General35/La situación política en España: República y Guerra Civil (1931-1939).

De WikiPía
Revisión a fecha de 15:56 21 may 2022; Ricardo.cerveron (Discusión | contribuciones)

(dif) ← Revisión anterior | Revisión actual (dif) | Revisión siguiente → (dif)
Saltar a: navegación, buscar

II. Prepósito General (1929-1947)
Tema anterior

General35/La situación política en España: República y Guerra Civil (1931-1939).
Índice

La creación del Calasanctianum de Montemario.
Siguiente tema


La situación política en España: República y Guerra Civil (1931-1939).

Cuando el P. Del Buono es nombrado General, la Dictadura de Primo de Rivera en España se está debilitando. En enero de 1930 el general presentó su dimisión al Rey Alfonso XIII, quien nombró Presidente del Gobierno al general Dámaso Berenguer, esperando volver a la normalidad constitucional. La dictadura se convierte en “dictablanda”, y el Gobierno prepara las elecciones municipales de abril de 1931, que dieron una amplia mayoría a los partidos republicanos. Tras las elecciones, el 14 del mismo mes se proclamó la II República. El Rey Alfonso XIII, mal visto por haber apoyado la dictadura anterior, se refugió en Italia. El nuevo gobierno aprobó una nueva Constitución, y comenzó una serie de reformas, de todo tipo, que llenaron de temor a las instituciones religiosas.[Notas 1]

El P. Del Buono nunca se había interesado mucho por España, puesto que tradicionalmente ya había allí un Vicario General que se ocupaba de los asuntos comunes de las provincias españolas. Y aunque durante la Visita se había suprimido el Vicariato de España, a petición de los mismos provinciales españoles el mismo P. Del Buono había nombrado un Vicario, con facultades delegadas y limitadas, para ocuparse de aquellas provincias. Lo fue primero el P. Valentín Caballero (1930-1940), y luego el P. José Olea Montes (1940-47). Pero comprendió inmediatamente la gravedad de la situación, sobre la que varias anotaciones en su Diario, y escribió una circular al Vicario General y a los cuatro provinciales de España para recomendar la conducta de los religiosos, como anota en su Diario el 18 de mayo de 1931. La minuta de esta carta (Reg. Gen. 320), con Reg. N. 82 /31 y fechada el 22 de abril de 1931, escrita en latín, mecanografiada en rojo, dice lo siguiente:

“Giuseppe Del Buono de S. Felipe Neri, Prepósito General de las Escuelas Pías, a todos los hermanos de España, salud en el Señor.

El paterno amor con el que abrazamos a todos los religiosos de nuestra Orden nos mueve a dirigiros a vosotros, queridos hijos de España, algunas palabras con las que comunicaros que nos oprime la angustia de la suerte incierta de vuestras cosas. Pues por el secreto designio de Dios hemos sido constituido Padre de todos los escolapios, y sabéis bien que al corazón de un padre afluyen todas las cosas de los hijos, tanto las prósperas, que dan alegría, como las adversas, que dan tristeza y producen temor. Pues igual que nos alegramos cuando van bien las cosas, nos ponemos a temblar ante la adversidad, y nada nos puede dar más gozo que el pensar que a nuestros queridos hijos no les amenaza el más mínimo y oscuro peligro.

Y, puesto que la humana sabiduría puede hacer poco en tan graves circunstancias, es necesario que recurramos a la luz del Padre, que de ninguna manera, como dice S. Agustín, “permitiría ningún tipo de mal en sus obras, puesto que es omnipotente y bueno, e incluso del mal saca bien”. Perseverando pues en la oración, queridos hijos, protejámonos contra las maquinaciones de los hombres y las tormentas de los tiempos, pues la asidua súplica del justo tiene mucha fuerza, y como atestigua el eterno Testigo, nada que se pida en su nombre será negado. Unos confían en sus carros y otros en sus caballos; nosotros confiemos en el nombre del Señor, que nos sacará de las agitadas aguas y nos librará de nuestros fortísimos enemigos, llevándonos a un lugar tranquilo.

Pero, aunque podemos esperar de Dios Omnipotente, que nos llamó a su mes fertilísima, los auxilios oportunos y válidos, no debemos omitir los humanos auxilios, puesto que Él mismo nos hizo cooperadores de la Verdad.

Perseveremos, pues, unánimes en la oración, como los Apóstoles, con María, Madre de Jesús, y tengamos siempre ante los ojos lo que el Padre Calasanz escribió en sus Constituciones: ‘En nuestra Congregación no se tolere propensión hacia los partidos que suelen formarse entre los gobiernos, ciudades y ciudadanos: sería semillero de graves males. Reine entre nosotros una especie de amor universal que abrace en el Señor a todos los partidos, contrarios entre sí, y roguemos por su unión’. Const. n.247 [CC 174].

Por tanto, los religiosos en las escuelas y en sus conversaciones no digan nada que suene a cuestiones políticas, pues el único objetivo de nuestro Instituto es educar a los niños en la piedad y en la doctrina cristiana, para que ellos y nosotros alcancemos la vida eterna.

Dejemos, pues, que los muertos entierren a sus muertos, y nosotros, centrados en la piedad y las letras, dediquemos todas nuestras energías al desempeño de nuestro ministerio escolar, con aquella amplitud de corazón y elevación de mente con las que nuestro Padre concibió las Escuelas Pías, y que nuestros mayores pusieron en práctica.

Debemos pensar que no hemos sido llamados a este tipo de ministerio para que los niños que vienen a nuestras escuelas lleguen a ser valiosos ciudadanos, sino sobre todo buenos cristianos, de modo que por medio de la piedad se conviertan en idóneos y maduros en todas las cosas, y se hagan cargo de la familia y de los oficios de la sociedad, puesto que la piedad es buena para todo, como dice el Apóstol, y contiene en sí todos los elementos en la fecunda virtud que da al hombre la felicidad, temporal y eterna, en cualquier condición de las cosas públicas, y en cualquier lugar.

Prestando, pues, obediencia al poder constituido, no ofendamos a nadie, para que nuestro ministerio no sea vituperado, y el que es contrario a nosotros nos respete, no teniendo nada malo que decir de nosotros, de modo que en Cristo abracemos a todas las partes opuestas, y oremos por su unión.

Queremos que vosotros os esforcéis, y os exhortamos con vehemencia, a que améis a todos con caridad fraterna, y que custodiéis el buen nombre y las obras. Por lo que quien diga una palabra que le ponga en peligro en el presente estado de cosas, sea avisado o benignamente corregido por nuestros superiores, y que no se oiga que alguien hable con personas extrañas sobre asuntos privados o públicos, buscando más bien su venganza que el bien común. Pues no se os oculta, queridos hermanos, cuánta ruina caería sobre la Orden por este tipo de denuncias, contra las cuales, ya antes hechas[Notas 2], ahora insistimos con todas nuestras fuerzas, puesto que ya causaron mucho daño a nuestro Instituto, para que los nuestros no tengan que lamentar ahora este tipo de perturbaciones.

Esperamos, pues, queridos hijos, que ninguno de nuestros religiosos actúe de modo equivocado en este tiempo, sino más bien que todos, guiados por la prudencia y la caridad, se esfuercen por tener un solo corazón y una sola alma, para que entre vosotros reine la paz y la concordia, reine la caridad fraterna, reine, en una palabra, el amor al Instituto Pío y la observancia regular. Que los superiores usen la humanidad paterna; que los súbditos obren con obediencia filial; buscando todos el mayor incremento de la piedad, caminando derechos hacia nuestro objetivo, sin desviarnos a derecha ni a izquierda, de modo que el árbol calasancio, que en España tiene profundas raíces, y extiende sus ramas pro toda la península, pueda, con la ayuda de Dios, gozar de ubérrima vida, y estar adornado de frutos más abundantes.

Deseándoos cordialmente todo esto, y rogando cada día a Dios que os dé su divina gracia, por intercesión de la Virgen y Madre María y de Calasanz, Padre y Patrono de la Orden, os bendecimos paternalmente.

En Roma, San Pantaleo, a 22 de abril de 1931, Patrocinio de San José Esposo”.

Tras seis años como Vicario General conocía el P. Del Buono muy bien las inclinaciones políticas de algunos religiosos españoles, y no puede menos que recomendarles prudencia, por el bien de la Orden. El P. Vicario Caballero le tiene informado de lo que ocurre. El 1 de mayo le comunica su incertidumbre ante la nueva situación[Notas 3]. Dice que visitará a varios ministros. Curiosamente, con el gobierno anterior habían preparado una fundación en Belén de Judea. Una fundación problemática, por otra parte, porque la construcción de la casa era por cuenta de las Escuelas Pías de España, que no andaban sobradas de dinero. Pero, le dice también, la causa vasco-navarra entra en una fase nueva: el gobierno la apoya, como en Cataluña lo suyo. Y por ello el P. Picanyol podrá volver de Cuba a Roma.

El P. Caballero promueve la creación de la nueva provincia vasco-navarra, y se da cuenta de que el cambio de gobierno la hace posible. Pero el P. Del Buono le responde[Notas 4]: “Para crear la nueva provincia, hemos tenido en cuenta tus nobilísimos consejos y sabemos que solo te mueve el deseo de acrecer nuestra Orden. En este asunto solo puedo alabarte y unirme a ti. Pero hay que tener en cuenta que la Santa Sede no nos ha dado ninguna libertad para constituir la nueva provincia, pues remitió el asunto al Capítulo General. Por lo que a ti a mí y a todos los religiosos nos toca esperar la decisión de la Santa Sede cuando llegue el momento oportuno”.

