General34/Las 9 casas de la Provincia de Hungría anexionadas a la República de Checoslovaquia después de la guerra europea.

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Dificultades surgidas después de la guerra en la provincia de Hungría. Doble Visita del P. Viñas a las provincias de Hungría, Bohemia, Checoslovaquia y Rumania en 1919 y 1921.
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Erección de la Viceprovincia de Rumania
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Las 9 casas de la Provincia de Hungría anexionadas a la República de Checoslovaquia después de la guerra europea.

Además de la reforma de la disciplina regular, constituyó un gravísimo problema para la provincia de Hungría la separación, tras las condiciones pactadas el 4 de junio de 1920 en París, de 14 de las 24 casas (el 58.3%) del cuerpo del reino de Hungría, quedando parte de ellas en Checoslovaquia (9), parte en Rumania (4) y parte en Yugoslavia (1). Naturalmente, la provincia, que esperaba tácitamente la inminente reintegración de aquellas partes, deseaba y se esforzaba porque las casas que les habían sido arrebatadas no perecieran completamente, e hizo todo lo posible para que nuestro ministerio escolapio pudiera seguir ejerciéndose en el futuro en esas casas. Pero no fue fácil lograrlo, pues las citadas nuevas repúblicas o reinos no querían saber nada con el húngaro, ni podían admitir colegios en los que se enseñara el húngaro a los niños. El P. Viñas, movido por su amor paterno haca la provincia de Hungría, se esforzó todo lo que pudo por realizar los deseos que la provincia de Hungría le había expresado con respecto a esta cuestión.

En lo que se refiere a las 9 casas antes situadas en Hungría septentrional y anexionadas a la República de Checoslovaquia, el P. Viñas ya había escrito el 8 de julio de 1919 al Sr. Carlos Medveczky, prefecto para temas eclesiásticos en el Ministerio de Bratislava, que deseaba que estas casas pasaran a la provincia de Bohemia, y le respondió que trataría con él personalmente del asunto después del Capítulo General[Notas 1]. Luego, en el mes de octubre del mismo año 1919, realmente trató sobre la adhesión de esas casas a la provincia de Bohemia con el P. Basilio Kabrhel, Provincial de Bohemia, y con el Excmo. Clemente Micara, Nuncio Apostólico[Notas 2]. El mes de noviembre siguiente, a ruegos del Provincial de Bohemia por una carta de fecha 8 de noviembre, se dirigió inmediatamente a Bratislava, capital de Eslovaquia, y trató largamente con el Sr. Pablo Ziska, vicegerente del prefecto D. Carlos Medveczky, prefecto para temas eclesiásticos[Notas 3]. Se vio claramente que apenas había esperanzas de volver a abrir por los nuestros colegios en lengua húngara en Eslovaquia. El 25 de noviembre de 1919 trató también de este asunto el P. Viñas en Veszprem, Hungría, con los nuestros, y pidió a los Padres húngaros que fueran a manifestar al Nuncia apostólico en Checoslovaquia que de ningún modo podían consentir la perdida de los nueve colegios situados en Eslovaquia[Notas 4].

El P. Basilio Kabrhel falleció el 14 de abril de 1920. El P. Enrique Gregor, Vicario Provincial, de nuevo propuso al P. Viñas la incorporación de las casas de Eslovaquia a Bohemia, en carta del 11 de agosto de 1920[Notas 5]. La misma intención tenía al comienzo del mes de febrero de 1921, como puede verse en la carta que escribió entonces al P. Viñas[Notas 6]. Sin embargo, cuando en el mes de agosto de 1921 el P. Viñas fue a Praga con el P. Provincial de Hungría, Cornelio Szinger, y con el P. Antonio Wagner, Asistente Provincial, para tratar en serio el tema de la anexión de las 9 casas a la provincia de Bohemia, se vio claramente que la provincia de Bohemia no tenía fuerzas suficientes para equipar con religiosos de Bohemia las casas de Eslovaquia[Notas 7]. Entonces se trató también con el Excmo. y Rvdmo. D. Clemente Micara, Nuncio Apostólico, sobre la posibilidad de que los colegios de lengua húngara en Eslovaquia fueran abiertos de nuevo por los religiosos, y se creara una viceprovincia en Eslovaquia dependiente de Hungría, pero fue en vano. Pues el Nuncio, por evidentes razones diplomáticas, se esforzaba más por apoyar a los recientemente creados obispos eslovacos[Notas 8] y a la nueva República checoslovaca que a los húngaros, entonces despreciados por todos en Checoslovaquia[Notas 9].

