General36/El Capítulo General de 1967.

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El Capítulo General de 1967.

El Capítulo general de 1967 (el último en el que participó el P. Tomek; renunció a participar en el de 1974 porque no le gustaba el ambiente pre capitular que se respiraba (existencia de grupos de presión o “conciliábulos”) comenzó en Monte Mario el 1 de agosto. No asistieron el P. Provincial de Polonia, Andreas Wróbel, y el vocal Buenaventura Kadeja, por no haber podido obtener el permiso para viajar. Tampoco asistió el P. Vicario de Brasil, Gregorio Valencia, por motivos económicos: le parecía poco testimonial gastar tanto dinero en un viaje cuando alrededor suyo veía tanta miseria. El total de capitulares presentes era de 47. Tras el retiro del día 2, el día 3 el P. Tomek leyó su relación al Capítulo, y comenzó el trabajo de las Comisiones Capitulares, que continuó los días 4 a 8, estudiando las proposiciones presentadas por los Capítulos Provinciales y por particulares.

El 9 de agosto se procedió a la elección del P. General; fue elegido el P. Laureano Suárez en el primer escrutinio, con 24 votos de 46 (realmente, por muy poco). El día 11 se procedió a elegir los 4 Asistentes Generales (PP. Serafino Grande, György Sántha, Teófilo López y Dionisio Cueva). Y con ello se dio por terminado el Capítulo General ordinario. Al día siguiente, 12 de agosto, comenzó el Capítulo General Especial, que habían venido preparando por más de un año diversas comisiones en todas las Provincias de la Orden, para ajustar la legislación de la Orden a los documentos del Concilio Vaticano II. Los trabajos se prolongaron hasta el 25 de agosto, en que se dio por concluida esta primera parte del Capítulo Especial, que se reuniría de nuevo en 1969 para estudiar y aprobar los diversos documentos en que se estuvo trabajando durante dos años.

Como resumen de lo realizado durante este último sexenio del P. Tomek como General, vamos a transcribir parcialmente su informe al Capítulo general de 1967, que aparece publicado en Ephemerides Calasanctianae, 1967, 481-533.

“(…) No niego la excepcional importancia de este Capítulo General Ordinario, que terminará con la elección de la Congregación General, pero antes quiero señalar la máxima importancia que tendrá el Capítulo General especial, que seguirá al citado.

Con respecto al segundo, que será consagrado a la acomodada renovación de nuestra vida, el infrascrito, a causa de su edad, de su estado de ánimo y también por el bien común, no desea en absoluto tomar parte como miembro de la Congregación General. Lo cual no significa que quiera renunciar a algún tipo de privilegio mío (pues la asistencia del ex General al Capítulo general no lo considero un privilegio, sino una grave obligación). Insisto: esto no significa que desee renunciar a mi obligación a trabajar en el Capítulo General especial por nuestra verdadera renovación con todas mis fuerzas…

Estando así las cosas, les suplico que esta relación la escuchen como si fuera mi testamento espiritual. Lo que voy a decir debe constituir la relación del Supremo Moderador, pero me gustaría que fuera considerado más bien como el testamento espiritual de un religioso de edad avanzada. De un religioso, diré, que, por la bondad de la Divina Providencia, durante su vida ha recorrido casi todos los grados que un hijo de Calasanz puede recorrer. Enseñé en escuelas medias religión y también materias profanas; fui profesor de asignaturas de sagrada teología; desempeñé cargos como Asistente Provincial, Rector y Provincial. Especialmente durante los 16 años en los que como Asistente Provincial y como Provincial presté servicio en una de nuestras mayores provincias, y durante mi generalato de 20 años, adquirí alguna experiencia. Quizás conviene que mencione que en los años 1934 y 1935 tomé parte en la revisión de nuestras Constituciones, y que en los años 1955 y 1956 presidí la codificación de las nuevas Reglas. Mi testamento espiritual y las proposiciones y consejos que aparecen en él se basan en las experiencias citadas.

Esta relación o Testamento solo tendrá dos partes: la primera (A) tratará sobre la realización de las decisiones tomadas en el capítulo General de 1961; en la segunda (B) les daré algunos datos sobre el estado actual de nuestra Orden y su evolución desde el último Capítulo General de 1961. No conviene que hable expresamente sobre el futuro Capítulo General especial, aunque en algunos lugares me referiré por estricta necesidad a lo que pienso sobre este capítulo especial.