Pero siguen llegando nuevas peticiones para la erección de la nueva provincia, como la del P. Enrique López desde Daroca, el 22 de agosto de 1931[Notas 5], las del P. Pantaleón Galdeano desde Barcelona, señalando que se ha creado una situación violenta en Aragón[Notas 6], y que el momento actual es excepcionalmente oportuno para la fundación[Notas 7]. Incluso una institución política vasca, el Euzkadi-Buru-Baztar escribe al P. General pidiendo la creación de la provincia vasca[Notas 8]. Piden que los colegios vasco-navarros estén servidos solo por padres vaco-navarros. Importancia de lo vasco en religión, lengua, cultura, etc.

La creación de la provincia de Vasconia no se debía a motivos políticos, y en esto insisten repetidamente sus fundadores, sino a un deseo sincero de reforma escolapia, algo que estaba muy en el deseo de las autoridades de la Orden en aquel momento. Por ello mereció el apoyo del P. General Del Buono. Copiamos la segunda Exposición que los PP. Pantaleón Galdeano y Gonzalo Etayo envían al P. General Viñas en 1922 pidiendo la erección de la nueva provincia[Notas 9]. Es muy semejante a la primera, que hemos ofrecido en nota en páginas anteriores, pero esta vez va firmada. El planteamiento era perfectamente válido diez años más tarde, y fue tenido en cuenta.

“Rmo. Padre.

Los que suscriben, en nombre y representación de los religiosos, cuya lista va adjunta[Notas 10], deseosos de que lleguen tales, como son, las genuinas aspiraciones de los escolapios nacidos en la región vasco-navarra, a la Santa Sede Apostólica, a la que según el nuevo Derecho canónico toca exclusivamente el objeto de esta petición, acuden respetuosamente a V.P. Rma., como Supremo Jerarca de la Orden, a fin de que por vuestra mediación autorizada y fidedigna conozca la verdad el Padre Santo, con la veneración más acendrada exponen:

I.Que desean, como objetivo primordial, la restauración del genuino espíritu escolapio, la fiel observancia de las Constituciones de nuestro Santo Padre, José de Calasanz, y la implantación íntegra de su admirable sistema pedagógico.
II.Que, como medio muy conducente para lograr ese fin, solicitan a la Santa Sede la creación de una nueva Provincia escolapia, que comprenda los actuales colegios de Pamplona, Tolosa, Tafalla, Estella, Vera y Bilbao, sitos en el país vasco-navarro, y se denomine con el nombre común de “Vasconia” o “Provincia Vasco-Navarra”.
III.Que las profundas diferencias étnicas que distinguen la región vasco-navarra de las otras regiones españolas y que naturalmente se reflejan en los individuos mismos, con menoscabo de la misión educativa, cuando elementos heterogéneos colaboran en un mismo Colegio, aconsejan esta separación para evitar dualismos y rozamientos, tanto de los educadores y educandos, como de los educadores entre sí.
IV.Que uno de los rasgos morales más característicos e inconfundibles de Vasconia es su religiosidad acrisolada. Todo respira fe en este país privilegiado: desde las cumbres de Begoña y Aralar, hasta los valles de Aranzazu y del Puy, no hay aldea humilde ni populosa urbe, en donde la piedad más pura no inspire y presida sus costumbres verdaderamente patriarcales, y en donde la persona del sacerdote no esté circuida de una aureola de veneración y confianza, que patentiza las arraigadas creencias de sus cristianos moradores.
V.Que este espíritu religioso, que anima todas sus instituciones peculiares, explica otro rasgo distintivo de la raza vasca: el celoso amor con que conserva lo propio, y una como repugnancia instintiva con que se opone a toda penetración extraña, no precisamente por ser extraña o forastera, sino por el temor o recelo de que se mixtifique lo propio, de que se alteren sus tradiciones seculares y se borre el sello privativo de ingenua sencillez y acendrada religiosidad que distingue sus características costumbres. Los elementos constitutivos y directores de la Escuela Pía establecida en Vasconia, como nacidos fuera del solar vasco-navarro, no han podido comprender ni en ocasiones han respetado este rasgo característico. Por esto no han llegado a compenetrarse con el espíritu del país, que mira, en consecuencia, la Institución de San José de Calasanz como algo exótico. El día en que aparezca constituida por elementos indígenas de la Escuela Pía de Vasconia, ésta se le entregará sin recelos y le confiará gustosa su niñez y juventud, y las Escuelas Pías, protegidas por ella con generosa largueza, inaugurarán, con los admirables frutos de la verdadera Pedagogía Calasancia, una era de florecimiento y esplendor, en que la Provincia escolapia de Vasconia, por la observancia regular, por su número de vocaciones y por su estado económico, sea un auxiliar poderoso de otras más necesitadas y un medio eficacísimo para propagar en nuevas naciones los beneficiosos resultados de la educación calasancia verdadera.
VI.Que esta religiosidad del pueblo vasco explica también la importancia altísima que, en la formación de las generaciones infantiles, concede con toda justicia a la educación religiosa y moral de los niños que confía a los maestros. Ahora bien: los escolapios vasco-navarros están íntimamente persuadidos de que la educación religiosa que hoy se da en sus colegios enclavados en Vasconia no produce los fecundos y positivos resultados que la Iglesia y las familias vascas tienen derecho a esperar de las Escuelas Pías, porque instituciones y prácticas de eficacia trascendental y decisiva para la religiosa educación de sus discípulos, establecidas por San José de Calasanz, como principios fundamentales de su sistema pedagógico, no se han implantado todavía, y abrigan la firme convicción de que solo podrán sólidamente restaurarse con la erección de una nueva Provincia independiente, cuyos individuos hacen del restablecimiento de estas prácticas e instituciones calasancias la previa condición indispensable de su incardinación a esta Provincia.
VII.Que, fuera de las profundas diferencias étnicas y psicológicas existentes entre Vasconia y otras regiones españolas, el alma del pueblo vasco posee, por decirlo así, una sensibilidad religiosa delicada y exquisita, que naturalmente exige también en sus educadores y en el clero. Prácticas como fumar en público, jugar a las cartas con seglares, proferir ciertas expresiones poco dignas y nada cultas, que en las personas eclesiásticas tal vez no disuenan en otras regiones, disuenan en Vasconia, y aspiramos, por lo mismo, a verlas desterradas de nuestros Colegios. Los propios escolapios de Aragón así lo reconocen, pues, como hemos tenido ocasión de oír no pocas veces, califican de hipócritas a nuestros compatricios. De donde resulta que, en el terreno de la piedad, no solo es infecunda, sino hasta desedificante, nuestra actuación en Vasconia.
VIII.Que esas mismas diferencias se reflejan también en religiosos nacido en una y otra región, resultando a veces bastante difícil la convivencia armónica entre unos y otros.
IX.Que, siendo el suelo vasco tan fecundo en vocaciones, que hasta de fuera han acudido y acuden a él los Institutos religiosos para nutrir sus Noviciados, la implantación de la Provincia Vasco-Navarra sería un medio poderoso para fomentar las nuestras, y abrigamos la seguridad de que con ella aumentaría considerablemente su número.
X.Que el mismo número de Casas que nuestra Orden tiene en Vasconia, debiera ser mucho mayor; y, como no es fácil que aumente, sino más bien lo contrario, por eso quisiéramos nosotros poder encargarnos del resurgimiento religioso de las actuales y de su acrecentamiento con nuevas fundaciones.
XI.Que, aparte de lo dicho, la creación de la Provincia escolapia de Vasconia es un forzoso corolario de la natural expansión y progresivo desarrollo de la Escuela Pía. Su Santo Fundador, José de Calasanz, apenas contó con los imprescindibles elementos, constituyó en Italia las Provincias de Roma, Nápoles, Toscana y Liguria, teniendo en cuenta las diferencias regionales y señalando, por decirlo así, un criterio para los casos semejantes que ocurriesen en lo sucesivo. Los PP. sardos, primero, y más adelante lo napolitanos, establecieron en España las Escuelas Pías; pero los roces y disgustos, surgidos entre tan heterogéneos elementos, dieron por resultado el abandono de España por los PP. de Cerdeña, y luego, en la guerra de Sucesión, por los PP. de Nápoles, quedando solos los escolapios naturales de España, que en 1711 fue declarada por el Rmo. P. Prepósito General, Crisóstomo Salistri, Viceprovincia, y nombrado primer Superior el P. Antonio Ginés de San Medardo. Y que, en 1731, a instancia suscrita por los escolapios españoles al Capítulo General, favorablemente acogida por los Capitulares todos, era declarada por el Rmo. P. Prepósito General, José Lalli, Provincia independiente y elegido, como primer Provincial, el P. Juan Crisóstomo Plana de San Jaime. Extendida después la Escuela Pía por distintas regiones peninsulares, los PP. de Cataluña presentaron al segundo Capítulo Provincial de España, celebrado en Madrid en 1741, razonada Exposición, solicitando, con las seis casas y cincuenta y seis religiosos existentes en el Principado, la creación de la Viceprovincia independiente catalana, y “nemine discrepante”, dicho Capítulo Provincial, presidido por el M.R.P. Agustín Paúl, accedió a los deseos de los escolapios catalanes, que vieron confirmada esta decisión por el capítulo General de 1742, y elevada la Viceprovincia a Provincia por el Capítulo General de 1751. En 1753 un decreto del Rmo. P. General, Paulino Chelucci, separa de Aragón los colegios de Madrid, Villacarriedo, Getafe y Almodóvar, erigiendo con ellos la Provincia independiente de Castilla y, aunque por la forma con que estos PP. procedieron (pues, sabedores de que en el capítulo Provincial no prosperarían sus planes, acudieron inmediatamente al Rmo. P. Prepósito General de Roma) hallaron viva oposición entonces en los Superiores de la Provincia Aragonesa, la separación realizóse, y el hecho fue considerado como sumamente natural y altamente beneficiosa para la prosperidad y dilatación de las Escuelas Pías. Finalmente, en 1826, una circular del Rmo. P. Vicario General de España, Joaquín Esteve, formó, contando con la voluntad de los religiosos, la Viceprovincia de Valencia, que, en 1830, sin contrariedad ninguna, fue declarada Provincia independiente por otra Circular del Rmo. P. Lorenzo Ramo, a la sazón Vicario General de las Escuelas Pías de España. Del breve bosquejo histórico anterior puede fácilmente deducirse: 1º. Que las Provincias escolapias de España pueden y deben tener y venerar a la provincia de Aragón, como madre común de todas ellas, de la cual, no obstante, se separaron, como los hijos mayores de edad se emancipan de la tutela materna. 2º. Que los individuos naturales de una región peculiar han aspirado siempre a formar Provincia independiente y esta aspiración natural ha sido secundada con agrado por los Supremos Jerarcas de la Orden, que han visto en la separación un medio indispensable para la mayor prosperidad del Pío Instituto. 3º. Que los únicos contratiempos y dificultades han nacido de apreciaciones erróneas sobre mal concebidos intereses. 4º. Que sobre las varias razones en que se pudieron basar los religiosos para la separación de las Provincias hay una capital, más o menos velada por la delicadeza y el respeto: la diferencia de caracteres entre individuos de distintas regiones, como obstáculo insuperable para el desenvolvimiento de nuestra misión educativa, agravadas en nuestro caso por las condiciones especiales de Vasconia.
XII.Que el ejemplo seguido por otras Corporaciones religiosas en la región vasco-navarra es para nosotros un nuevo motivo de aliento para solicitar el logro de nuestras aspiraciones. Sin ser, para su misión privativa, tan necesaria como en nuestro Instituto, la compenetración con el medio ambiente social, varias Órdenes y Congregaciones han constituido aquí Provincias independientes. Los PP. Capuchinos, por ejemplo, formaban, a principios de esta centuria, una sola Provincia con Vasconia, Aragón y Cataluña: aspiraron Cataluña y Vasconia simultáneamente a separarse, y bastó una simple manifestación de voluntades para que se realizara, sin el menor incidente, la separación propuesta, y Vasconia quedó, de hecho, independiente con el nombre de “Provincia Navarro-Aragonia”, ya que el único Convento de Aragón (Puebla de Híjar) incorporado a ella destina sus escasos religiosos aragoneses y sostiene con los vasco-navarros sus casas de Vasconia. Y hoy para nadie es un secreto la estimación general, las numerosas vocaciones y la vitalidad pujante con que se desarrolla en el país vasco-navarro la Orden Capuchina.
XIII.Que existen actualmente en Vasconia elementos propios, en casas y personal, suficientes para constituir y organizar una Provincia escolapia independiente. Cataluña empezó con seis casas y cincuenta y seis religiosos; Castilla, con cuatro Colegios; Valencia, con tres. Vasconia cuenta con seis casas y más de cien religiosos.
XIV.Que la separación de Vasconia no supone para Aragón desdoro ni perjuicio, lo mismo en el orden económico que en el orden moral: en este quedan sus intereses en vías de mejoramiento por la homogeneidad de los factores de su actuación educadora; en aquel no sufren sensible menoscabo, ya que la importancia de los Colegios segregados no aventaja a la de los demás de la Provincia, y el número de individuos en disposición de separarse guarda exacta relación con el de sus Colegios en Vasconia (ambos números son el 23% del total de la Provincia), y colegios e individuos, al separarse, lo hacen con sus correspondientes cargas, deberes y derechos, Vasconia tomaría a su cuenta la manutención y demás obligaciones de los vasco-navarros en el Postulantado, Noviciado y Juniorato. Los gastos, hechos con ellos por Aragón hasta el momento de la separación de Vasconia, quedarían poco más o menos compensados con la cuota contributiva que sus Casas habrán proporcionado en la cantidad que antes de separarse les correspondía; además de que en algo se deben apreciar los servicios de gran número de vasco-navarros prestados a la Provincia de Aragón durante veinte años, sin haber ella invertido gasto alguno por ellos en toda su carrera. Con todo, si se demuestra que resulta deudora en alguna cantidad, Vasconia no se negaría a una compensación justificada.
XV.Que el Colegio de Bilbao, perteneciente hoy a la Provincia castellana, podrá ser entregado a Vasconia, luego de resueltas las dificultades que, por su especial situación, pudieran surgir en este punto.
XVI.Que declaramos en conciencia que las razones precedentes son las únicas que nos determinan a presentar a V.P. Rma., para que lleguen a conocimiento de la Santa Sede, que, según el nuevo Derecho Canónico (nº 494, párrafo 1) se reserva para sí sola la creación de nuevas Provincias en las Religiones de derecho pontificio, la actual Exposición, sin que nos mueva a ello ninguna consideración humana, sino solamente el deseo de que la educación cristiana produzca en los niños vasco-navarros, mediante la aplicación íntegra de los principios pedagógicos calasancios, los frutos de bendición que el Divino Maestro se propuso, al inspirar a nuestro Santo Padre, José de Calasanz, la fundación de las Escuelas Pías.

