General34/Relaciones del P. Viñas con sus Asistentes y con el Procurador General

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Asuntos italianos del gobierno general
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Intimación de la Visita Apostólica a toda la Orden. Causas remotas e inmediatas de la misma. Modo en que fue recibido su anuncio y comienzo por el P. Viñas, por el Cardenal Mistrangelo y por la opinión pública de la Orden
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Relaciones del P. Viñas con sus Asistentes y con el Procurador General

Era ya muy difícil durante todo el gobierno del P. Viñas el salir adelante con los gravísimos asuntos de toda la Orden, pero la mala relación con algunos de sus Asistentes y con el Procurador General nombrado en 1919, el P. Everardo Boschi, aumentó todavía la dificultad. El mismo hecho de que en los 11 años de su gobierno, en parte a causa de defunciones, y en parte por renuncias, por ser dejados fuera o también por el nuevo sistema de elección de los Asistentes introducido el año 1922, tuviera 15 Asistentes Generales y tres Procuradores Generales hizo bastante difícil cualquier tipo de colaboración amistosa y eficaz. A lo cual hay que añadir que algunos Asistentes trataban con un espíritu de oposición a él, como es fácil de entender, cualquier asunto que se tratara en la Congregación General. Principalmente los Asistentes de la provincia romana, el P. Raffaele Cianfrocca y más aún el P. Salvatore Addeo, que aborrecían todo lo que tuviese sabor español[Notas 1]. Concretamente el P. Salvatore Addeo, que había tenido durante los años 1912-1918 diferencias personales bastantes graves con el P. Viñas, declaró abiertamente al P. Viñas que siempre votaría en contra del P. General[Notas 2]. También era contrario al P. General el P. José Rapp, elegido Asistente General en 1922 en lugar del P. Antonio Wagner según el nuevo sistema de elecciones[Notas 3]. De modo que ocurrió que en el último Consejo del P. Viñas tan solo el P. Ilarri le era verdaderamente fiel y amigo en cuanto Asistente General, por lo que lo tenía como administrador y secretario[Notas 4].

Más grave es, por lo que tiene de dudoso y sospechoso, el modo de actuar del P. Everardo Boschi, nombrado Procurador General por el P. Viñas en 1919. Este, que se había dedicado sobre todo a la dirección espiritual, a enseñar el catecismo y a dirigir la acción católica entre los jóvenes, y además tenía graves problemas de vista, ejerció de mala gana desde el principio el cargo de Procurador del General español, pues nunca pudo ver con desapasionamiento a los españoles. Su aversión a ejercer el cargo de Procurador creció cuando vio que el nuevamente elegido General P. Viñas no era grato ni acepto al Sumo Pontífice, ni al Cardenal Vicario, ni al Cardenal Prefecto de la S. congregación de Religiosos. Pronto encontró vías secretas para llegar al Sumo Pontífice, al Cardenal Protector y a otros[Notas 5], y él, por sugerencias de los mismos prelados de la Curia Romana, se consideraba más representante de la S. Sede ante la Orden que de la Orden ante la Santa Sede[Notas 6]. En temas de la Orden de mayor gravedad a tratar por escrito ante la Santa Sede, expuso a la Santa Sede, aunque de palabra, y a veces por escritos secretos, la opinión del P. Viñas, diciendo que él era de diversa opinión. Más de una vez sostuvo la opinión contraria a la del P. Viñas y de la Curia General, como ocurrió por ejemplo en el caso de la presentación a la Santa Sede de las Constituciones revisadas por el P. Viñas para su aprobación, en la causa del P. Pietrobono, en el asunto de la Casa de S. Pantaleo y en el tema de los Padres napolitanos. El mismo P. Boschi más de una vez trató directamente con el Sumo Pontífice, sin saberlo el P. Viñas, negocios gravísimos de la Orden[Notas 7]. El mismo Padre, por ejemplo, ya en tiempos de Benedicto XV, se enteró de que el Pontífice, descontento con el gobierno del P. Viñas, buscaba la manera de promoverlo a algún otro oficio de la Santa Sede, y así apartarlo del generalato, nombrando General a otro hombre más aceptable para la Santa Sede, hasta el próximo Capítulo[Notas 8]. Sin embargo, no dijo una palabra de esto al P. Viñas, por lo que puede verse qué tipo de Procurador era, aunque obrara con buena conciencia.