A. REALIZACIONES.

I.Sobre el Gobierno de nuestra Orden. (Examina lo realizado en cuanto a modificar el sistema electivo según el derecho canónico; sobre aumentar la facultad del General para nombrar Superiores; sobre el nombramiento de la Congregación Provincial en provincias pequeñas)
II.Sobre los Hermanos. (Se pidió que se les llamara solo “hermanos”, y no “hermanos operarios”; que se les diera una mejor formación, que cambiara la legislación de Reglas y Constituciones referida a ellos; explica lo hecho).
III.Sobre la formación de las vocaciones. Reforma del currículo en los junioratos españoles.
IV.Sobre la vida espiritual (cambios en la meditación libre, ejercicios espirituales, etc.).
V.Sobre las misiones (La provincia de Cataluña, que lo había pedido, tiene ya la misión en Senegal)
VI.Sobre la fórmula de profesión (decir “Orden” en lugar de “Congregación”: hecho).
VII.Sobre los privilegios de nuestra Orden (tema complicado, porque las mismas Órdenes mendicantes, cuyos privilegios compartimos, no ven clara la cuestión, y los Obispos, después del Concilio, intentar limitar al máximo estos privilegios).
VIII.Préstamo a la Provincia Romana (se le hizo un préstamo de 20 millones de liras, que van pagando poco a poco).
IX.Cuestiones pedagógicas (se ha creado una Comisión Pedagógica Central, y cada demarcación tiene la suya propia. Se han celebrado diversos Congresos de Pedagogía, especialmente en España. Se ha creado el ICCE de Madrid, que aspira a realizar mucho más de lo que se previó en el Capítulo de 1961; se han creado Asociaciones de Padres de Familia; en no pocos colegios de España y América se trabaja especialmente por ofrecer educación gratuita a los pobres).
X.Sobre cuestiones sociales (Se ha creado en España una Comisión Social Interprovincial para trabajar este tema. No ha hecho mucho, pero, al menos, existe).

B. ESTADO DE NUESTRA ORDEN

I.Expansión, organización y otras noticias estadísticas (En 1961 nuestra Orden estaba presente en 22 países: 10 de Europa, 11 en América y 1 en Asia. Había 15 provincias, 8 viceprovincias, 1 Delegación General y 4 Delegaciones Provinciales, con 160 casas. En 1967 estamos en 25 países: 10 de Europa, 13 en América, 1 en Asia y 1 en África. Hay 16 provincias, 8 viceprovincias, 2 Delegaciones Generales y 3 Delegaciones Provinciales, con 177 casas, incluidas el ICCE en Madrid y el SIR en Roma, que están recién erigidas. Cita todas las nuevas fundaciones del sexenio. En estos momentos tenemos 36 parroquias; antes del 1947 solo teníamos 6. En cuanto a religiosos, en 1961 éramos 2470 religiosos, y teníamos 68.835 alumnos; al comienzo de 1967 somos 2429, y tenemos 86.225 alumnos).
II.Los mayores problemas de nuestra Orden (Son tres los principales: nuestro ministerio docente; el gran número de defecciones; muchos fallos en la vida espiritual y en la disciplina comunitaria. Los desarrolla ampliamente).
III.La preparación del Capítulo General especial (explica los pasos dados, con circulares, creación de comisiones, etc.
IV.Principales eventos en nuestra Orden (presenta algunos hechos relevantes en las diversas provincias
V.Sobre la Curia General (informa sobre las visitas generales hechas, el estado de las causas que sigue el Postulador General, y otras cuestiones personales)

CONCLUSIÓN

En mis anteriores relaciones a los Capítulos Generales de 1955 y 1961, además de las realizaciones y del estado de nuestra Orden, hablaba también sobre los mayores problemas que debería resolver el Capítulo. Sin embargo, actualmente no quiero hablar sobre esto “ex professo”. La actual Congregación General se dedicó durante muchos meses al estudio del derecho, y presentará al Capítulo General sus proposiciones. No obstante, permítaseme recomendar encarecidamente tres temas especiales a la atención del futuro Capítulo General.