En consecuencia, concretamos nuestra Exposición suplicando con la mayor humildad y al mismo tiempo con el interés más vivo, que V.P. Rma. interponga su poderoso valimiento para que la Santa Sede Apostólica nos atienda benignamente y se digne decretar para los próximos Capítulos Provinciales de España la creación de la Provincia escolapia de Vasconia con los Colegios de Pamplona, Tolosa, Tafalla, Estella, Vera y Bilbao, sitos en el país vasco-navarro, y con los religiosos que tengan voluntad de pertenecer a ella.

Dios guarde a V.P. Rma. muchos años. Irache (Navarra), 18 de enero de 1922.

Gonzalo Etayo del Corazón de María, Pantaleón Galdeano de la V. de los Dolores”.

Por fin la Santa Sede concede la erección de la Provincia de Vasconia el 12 de noviembre de 1932. El P. Del Buono se lo comunica al P. Galdeano, “que tanto ha hecho y trabajado para que el largo y ardentísimo deseo de los padres navarros se cumpliera” (Diario, 6.4.33). El P. Caballero espera que cuando se cree Vasconia, pueda servir de ejemplo para las demás provincias, con hábitos inveterados. El decreto oficial es comunicado a la Orden el 15 de junio de 1933. El P. General escribe directamente al P. Provincial de Castilla ese mismo día para decirle que la casa de Bilbao deberá pasar a la nueva provincia, y también que el P. Gonzalo Etayo, rector de Getafe y uno de los promotores de ella, pasará a la nueva provincia. El 24 de junio el P. Caballero escribe una carta circular a la Provincia de Aragón comunicando la noticia, y dando obediencias para la nueva provincia. Actúa como Comisario de Aragón, pues el P. Patricio Mozota y toda su congregación provincial han dimitido al enterarse de que el P. General, desoyendo su petición, iba a erigir la provincia de Vasconia. El P. Caballero escribe al P. General el 4 de junio de 1933 que “Se ha leído el decreto de la creación de la nueva provincia. Los mayores han oído la lectura con cierta tristeza; los jóvenes como la cosa más natural del mundo”[Notas 11]. Pero conviene nombrar cuanto antes al nuevo provincial.

Con la decisión de separar las provincias de Aragón y Vasconia, viene la de dividir el Vicariato de Sudamérica (con casas en Argentina y Chile), atribuyendo las de la primera nación a Aragón, y las de la segunda a Chile. Pero al conocer este plan, el Vicario de Sudamérica, Federico Ineva, con los rectores de Argentina pide que la Vicaría de Sudamérica se convierta en provincia, con noviciado y juniorato propio, para tener vocaciones nativas. En Argentina hay que ser nativo para enseñar o ser director de colegio.[Notas 12] Enterado de la petición el P. Caballero, escribe al P. General expresando su opinión contraria. La provincia de Argentina se puede crear cuando tengan vocaciones suficientes. Pero no les perjudica para nada la separación de los tres colegios de Chile[Notas 13]. De modo que se divide el vicariato, y se da libertad a los religiosos (como antes en la península) para incardinarse en la provincia de su preferencia. El P. Ineva había enviado también la petición a la Sagrada Congregación de Religiosos que, como de costumbre, consultó al P. General qué debía hacerse. La petición venía recomendada personalmente por Monseñor Copello, nuevo Arzobispo de Buenos Aires, venido a Roma en estos días. El P. General, asegurando que tanto él como la Curia verían de buena gana la nueva Provincia, expone las razones que se oponen a su erección aquí y ahora. Sin embargo, cree oportuna la erección del noviciado para los clérigos en Argentina y quizás también en Chile, para formar los elementos de una próxima Provincia[Notas 14].