Este modo de actuar del Procurador General, incluso en un generalato agitado por menos problemas y con un General con mayor arte y agilidad diplomática habría producido tristes resultados; mucho más, por tanto, en este generalato que estaba agitado por tantos y tan graves problemas disciplinares, económicos, de constituciones, casi descuidados durante siglos, y con este General, que fue un hombre de ingenio no mediocre, de gran erudición clásica, de muy buena voluntad, pero obstinado en su opinión y en su propósito, competente en derecho y defensor de la verdad, que, a causa de un cierto rigor innato, no supo apreciar suficientemente la prudente y materna manera de obrar de la Santa Sede con respecto a muchos problemas de la Orden, y que a menudo prefería romper antes que cambiar una dirección ya tomada. En este caso hacía falta un Procurador con un amor hacia toda la Orden grande y justo, sin ninguna antipatía o aversión hacia los españoles, y que supliese con gran destreza diplomática los defectos del General y propugnase con suma prudencia ante la Santa Sede ya ante el General el bien de toda la Orden. Este hombre y Procurador ciertamente no lo fue el P. Boschi, que se hizo religioso siendo ya sacerdote secular, y que nunca entendió verdaderamente nuestros problemas, que aumentó nuestros indudables defectos y apenas pudo estimar las virtudes y méritos del educador escolapio. Además, movido por un falso nacionalismo, no pudo ver ni tratar a los españoles con ecuanimidad, cosa que no ocultaba, y así aumentó los recelos entre los miembros españoles e italianos de la Curia General, con no poco daño para toda la Orden[Notas 9]. No queremos, sin embargo, condenar tan “fácilmente” al P. Boschi; no tiene él la culpa de no ser un hombre y un religioso mayor de lo que fue. No fue, ciertamente, un religioso de intención mala o perversa. No quiso la Visita Apostólica, ni actuó movido por ambición propia. Estaba persuadido de que había que poner fin cuanto antes al “mal” gobierno del P. Viñas, para evitar males mayores, y actuó de acuerdo con esta persuasión, no sin graves escrúpulos de conciencia. Quiso renunciar muchas veces a su cargo de Procurador, cosa que la Santa Sede no quiso aceptar. Así que prosiguió su misión más de acuerdo con la voluntad de la Santa Sede y dedicado a las provincias italianas, que al gobierno cuyo Procurador era. Y de este modo llegó la Visita Apostólica que, si al principio afligió a toda la Orden, no fue para muerte, sino para resurrección y restauración de toda nuestra Orden, que nunca se hubiera podido lograr con nuestras propias fuerzas, o solo con el auxilio de hombres extraordinarios, que entonces faltaban.

