GinerMaestro/Cap21
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Capítulo 21: GENERALATO VITALICIO: LA EXPANSIÓN COMO PROBLEMA
Serán casi exactamente once años de Generalato vitalicio. No sin cierta apropiación de las palabras de Job, podría haber dicho el Santo fundador, refiripndose al vicario de Cristo: 'El Señor me lo dio, el Señor me lo quitó Bendito sea su Santo Nombre' (Job 1,21): En efecto, el mismo Urbano VIII, que le había nombrado General vitalicio por el breve del 12 de enero de 1632, le suspendería del cargo mediante decreto del Santo oficio del 15 de enero de 1643.[Notas 1]
Once años de creciente expansión y prestigio, al final de los cuales quedarían abiertas otras diecisiete casas de Escuelas Pías, pero serán muchas más las que queden sin abrir por falta de personal. y las peticiones seguirán apremiantes. 'yo recuerdo -escribe Berro, refiriéndose a esta época-haber oído decir al mismo V. P. Fundador nuestro y General, que si hubiese tenido diez mil religiosos los hubiera podido emplear en menos de un año. Tanta era la estima de que gozaban las Escuelas Pías y sus Religiosos'.[Notas 2] Y estaba en lo cierto, aunque todavía se quedó corto, pues el Santo decía que los distribuiría en un solo mes, y no sin cierta humana vanidad, comparaba la propia Orden con las demás respecto al modo de establecerse en tantos lugares:
- ' dondequiera que va nuestra obra -escribía el 29 de abril de 1633- no supone peso alguno al público ni a los particulares, porque no pide otra cosa más que el mero sustento y él vestido, pobremente, por amor de Dios. Y si tuviere ahora mismo diez mil Religiosos los podría distribuir todos en un mes en aquellos lugares en que me los piden con grandísima instancia. Así que nuestra Religión no es como tantas otras que por diversos medios procuran introducirse en las ciudades, pues la nuestra es requerida y procurada por muchos Sres. Cardenales, Obispos, Prelados, grandes Señores y ciudades principales, como puedo probar con diversas cartas..[Notas 3]
Esto sea dicho al principio de este capítulo, en el que vamos a tratar de problemas internos de la orden, graves y preocupantes sin duda, pero que sólo son una parte de la realidad histórica, que no altera el ritmo sustancial de vida y dedicación a la tarea propia del Instituto. En cierto modo, son crisis de crecimiento, intentos de sedimentación, reacciones necesarias contra austeridades y exigencias de los primeros tiempos fundacionales, siempre más o menos heroicos e inestables. La normalidad de la vida apenas tiene historia. Las anomalías llaman más la atención, y pueden inducir a pensar que son ellas las que dominan.las situaciones.