El asunto de la erección de la provincia de Vasconia termina bien, pero los problemas en España siguen. El P. Caballero informa al P. Del Buono que las cosas están mal: odio en la Cámara contra las órdenes religiosas. Fanatismo. Parece que nos dejarán en paz, le dice, pues trabajamos con los niños pobres (2000 en Madrid). Vamos sacando títulos de enseñanza. Nuestros jóvenes, sacerdotes o no, tendrán que ir a la mili. Los colegios marchan bien: tienen más alumnos que nunca[Notas 15].

Mientras tanto el Gobierno, dirigido por el Presidente Manuel Azaña, prepara la ley sobre las Congregaciones Religiosas, limitando su actividad, sobre todo en la escuela, y el episcopado español publica una pastoral colectiva manteniendo firme y operante la protesta contra el atentado a los derechos de la Iglesia, y reitera su invitación a los católicos a repudiar la escuela laica. Los religiosos deben establecer, guiados por abogados católicos, estrategias para la supervivencia, tanto propia como de sus obras. Y la solución normal consiste en crear asociaciones legales ficticias (SADEL: Sociedad Anónima de Enseñanza Libre) que asumen los colegios, y contratan como profesores a los mismos escolapios, que deben prescindir de la sotana, al menos en algunos casos, para dar clase[Notas 16]. El problema es que los religiosos in título no pueden enseñar, y el número de maestros seglares aumenta, con lo que la situación económica se hace más apurada en todas las provincias.

Algunos religiosos se van posicionando políticamente durante este periodo, y actúan de manera no permitida por nuestras Constituciones. Escribe el P. Del Buono en su Diario el 28 de septiembre de 1933: “Esta mañana el As. Gen. de España ha ido a audiencia con Mons. Pizzardo de la Secretaría de Estado, el cual le ha informado sobre la excesiva participación de algunos religiosos en España (como Menores, Carmelitas, del Corazón Inm. de María y algunos de nuestros religiosos del colegio de Pamplona) en cuestiones políticas, ignorando las directivas del Episcopado. La Santa Sede cree que no debe intervenir, pero desea que los Superiores de las Congregaciones den las órdenes oportunas. El P. As. ha dado a S. E. las explicaciones oportunas con respecto a los nuestros de Pamplona, de la circular del General al nuevo Provincial de Vasconia y que los escolapios de España observarán las recomendaciones de N. S. P. en las Reglas”.

El cambio de gobierno en 1934 da algunas esperanzas a las Órdenes Religiosas en España. Cesa el hostigamiento, pero las leyes no cambian. La inquietud social va aumentando, y estalla en 1936. El 14 de marzo de 1936 fue incendiado el colegio de Logroño, que no sufrió graves daños. Mucho más graves fueron los sufridos por el de San Antón de Barcelona al comenzar la guerra, y el de San Fernando de Madrid, que fue totalmente destruido por el fuego. Estos dos colegios en particular atendían con preferencia a las clases populares, pero eso no les libró de las iras del populacho. Tal vez fueron atacados con especial violencia precisamente por ello.

Con el estallido de la guerra civil el 18 de julio de 1936 las Escuelas Pías de España quedan divididas en dos territorios: las provincias de Cataluña y Valencia quedan en zona republicana; varios colegios de Aragón y de Castilla (del centro y del sur), también. Solo las casas de Vasconia quedan en territorio “nacional”. Fue una fortuna que los dos junioratos interprovinciales, Irache y Albelda, quedaran también en zona nacional. Allí encontraron refugio algunos padres huidos de otras provincias, y los juniores pudieron seguir cursando sus estudios hasta que buena parte de ellos fueron llamados a filas.

Enterado el P. General del levantamiento militar y de la reacción antirreligiosa producida, escribe a los provinciales italianos para que acojan a los eventuales escolapios fugitivos que llegasen al país. Y estos respondieron generosamente[Notas 17]. De hecho, llegaron de España en diversos momentos unos 15 escolapios españoles, que permanecieron durante un tiempo en Italia, hasta que se presentaron las condiciones favorables para volver a la España “nacional”, antes de terminar la guerra en general[Notas 18]. El P. Provincial de Liguria, G. Oberti, fue más lejos: envió el 19 de agosto una circular a las casas de su provincia en la que decía: “Como la furia fratricida no cesa, prescribo que en el triduo que precede a la próxima fiesta de nuestro Santo Fundador se rece públicamente en todas nuestras iglesias añadiendo la colecta número 10 contra los perseguidores de la Iglesia”[Notas 19]. Un escolapio italiano, Luigi Sbaragli, veterano de la I Guerra, se ofrece como voluntario para ir a luchar a España[Notas 20].

El P. Del Buono sigue la situación española por la prensa italiana (favorable en general al levantamiento de Franco). El 24 de agosto de 1936 escribe en su diario:

“En España. Continúa la guerra civil y la situación sigue siendo gravísima. Los anarquistas dominan los territorios aún sometidos al Gobierno de Madrid, llevando a cabo terribles crímenes, especialmente en Málaga, en Andalucía y en Cataluña, donde continúan masacrando sacerdotes, religiosos, monjas y ricos… Los Nacionales, que han restablecido la bandera roja y gualda de la antigua España, han reunido los ejércitos de los Generales Franco y Mola en Mérida, y se preparan para la toma de la capital. En todas nuestras casas rezamos por la Iglesia en España, y por nuestros hermanos”.

En los primeros meses de la guerra existe un gran desconcierto entre los escolapios españoles. El bando “nacional” puede comunicarse con Roma, pero ignoran qué ocurre en el otro bando. Los fugitivos van dando noticias de lo que ocurre. El 28 de septiembre el P. Félix León, Provincial de Aragón, escribe al P. General:[Notas 21] “Está provincia ha sufrido también los horrores de la revolución y de la guerra, aunque en menos escala que las otras tres hermanas muy amadas de Cataluña, Valencia y Castilla, sobre todo las dos primeras. Nosotros tenemos los colegios de Alcañiz Barbastro Peralta y Tamarite en poder de los rojos, y las noticias que de ellos nos llegan son muy escasas y contradictorias, así que no sabemos a qué atenernos”. El mismo P. León vuelve a escribir unos meses más tarde, el 13 de marzo de 1937, transmitiendo un cierto entusiasmo: “Aquí en nuestra querida patria, tan castigada sin duda por sus errores pasados, reina un entusiasmo inmenso, juntamente con una fe ciega en el próximo triunfo de la España nacional, que es la verdadera España, la España de Dios”[Notas 22].

El P. Prudencio Soler, Provincial de Cataluña, escribe con el corazón destrozado al P. General el 1 de agosto de 1936[Notas 23]: “En Barcelona nos quemaron San Antón y nosotros pudimos salvarnos por un milagro. Los demás colegios de la provincia nos los han quitado todos. Hasta el presente no tenemos que lamentar ninguna víctima entre las muchas que ha habido de sacerdotes y religiosos. Nuestros religiosos están refugiados entre familias caritativas. Hay cinco en Inglaterra y tres en Francia que salieron antes de la revuelta”. Pregunta si pueden ir a Italia algunos.

No solo los escolapios del bando republicano sufren; algunos en el bando nacional están intranquilos. El P. Galdeano escribe desde Albelda el 27 de octubre que, mientras a los padres de las otras provincias les persiguen los rojos, a los vascos les persiguen los blancos[Notas 24]. El P. Eusebio Ferrer, capellán en una batería antiaérea de Zaragoza, confirma la noticia sobre Vasconia[Notas 25].

El 22 de noviembre de 1936 llegan noticias directas de España, y el P. Del Buono anota en su Diario: “El sac. ( ) de Sabadell, escapado milagrosamente de la muerte, hace ascender el número de los muertos entre nuestros hermanos de la sola provincia de Cataluña a más de cincuenta.

Ayer por la mañana llegó al puerto de Génova el vapor Tevere con 130 prófugos de España. Se piensa que esta es la última embarcación con prófugos de la tierra anárquica. Entre ellos está el Cónsul italiano en Barcelona Com. Carlo Rossi, con todo el personal del consulado. Es benemérito por haber salvado la vida a tantos italianos y extranjeros, y entre estos últimos a algunos de nuestros hermanos de Cataluña.

Las narraciones que hacen los prófugos de estos últimos días de lucha en Cataluña son tales que producen espanto, tanta es la ferocidad y las infamias que emplean los rojos contra los nacionales”.

Los juniores de San Pantaleo, algunos españoles, viven también con angustia los sucesos de España. En la tradicional felicitación navideña al P. General, normalmente abundante en tópicos propios del tiempo, este año 1936 aparecen otras consideraciones más centradas en la tragedia que vive España, y los escolapios españoles. Escriben el 24 de diciembre de 1936[Notas 26]:

“Pero junto a Él, el mártir del Calvario, ha querido el sacrificio. Y en el ocaso de este 1936 vemos por desgracia enrojecer de sangre tantas casas que hubiéramos querido prósperas como antes, incluso más que antes, para mayor incremento de la piedad. Y en lugar de ello ¡qué matanza! ¡Cuántas vidas destrozadas en la flor de una edad prometedora, de una virilidad robusta y en el declinar de una canicie veneranda! Nuestras filas están diezmadas, y al dolor del pasado se añade la incertidumbre lacerante del futuro. Este hecho lamentable traspasa el corazón de todos, pero más en particular el nuestro, que, encontrándonos en un ambiente internacional, hemos visto más de cerca la angustia de los hijos de España y por ello compartimos más su amargura. Entre los desaparecidos hay figuras hermosas, figuras grandes, figuras todas queridas. A estos títulos añade otro hoy la muerte heroica: se han convertido en figuras gloriosas. Y esta consideración, junto con el dolor, hace licito un sentimiento de orgullo legítimo y santo. Nuestros hermanos son santos, y la aureola de mártires les rodea en la estima de todos desde ahora, y según el oráculo infalible de la Iglesia en un día que esperamos no lejano.

