena, con el acuerdo de la Santa Sede, ya había nombrado Visitadores en Austria y Hungría –probablemente a propuesta del mismo Fernando Rott[Notas 6]- y que por tanto había que preguntar al mismo Nuncio sobre la oportunidad de una Visita General. Sin embargo, de ningún modo debía hacerla a Budapest, para que no creyeran que lo ordenado por el Visitador Apostólico había sido sugerido por el General[Notas 7]. Siguiendo el consejo de Pontífice, el P. Viñas escribió inmediatamente al Nuncio Apostólico Teodoro Valfré de Bonzo el 8 de septiembre, el cual respondió el mismo mes de septiembre al Secretario de Estado que consideraba oportuna la Visita del General de las Escuelas Pías a las casas de Austria y Hungría. El cardenal Pietro Gasparri informó de ello el 23 de septiembre al P. General, quien le pidió dos días después cartas de recomendación para los obispos de Austria y de Hungría, recibiéndolas el 27 de septiembre[Notas 8].

Estando todo arreglado, se puso en camino el 12 de octubre de 1919 en compañía del P. Fortunato Giannini, y el 15 llegó a Viena, donde trató los asuntos de esta provincia durante una semana. Una vez resueltos, el 23 de octubre salió hacia Praga, donde trató con el P. Basilio Kabrhel, Provincial de Bohemia, sobre las casas que antes habían pertenecido a Hungría[Notas 9]. Vuelto a Viena el 27 de octubre, el 1 de noviembre salió hacia Cracovia, donde vio con gran alegría que tanto la casa de Cracovia como el colegio de Rakowice se encontraban en un estado bastante próspero[Notas 10]. El 7 de noviembre volvió a Viena, de donde el 14 partió hacia Bratislava en Eslovaquia, donde trató con los magistrados de Checoslovaquia sobre los colegios situados en Hungría septentrional y que acababan de ser anexionados a la nueva república. Por las conversaciones que tuvo allí comprendió que los religiosos húngaros ya no podrían desarrollar el ministerio escolapio en la nueva república[Notas 11]. Finalmente, el 21 de noviembre entró en Hungría, y tras residir durante tres días en Györ con el obispo Antonio Fetser, con el que habló mucho sobre las dificultades del viaje, el 24 de noviembre llegó a Veszprem, según el consejo del Nuncio Apostólico de Viena, que no quería que yo fuese a Budapest. sino solo a Veszprem, donde podría tratar con el obispo Fernando Rott y con los superiores de la provincia, desplazados allí, de los problemas más urgentes de la Provincia[Notas 12]. Allí le esperaba el P. Antonio Wagner, Asistente General por Europa Central[Notas 13], habiendo regresado a Budapest aquel mismo día el P. Provincial Cornelio Szinger, después de tantos retrasos en el viaje. al día siguiente, 25 de noviembre, trató de los principales asuntos de la Provincia, desde la promulgación de los decretos del reciente Capítulo General, como de la celebración del Capítulo Provincial de 1922, de manera que a partir de entonces las fechas capitulares de la provincia fueran las mismas que las del resto de la Orden, y finalmente sobre la presentación de la terna de la que la Congregación General elegiría al Asistente General por Europa Central. Aprobó las Actas del Capítulo provincial de Hungría de 1918; no hizo lo mismo con respecto a las elecciones de los rectores, entre los que había algunos que a causa de la declaración del Gobierno habían incurrido en censuras eclesiásticas y estaban privados de voz activa y pasiva y de toda jurisdicción. Como la Visita Apostólica a la provincia ya había sido intimada en el mes de julio de 1919, aunque todavía no había comenzado, el P. General ya no podía absolver a nadie de las censuras, así que para no provocar un escándalo deponiendo rectores, fue necesario recurrir a algún tipo de compromiso, concretamente que los rectores, aunque privados de su jurisdicción, permanecieran en su lugar, pero ya no como rectores, sino como simples directores[Notas 14]. Los Asistentes y consultores afectados por la censura, según el P. Viñas podían continuar en sus lugares, pero privados de actos de jurisdicción[Notas 15]. Finalmente, en los asuntos de las casas situadas en Hungría septentrional, el P. General deseaba que todo el Consistorio Provincial, encabezado por el mismo Provincial, protestaran ante el Legado Apostólico acerca del Gobierno de la República Checoslovaca diciendo que no estaba de acuerdo con la pérdida de nueve de los colegios, concretamente Prievidza, Svaty Jur, Nitra, Trencyn, Podolín, Sabinov, Rozsahegy, Selmecbanya y Levice, situados en el territorio de Eslovaquia, y que pidieran el apoyo de la Legación apostólica para defender sus derechos[Notas 16].

Más tarde el P. Viñas tuvo un coloquio con el Ordinario del lugar, D. Fernando Rott, y con el obispo electo de Vac, D. Esteban Hanauer, acerca del estado de la provincia, aunque de estos coloquios no sacó nada nuevo[Notas 17]. Dejando Veszprem, el 26 de noviembre fue a hacer una visita amistosa a nuestra casa de Magyarovar, y el 27 volvió a Viena[Notas 18]. Partió de allí el 2 de diciembre de 1919, y tras permanecer tres días en Florencia con el Cardenal Mistrangelo, el 6 por la tarde regresó a Roma. Informó de todo el viaje a Benedicto XV en la audiencia que le concedió el 16 de diciembre de 1919[Notas 19], después de haber informado a la congregación General el 10 de diciembre[Notas 20].

En resumen, todo este viaje del P. Viñas a Hungría, con tantas penalidades, apenas tuvo resultados positivos. Pues, aparte de algunas informaciones más detalladas acerca del verdadero estado de la provincia, tan solo el compromiso acerca de los superiores de las casas tuvo alguna importancia, así como un primer intento para salvar las casas situadas en Eslovaquia. Por la reforma de la provincia, el P. Viñas no hizo nada entonces, y tampoco pudo hacer nada, al menos oficialmente, pues ya había sido intimada la Visita Apostólica a la Provincia. De modo que los problemas de la provincia continuaron como antes.