a)A todos nosotros nos concierne la gravísima obligación de evitar la división de nuestra Orden. Mi temor sobre esto no tiene nada de exagerado. Nuestra división se produciría fácilmente si la finalidad especial nuestra obtuviera otra interpretación que la señalada por la intención del Santo fundador, la sana tradición, el Concilio Vaticano II y las necesidades del mundo actual, que hoy día también necesita aquella “nueva ayuda” que nuestro Santo Padre le dio. En ese punto, muchos religiosos nuestros que externamente hablan bien de nuestro ministerio, al hablar con sinceridad predican más de una vez de nuestro “sacerdocio lacerado o deformado” y con sus ideas destructivas hacen una propaganda secreta, no sin éxito tanto en España como en Italia. Otra causa de nuestra división en dos Órdenes es la cuestión de la observancia. La parte sana quiere tener una verdadera vida religiosa; pero la otra parte desea introducir en todo, bajo pretexto de modernidad, una vida mundana, como dicen, en lugar de la observancia religiosa.
b)Mi segunda recomendación es esta. Todos debemos hacer todo lo posible para evitar una Visita Apostólica. Una tal visita no está excluida, principalmente porque se hacen superfluos e injustos recursos a la Sagrada Congregación de Religiosos, principalmente desde algún lugar de España. Este tipo de recursos producen fastidio a la Sagrada Congregación y a la Curia General, a la cual, como es sabido, se piden explicaciones, y la Sagrada Congregación, que no ignora la rectitud con que tratamos nuestros asuntos, acepta nuestras explicaciones y aclaraciones. Pero ¿ocurrirá también en el futuro que entre tales proposiciones se encuentren algunas que de manera injusta contradigan las disposiciones de la última Visita Apostólica? A esta cuestión responderá el futuro Capítulo General especial.
c)Mi tercera recomendación es una simple alusión al centenario de la canonización de nuestro Santo Padre. La santidad, por la cual él ha sido elevado a los honores del altar, nos enseña a todos que todos nosotros debemos entender, tanto en la teología como en la práctica, lo que significan las palabras del Espíritu Santo: ‘quien es justo, que se justifique más; el santo se santifique más aún’ (Ap 22,11). Necesitamos muchas cosas: mayor número de vocaciones, una cultura más elevada, una mayor fuerza económica, una disciplina más sólida, un mejor sistema de elecciones, etc. etc., pero la virtud que necesitamos sobre todas las demás, y por la que debemos pedir para que se resuelvan más fácilmente nuestros problemas, es la imitación de nuestro Padre común, S. José de Calasanz, esa santidad que le hizo dignos de ser inscrito en el Libro de los Santos.

Aquí termina mi testamento espiritual, acerca del cual, si me preguntan, con mucho gusto daré respuestas y explicaciones”.

No consta en las Actas que le hicieran preguntas al respecto, pero sí que los Padres Capitulares le dirigieron una carta o discurso fechado el 11 de agosto de 1967, que figura entre los anexos del Capítulo, y que dice lo siguiente:

“Reverendísimo y queridísimo Padre ex General,

Hay tres motivos por los cuales los Padres Capitulares, en este momento en el que se impone la clausura de la parte no especial de nuestro Capítulo General, desean de todo corazón dar muchas y sincerísimas gracias a tu Reverendísima Paternidad.

En primer lugar, deseamos dar muchísimas gracias a nuestro Reverendísimo Padre por el singular provecho y feliz gobierno de 20 años, en el que Tu Paternidad, en los dificilísimos tiempos, tanto para la Iglesia como para todo el mundo, y también para nuestra Orden, hizo crecer las Escuelas Pías en número de religiosos, de casas, de viceprovincias y de provincias, y desarrolló notablemente su actividad pedagógica cultural y apostólica en todas partes, y sin duda preparó con obras nuevas un mayor provecho para tiempos más felices.

De todo lo cual la historia de nuestro Orden ciertamente juzgará con mayor objetividad que nosotros, considerándolo entre los mayores Prepósitos Generales de las Escuelas Pías.

En segundo lugar, los Padres de este Capítulo desean dar muchas gracias al Padre ex General por la ardua y seria preparación de este Capítulo General, que ha merecido la felicitación de las Supremas Autoridades de la Curia Romana, y que despierta en nuestros corazones un sentimiento de gratitud. Debemos a la gran solicitud de paterna, aquí y ahora, que esté todo el camino preparado para la adecuada renovación de nuestra queridísima Orden de las Escuelas Pías.

Y por fin, en tercer lugar, apenas encontramos una manera digna de dar gracias a Tu Paternidad Reverendísima por el nobilísimo Testamento Espiritual recientemente transmitido a nosotros con ánimo Calasancio, en el que aparecen muchas cosas que pueden facilitar nuestro camino futuro y el de todos los religiosos de las Escuelas Pías, unidas nuestras fuerzas, en la práctica, según la intención de nuestro Santo Padre José de Calasanz, en estos difíciles tiempos de la Iglesia.

Nada más, Reverendísimo Padre.

Ahora ya no podemos decir más palabras, pues sentimos que las simples palabras apenas bastan para expresar lo que sentimos ante un hombre tan grande y un testamento espiritual tan sublime. Que vengan los hechos, y ciertamente vendrán, que muestren nuestro verdadero amor, nuestro obsequio filial, nuestro ánimo agradecido, no como un vano sonido de palabras o en papel, sino esculpidos en la vida y en la historia de nuestra Orden.

No quieras abandonarnos del todo, queridísimo Padre; permanece con nosotros. Dios bendito conserve durante largos años incólume tu salud, de manera que puedas ayudarnos en el futuro con la prudencia, la humanidad y la experiencia que atesoras, pues los que hemos comenzado el camino de nuestra renovación contigo apenas podemos continuar sin ti con ánimo tranquilo.”

Notas