Ellos han combatido el buen combate, lo que hace de ellos una facción elegida de almas generosas en la vanguardia, no de una lucha nacional, sino internacional, universal, religiosa más que política. Y mientras constatamos con dolor la infestación sectaria que ha tenido lugar en las opiniones de muchos, saludamos con gozo la fidelidad sólida, diamantina, y podemos decir sobrenatural, pues está reforzada por la gracia de tantos religiosos y laicos. Es este un mérito que se reconoce a la España bañada de sangre fraterna.”

El P. Del Buono, alarmado por las noticias que recibe de Vasconia, encarga al P. Manuel Bordás, Vicario de Cataluña refugiado en Irache, que haga una visita canónica a Vasconia, y le informe. El 21 de abril de 1938 le responde[Notas 27]. Dice que todo va bien, menos unos pocos religiosos que están contra el Provincial. Pero de 58, solo 3 quieren que siga como Provincial. Dos cuestiones: la religiosa y la política. Pantaleón Galdedano es muy buen religioso, pero no sirve para Provincial. Es inflexible. Rigorista. Considera a los demás sus siervos. Poco paternal. El mal político es grave y peligroso. “Las investigaciones que he practicado me han dado a conocer que no se puede excusar al Muy R.P. Pantaleón Galdeano del estigma de nacionalismo (antifascista). El asunto, Rmo. P. Prepósito, es muy delicado y no me es posible tratarlo con demasiado detalle”. Explica que desde la creación de la provincia se alió con las autoridades de orientación separatista. Ya tenía antecedentes en Cataluña. Cometió imprudencias en Pamplona. Creando unas “Escuelas Vascas”, en las que también se admitían niñas. Cantos en vasco en la iglesia. Festivales culturales vascos. El Ministerio de Educación ha pedido a los Superiores que retiren a los profesores antifascistas o lo harán ellos. Algunos religiosos hacen campaña contra él. Se han hecho listas de religiosos antifascistas. En el colegio de Pamplona había prometido signos o actos patrióticos, antes de que llegara la inspección. Ahora se cumplen. No quería que se rezara por el ejército, ni que los niños participaran en desfiles patrióticos. En cambio, él había participado antes en manifestaciones favorables al nacionalismo vasco separatista. Propone que Pantaleón Galdeano dimita, para salvar la provincia y la casa de Pamplona. Le puede sustituir Gonzalo Etayo, rector de Bilbao. Propone los cuatro asistentes. Hay que castigar a Andrés Bohín, de Pamplona, por causar la campaña contra Galdeano. Efectivamente, en 1938 el provincialato de Vasconia pasó de Pantaleón Galdeano a Gonzalo Etayo, que continuó en el cargo hasta 1946[Notas 28].

El episcopado español firmó una carta colectiva el 1 de julio de 1937 dirigida a todos los obispos del mundo, informando sobre la persecución religiosa en España. Según el P. Calasanz Bau, colaborador de la Oficina Nacional de Propaganda, “La carta de los obispos españoles es más importante para Franco en el extranjero que la toma de Bilbao o Santander”[Notas 29]. Pero no todos los obispos españoles la firmaron. Entre ellos el Cardenal Vidal y Barraquer de Tarragona, que mantenía que los dos bandos de españoles eran hijos de la Iglesia, y el obispo de Vitoria, Mateo Múgica, que informó al Vaticano del fusilamiento de 14 sacerdotes vascos por las tropas de Franco. El Vaticano mantuvo un prudente distanciamiento (era Secretario de Estado Mons. Pacelli, futuro Pío XII) con respecto al bando nacional. Por parte escolapia, no había ninguna duda. El Cardenal Gomá, Primado de España, había escrito una carta a los Superiores Generales pidiendo su lealtad. El P. Del Buono le respondió con una carta elocuente fechada el 20 de octubre de 1938[Notas 30]:

“Aunque nosotros, los Escolapios, hayamos ya dado prueba evidentísima de nuestra compenetración con los grandes ideales que mueven la Nueva España hacia su resurgimiento religioso y patriótico, y muy eficazmente nuestros religiosos se hayan puesto al servicio de la santa causa, queremos hoy por escrito expresar la adhesión de toda la Orden del español S. José de Calasanz a los paladines de la Cruzada civilizadora que está purificando la noble Nación Católica del virus nefasto que en ella sembraron las ideas y doctrinas antihumanas del marxismo y del ateísmo demoledores. Estamos santamente orgullosos de nuestros hermanos de España; de aquellos que en la zona roja han sufrido el martirio - y que pasan de mucho el centenar -; de aquellos que en la misma zona siguen padeciendo toda suerte de vejaciones soportadas con heroica paciencia, privados como están del apostolado peculiar de nuestra Orden; de aquellos que en la zona nacional saben cumplir perfectamente con su misión de educadores, o que al servicio de la patria asisten a los invictos soldados con los consuelos de la religión y aún con su prestación personal”… “Nuestra respuesta es esta: los Escolapios Españoles sabrán hacerse dignos de su Patria con su labor altísima de educadores de las nuevas generaciones, cosa que - como ha dicho S.S. Pío XI - es la mejor y más preciosa en el mundo. En toda la Orden se elevan constantes oraciones al Altísimo en sufragio de los heroicos caídos y por la próxima victoria del Caudillo que la Providencia ha dado al católico y nobilísimo pueblo español.”

El Caudillo va ganando la guerra, pero entre los escolapios españoles la paz no llega. El P. Eusebio Gómez, Provincial de Castilla, viene a Roma a hablar con el P. General, dándole su versión de la situación española. Sin duda es un tanto alarmista, y su visión es algo sesgada, pero el P. General capta el mensaje y escribe en su diario el 30 de noviembre de 1938:

“Hablamos en él de la situación política de España, donde se combate una batalla entre dos ideologías opuestas. No es mejor la situación espiritual a causa del separatismo, por el cual los mismos católicos, y por desgracia sacerdotes, se combaten. Y los escolapios no son ajenos a este cambio, especialmente los religiosos de Vasconia y de Cataluña… Los mismos religiosos son delatores al Gobierno de las ideologías opuestas que animan a los nuestros, naturalmente no con buen fin, sino por celos, por odio y para desbancar a los superiores. ¡Cuánta miseria espiritual! El P. Gómez refiere que el P. José Villacampa (de Aragón) ha denunciado al Generalísimo Franco como separatistas y derrotistas al Vicario General P. Caballero; al Prov. de Vasconia P. Pantaleón Galdeano, y al mismo P. Gómez, Vicario de Castilla…

El P. Gómez es muy pesimista, pues la vida religiosa en España es imposible a causa del separatismo: se deja de lado la disciplina, y los religiosos son poco respetuosos de la autoridad, poco sumisos y humildes...” “Continuando con el argumento de ayer, el P. Gómez insinúa la conveniencia de la supresión de la provincia de Vasconia, lamentando que el mismo nuevo Provincial Gonzalo Etayo ha nombrado miembros de la nueva Congr. a religiosos de sentimientos separatistas, y también rectores. El P. Gómez teme que el nuevo Gobierno Nacional pueda prohibir la enseñanza a los Escolapios, puestos bajo mala luz por el separatismo de unos pocos en Vasconia y en Cataluña”.

Esta tensión se siente, aún más fuerte, al terminar la guerra. El P. General recibe noticias de España, enviadas por el P. Asistente Pazos, y anota en su diario el 26 de junio de 1939:

“España. El P. As. Pazos informa sobre la entrevista tenida esta mañana con el Embajador de España ante la Santa Sede S.E. Yanguas Messía, Dr. D. José, Vizconde de Sta. Clara de Avedillo, en presencia del Consejero de la Embajada (alumno de las Escuelas Pías de Castilla), el Sr. De Churruca y Dotres Dr. D. Pablo, Marqués de Aycinena, para llamar la atención de la Prep. General sobre los siguientes deseos del Gobierno Nacional:

1.Supresión de la Provincia de Vasconia, como emanación del separatismo vasco.
2.Deposición del Vicario General P. Caballero, acusado de ser separatista.
3.Deposición del rector de Sarriá (Barcelona) P. Juan Tomás de S. Sebastián, por su separatismo.

Alejamiento de la Curia del P. Leodegario Picanyol".

Afortunadamente, se trataba solamente de deseos, y no de órdenes de la Secretaría de Estado del Vaticano, como en 1928. Pío XII tenía sus propias ideas con respecto al gobierno de Franco. Como las tenía Mons. Montini, el Secretario de Estado.

Por aquellas fechas el P. Del Buono se identificaba aún con las ideas renovadoras del fascismo italiano, y tenía a Mussolini como un hombre providencial. Y tenía la misma opinión sobre Franco. El 26 de enero de 1939 escribe en su Diario:

“¡Aleluya! Hoy por la tarde el Generalísimo Francisco Franco ha entrado triunfalmente al frente de sus tropas en Barcelona.

¡Decisiva contribución de los voluntarios italianos en la gran victoria!

¡Alabemos al Señor, pues después de tres años de nefando dominio de los marxistas Cataluña vuelve a la Madre Patria! El gozo en Italia es grandísimo. Roma hoy está llena de banderas, y el Duce ha hablado esta tarde al pueblo de Roma desde el balcón del Palacio Venecia.”