El Rvdmo. e Ilmo. D. Carlos Kanter, canónigo de Esztergom, fue nombrado Visitador Apostólico por la Santa Sede en el mes de agosto de 1919. Varón honrado, prudente y recomendado por su celo por la santidad sacerdotal, no comenzó su Visita hasta el mes de mayo de 1920, llevando como secretario al P. Francisco Sebes, y como compañero a menudo al P. Cornelio Szinger, Prepósito Provincial, y en el mes de julio del mismo año, tras haber visitado las diez casas de Hungría, puso fin a la Visita, pues no pudo visitar las casas situadas fuera de Hungría. Entregó unas ordenanzas tras la Visita al P. Provincial, a ser observadas a partir del 1 de septiembre. Estas ordenanzas se referían en primer lugar a tener regularmente los nuestros los actos de piedad en común, así como al apartarse de los seglares, el uso asiduo del hábito religioso, la clausura papal, la vida común perfecta, elevar y mejorar los estudios de los juniores, y la fiel observancia de las Constituciones en todo. Contra los que habían firmado la declaración del Gobierno, por la cual se comprometían a dejar la Orden, procedió duramente, aunque a menudo había dicho que aquella declaración había que atribuirla más bien a la necesidad moral y a la coacción, y que por tanto no podía castigarse con todo el rigor de la ley. A los que eran Superiores, les devolvió la voz activa y pasiva, pero no les permitió ejercer el cargo hasta pasado un cierto tiempo. Por lo cual había que retirar del superiorato aquellos que el P. Viñas, en noviembre del año anterior 1919, había pensado que podían seguir como directores[Notas 21].

Tras dictar estas ordenanzas, el Visitador comenzó a redactar su informe para enviarlo a la Santa Sede, y antes de terminarla, el 20 de noviembre de 1920, falleció como consecuencia de una desgraciada operación del estómago. El borrador del informe llegó a manos del P. Luis Tomcsanyi, S.I., que la completó y la envió a Roma. Los nuestros se atemorizaron ante lo que podría contener aquel informe de la Visita redactado por un Padre de la Compañía de Jesús, nombre que no siempre sonaba bien en la historia de nuestra Orden. Y ciertamente el informe sobre la Visita Apostólica enviado a roma pintaba el estado de nuestra provincia con colores más bien negros. Por lo cual, a principios del año 1921, el Subsecretario de la S. Congregación de Religiosos, el Rvdmo. D. Vicente La Puma, convocó a nuestro Procurador General y le pidió informaciones verídicas sobre la provincia de Hungría. El mismo P. Viñas redactó la información, que había visitado varias veces la provincia de Hungría desde 1902, y que conocía bastante bien su estado.

El P. Viñas no ocultó los defectos que él había observado en la provincia ya desde el año 1904, pero quiso mostrar también las indudables virtudes pedagógicas y humanas y las particulares condiciones históricas, morales y religiosas del reino en el cual se encontraba la provincia, cuyos religiosos gozaban de gran estima por parte de la gente, para nada inferior a la de los demás religiosos de Hungría. En el mismo informe hizo mención del inminente viaje del P. General a Hungría. El P. Boschi, Procurador General, firmó este informe del P. Viñas como suyo y lo entregó a la S. Sede el 1 de mayo de 1921[Notas 22]. El Cardenal Teodoro Valfré di Bonzo, Prefecto de la S. Congregación de Religiosos le respondió el 17 de junio de 1921, rogando en nombre de su Congregación al P. Viñas que, con su Consejo, “se esforzara al máximo para que se recupere totalmente la vida común, y que se observen las constituciones al pie de la letra en Hungría”. Concedía además las oportunas facultades al P. General para levantar las penas impuestas antes a los religiosos por el Visitador, si los creía dignos de absolución[Notas 23].

Recibida esta orden y las facultades citadas, el P. Viñas fue a ver a Benedicto XV el 4 de julio de 1921 y le informó sobre su viaje y sus intenciones. El Sumo Pontífice los aprobó, y despidió al P. Viñas provisto de su bendición[Notas 24]. Ya había obtenido las cartas de recomendación del Cardenal Pietro Gasparri el 20 de junio[Notas 25], por lo que dos días después de la audiencia, el 6 de julio, salió de viaje hacia Hungría, acompañado del P. Antonio Wagner. Se detuvo algunos días en Viena para resolver algunos asuntos, y el 12 de julio llegó a Budapest, donde después de tener unos primeros coloquios, visitó la nueva sede de nuestro colegio y sus magníficas instalaciones. El 15 de julio expuso ante el Consistorio Provincial toda la historia de la Visita Apostólica, y del informe sobre ella enviado a Roma, y de su respuesta por medio del Procurador General. Después informó sobre el rescripto que le habían enviado y sobre las tres preguntas a las que debía responder, concretamente sobre la vida común, la observancia de las Constituciones y la absolución de las censuras con las que el Visitador Apostólico había castigado a algunos.

El 18 de julio tuvo otra sesión con el Consistorio Provincial, en la cual se habló de algunas dificultades ocasionadas por las Ordenanzas dadas por el Visitador Apostólico. Finalmente, el 23 de julio tuvo la tercera y última sesión, en la que se vio el documento en el que había puesto por escrito lo que había sido discutido y decidido por el P. Viñas en las sesiones anteriores, de manera que se respondiera a los tres puntos del rescrito de la Santa Sede. El documento leído por el P. Viñas al Consistorio Provincial contenía estos 12 artículos:

1.En lo que se refiere a la oración común de la mañana, como las circunstancias y ocupaciones no permiten tenerla, nuestros religiosos están de acuerdo conmigo en poder suplirla con la preparación a la Misa y con la acción de gracias, y también con la asistencia a la misa de los niños, y principalmente con la recitación del Oficio Divino, que es una óptima y eficaz oración del sacerdote, que tiene la obligación de hacerla de manera atenta y devota.
2.Consentís en recomendar que los nuestros se acostumbren cada día, como se dice en nuestras Constituciones, a visitar el S. Sacramento de la Eucaristía, renovar ante él los votos, recitar el Santo Rosario. Esto lo harán de manera privada, por devoción personal. Y se decide que en común, e inmediatamente antes de la comida, se haga el examen de conciencia, como indica el Directorio de Preces.
3.Habéis decidido hacer la oración común de la tarde en la capilla antes de cenar, con meditación y examen de conciencia, para que el espíritu, fatigado con el trabajo de la jornada, recree su conversación con Dios, y si ha cometido alguna falta por fragilidad humana, pida la gracia de una humildad sincera y un sincero propósito de la enmienda.
4.Dijisteis que en cuanto a la confesión sacramental es suficiente lo que dice el Código de Derecho Canónico, que manda que cada cual se confiese al menos cada diez días; y lo mismo en lo referente a los ejercicios espirituales, que deberán hacerse en la Semana Santa, antes de la renovación de votos. En cuanto a la renovación hay que señalar que, si alguno debiera estar ausente antes del día de la renovación solemne, es decir, antes los domingos de Resurrección y de Navidad, antes de salir deberán renovar sus votos en manos del P. provincial o del P. Rector.
5.En cuanto a la conferencia doméstica, se tendrá cada mes antes de la cena, según prescriben los cánones, en la cual se leerán las actas de los Capítulos de toda la Orden y de la provincia, y las vidas de los difuntos, según la costumbre de la provincia. Se suspende la lectura de las Constituciones y de los Decretos apostólicos, hasta que la Santa Sede edite una nueva colección con la prescripción de que deben leerlos los religiosos.
6.En sexto lugar hicimos ante el Consistorio la consideración acerca de la puntualidad con que cada religioso debe acudir a las clases, a la capilla, al refectorio; la deliberación acerca de la hora a la cual todos deben estar en casa por la tarde, a no ser que en casos extraordinarios obtengan permiso del Superior, así como el cierre de la puerta de la casa y su custodia, que fueron aprobadas, y se recomendó seriamente, en honor de todos, la observancia en la disciplina regular.
7.Si bien es justo alabar el enorme trabajo que nuestros religiosos llevan a cabo por la formación cristiana y literaria de los niños, por los cuales reciben todo tipo de aplausos en todas las casas de la provincia tanto por la ciencia como por la excelencia de costumbres, es también justo precavernos frente al peligro que amenaza a nuestro Instituto si los nuestros aceptan trabajos extraordinarios además de los trabajos ya sumidos por su oficio, sin haber obtenido antes el permiso del P. Provincial.
8.En lo referente a la clausura papal que se ha recordado que está impuesta a todos los religiosos, bajo penas gravísimas, el Consistorio dice que se observa en casi todas las casas de la provincia, y donde todavía no se observa, mandará que se observe cuanto antes. Es de aplaudir el decreto del Consistorio que fomenta con fuerza la observancia de la clausura, y que dice: ‘En cada escuela haya un locutorio al que en el tiempo establecido los profesores puedan ir y hablar con los padres de los alumnos’.
9.Tenemos que mencionar aquí el decreto del Consistorio en el que se recomienda la conveniencia de que cada religioso, en tiempo de vacaciones, si va a casa de sus padres o hermanos, u otro lugar de descanso, informe al Superior del lugar en el que residirá, y donde se le pueda encontrar en cualquier momento.
10.Se confirma el decreto según el cual todos los hermanos deben llevar el hábito religioso en casa, en la escuela y cuando van a la ciudad para ver o hablar con los alumnos por oficio. El traje civil lo llevarán tan solo en casos excepcionales y graves, y tan solo si conviene a la seriedad eclesiástica y religiosa.
11.Se ha reflexionado con mucha atención sobre lo que se refiere al vestido en la vida común. Después de pensarlo muy bien, el Consistorio de acuerdo conmigo decidió no cambiar nada de lo que la administración de la provincia exige, en todo aquello que en la práctica actual no se opone al espíritu de pobreza de los nuestros, concretamente si no gastan el dinero que reciben para ropa y otros gastos, y si ocurre que necesitan hacer otros gastos además de los normalmente concedidos, procurarán obtener el permiso de los superiores como verdaderos religiosos.
12.Se trató luego sobre las cuestiones candentes de la convocatoria del Capítulo provincial y sobre el método a seguir para las elecciones. Teniendo en cuenta las observaciones del Consistorio, motivadas por la prudencia y el amor a la paz, no tengo ninguna dificultad en aceptar lo que ha propuesto el Consistorio, a saber: “conviene convocar en julio del año que viene un Capítulo Provincial según nuestro antiguo Directorio, en el que los Padres (Asistentes, Rectores y Vocales) tomen decisiones sobre esta cuestión en nombre de toda la provincia”

Sobre la absolución de los religiosos privados de voz activa y pasiva, no creo que deba añadirse nada a lo que ya había dispuesto en un folio separado, a juicio del Consistorio, sino escribir los nombres de los absueltos, que son…[Notas 26]

En esta sesión se trató también sobre la formación de la Viceprovincia de Rumanía, y de las casas situadas en Eslovaquia, que tal vez deben ser anexionadas a la provincia de Bohemia[Notas 27].

Resueltos los asuntos en Hungría, el P. Viñas salió hacia Rumanía el 26 de julio de1921, y se entrevistó con el Excmo. y Rvdmo. Francisco Marmaggi, Nuncio Apostólico en este reino, para tratar sobre la conservación de nuestros colegios en Rumanía y sobre la formación de una viceprovincia según el memorial del Consistorio Provincial de Hungría, quien prometió su ayuda ante el rey Fernando en este delicado asunto[Notas 28]. Vuelto a Hungría, el 4 de agosto informó al Consistorio Provincial sobre los temas tratados con el Nuncio acerca de la Viceprovincia de Rumania[Notas 29].