No mucho después del regreso del P. Viñas de la Visita de Europa Central hecha en el año 1921, el día 12 de octubre del mismo año 1921, el Ilmo. y Rvdmo. D. Francesco Borgongini Duca, Subsecretario de la Congregación para Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios, llamó al P. General y le expuso el plan o proyecto de la Santa Sede para salvar las nueve casas de la provincia de Hungría en Eslovaquia destinándolos a seminarios diocesanos u otro tipo de obra católica[Notas 10]. El P. Viñas respondió al Subsecretario que la congregación General quería satisfacer el deseo de la Santa Sede, pero le advirtió por escrito que en todo esto convenía contar no solo con el P. Provincial de Hungría, sino también con el gobierno húngaro[Notas 11]. Una carta de contenido semejante escribió el P. Viñas el 15 de octubre de 1921 también al Cardenal Pietro Gasparri, Prefecto de asuntos públicos ante el S. Pontífice[Notas 12]. Informado de ello el P. Provincial de Hungría el 29 de octubre, en una carta fechada el 8 de noviembre de 1921 aprobó y alabó la respuesta del P. Viñas a la Santa Sede, y le agradeció su bondad para con la provincia[Notas 13].

El 19 de noviembre el mismo Cardenal Pietro Gasparri mandó venir al P. Viñas para tratar sobre las condiciones para la cesión de las casas citadas a los obispos de Eslovaquia. Le informó sobre la única condición transmitida por medio del Nuncio Apostólico en Budapest: “Que nuestras casas situadas en Checoslovaquia vuelvan a la primitiva posesión de las Escuelas Pías cuando lo permitan las condiciones políticas”[Notas 14]. Como el P. Viñas no podía prever prudentemente ningún cambio en las condiciones políticas, y para que no se perdieran inútilmente los derechos y los bienes de la provincia de Hungría, indicó al P. Provincial de Hungría, en una carta escrita el 19 de noviembre, los siguientes puntos de acuerdo a proponer por parte de la Provincia al Nuncio Apostólico:

1.Si después de un determinado número de años, de ocho a diez, por ejemplo, las condiciones políticas no cambiaban, los obispos deberían pagar una indemnización económica a las Escuelas Pías de Hungría, propuesta según un criterio justo según la caridad.
2.En este caso, y pasado el plazo fijado, las Escuelas Pías cederán para siempre los derechos que tienen sobre esas casas.
3.Permítase ya, en la medida de lo posible, trasladar a Hungría museos y objetos preciosos, libros de valor, etc.
4.Si este traslado no fuera posible, véndanse los objetos, o guárdense bajo custodia de los obispos, como Memorias Históricas de la Orden, que no pasen nunca a poder de los obispos, sino que permanezcan siempre como propiedad de las Escuelas Pías de Hungría[Notas 15].

El Consistorio Provincial de Hungría aceptó agradecido estos puntos como base para futuros tratos, y se declaró dispuesto a ceder nuestras casas de Podolín y Rozsahegy de acuerdo con estos puntos a D. Juan Vojtassak, obispo de Szepes[Notas 16]. Por lo cual el P. Viñas sometió también estos puntos al Cardenal Secretario de Estado en un memorial enviado el 17 de diciembre de 1921[Notas 17].