Terminada la guerra civil española el 1 de abril de 1939, llega la hora de la reconstrucción, costosa, para las Escuelas Pías en España. Costosa en personal, pues la Orden ha perdido 209 miembros martirizados por su condición religiosa, y costosa en dinero, porque los colegios de la zona republicana han sufrido cuantiosos daños, y hay que repararlos. Uno de ellos, el de Peralta de la Sal. El P. Del Buono envía una circular a toda la Orden recomendando la restauración de la venerable casa de Peralta y la iglesia anexa con el Santuario de N.S.P., “tras la devastación de las facciones comunistas y bolcheviques en España”[Notas 31]. El P. José M. Jaume, desde Guanabacoa, envía palabras de ánimo al P. General, en una carta fechada el 5 de junio de 1939[Notas 32]:

“Ha sonado ya, gracias a Dios, la hora de la paz. Y para nosotros los Escolapios ha sonado la hora de entregarnos en cuerpo y alma a la reorganización de nuestros colegios. Nuestros héroes y nuestros mártires habrán de sernos un estímulo para ello, no perdonándonos trabajos ni sacrificios con tal de poder remozar a nuestra amada Institución. Sí, amadísimo Padre, hemos de remozar a la Escuela Pía haciéndola fuerte y vigorosa, sin destruir, sin embargo, el armazón de acero que le dio el espíritu de S. José de Calasanz. Yo confío que el buen Dios no dejará abandonada la obra de Calasanz en España; que enviará numerosos trabajadores a su viña; confío que nuestra Orden reclutará nuevos y celosos cooperadores de la verdad, que vengan a llenar el vacío que han dejado nuestros mártires”.

Su confianza en Dios no quedó defraudada: los años que siguieron a la Guerra Civil fueron los de mayor florecimiento vocacional en todas las provincias de España.

El P. Manuel Bordás, nuevo Provincial de Cataluña (el P. Prudencio Soler había sido asesinado) informa el 15 de mayo de 1939 al P. General que muchos escolapios han sido asesinados. Las casas, dañadas. Agradece la circular pidiendo ayuda para las provincias de España. Recuerda que ellos ayudaron en 1920 a los perjudicados por la guerra europea. Además de los que han muerto en su provincia (93), algunos de los que han vuelto no tiene espíritu religioso. Sugiere la posibilidad de vender algún colegio (S. Antón, que había sido incendiado) para salir adelante económicamente[Notas 33].

El P. Fausto Garcerá, nombrado Vicario de Valencia suponiendo que el Provincial J.M. Soto ha muerto, da noticias el 3 de abril de 1939, dos días después del fin de la guerra, diciendo que ha encontrado algunos religiosos, y se calcula que los muertos son más de 30. El colegio de Valencia, que había servido de cárcel, está muy dañado. Aparece vivo el P. Soto, del que escribe: “Merece una mención especial el caso de nuestro P. Provincial José María Soto, que en su actuación ha revivido los mejores tiempos de las primitivas persecuciones cristianas, administrando los sacramentos, celebrando la Santa Misa y haciendo ejercicios piadosos en las casas de los seglares, sin cesar y sin temor al peligro de muerte que acechaba en todo momento a los sacerdotes. Esto ha aumentado entre las personas buenas y destacadas de Valencia el prestigio de virtud y santidad que ya tenía antes del Movimiento Nacional”. Pide que lo vuelva a nombrar Provincial[Notas 34]. Y así se hará: el P. Soto será de nuevo Provincial de Valencia de 1939 a 1946.

El 8 de abril de 1939 el P. Eusebio Gómez, Provincial de Castilla, envía noticias al P. General. Acaba de llegar a Madrid liberado, y da noticias de los tres colegios de Madrid. Se han presentado los religiosos vivos; los muertos pasan de 50. “Tengo que decir para consuelo nuestro que los padres han ejercido en Madrid su ministerio sacerdotal en medio de las más crueles persecuciones y expuestos a morir, como verdaderos apóstoles, confesando, administrando la Sagrada Comunión por las casas, consolando y animando con su celo apostólico. Han dejado una estela de gloria, de fervor religioso y de celo incansable. Bendito sea Dios, que en medio de tantas ruinas les ha conservado un espíritu fervoroso, estando dispuestos a trabajar para reparar tanta destrucción”. El P. Gómez había viajado unos meses antes a Roma para dialogar con el P. General. Entre otras cosas, para informarle sobre su proyecto de fundar en Brasil, que no se llevó a cabo[Notas 35]. Anota el P. Del Buono en su Diario (5 de diciembre de 1938): “El P. General le preguntó su opinión sobre el separatismo de nuestros hermanos de España, y si creía oportuno tomar con la Congregación General alguna medida al respecto… Él teme particularmente que por las actitudes separatistas de Vasconia y las que podría tomar Cataluña, pudieran ser perjudicadas las Escuelas Pías de España. Existe el temor de que el Gobierno pueda suspender la enseñanza de los Escolapios (¿?) En el fondo, se ve su deseo de que la provincia de Vasconia sea suprimida por el P. General”.

Vuelto a España, el P. Gómez escribe al P. General el 21 de enero de 1939[Notas 36]. Sugiere que dé facultades a los provinciales para nombrar nuevos rectores y asistentes. “De este modo podría hacerse un nuevo organismo con elementos puros que no pudieran merecer el menor reproche, avisando de antemano a los provinciales de la gran responsabilidad que contraen ante Dios y ante la Patria si no buscaren para dichos cargos religiosos de gran virtud y de gran espíritu patriótico. De este modo siempre quedará a salvo la responsabilidad de esa Prepositura, cuando tantas facilidades ha otorgado para la resolución de un problema tan delicado. Creo sería un gran acierto, pero avisando a Vasconia y Cataluña”.

El P. Eusebio Gómez es optimista en cuanto a la marcha de los colegios de Castilla, y se considera un mediador privilegiado entre las Escuelas Pías de España y el P. General, por sus amistades con algunos personajes del gobierno español. Y menosprecia al Vicario General P. Caballero, al que considera “separatista”, y con autoridad limitada a los dos junioratos. Pero el P. Del Buono no tiene tan buen concepto de él. Escribe en su Diario el 7 de mayo de 1941: “En la provincia de Castilla muchos religiosos no han visto bien el nombramiento del Padre Provincial Gómez, que representa el llamado partido de los andaluces. Por desgracia en aquella provincia, tan importante por el número de colegios y de religiosos, falta la verdadera unión, dividida como está en dos partidos: el del Norte o de los burgaleses y el del Sur o de los andaluces. Además, el Provincial carece de aquel tacto y aquella verdadera religiosidad y aquella piedad que sería tan necesaria para el gobierno de una provincia. ¡Al P. Asistente Pazos no se le ha confiado una tarea muy fácil!”

Del P. Gómez procedió, por otra parte, el mayor disgusto ocasionado el P. Del Buono durante todo su generalato. El 25 de junio de 1943 escribe el P. Del Buono al P. Pazos[Notas 37]:

“Por deber de oficio debo comunicarle que ha sido enviado a la Santa Sede por recomendación del Excelentísimo Nuncio un recurso de los PP. Provinciales de España, con el cual se pide la reorganización de la actual Curia General y se hacen graves recriminaciones (aunque no responden a un juicio sereno) contra mi persona y mi gobierno. La persona de Usted está señalada porque lleva cuatro años en España, sin indicar de hecho las misiones y los oficios que desempeña por mandato de la Prepositura General. El recurso me duele profundamente no tanto porque va dirigido contra mi persona cuanto porque revela claramente todo el espíritu de indisciplina que existe en algunos sectores de la Orden. El recurso no lleva ni las firmas de los provinciales ni la fecha, y esto me hace dudar si todos nuestros provinciales de España han firmado el tal recurso contra el Superior General”.

El P. Del Buono escribió al P. Vicario General y a los Provinciales de España para averiguar el origen del escrito. Los provinciales de Aragón, Cataluña, Valencia y Vasconia respondieron que no sabían nada del asunto, y lo mismo dijo el P. Vicario Olea. Estaba claro que el autor del escrito era el P. Gómez, Provincial de Castilla. Que, por cierto, ese año dejó su puesto al P. Juan Pérez.

Parecería que, al terminar la guerra, se calmarían las cosas en las Escuelas Pías de España, que tanto habían sufrido. Pero no fue así: todavía quedaban rescoldos de las hogueras que habían encendido el país en los años 1920-22 con el primer intento de fundar la provincia de Vasconia, y en 1928 con las denuncias de algunos escolapios catalanes como separatistas. Hemos comentado ya los intentos para apartar al P. Galdeano del provincialato de Vasconia, y del P. Picanyol de Roma. Grande debió ser el estupor del P. Del Buono cuando recibió el recado del P. Pazos, pero mucho mayor su pesar al darse cuenta de que esas acusaciones y sugerencias venían necesariamente de escolapios españoles. ¡La guerra civil española había terminado, pero no la guerra entre los escolapios españoles! Recibió el mensaje como una sugerencia oficiosa, pero por si acaso fue a hablar con el Cardenal Vicario, y con Mons. Pasetto, buen conocedor de los escolapios españoles y Secretario de la Congregación de Religiosos, que le recomendaron prudencia, pero no seguir necesariamente las sugerencias mientras no fueran órdenes formales. Y las órdenes, por suerte, no llegaron.