El 9 de agosto partió con los PP. Cornelio Szinger y Antonio Wagner hacia Praga, para tratar con el Provincial de Bohemia, P. Enrique Gregor, sobre las casas situadas en Eslovaquia y que, según el deseo del mismo Provincial expresado más de una vez al P. General, y su anexión a la provincia de Bohemia[Notas 30]. Pero se vio que esa anexión no podría hacerse debido a la escasez de religiosos bohemos. Se vio que sería muy difícil arreglar nuestros asuntos allí después de la entrevista con el Excmo. y Rvdmo. D. Clemente Micara, Nuncio Apostólico en Checoslovaquia, pues el Gobierno checoslovaco rechaza absolutamente que haya profesores o maestros húngaros en los colegios de Eslovaquia[Notas 31]. De este modo, dejando las cosas sin arreglar, el 17 de agosto el P. Viñas partió para Cracovia para ver algunos asuntos. Se quedó allí varios días, y el 25 volvió a Viena, donde el 29 de agosto decretó algunos puntos a los Padres sobre la vida común, la clausura y los ejercicios de piedad en común[Notas 32]. Salió para Roma el 30 de agosto de 1921, y después de hacer la casi obligatoria parada en Florencia, el 3 de septiembre por fin llegó a Roma. En la sesión de 4 de septiembre informó a la Congregación general sobre las cuestiones tratadas en Europa Central[Notas 33], y al Papa en la audiencia que le concedió el 15 de septiembre[Notas 34].

La misma Congregación de Religiosos fue informada por medio de una carta dirigida al Cardenal Prefecto sobre la ejecución de las órdenes recibidas con respecto a la reforma de la provincia de Hungría[Notas 35].

La provincia de Hungría y sus superiores escribieron una carta con ánimo agradecido al P. General el 7 de septiembre de 1921, llena de filial respeto por la conclusión y el resultado de la Visita Apostólica comenzada por el Rvdmo. Kanter[Notas 36].

A pesar de que los decretos del P. Viñas del día 23 de julio de 1921 trataron con cierta indulgencia los problemas de clausura, oración y vida común, en el año 1922 la provincia de Hungría fue de nuevo acusada ante la Santa Sede de negligencia en la observancia de la disciplina regular. Por lo cual el Cardenal Camilo Laurenti, nuevo Prefecto de la S. Congregación de Religiosos, exhortó al P. Viñas mediante una carta de fecha 27 de noviembre de 1922 a que intentara eficazmente con su Congregación la observancia de las Constituciones en la provincia de Hungría, en especial los artículos correspondientes a la vida común y la clausura[Notas 37]. Así que se pidieron nuevas informaciones sobre el estado de nuestras cosas en Hungría, y tras recibir noticias de Budapest por el mismo Provincial a principios de enero de 1923, el mismo P. Viñas informó a la S. Congregación de Religiosos sobre la reforma de la provincia de Hungría, diciendo que, a causa de las particulares condiciones históricas, psicológicas y nacionales que tenía ante la vista, había que proceder con cautela, como él siempre había hecho, a ejemplo de sus predecesores, en especial el mismo Cardenal Mistrangelo, teniéndolas siempre en cuenta[Notas 38]. A su respuesta añadió las informaciones que le había enviado el P. Cornelio Szinger el 28 de diciembre[Notas 39].

Ni la respuesta del P. Viñas, ni la información del P. Provincial de Hungría podían tranquilizar y satisfacer completamente a la S. Congregación de Religiosos, pero por entonces la S. Congregación de Religiosos no escribió nada. Al mes siguiente, el 8 de febrero de 1923, fue nombrado Visitador Apostólico para toda la Orden el Excmo. y Rvdmo. Ermenegildo Pasetto, y se le encargó que procurara imponer la disciplina regular en toda la Orden. El P. Viñas hizo todo lo posible para que no fuera personalmente a visitar Hungría, y trató de ello con el Nuncio de Hungría, Lorenzo Schioppa, el 4 de abril de 1923[Notas 40]. Y, de hecho, a causa de esta petición, o por otros motivos desconocidos, el Excmo. Pasetto no visitó la provincia de Hungría. Pero en el año 1927 fue designado por la Santa Sede Visitador Apostólico para todas las Congregaciones existentes en Hungría el Rvdmo. Humberto Hanszen S.V.D. El Visitador preparó con las Congregaciones General y Provincial una reforma verdadera y propia de la provincia de Hungría, que en buena parte fue llevada a cabo durante el provincialato del P. Francisco Sebes (1928-1940).