Notas

  1. Cf. Memoria sobre la Visita Apostólica (RL-Sc 370, IV), f. 4.
  2. Ibídem.
  3. Ibídem, ff. 4-5.
  4. Ibídem, f. 5. Cf. también Sobre mi renuncia (RL-Sc Va), f. 24: “Fue mi compañero de suerte el P. Marcelino Ilarri, Administrador y Secretario, a quien Dios recompense todos sus trabajos durante mi generalato, como Procurador y como Asistente General. Podrá encontrarse un religioso semejante a él en virtud, esfuerzo y fidelidad, pero mayor que él, ninguno”.
  5. Cf. Memoria sobre la Visita Apostólica (RL-Sc 370, IV), f. 2-3: “Algo sobre el Procurador General, Everardo Boschi. Era este Religioso un elemento precioso para la Enseñanza Catequística de la juventud, en Florencia. Apenas fui nombrado General en 1919, pensé en llevármelo a Roma para Catequista en el Colegio Nazareno. Con motivo de encontrarse en Florencia el Cardenal Protector Basilio Pompili, le pedí que fuese el mi intermediario para obtener el cardenal Mistrangelo a dicho Padre Boschi 8comprendía yo que quitaba a Florencia un buen elemento, y que esto podría ocasionar algo de disgusto al Arzobispo). Obtuve tal Padre. Y para darle honor, y al mismo tiempo honor al Nazareno, determiné presentarle al Capítulo General, celebrado en la Abadía Fiesolana, como Procurador General de la Orden. El capítulo aprobó la elección; mi intención era buena. El Presidente de la Comisión Gubernativa del Nazareno, Conde Cencelli, se opuso a la instalación del P. Espiritual Boschi en este Colegio, y se frustró mi intención. Si el P. Boschi era óptimo como catequista, me resultó pésimo como Procurador. En este cargo lució sus cualidades personales, que yo ignoraba al elegirle. En primer lugar, habiendo entrado en la Orden ya sacerdote, no era Escolapio por dentro y por fuera. en segundo lugar, siendo casi ciego, le era necesario un amanuense; por esto, al llegar a Roma, le dije: ‘podrá V. valerse del P. Pascual Juan, Procurador de España, para sus escritos a la Congregación’. A lo que tuvo la gracia de responder: ‘con los españoles no quiero saber nada’. ¡Quedé pasmado! Si viene s verdad que el Procurador tiene y usa en sus asuntos, que acerca de la Orden trata por deber, su propio criterio, éste tiene que conformarlo para bien de la Orden con el del P. General y su Congregación. No pasaba así en algunos casos con el P. Boschi. Lo cual dio motivo a escenas tristísimas ante el P. General, y además hizo que por más de dos o tres veces presentase él la dimisión del cargo. Cosa que yo admitía, pero como no podía licenciarle sin permiso de la Congregación de Regulares, no obtenía nunca el objeto, pues o él no presentaba a ella la renuncia, o esta nunca se la admitía. Además, tenía la costumbre, que en Roma es fatal para una Orden Religiosa, de frecuentar visitas a algunos Cardenales, especialmente al Cardenal Vicario, nuestro Protector. Naturalmente, sus conversaciones versarían sobre nuestra Orden y sus Superiores (que, como españoles, no podía ver, aunque delante de ellos era cumplido). Y digo versarían, pues no pocas veces pudo comprobarse por los efectos. A menudo fue por ello avisado, y aun reprendido, principalmente por el venerable varón P. José Calasanz Homs, experimentado en la Curia Romana, pero en vano. Gran parte de la humillación que tocó a las Escuelas Pías por la Visita del P. Passetto, no dudo en atribuirla al P. Boschi”. Cf. también Documentos históricos del P. Boschi (RL-Sc 370) f. 2: “En el mismo Capítulo fue elegido Procurador General el P. Everardo Boschi, con dolorosa sorpresa por su parte, siendo joven e inexperto para tratar los intereses de la Orden en unos momentos tal delicados y difíciles. Por esto, suplicó primero al Rmo. P. General y luego al Cardenal Mistrángelo y al Cardenal Protector, que le librasen de una carga tan pesada, pero fue inútil. El P. Boschi pasó las vacaciones de verano en Toscana, hasta que se dirigió a Roma el 2 de octubre del mismo año 1919. Sería demasiado largo contar cómo se encontraba allí en los primeros tiempos, pero debemos tener presente que en la capital se hablaba en todos los ambientes en contra del gobierno de las Escuelas Pías, que no tenía una sede propia y andaba reclamando en todas partes una consideración mejor. El P. Boschi esperaba que el P. General presentase la nueva Curia al S. padre, como era costumbre, pero no fue así. Entonces el P. Boschi por su cuenta fue a visitar al Papa, y en aquella audiencia privada oyó decir al Pontífice que le había desagradado mucho la reelección de P. Viñas, y añadió que había expresado ya su desagrado al Cardenal Pompili y al Cardenal Mistrangelo. Es fácil imaginar lo difícil que le resultaría al Procurador ejercer su oficio, tanto más difícil porque no podía ni siquiera hacer doblegar la voluntad del propio General a mostrarse dócil a la suprema autoridad de la Iglesia. De ese modo no podía gobernarse la Orden, y por eso el P. Boschi presentó su dimisión al mismo Sumo Pontífice, después de haber hablado con el P. Viñas. Pero el Sumo Pontífice no aceptó su dimisión, y mandó al Procurador que siguiera en su puesto, diciéndole que en los asuntos más graves debía dirigirse a él directamente”.
  6. Cf. Documentos históricos del P. Boschi (RL-Sc 370) f. 3: Se hizo otra advertencia seria al Procurador (por parte de la S. Congregación de Religiosos) cuando le dijeron que debía recordar que era el representante de la Santa Sede ante la Santa Sede, y que había que someterse a ella”.
  7. Cf. Documentos históricos del P. Boschi (RL-Sc 370) ff. 2-3.
  8. Cf. Documentos históricos del P. Boschi (RL-Sc 370) f. 3: “Mientras tanto, el Procurador sabía que el Santo Padre estudiaba la manera de proveer a un nuevo gobierno sin que la Orden recibiese sacudidas bruscas. Se supone, por informaciones confidenciales recibidas, que el P. Viñas sería honrado con un encargo pontificio incompatible con el de general. El Pontífice habría nombrado un Prepósito de su confianza que gobernase hasta el Capítulo siguiente. Está claro que no se pensaba en una Visita Apostólica. Pero el Papa murió prematuramente y le sucedió en el pontificado Pío XI.”
  9. Cf. nota 868.