Al año siguiente, 1922, de acuerdo con los puntos citados más arriba, se entregaron para usarlas durante 8 años nuestras casas de Podolín[Notas 18] y Rozsahegy[Notas 19] a D. Juan Vojtassak, obispo de Szepes. El mismo año fueron alquiladas, total o parcialmente, nuestras casas de Levice[Notas 20], Prievidza[Notas 21], Sabinov[Notas 22] y Svaty Jur[Notas 23], y se vendió la casa de Selmecbanya[Notas 24]. Nuestra casa de Trencin ya había sido alquilada el año 1921[Notas 25]. solo nos quedó la casa de Nitra, para uso nuestros hermanos enfermos o de edad avanzada[Notas 26], a pesar del intento de D. Carlos Kmetko, obispo de Nitra, que quería quedarse esta casa para fundar en ella un gimnasio católico. El asunto llegó en junio de 1922 hasta la Secretaría de Estado en Roma, a la cual, habiendo pedido información al P. Viñas, este respondió por escrito el 25 de junio de 1922 y le rogó que mandaran al obispo de Nitra tratar directamente con el Provincial de Hungría[Notas 27]. Sin embargo, el Provincial de Hungría no pudo entenderse con el Obispo, el cual, indignado, refirió de nuevo la cosa a la Santa Sede, de modo que el Cardenal Pietro Gasparri persuadió con apalabras bastantes duras al P. Viñas el 28 de marzo para que fuera más manso y aceptara los consejos[Notas 28]. Pero el gobierno del P. Viñas termino poco después, y este asunto ya no volvió a ser tratado en sentido amplio, hasta que, en el año 1924, consintiéndolo, e incluso deseándolo, la misma Secretaría de Estado comenzó a tratar sobre la nueva provincia de Eslovaquia, independiente de la Provincia de Hungría[Notas 29].

Tantos viajes y trabajos del P. Viñas para salvar las casas de Eslovaquia no fueron inútiles. No pudo obtener todo lo que quería, con respecto a la libre acción y operación de nuestros colegios en Eslovaquia, pero salvó los bienes y los derechos de la provincia de Hungría, a pesar de que la misma Santa Sede le persuadía por medios y objetivos diplomáticos a cederlo todo gratis al gobierno y episcopado nacional de Eslovaquia. Se salvaron así los fundamentos de la provincia de Eslovaquia, que sería fundada siete años más tarde, el 6 de julio de 1930[Notas 30].