Notas

  1. Por ejemplo, volvió a nombrar al P. Pusino Provincial de la Provincia Romana. Cf. Actas de la Congregación General, 4 de agosto de 1919, RG 22 a, f. 72.
  2. Cf. las Memorias particulares, f. 18.
  3. Cf. Actas del Capítulo General de 1919, pp. 58.
  4. Cf. las Memorias particulares, f. 19; Visita a Europa Central en 1919, f.1.
  5. Se encuentra en RP 66, Hungría. El mismo estado de cosas lo confirma detalladamente el P. Albino Körösi en una carta fechada el 19 de diciembre de 1919; cf Visita a Europa Central en 1919, ff. 13-16.
  6. Cf. Visita a Europa Central en 1919, f.32: “De este obispo (Fernando Rott) hay que decir lo siguiente. Nuestros Padres de Veszprem acudieron a él pidiéndole consejo sobre la firma de la fórmula del gobierno. Él difirió darles una respuesta, diciendo: ‘No temáis, no harán nada’. Cuando el gobierno les urgió, los Padres fueron de nuevo al Obispo, este los despidió de nuevo, sin darles ningún consejo. Y lo peor de este obispo es que fue él mismo el que denunció personalmente en Roma la defección de los Escolapios, y pidió su reforma por medio de un Visitador apostólico, el canónigo de Esztergom Kanter, que él mismo propuso”.
  7. Cf. las Memorias particulares, ff. 19-20: “Audiencia del Santo Padre. Luego hablamos de nuestras cosas en las provincias austro-húngaras. Con respecto a mi viaje a aquellas partes, me dijo que mi visita, lo mismo que podía ser beneficiosa para nuestros religiosos, podía resultar quizás inoportuna, ya que, habiendo dispuesto el Nuncio Apostólico de Viena enviar Visitadores Apostólicos a aquellas provincias, no solo para los escolapios, sino también para las demás Órdenes religiosas, la mía podía obstaculizar el trabajo de ellos, e incluso serme perjudicial, porque los Padres podrían atribuirme a mí las medidas de rigor que la Santa Sede tal vez debería aplicar a los religiosos infieles. en consideración a esto, el Santo Padre me ha aconsejado escribir al Nuncio Apostólico Teodoro Valfré de Bonzo sobre la conveniencia o no de ir yo allí, rogando al mismo Nuncio que telegrafiase al Emmo. Secretario de Estado”. También cf. Visita a Europa Central en 1919, f. 1.
  8. Cf. las Memorias particulares, f. 20: “23 de septiembre de 1919. Respuesta del Nuncio de Viena. Hoy el Cardenal Gasparri me ha enviado una nota diciendo que el Nuncio Apostólico de Viena había respondido que consideraba oportuna mi Visita a las casas de Austria y bohemia. Habiéndole yo pedido el 25 al mismo Cardenal cartas de recomendación a favor mío para los Obispos de aquellas partes, me las preparó eficazmente el 27 del mismo mes”. A este particular, cf. Visita a Europa Central en 1919, ff. 2-3.
  9. Cf. Visita a Europa Central en 1919, ff.9-11.
  10. Ibídem, ff. 11-12.
  11. Ibídem, ff. 19-20.
  12. Ibídem, f. 6: “Sobre la Provincia húngara de las Escuelas Pías, el Nuncio de Viena consideró inoportuno que yo fuera a Budapest, ya que se había decretado la visita a la Provincia, y que era más conveniente que fuera a Veszprem, y que allí viera con el obispo de la ciudad, el Ilmo. Rott, lo que había transmitido a Roma en relación al estado de las Escuelas Pías, quien podría sugerir remedios para evitar los desastres producidos por la impía acción del Gobierno.
  13. Cf. Visita a Europa Central en 1919, f.30. Cf. también Actas de la Congregación General, 10 de diciembre de 1919, RG 22 a, ff. 89-90.
  14. Cf. Visita a Europa Central en 1919, f.31. Cf. también Actas de la Congregación General, 10 de diciembre de 1919, RG 22 a, f. 89.
  15. Ibídem.
  16. Cf. Visita a Europa Central en 1919, f.32. Cf. también Actas de la Congregación General, 10 de diciembre de 1919, RG 22 a, f. 89.
  17. Cf. Visita a Europa Central en 1919, f.32.
  18. Ibídem, f. 21.
  19. Cf. Memorias Particulares, f. 21.
  20. Cf. Actas de la Congregación General, 10 de diciembre de 1919, RG 22 a, f. 89-91. Acerca del itinerario de esta Visita, cf. Memorias Particulares, ff. 20-21: “12 de octubre de 1919. Viaje a las Provincias de Europa Central. Hoy salgo a las 7,45 de Roma hacia Viena, a donde llegué el 15 a mediodía. El 23 a las 7 de la mañana salgo de Viena hacia Praga, a donde llegué el día siguiente a las 4 de la mañana. Vuelvo a Viena el 7 a las 4 de la mañana. El 14 a las 9 salgo hacia Bratislava, a donde llegué a mediodía. A las 3 ½ sigue el viaje. El 19 a las 8 de la mañana salgo hacia Veszprem, pero tuve que volver a Viena desde Bruck pro falta de una formalidad en el pasaporte. Vuelvo a salir de Viena el 21 a las 8 de la mañana; no siendo posible salir hacia Veszprem hasta el 24, me quedé con el obispo, Mons. Antonio Fetser. El 24 a las 3 de la tarde salgo de Györ haica Veszprem, a donde llego a las 9 de la noche. El 26 salgo hacia Györ a las 3 ¼ de la mañana; llego a las 10 de la mañana y sigo viaje a las 3 de la tarde hacia Magyarovar, a donde llego a las 5 de la tarde. El 27 a las 3 de la mañana salgo hacia Viena, y llego a las 9 de la noche. El 2 de diciembre parto a las 7’45 de la mañana de Viena y llego a Florencia el 3 a las 2 de la tarde. El 6 a las 2 de la tarde salgo de Florencia y llego a Roma a las 7’45 de la noche. Todo lo hecho durante este viaje, las penalidades sufridas, las alegrías recibidas, las disposiciones dadas, etc., se encuentra descrito en el Libro separado. Y de todo ello doy gracias a Dios misericordioso”.
  21. Cf. la relación de esta Visita enviada a Roma el 4 de mayo de 1921 por el P. Antonio Wagner, Asistente General, en RP 66, Hungría.