Terminada la guerra, los provinciales de España comienzan a organizarse bajo la dirección del Asistente General Manuel Pazos, que pasa largas temporadas en el país. El P. Valentín Caballero informa que el Ministro de Educación, a quien regaló su libro, le ha dicho que en el Instituto de Pedagogía que se va a crear habrá una cátedra de estudios calasancios, a desempeñar por un escolapio[Notas 38]. Por su parte, el P. Eusebio Gómez cuenta que ha hablado con el Nuncio y con el Ministro de Educación, José Ibáñez, que quiere hacer a Calasanz patrón de los Maestros[Notas 39]. Se avanza en el tema del Patronato de Calasanz, que llegará en 1948. Otro tema importante en España en estos momentos es el de la edición de libros de enseñanza. Escribe el P. Pazos al P. General el 8 de agosto de 1941: “Se están terminado de imprimir nuestros textos de Primera Enseñanza; en el próximo curso serán adoptados por todos nuestros Colegios y seguramente en los de la MM. Escolapias y en otros centros docentes”. Es el origen de los Textos EP, que darán lugar ya en generalato siguiente, a la Casa de Escritores de Madrid. Escribe el P. Pazos desde Irache[Notas 40]:

“Hemos tenido en este colegio una reunión con los PP. Provinciales para tratar principalmente de la edición de libros escolares. Supongo que el P. Vicario habrá enviado a V. P. el acta correspondiente. Todos reconocen las ventajas de estas ediciones; pueden dar mucho prestigio a nuestra Orden y no pequeños ingresos, como ya se ha comprobado en el primer año de ensayo. Se han suscitado algunas dificultades, principalmente en el orden administrativo y aun pedagógico por cierta diferencia de criterios, que habrá necesidad de unificar con algo de autoridad. En Primera Enseñanza tenemos en España completa libertad respecto de los libros de texto y aun en segunda no se nos ha coartado hasta el presente.”

El Gobierno Español sigue honrando a Calasanz, santo español, y el P. Del Buono, bien informado, escribe en su diario el 20 de octubre de 1941[Notas 41]:

“Barcelona. Con gran solemnidad y bajo la presidencia del Ministro de Educación Nacional, Ibáñez Martín, se ha inaugurado en la Universidad de Barcelona el nuevo año académico 1941-42. El cual en su discurso oficial, al subrayar el espíritu religioso en que se inspira toda la legislación de la Educación Nacional, recordó que, en lo que se refiere a los estudios pedagógicos, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas ha fundado el Instituto “S. José de Calasanz” como homenaje a la figura gloriosa de aquel que merece un puesto especial en la historia de la pedagogía española”.

En este contexto postbélico y de nacionalcatolicismo se produce un acontecimiento escolapio de gran relieve a nivel nacional: la peregrinación escolapia al Pilar de Zaragoza. El Papa había decretado un Jubileo extraordinario para conmemorar los 1900 años de la aparición de María en carne mortal al apóstol Santiago en Zaragoza, fundamento de la piedad pilarista de la ciudad y de todo Aragón. Hay que tener en cuenta que durante la guerra el templo había sido bombardeado por la aviación roja, pero las tres bombas que cayeron sobre el tempo (y que aún se exhiben allí) no explotaron. De toda España llegaron en 1940-41 numerosas peregrinaciones, y entre ellas, la escolapia. De ella escribe entusiasmado el P. Pazos al P. General[Notas 42]:

“La peregrinación escolapia fue un acontecimiento verdaderamente extraordinario, que figurará como una de las páginas más brillantes de la historia de las Escuelas Pías por el número de peregrinos, entusiasmo, fervor y funciones solemnísimas. Esta ciudad eminentemente escolapia manifestó su adhesión fervorosa a las Escuelas Pías adornando sus balcones con colgaduras e iluminando las calles que había de recorrer la procesión. Todas las autoridades, empezando por las eclesiásticas, manifestaron su grande amor a la Escuela Pía, tomando parte en los actos principales de la peregrinación”.

Pero el mismo Pazos, consciente del carácter semi político de la peregrinación, escribe que los escolapios de Cataluña no fueron a la peregrinación, y espera que la cosa no tenga consecuencias políticas[Notas 43]. Había motivos para temerlo. En Cataluña tras la guerra no había cesado una cierta tensión política. Recordemos que a finales de 1928 algunos superiores escolapios (entre ellos el P. Provincial Galdeano) habían sido sancionados por su pensamiento “separatista”. Durante la República el gobierno regional catalán favorecía esta línea de pensamiento, y los catalanistas esperaban la revancha (que en cierto modo se produjo cuando el P. Vives, claro españolista, fue depuesto en 1934 alegando razones técnicas que invalidaban su elección, aunque posiblemente hubo otras razones ideológicas detrás). En 1943 escribe el P. Pazos al P. General[Notas 44]:

“Hablaba en una de mis anteriores cartas del P. Rector de Sabadell[Notas 45]. Antes de salir de Madrid para empezar la visita de Cataluña, el Sr. Director General de Enseñanza Media se nos quejó al P. Vicario y a mí, de que se hubiera puesto al frente del colegio de Sabadell a un religioso tachado de separatista. Cuando supe este nombramiento lo sentí, porque supuse con fundamento que habrían de producirse reclamaciones por parte de altas autoridades, y así ha sucedido. Esto nos pone en situación difícil, sobre todo cuando se trata de pedir el reconocimiento oficial de otros Colegios para que puedan disfrutar de los privilegios que actualmente les otorga el Gobierno. El colegio de Sabadell fue reconocido sin duda por una condescendencia hacia nosotros, que ofrecíamos hacer todo lo posible para que siguiese invariable el acendrado y tradicional patriotismo de las Escuelas Pías.

No sé si V. P. se habrá enterado de que hubo una visita mandada por la Santa Sede a la provincia nuestra de Cataluña para que informase principalmente sobre lo que pudiese haber de separatismo entre nuestros Religiosos. La practicó un señor Sacerdote de la Curia episcopal muy afecto a nuestra Corporación. Reconoce que actualmente se cumple en los Colegios lo ordenado con respecto a manifestaciones patrióticas, pero que aún queda algo de aquel espíritu en estado latente. Informaré ampliamente a V. P. sobre este asunto cuando haya terminado la visita”.