Notas

  1. El texto de esta carta se encuentra en RP 66, Hungría, y dice lo siguiente: “Excelentísimo Señor Carlos Medveczky, prefecto para temas eclesiásticos en el Ministerio de Bratislava. Egregio Señor. Con todo respeto y gratitud quiero significarle que recibí por medio del Rvdmo. Sr. Mariano Blaha, embajador de esa nobilísima República en París, y muy amigo mío desde antiguo, las proposiciones de V. Señoría, y por ella me di cuenta de su gran atención y preocupación. El paso de las Escuelas Pías o colegios escolapios que antes pertenecían a Hungría a esa República de Checoslovaquia es realmente deseable, y hay que procurarla con todas las fuerzas. Pero previendo que si intentamos realizar ese paso mediante una carta voy a encontrarme con la hostilidad de los húngaros, me parece que es mejor, y más conveniente para los colegios, tomar la decisión de persuadir a los religiosos sobre la necesidad de sustituir a los religiosos húngaros por otros que puedan enseñar la lengua y las costumbres de Checoslovaquia a los adolescentes. como a finales de este mes de julio se celebrará el Capítulo General de los Escolapios, ruego a V. Señoría que se digne esperar hasta el mes de agosto. Entonces podremos hablar cara a cara sobre lo que hay que hacer, confiando en que podamos obtener la mejor solución. Mientras tanto reciba la expresión de mi sincero respeto… Roma, 8 de julio de 1909”.
  2. Cf. Visita a Europa Central en 1919, ff. 8-9.
  3. Ibídem ff. 18-21.
  4. Cf. nota 578.
  5. Cf. nota 592.
  6. Cf. RG 254 e 2, 1.
  7. Cf. Visita a Europa Central en 1921, ff. 24-25.
  8. En el mes de febrero de 1921, en Nitra.
  9. Cf. Visita a Europa Central en 1921, ff. 24-25.
  10. Cf. Actas de la Congregación General, 26 de octubre de 1921, RG 22 a, f. 136.
  11. Ibídem.
  12. Se encuentra el texto de esta carta en RP 66, Hungría, y dice lo siguiente: “Emmo. y Rvdmo. Cardenal Pietro Gasparri, Prefecto de asuntos públicos ante el S. Pontífice. Eminentísimo Señor. Respondo gustoso al deseo de la Santa Sede que me fue expresado en un coloquio con el Ilmo. Sr. Borgoncini Duca el 12 de este mes. Se trata de la futura suerte de las nueve casas de las Escuelas Pías de Hungría situadas en la República de Checoslovaquia que, anexionadas a ella, apenas parece que haya esperanza de que las puedan conservar los Padres húngaros, por lo que los Obispos de la citada república quieren conservar bajo el derecho eclesiástico para que sirvan para la formación del clero o para otro servicio a los católicos. Informé a mis Padres Asistentes sobre el deseo de los obispos, apoyado por la Santa Sede, los cuales lo aprobaron plenamente, por estar de acuerdo con sus deseos. Sin embargo es deber mío advertir de algunas cosas (por la paz de Vuestra Eminencia) que conviene mucho que piensen bien los obispos para evitar más fácilmente evitar las dificultades que puedan surgir, y para que suceda tal como desean. El Prepósito Provincial de Hungría. Cornelio Szinger, cuando conoció que se habían iniciado conversaciones entre Hungría y Checoslovaquia sobre las cuestiones religiosas y eclesiásticas de los húngaros que permanecen en territorio húngaro, hizo ver al Ministro húngaro encargado de los asuntos públicos ver los daños que los bohemos causaron a las Escuelas Pías con ocasión de la ocupación, rogándole al mismo tiempo que se dignara proveer clementemente en el tema del futuro de nuestras casas, gimnasios y templos. El citado Provincial, tras resumir los beneficios prestados por los sacerdotes de las Escuelas Pías a la juventud mediante la educación cristiana durante dos siglos, y también a la gente, a la cual habían corrompido miserablemente los engaños de los turcos primero, y luego de las sectas, le informó sobre los grandes gastos que había hecho el Instituto de las Escuelas Pías para reparar y amueblar las casas, gimnasios y templos, cuyo derecho de propiedad reivindica para la provincia. Informó al Ministro de la orden dada a los profesores de la corporación para que, incluso después de que lleguen los bohemos, sigan todos en sus puestos y continúen desempeñando su tarea lo mejor que puedan, y que abandonen solo cuando se lo impidan por la fuerza. Profesores bohemos de las Escuelas Pías salieron de los gimnasios e introdujeron a muchos externos entre nuestros hermanos. Sin embargo, para reivindicar nuestros derechos, en cada casa quedó un rector y uno o dos hermanos. Si realmente los sacerdotes de las Escuelas Pías no pueden continuar en las casas de Checoslovaquia, y la Santa Sede dispone otra cosa