  22. Esta información, que se encuentra en RP 66, Hungría, dice lo siguiente: “Eminencia Reverendísima. Invitado por el Subsecretario de esa S. Congregación a declarar acerca del estado de la provincia escolapia de Hungría, después que el Rvdmo. Canónigo de Esztergom, el llorado Mons. Carlos Kanter, hubo terminado la Visita de la misma provincia, el infrascrito Procurador General se cree en el sagrado deber de hacer preceder a la respuesta algunas consideraciones acerca del estado de las Escuelas Pías en Hungría antes de la Visita, teniendo en cuenta que el Rmo. P. Relator de la misma no parece que se haya limitado (y no queremos decir que debía limitarse) al tiempo de la defección de religiosos durante el gobierno anticlerical, sino que se ha ocupado también del estado de la Provincia antes de la guerra. Me serviré de documentos existentes en nuestro Archivo, y de las noticias ofrecidas por el Rvdmo. O. Prepósito Tomás Viñas, conocedor de las cosas de Hungría, en las que ha intervenido desde hace veinte años, como Secretario, Visitador y Superior General. Espero hacer algo al gusto de V. Eminencia, y contribuir a lograr el bien que se puede hacer por el bien de aquella hasta ahora y todavía floreciente provincia. El actual Provincial de las Escuelas Pías de Hungría, P. Conrnelio Szinger, pudo llamar la atención, con razón, del Rvdmo. Mons Kanter al principio de la Visita ‘sobre el progreso que puede observarse en nuestra vida religiosa bajo todos los aspectos, desde hace 25-30 años. Esta buena fama nuestra, nacida de la doctrina y la enseñanza, ha aumentado notablemente gracias a la solidez de la vida religiosa que sostenía nuestra vida común desde los tiempos de que se tiene memoria’. Desde la Revolución Francesa del siglo XVIII, e incluso mucho antes, no existe memoria de que un General o un Delegado de nuestra Orden se acercase a visitar Hungría; el P. Prepósito José C. Casanovas se acercó hacia el año 1880, y solo como particular (no podía hacer de otro modo), sin ninguna consecuencia de cara a la unión, pero con mucho consuelo y edificación por parte de aquellos religiosos. Mons. Alfonso M. Mistrangelo, Prepósito General, fue también en el año 1904, también como particular, pero con el deseo e intención de preparar a continuación la unión, en la medida de los posible, y de comenzar una serie de mejoras en la vida sacerdotal que las autoridades civiles y eclesiásticas le habían indicado como necesarias para perfeccionar la buena fama de educadores de que gozaban los Padres húngaros. Encontró la provincia muy ordenada, y admirablemente disciplinada. Oyó decir al obispo auxiliar de Esztergom, Mons. José Medardo Kohl: ‘Los Escolapios se llevan la palma en Budapest, tanto si consideras el buen ejemplo como si consideras sud dedicación al cultivo de las ciencias’. Como en Budapest, lo mismo en otros lugares. Y muchas otras cosas que dejo de lado, porque no está bien defender a nuestros religiosos ensalzándolos por encima de los defectos de los demás. Admiró finalmente la exquisita formación religiosa de los novicios y de los juniores, que era, y es todavía, una prueba del éxito en las reformas que se proyectaron y pueden proyectarse. Hay un buen fundamento; por tanto, puede agrandarse el edificio religioso-sacerdotal. Mons. Mistrangelo se dio cuenta de que, de hecho, la práctica sacerdotal, no su espíritu, era considerada en la provincia húngara como un deber secundario. Fundándose los religiosos, como se supo más tarde, en principios erróneos, descuidaban la recitación del Oficio divino, no celebraban cada día el Santo Sacrificio. No lo hacían por mala voluntad, o por relajamiento, repito, o fundados en principios erróneos, o por el excesivo trabajo de la escuela. Por lo demás, quien conoce el estado de los religiosos en Hungría, especialmente los más antiguos, sabe muy bien que la falta de la práctica sacerdotal, como otras, por ejemplo, de la clausura, no era exclusiva de los Escolapios, sino propia también de otros; sea dicho esto no para disminuir la gravedad de la cosa, sino para quitar el protagonismo de los nuestros al juzgar la falta. Nos alegra, sin embargo, decir que el orden y la disciplina de la Provincia de Hungría sirvió para que, en lugar de ser considerada un escándalo para la gente, fueran considerados edificantes, pues en la educación de la juventud no faltó nunca a sus deberes. Para no arruinar el mucho bien que se hacía, para no hacer ruido ante el Gobierno, que no permitía a los Superiores de fuera que se mezclaran en las cuestiones religiosas de Hungría, Mons. Mistrangelo, y después de él los PP. Generales Brattina, Sánchez y Viñas debieron actuar con mucha circunspección e introducir las modificaciones poco a poco. Ocurrió que después del Motu Proprio de Píos X, de feliz memoria, vino a formar parte de la Curia General de Roma un Asistente General de Hungría en representación de las cuatro provincias escolapias de Europa Central, y los Superiores de la provincia y de las casas son aprobados por el Prepósito General. En 1910 se dio un paso decisivo para la unión esencial de las Escuelas Pías de Hungría con toda la Orden, con la declaración explícita hecha en la Profesión de reconocer como única Cabeza de la Orden al Prepósito General, y con otras medidas para la dependencia más inmediata con respecto a esa Cabeza, aprobadas por esa S. Congregación con el rescrito nº 1669/10. En 1916 se reglamentó la importante cuestión de los Profesores Universitarios en Hungría; fue también un buen paso para el bien de esta provincia, como consta por el rescrito nº 4153/14. Desde que se comenzó a tratar con los Padres húngaros, siempre causaron buena impresión en roma sus óptimas disposiciones para mostrar sus respetos a las autoridades eclesiásticas y religiosas, las cuales a su vez se percataron de que el carácter de los húngaros, dóciles y educadísimos, celosos de sus antiguos privilegios, no consentía ni órdenes bruscas, ni empujones autoritarios, sino buenas e insinuantes maneras. Su Eminencia el Sr. Cardenal Scapinelli comprendió esto en 1913, entonces Nuncio Apostólico en Viena, cuando, llevada a cabo la reforma de la provincia de Austria por el Rvdmo. P. Viñas, aprobó el consejo de no hacer nada en Hungría en plan de reforma, porque las cosas a corregir en esta provincia exigían mucha prudencia y permitían dar tiempo al tiempo, mientras que las de Austria habían sido de índole sobre todo moral, con las que no se podía condescender. Y llegó el gobierno de Bela Kun. Es cierto que encontró algunas Órdenes religiosas bien fundadas en el espíritu sacerdotal y religioso, que supieron resistir a la fórmula gobernativa, y son de alabar. Ochenta y cinco de los nuestros no resistieron, otros doscientos, sí. Ochenta y cinco son, se dirá, y lo confiesa entristecido el mismo