Notas

  1. RG 256 g 1931, 3. El P. Tomás Garrido informa el 8 de agosto de 1931 al P. General: “La política española cada día se presenta más turbulenta. La fracción socialista, la más numerosa del Parlamento, pide en la nueva Constitución la supresión de las congregaciones religiosas y la nacionalización de sus bienes. Es verdad que los intelectuales del partido no piensan así, pero ¿tendrán influencia sobre la masa? He ahí el problema”.
  2. Se refiere a las denuncias de 1928 contra algunos superiores catalanes considerados “separatistas”.
  3. AGSP Reg. Gen. 269 a, 5.
  4. AGSP Reg. Gen. 281, 27 de febrero de 1931.
  5. AGSP Reg. Gen. 269, f, 1: “Carísimo Padre: reciba un saludo tan cariñoso como respetuoso de un hijo que por vez primera se dirige a V. P. para manifestarle que, habiéndose enterado de que muchos sacerdotes escolapios vasco-navarros han solicitado de V. P. la formación de la provincia de Vasconia, yo, nacido en ese católico país, me adhiero ex toto corde a dicha solicitud por creerla de suma conveniencia y hasta necesidad, como lo prueban, entre otras muchas, las razones siguientes: El número de vocaciones. El postulantado fue trasladado de Tafalla a Zaragoza para que no ingresarán tantos vasco-navarros. Las disensiones que ya existen en varios colegios: Estella, Pamplona, Molina, Tolosa etc., y que es de temer se acentúen, pues ya es pública la nueva suplica de los vasco-navarros. Las represalias de los superiores. No se deje V.P. engañar con las palabras del P. Provincial de Aragón pues después del capítulo iba diciendo que había nombrado tantos y cuántos rectores y vicerrectores vasco-navarros. No ha nombrado más que rector y dos vicerrectores, a quienes han premiado el no haberse adherido ni a la primera exposición remitida al Rvmo. P. Viñas, ni a la súplica actual. La situación política de España. Bien sabido es que el Gobierno actual tiende a la disolución de las órdenes religiosas y que únicamente las provincias vasco-navarras se aprestan a defenderlas con su Estatuto. Y siendo tan pequeñas, bastante harían con albergar a sus hijos religiosos numerosísimos. La distinta y aún opuesta ideología de Aragón, pues estos son centralistas y los vasco-navarros son autonomistas. La autoridad y prestigio del Rvmo. P. Prepósito y su Congregación. Aún después de haberse divulgado que la provincia de Vasconia ha sido ya aprobada en Roma, dicen que el P. Provincial de Aragón sostiene que no se realizará mientras él no quiera. Que nuestro Santo Fundador le infunda valor para llevar a cabo una obra tan natural y provechosa. De V. P. humilde hijo en Cristo, Enrique López de los Dolores”.
  6. AGSP Reg. Gen. 269 f, 2. 25.8.31.
  7. AGSP Reg. Gen. 269 f, 6. 13.8.32.
  8. AGSP Reg. Gen. 269 f, 10. 5.10.32.
  9. RG 58 b 3,4.
  10. Hay una lista de adhesiones. Son 31 sacerdotes (no aparece ningún hermano, que habían enviado cartas de adhesión también; no se les quiso involucrar para evitar represalias, por lo mismo que no se quiso involucrar a los juniores en ningún momento del proceso).
  11. AGSP Reg. Gen. 256 g 1993, 1.
  12. AGSP Reg. Gen. 269 b, 18. 25.1.33.
  13. AGSP Reb. Gen. 264 b, 26. 9.2.33.
  14. Diario, 9.3.33.
  15. AGSP Reg. Gen. 269 a, 22. 31.10.32
  16. Así lo explica el P. Vives, Provincial de Cataluña, al P. General (RG 269 c, 9. 10.7.33): Ley de las Congregaciones Religiosas. Se prohíbe nuestra enseñanza. Se busca solución: crear en cada colegio una asociación de padres de familia cos estatutos aprobados por el gobierno civil. Se le alquilan locales de enseñanza; y nuestros religiosos trabajarán en el colegio, como profesores (los que tengan título), u otros oficios. Habrá que contar con las dispensas necesarias por la cantidad de dinero del arriendo. En Zaragoza “venden” a esta sociedad las escuelas de Zaragoza y Logroño. El P. Clemente Martínez, Provincial de Castilla, cuenta al P. General (RG 262 j, 53. 10.3.34) que les han quitado los colegios de Alcalá y Toro, aunque siguen dando clases en locales prestados. Los colegios funcionan bajo la cobertura de SADEL.
  17. El 11 de agosto de 1936 (RG 258 d, 57) responde el P. G. Oberti, Provincial de Liguria: “Interpretando el sentimiento de los Padres de la Provincia, le digo que estamos todos fuertemente unidos a nuestro Reverendo Padre General en el grave dolor ver los hechos y los lutos de España. En segundo lugar, añado que está Provincia no va a poner límites a la caridad para con nuestros hermanos prófugos; si no bastan las habitaciones, habrá dormitorios, y Dios proveerá para lo demás”. El día 12 responde el P. C. Caponio, Provincial de Nápoles (RG 259 t, 32): “Para ayudar a los padres de España ya pensaba escribir que me mandara aquí alguno, cuando ha llegado su carta. Yo pensaría en alojar tres en Campi, dos en Bellavista, dos en San Carlo all’Arena y otro aquí con nosotros (con tal que pueda adaptarse a nosotros). Comprenderá que no es posible recibir más, porque faltan locales. Tenga presente que ya tenemos dos”. El mismo día responde también el P. B. Pieraccini, Provincial de Toscana (RG 260 o, 23): “En las casas de esta provincia son pocas, como V. P. Rvma. podrá comprender, las habitaciones libres durante el año escolar (dos o al máximo tres por cada casa), pero si se trata de alojar de manera simple y en común a nuestros perseguidos hermanos españoles, las cosas cambian. En tal caso podemos poner a su disposición algunas habitaciones en Empoli y nuestras villas de Volterra y Antignano, con tal que esto ocurra a finales de este mes. Está provincia, en resumen, está dispuesta para responder en el modo que le sea posible a los deseos de V. P. Rvma. para disminuir las preocupaciones y las angustias que en este terrible momento oprimen su corazón de padre por la tremenda prueba que sufren los nuestros de España. Que Dios en su misericordia ponga fin a una situación tan grave y amenazadora”. También el 12 de agosto responde el P. Provincial de Roma (RG 256 d, 66): “Me alegro de poner a disposición de nuestros Padres prófugos de España las casas de nuestra Provincia. Por ahora podemos acoger a cinco: uno en Rieti, uno en Frascati, uno en Poli, uno en S. Lorenzino y uno en Alatri. Luego, si lo requieren las necesidades, podemos enviar otros a Alatri, a La Magione, pues el colegio en la ciudad solo tiene una habitación disponible. (…) Advertiré a los Rectores de esta disposición”.
  18. El P. Del Buono escribe en su Diario el 2 de agosto de 1936: “Llegan de Génova 5 Padres de Cataluña, huidos de la guerra civil de España. Se trata de Ramón Colomer (col. Balmes), Juan Profitós, secr. del Provincial (col. S. Antón), José Franquesa, Miguel Altisent (col. Tarrasa), Juan Franquesa. Pudieron huir gracias a la protección del Cónsul de Italia en el buque Tevere, llegando a Genova ayer, día 3, a las 15 ½. Luego siguieron hacia Roma, a donde han llegado esta mañana. ¡Los horrores y los desastres del comunismo en Cataluña! Ha sido asesinado el P. José Bové, vicerrector de Tarrasa. El colegio y la iglesia de San Antón en Barcelona, incendiados; los otros 4 colegios, ocupados por el Gobierno. Los religiosos, dispersos y escondidos aquí y allá”. Al Cónsul Rossi el Gobierno de España le concedió luego la medalla de bronce al valor militar, “En un periodo de total anarquía y en circunstancias particularmente difíciles para el representante fascista, a pesar del grave peligro, se dedicaba a organizar y preparar con calma valor y eficaz utilización de todos los medios a su disposición, la salvación de los connacionales, y lograba orgullosamente imponer el prestigio y los derechos de Italia”. (Diario, 28.5.37).
  19. RG 258 d, 63.
  20. RG 260 p, 43. 2.9.37. “Notifico que, habiendo sido movilizado 97º Batallón de Siena, al cual pertenezco como capellán desde 1923, o sea, desde que se formó, sigo su suerte. Es un deber civil, militar y moral, y más aún, religioso. Donde tantos escolapios han sufrido y han sido asesinados, un hermano espera mantener alto el nombre de la Patria y de la Orden”
  21. RG 262 f,11.
  22. RG 262 f, 15.
  23. RG 263 g, 12.
  24. RG 265 e, 28. “La Junta de Guerra Carlista nos ha dado la orden de salir de Navarra y Provincias Vascongadas a los PP. Enrique López, rector del Colegio de Estella; José Restituto Aguirre, maestro de novicios; Emiliano San Martín, profesor del colegio de Estella; Florentino Amatriain, ex rector del colegio de Tafalla; Atanasio Mocoroa, profesor del colegio de Pamplona, y a este su humilde siervo, Prepósito de la Provincia. Puedo asegurar y aun confirmar con juramento a V.P., Rvdmo. Padre, que el motivo alegado es totalmente vano. Se nos acusa de ser nacionalistas” … “Sin pecar de suspicacia, creo, Rvdmo. Padre, que la acusación procede de dentro. Vista la eficacia de la intentona del año 28, se ha procedido en mí entender a repetir la suerte. Dios sea bendito”.
  25. RG 262 f, 13. 2.12.36. “La provincia escolapia de Vasconia, que materialmente ha sido la que menos ha sufrido, moralmente queda destrozada. Porque varios padres de esa provincia, y sobre todos los dirigentes, son separatistas, y el separatismo se castiga actualmente con toda severidad, porque se considera como un crimen de lesa patria, por atentar contra la unidad nacional. Varios padres han sido desterrados de Navarra; el provincial, refugiado en Albelda; el rector de Tafalla que se encuentra en nuestro colegio de Sos; el P. Justo Mocoroa, secretario provincial, condenado a muerte pero que consiguió huir a Francia; el maestro de novicios y algunos otros”
  26. RG 256 d, 74.
  27. RG 265 g, 14.
  28. Escribe el P. Del Buono en su Diario el 2 de junio de 1938: “Necesidad en que se encuentra el P. General, leído el informe del P. Manuel Bordás, Vic. Prov. de Cataluña, que ha sido una especie de Visitador General en la prov. de Vasconia, y oídas las sugerencias de otros óptimos religiosos de España, de alejar al P. Pantaleón Galdeano, óptimo e inteligente religioso, pero que no tiene la simpatía de las Autoridades políticas administrativas de la España Nacional, ante las que ha sido acusado, por desgracia, por religiosos escolapios, de antipatriotismo y de propensión al separatismo vasco. Por desgracia, algunas actitudes suyas han podido confirmar la acusación que, según otros testimonios, no responde a la verdad”.
  29. Citado por RAGUERI Hilari en “El Vaticano y la Guerra Civil”, L’histoire religieuse en France et en Espagne, Casa de Velázquez, Madrid, 2004, pág. 64.
  30. RG 284, 81.
  31. Diario, 23.1.39.
  32. RG 269 c, 42.
  33. RG 269 c, 38.
  34. RG 265 d, 33.
  35. Diario, 3.12.38: “Tengo una tercera conversación esta mañana con el P. Vicario Provincial de Castilla, P. Gómez. En él me ha informado detalladamente sobre la fundación en Brasil que la Prepositura le había propuesto y recomendado. El P. Gómez se ha puesto en comunicación con el Sr. Obispo de Campanha (Brasil), Inocencio Engelke, para conocer las condiciones de la fundación, y nuestras obligaciones. Pero no se ha hecho nada, pues parece que las condiciones no son muy favorables para una fundación nuestra, deseada por el Obispo de Campanha. Con esta ocasión, el P. Gómez ha mencionado otra tentativa de fundación en Brasil por el P. Provincial Clemente Martínez, tentativa que no dio un resultado positivo, y los dos padres enviados allí con un Hermano debieron volver a España. Por aquella aventura la provincia de Castilla sufrió una pérdida de más de 40 mil pesetas. Menciona también el P. Gómez otra tentativa y aventura del P. Clemente Martínez de fundar una casa en México, aventura que costó más de 25 mil pesetas. El P. Gómez tiene un concepto poco bueno de la administración y del gobierno del P. Clemente Martínez”.
  36. RG 262 l, 27.
  37. RG 287, 286.
  38. RG 269 a, 57. 23.12.39.
  39. RG 269 d, 32. 2.1.40.
  40. RG 256 h 1942, 1.
  41. RG 256 h 1941, 5.
  42. RG 256 h 1941, 9.
  43. Rg 256 h, 1942 7.
  44. RG 256 h 1943, 36.
  45. Juan Profitós (1941-43, y 1946-52).