con respecto a esas fundaciones, el Provincial rogó al ministro que Las casas de Svaty Jur y de Nitra permanezcan en poder de la Orden de las Escuelas Pías como vivienda de sacerdotes ancianos, con todos los derechos de propiedad. La Orden de las Escuelas Pías pueda vender como cosa propia todos los vienen inmuebles que compró con sus propios medios para mantener a los hermanos y reparar las casas, como campos, viñas, prados, etc. La Orden de las Escuelas Pías pueda vender o transportar a Hungría todos los bienes muebles que compró con sus propios medios en casas, gimnasios y templos para uso de los profesores, concretamente de las casas, todas las obras que quiera de la biblioteca y archivos, además de imágenes, estatuas, objetos artísticos, ajuar de las habitaciones y utensilios comunes; de los gimnasios, concretamente del de Podolín y de Sabinov, todos los instrumentos de física, que la Orden compró recientemente con dinero propio; de los templos, los objetos que elijan, concretamente vestiduras sagradas, cálices, ostensorios, copones, relicarios, cruces, etc. Eminentísimo Señor, aunque la Orden de las Escuelas Pías se honra de secundar los deseos de la Santa Sede, no solo a causa del respeto debido, que siempre ha mostrado y mostrará en el futuro, sino también por el beneficio que espera obtener de los tratos comenzados, he estimado necesario exponer todo lo anterior para que se considere mi humilde consejo como más oportuno parezca: conviene que los obispos de Checoslovaquia traten con el Prepósito Provincial sobre lo anterior antes de que se llegue a una solución definitiva sobre las nueve casas de las Escuelas Pías de Hungría situadas en Checoslovaquia. Pues ahora se está tratando con el Gobierno la cuestión económica de las Escuelas Pías de Hungría, y si se hacen las cosas por separado, las casas de las Escuelas Pías en Hungría pueden sufrir un gran daño. Dejando a salvo el derecho que compete únicamente a la Santa Sede, y que los religiosos de las Escuelas Pías reverencian y propugnan sin miramientos hacia ningún Gobierno. Beso reverentemente la santa púrpura… Tomás Viñas. Roma, 15 de octubre de 1521.”
  13. Cf. RP 66, Hungría.
  14. Cf. la carta del P. Viñas al P. Provincial de Hungría, con fecha 19 de noviembre de 1921 (RP 66, Hungría).
  15. Ibídem.
  16. Cf. la carta del P. Cornelio Szinger al P. General enviada desde Budapest el 4 de diciembre de 1921 en RP 66, Hungría.
  17. El texto de esta carta se encuentra en RP 66, Hungría, y dice lo siguiente: “Emmo. y Rvdmo. Sr. Cardenal Pietro Gasparri, Secretario de Estado de Su Santidad. eminencia Reverendísima, no es mi intención al escribir esta Exposición a V. Eminencia dejar de cumplir con todo respeto, obediencia y sumisión filial cuando la Santa Sede me dice se haga en relación con las casas de las Escuelas Pías de Eslovaquia pertenecientes a Hungría, y mucho menos entorpecer con reflexiones inoportunas la obra que la misma Santa Sede desarrolla allí en bien de la Iglesia, a favor de las almas. Pero me siento obligado en conciencia a presentar algunas aprensiones mías que tal vez podrán cambiar algunas ideas que se han formado sobre el estado de aquellas casas, y modificar algunas medidas que, aplicadas con urgencia, podrían dañar al derecho y la justicia. Ruego, pues, a Vuestra Eminencia que lea benignamente cuanto voy a exponerle, y me aconseje qué hacer después. Mi consentimiento a las palabras de Vuestra Eminencia, cuando hace unas semanas me dijo que las casas de las Escuelas Pías en Eslovaquia debían considerarse ya perdidas fue solamente externo (lo confieso con toda sinceridad); internamente tenía dudas por motivos fundados de desconfianza con respecto a las afirmaciones de algunos obispos del país citado. Ahora mis dudas y mi desconfianza vienen confirmadas, me parece, por una carta del P. Provincial de Hungría, en la cual me anuncia que el Gobierno checoslovaco ha propuesto al P. Pablo Czimmermann, Rector de la casa de Kisszeben (Sabinov en eslovaco; Cibinium en latín, diócesis de Kosice), alquilar la casa con nuestro gimnasio para abrir allí una escuela civil y un cuartel; está dispuesto a pagar el alquiler u a hacerse cargo de la conservación de todo el edificio (no hay iglesia; una casa estaba habilitada como oratorio). Este hecho viene a probar que el gobierno checoslovaco respeta nuestra propiedad, lo que venía ya demostrado por el hecho que, aunque nuestros religiosos fuesen apartados como profesores, y por lo tanto transferidos por el P. Provincial a Hungría, sin embargo, el