P. Provincial de Hungría, un buen número; pero también los es doscientos, añade el Procurador infrascrito… Cuando en 1919 el Rvdmo. P. Viñas se acercó a Hungría, no pudiendo ir a Budapest, siguiendo el sabio ejemplo de V- Eminencia, entonces Nuncio apostólico en Viena, para no obstaculizar la obra del Rvdmo. Visitador que debía empezar poco después su misión, trató con los Superiores de la Provincia en el colegio de Veszprem junto al Balatón, Supo que los religiosos que habían firmado la fórmula habían sido absueltos de sus censuras, exceptuados los cuatro o cinco de los que escribió el Provincial que ‘no muestran arrepentimiento ni conversión, de modo que pueda esperarse que sean miembros útiles en el futuro; por lo demás, ya antes de la revolución merecieron varias veces perder la vida’. A algunos de los firmantes que ejercían cargos con jurisdicción, seis en número, el P. General les impidió volver a tomar su cargo hasta que la Santa Sede, después de la visita, dispusiera lo que había de hacerse. Y dio instrucciones para salvaguardar los derechos sobre las casas de Eslovaquia, y otras que no vienen al caso ahora. Poco después, comenzó la Visita el Rvdmo. Kanter. Acompañado del P. Provincial Cornelio Szinger y del Francisco Sebes, tomado como secretario, visitó las casas de Budapest con el juniorato; Vac con el noviciado; Kecskemet, Szeged, Veszprem, Nagykanizsa, Debrecen, Satoraljaujhely, Magyarovar, Tata. ‘En nuestros gimnasios solo visito las clases de Religión, y luego oyó misa con los jóvenes’. El P. Provincial, transcribiendo las impresiones del Visitador en las casas, una vez dice: ‘Consideró correcto el estado de la casa correcto en general’; otra vez, ‘no encontró nada que pudiera causarle tristeza en ningún sitio’; en otro: ‘en todos los lugares encontró la vida religiosa digna de toda alabanza’. Al principio de la Visita aparecieron algunas dificultades: ‘las preguntas que les hizo al principio causaron nerviosismo, pues no habían sido formuladas prudentemente, ni fue afortunada la manera de actuar del Visitador’. Después de la Visita causó mucha impresión alguna disposición dejada por el Visitador. cuestiones y disposiciones que no creo prudente contraponer al Informe que ha recibido esa S. Congregación, tanto más cuanto parece que fueron dejadas aparte o quitadas por el mismo Visitador. Por lo demás, el P. Provincial escribe que ‘En lo que se refiere al estado actual de nuestra provincia, no podemos dejar en silencio que esta injerencia del Visitador perturbó un tanto nuestro habitual orden doméstico, y el trabajo escolar. Sin embargo, pedimos que se pusieran en práctica las ordenanzas del Visitador, en lo referente a oración y disciplina, y de ellas se mantendrá todo aquello que sirva para la salud de las almas’. Cuando nuestros Padres húngaros supieron que el Rvdmo. Mons. Kanter había fallecido el 20 de noviembre de 1920, escribe el Provincial: ‘Oramos por su salvación eterna, deseando que Dios le pague por todo el bien que su acción y su celo trajo a nuestra provincia. Por devoción y reverencia hacia la Santa Sede, siempre viva en nuestros corazones, estábamos presentes en su funeral y misa de réquiem y expresé mi pésame al Vicario Arzobispal, y di testimonio también al Cabildo Arzobispal de Esztergom por escrito. Y ahora estamos en la incertidumbre. No sabemos si había enviado ya el informe de su Visita a la Santa Sede. Nos parece que lo más probable es que no lo haya hecho. Pero, de cualquier modo, observaremos sus ordenanzas y nos esforzaremos por hacer todo lo que pueda servir a favorecer y aumentar el espíritu religioso, tanto en nosotros como en los jóvenes’. Finalmente, creo que es también mi deber, eminencia Reverendísima, manifestar que los Padres húngaros no se angustiaron sin razón al conocer la muerte del Visitador Mons. Kanter. Los nuestros habían abierto a este Prelado los sentimientos de su corazón, le habían dicho cuanto creían necesario para el bien de la provincia, no solo porque era su deber hacerlo, sino también porque el mismo Visitador les había dicho en sus charlas a los Religiosos que cuanto dijesen lo conservaría como secreto de confesión, sirviéndose solamente de lo que fuese necesario aquí y ahora para disponer a favor del bien de la provincia húngara, y de lo que pudiese interesar a la Santa Sede para proveer de cara al futuro. Nohay duda de que las relaciones entre el Visitador y los visitados tienen un carácter muy personal, como muy personales son o deben ser en cierto modo los informes que se presenten de la Visita a la Autoridad competente. Naturalmente, no podían prever la muerte del Visitador, con el cual se confiaron como con un padre, pero después de la muerte se encomendaron al Emmo. Cardenal Csernoch, para que los papeles o documentos del Rvdmo. Kanter se entregaran a alguien que no pudiese hacer mal a la Orden, o juzgarlo menos rectamente o con prejuicios. El Sr. Cardenal tranquilizó al P. Provincial. Pero he aquí, Eminencia Reverendísima, que, hacia el mes de diciembre pasado, nuestros Padres supieron por laicos que los papeles o documentos de Kanter estaban en poder del P. Luis Tomcsany de la Compañía de Jesús. No se quiere hablar mal en absoluto del nombre, la virtud, cualquiera que sea, de este religioso, no; pero ciertamente los Padres húngaros, y con ellos la Curia General, creen que razones históricas y locales nos llevan a temer que en el Informe de la Visita de la provincia de Hungría haya dos criterios, el de Mons. Kanter, y el del P. Jesuita, siendo quizás el de este prevalente. A Mons. Kanter sin duda, no al P. Tomcsany, habrá ocurrido al hacer la Visita de los Padres Escolapios húngaros el darse cuenta de que para juzgar a una Orden religiosa correctamente, hace falta vivirla, aunque sea por poco tiempo, examinarla por dentro, y no mediante ciertas excrecencias defectuosas, que nunca faltarán. Después de la Visita Canónica ha ido varias veces como huésped de los nuestros en Budapest el Arcipreste de S. Martín de Panonia (Pannonhalma), Rvdmo. P. Remigio Bardos, quien no solo ha quedado edificado pro la conducta de los padres, sino que incluso ha dicho que introducirá algunas de sus prácticas entre sus monjes Benedictinos. El P. Provincial ha pedido al Rvdmo. P. General una cantidad de Breviarios, que le serán expedidos cuando se pueda. Y para confirmar a nuestros religiosos en la práctica de las disposiciones del Visitador, y también para regularizar el estado de las casas perdidas en Eslovaquia, el Rvdmo. P. General se prepara, con la ayuda del Señor, a ir a Hungría a finales del próximo junio. Por tanto, todo hace esperar que la provincia de Hungría, lo mismo que ha sido floreciente hasta ahora en las letras y en la educación de la juventud, hará todo lo posible para levantar sobre el orden y la disciplina, que nunca le faltaron, el edificio de la piedad sacerdotal. Por eso el infrascrito Procurador General de las Escuelas Pías, con toda reverencia, recomienda a Vuestra Eminencia Reverendísima la citada provincia, tribulada hasta hoy por la carestía, para que quiera proveer benignamente como Madre que perdona más que castiga, como Padre que, viendo la buena voluntad y firmes propósitos de sus hijos, los abraza y anima a continuar con arrojo y con perseverancia el camino de la perfección religiosa y sacerdotal. Besando la orla de la Sagrada Púrpura, me repito con todo respeto de V. E. Rvma. humildísimo en Cristo, Everardo Boschi. Roma, 1 de mayo de 1921”.
  23. Cf. el rescrito en RP 66, Hungría. Cf. Visita a Europa Central en 1921, ff.2-3.
  24. Ibídem, f. 3; Cf. también Memorias Particulares, f. 30.
  25. Cf. Visita a Europa Central en 1921, f. 3.
  26. El primer borrador de estos puntos o artículos se encuentra en RP 66, Hungría. Cf. también Visita a Europa Central en 1921, f. 13.
  27. Cf. Visita a Europa Central en 1921, f. 13.
  28. Ibídem, ff. 19-21.
  29. Ibídem, f. 23.
  30. Cf. la carta del P. Enrique Gregor al P. General de fechas 11 de agosto de 1920 y 2 de febrero de 1921 en RG 254 e 1, 3 y RG 254 e 2, 1 respectivamente.
  31. Cf. Visita a Europa Central en 1921, ff. 24-25.
  32. Ibídem, f. 29.
  33. Cf. Actas de la Congregación General, 4 de septiembre de 1921, RG 22 a, ff. 132-134.
  34. Cf. Memorias particulares, f.31: “15 de septiembre de 1921. Audiencia del Santo Padre. Hoy el Santo Padre me ha concedido audiencia a las 11 ¼. Le he informado sobre mi viaje a Centroeuropa, como consta en mis memorias. Después de mi narración, y de transmitirle los saludos de los Nuncios Marchetti-Selvaggiani de Viena, Schioppa de Budapest, Marmaggi de Bucarest y Micara de Praga, le he entregado la obra del P. Valentín caballero ‘Orientaciones pedagógicas’, que ha agradecido mucho, diciendo que estaría bien traducirla al italiano. Tras pedirle y recibir las bendiciones acostumbradas, y besar su santo pie, me despidió con la amabilidad y gentileza de siempre”.
  35. Esta carta se encuentra en RP 66, Hungría, y dice lo siguiente: “N. 1567/21. Roma 21 de octubre de 1921. Eminentísimo Señor. El infrascrito Prepósito General tiene el honor de manifestar a V. Rvma. que al comienzo del mes de agosto traté con el P. Provincial y su Congregación en Budapest sobre la recuperación de la vida común, la observancia de las Constituciones y la absolución de los religiosos en otro tiempo castigados con una pena canónica. Luego, considerando seria, prudente y paternalmente todas las cosas, di por escrito una serie de preceptos y consejos, para que los deseos de la S. Congregación, expresados en el rescrito del 17 de junio de 1921, se cumplieran en todo. Tengo el gusto de transcribir el sentido de gratitud y reverencia expresado por el Prepósito Provincial en nombre suyo, de su Congregación y de toda su provincia, en una carta al Prepósito General al terminar su Visita: ‘Antes de que Vuestra Paternidad abandone nuestra provincia de Hungría y vuelva a Roma, queremos expresarle nuestro sentimiento filial de gratitud por el feliz resultado de la Visita que, comenzada por el Rvdmo. D. Kanter (cuya muerte lamentamos) y que la Santa Sede encargo a V. P. que terminara. Como bien sabemos que esta gratitud le será más aceptable cuanto más firme sea nuestro propósito para poner en práctica todas las cosas determinadas para mayor incremento de nuestra provincia y mayor perfección de los religiosos, queremos asegurar a Vuestra Paternidad nuestro firme propósito de llevarlo a cabo, y además le rogamos cálidamente que se digne informar a la Santa Sede Apostólica, de la que siempre fuimos devotos hijos, como lo somos, y reverentes desde lo más profundo de nuestro corazón, que nos esforzaremos en el futuro, como antes, con todas nuestras fuerzas para alcanzar una mayor perfección lo mismo en nuestro ministerio sacerdotal que en el religioso. Reciba V.P. nuestro respeto y reverencia, a quien pedimos su bendición paterna…’ Besando reverentemente la santa púrpura, quedo humilde hijo en Cristo de V. Eminencia Rvma., Tomás Viñas”.
  36. Cf. nota anterior.
  37. Cf. la carta en RP 66, Hungría: “Nº 1567/21. Roma, 27 de noviembre de 1922. Reverendísimo Padre. Tengo el gusto de informar a V.P. Rma. que es deseo de esto S. Dicasterio que V. Paternidad, junto con su Consejo, procure eficazmente que en las casas de la provincia de Hungría se observen las Constituciones de la Orden, principalmente en lo referente a la vida común y la clausura, y que informe luego a esta S. Congregación de los resultados obtenidos de las medidas tomadas. Con perfecta estima me considero… C. cardenal Laurenti.” Cf. también Actas de la Congregación General, 1 de diciembre de 1922, RG 22 a, f. 182.
  38. Esta carta se encuentra en RP 66, Hungría.
  39. Ibídem.
  40. Cf. Memorias particulares, f. 55: “vino entonces a Roma el Ilmo. y Excmo. Lorenzo Schioppa, Nuncio apostólico en Hungría, al que yo había conocido en Budapest, y con el que había hablado antes sobre nuestras cuestiones en aquel reino. El 4 de abril rogué insistentemente al Prelado para que intercediera ante la Santa Sede en el sentido de que no se extendiera la Visita a la provincia de Hungría, pues las consecuencias podían ser terribles. Ya había tenido una Visita extraordinaria después de la guerra, y las cosas iban allí mucho mejor que antes. El Ilmo. prometió que intercedería”.