Gobierno nunca se opuso a la permanencia del P. Rector y de algún otro religioso en nuestras casas, como propietarios de las mismas. Comprendo, pues, la razón que tiene el citado Provincial cuando me escribe textualmente: ‘Esta manera de obrar del Gobierno checoslovaco prueba suficientemente que el Gobierno no está en absoluto decidido a ocupar inmediatamente nuestras casas, pues entonces no tendría ninguna razón para ofrecernos un contrato. Así que el estrépito y el jaleo de los obispos checoslovacos me parece por lo menos prematuro y excesivo’. Otro hecho viene a demostrar que no sería que los Obispos checoslovacos, no habiendo motivos para hacer las cosas con prisa y con furia, dejaran de cumplir lo que el derecho exige, según me manifestó alguno de ellos hace poco tiempo. en efecto, en el mes de marzo de este año recibí una carta del Obispo de Szepes, Mons. Juan Vojtassak, en la que me decía: ‘Me han dicho que los Padres Escolapios quieren vender su colegio de Rozsahegy junto con un huerto adyacente a ella. El motivo de la venta es que la Provincia de Hungría no piensa enviar miembros de su Orden a esa casa. Me han dicho que el Presidente de esa casa ya había comenzado los tratos para venderla con algunos civiles. El infrascrito Ordinario, en cuyo territorio se encuentra el colegio, debo reclamar para que esta casa sin conocimiento suyo, o ignorándole, pase a manos ajenas, cuando él tiene el derecho preferente en caso de venta para comprarla con finalidad eclesiástica’. Me informé inmediatamente del asunto, y resultó que no había nada con respecto a la citada venta; si lo hubiera habido, se habría hecho por parte de los Superiores lo que es debido. Pero, con el permiso de Su Eminencia, me permito hacer una pregunta: si no es cierto que el Gobierno checoslovaco amenace con la expropiación de los bienes de los religiosos húngaros, ¿no sería injusto que los Obispos Eslovacos pensaran en quedarse con nuestras casas sin tratar con los Escolapios de Hungría? Por este hecho, y a causa de mi desconfianza, cuando después de mi última entrevista con V. Eminencia avisé al P. Provincial de Hungría que sería llamado por Mons. Schioppa, Nuncio apostólico, a propósito de la cesión de las casas de Podolín y Rozsahegy al Obispo de Szepes, le dije que accediese a la cesión, pero que, si era posible, se hiciese con las siguientes condiciones: (siguen los puntos expuestos en el texto). El Provincial, en efecto, fue llamado por el Ilmo. Sr. Nuncio, y con toda reverencia le presentó las condiciones indicadas. Con respecto al resultado, me escribe lo siguiente el P. Provincial: ‘Grande fue mi admiración cuando el Ilmo. Sr. Nuncio me dijo que él simplemente había recibido la orden de informarme a mí y al gobierno húngaro que no podíamos conservar las casas de Podolín y Rozsahegy en nuestro poder, y que debíamos entregarlas para uso eclesiástico al obispo de Szepes. Me dijo que no tenía ninguna autorización para tratar conmigo. Aunque yo intentaba decirle cuáles eran nuestras condiciones, nuestros deseos, y le rogaba que se dignar informar de esto a la Santa Sede, él repetía que no había recibido la orden de hacerlo’. Yo no habría insistido más, Eminencia Rvma., si no me hubiera sentido obligado por mi deber de Prepósito General. Espero que V. Eminencia tendrá la bondad de tomar en consideración lo que he expuesto, y de disponer lo que crea conveniente en el Señor. Le ruego también me aconseje qué debo hacer con respecto al alquiler de la casa de Sabinov; tengo tanto más necesidad de este consejo cuanto menos puedo esperar que el Obispo Ordinario quiera dar el permiso para el alquiler, como teme el mismo P. Provincial de Hungría: ‘No se puede obtener el permiso del Ordinario del lugar, como mandan los Cánones’. Ojalá el Obispo quisiera adquirir el edificio para uso eclesiástico, pero si no lo quiere, no me parece justo que se oponga al alquiler citado: siempre quedaría a salvo nuestra propiedad, sin la carga de la conservación que no podemos soportar. Augurándole todo tipo de felicidad y besando la santa orla de la púrpura…”.
  18. Cf. BALANY, o.c. p. 285.
  19. Ibídem, p. 291.
  20. Ibídem, p. 279.
  21. Ibídem, p. 288.
  22. Ibídem, p. 275.
  23. Ibídem, p. 296.
  24. Ibídem, p. 294.
  25. Ibídem, p. 298.
  26. Ibídem, p. 282.
  27. RP 66, Hungría. Nitra.
  28. Se encuentra esta carta en RP 66, Hungría, Nitra. Cf. BALANY, o.c. p. 282.
  29. Cf. BALANY, o.c. pp. 303-305.
  30. Cf. Actas de la Congregación General, 6 de julio de 1930, RG 22 a, f. 272. Cf. también BALANY, o.c. p. 305.