GinerMaestro/Cap04/09

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04.09. 'Lo que se fue para siempre'

En 1707 el primer rey Borbón, Felipe V, entre tantos atropellos cometidos en represalia contra sus oponentes, los defensores de los Austrias, descargó sus furias sobre Lérida, arrancándole su famosa y cuatro veces secular Universidad que trasladó a Cervera y 'convirtió en cuartel su magnífica Catedral, admiración de todos los artistas, siendo profanada del modo más inicuo aquella estupenda Seo, el monumento románico-gótico más notable de Cataluña'.[Notas 1] Afortunadamente, hoy va despertando de su sueño de muerte, tras una lenta pero prodigiosa labor de restauración, y puede ya admirarse de nuevo en todo su esplendor el grandioso claustro, único tal vez en Europa por sus extraordinarias medidas, sobre todo por el tramo de dobles arcadas caladas que se abre sobre la ciudad y el Segre como mirador fabuloso.

Toda la colina ha quedado desierta, cruzada en todas direcciones por murallas viejas y nuevas, sin que quede rastro de los edificios, calles y plazas que la cubrían, salvo La Zuda o Palacio real y la Seo. Ni tuvo mejor fortuna la zona universitaria que se asentaba en su vertiente occidental, en la que sólo queda en pie la venerable iglesia de San Martín, el templo parroquial que durante tantos siglos 'fue el centro espiritual de las Escuelas. Bajo su nave románica se celebraban solemnes fiestas y funciones religiosas: elección de Rector, aniversarios, inauguración y clausura de curso, etc.'.[Notas 2]

Desde el nacimiento del Estudio General en 1300 se sintió la necesidad de asignar a los estudiantes una zona delimitada de la ciudad para aislarles del bullicio callejero y alejarles de los barrios industriales y mercantiles por una parte; y por otra, facilitar el control del orden público reduciendo el área de movimientos de los universitarios, dada su propensión natural al bullicio y a las pendencias callejeras. De hecho 'se observa leyendo los procesos de crímenes, en cada delito cometido por estudiantes era cosa relativamente fácil a los encargados de hacer justicia, de buscar delincuentes por las casas y albergues de la Azuda, San Andrés o San Martín'.[Notas 3]

Desde 1300 hasta la desaparición de la Universidad, apenas si cambió el perímetro del territorio escolar, que abarcaba toda la actual ciudadela amurallada y la zona contigua a occidente que correspondía aproximadamente al espacio comprendido hoy entre la iglesia de San Martín, plaza de Cervantes y plaza del Seminario, uniendo estos tres puntos con la Ronda de San Martín, calle de Boteros, Galera, Caballeros y Compañía. En el centro de esta zona estaba situado el edificio del Estudio General con las Escuelas Mayores o facultades y las escuelas de gramática formando un conjunto que podría situarse entre las calles Murcia, Cuarteles, San Martín y plaza del Depósito, quedando en el centro la justamente llamada hoy calle de la Universidad.[Notas 4]

El más famoso, sin embargo, era el barrio alto de la Azuda, en el que los estudiantes hacían sentir su predominio excepcional. Léase este expresivo párrafo de Lladonosa: 'la mayor parte de las refriegas entre estudiantes y oficiales de la Pahería que se leen en los procesos de Crímenes ocurrían con asidua periodicidad en el barrio de la Azuda y esta circunstancia se explica por las inmunidades que aquéllos gozaban en dicha zona y porque dada la solidaridad reinante entre la clase estudiantil podrían ayudarse más fácilmente en una zona donde las casas eran residencia, en su mayoría, de ellos. Incluso la gran cantidad de viviendas del personal eclesiástico les favorecía, pues la mayor parte de beneficiados de la Seo eran por regla general cursantes de las Escuelas de Leyes o de Cánones'.[Notas 5]

Y he aquí una magnífica evocación de la monumentalidad de aquel barrio desaparecido, cuya arteria central, partiendo del edificio de la Universidad, penetraba en el recinto amurallado hasta llegar a la escalinata que daba acceso al Pórtico de los Apóstoles, entrada central del claustro catedralicio: 'Sería la calle Mayor de la Ciudad alta y sin lugar a dudas la más monumental de toda Lérida. En línea ascendente y a la derecha tenía las casas de la ‘Cartoixa’, los Arcedianatos de Ribagorza y Benasque y el palacio del ‘Ardiaca’ o Arcediano Mayor. En la izquierda daban perspectiva urbana a la espléndida calzada, el Colegio de la Asunción, la Sacristía y Cámara de la Seo. Armonioso conjunto entre arquerías lobuladas del románico gotizante del siglo XIII, ventanales en ojiva y rectangulares del más puro gótico florido, puertas con dovelas mayestáticas y bordaduras, blasones y armas heráldicas en las mansiones de los próceres, hornacinas con las imágenes titulares en las casas de las capellanías; barbacanas, torres almenadas y restos de edificaciones sarracenas y tal vez más antiguas. Todo un poema en piedra que la obra de las más diversas culturas serviría de marco áureo al maravilloso Pórtico de los Apóstoles con su triple bóveda, artístico arrejado y policromías en oro, azur y gules. Y si a éstos añadimos los restantes edificios de los alrededores de la Catedral antigua, el Palacio del Obispo, los caserones de los Moncada, Requesens, Cardona, la Cancillería del Estudio, etc., nos convenceremos que Lérida con su parroquia de la Azuda perdió lo mejor, lo más grande y lo más glorioso de su pasado esplendor. Sólo la vetusta y mutilada Seo permanece en pie como testimonio perenne de lo que se fue para siempre'.[Notas 6]

Y por esa calle, subiendo y bajando la preciosa colina monumental, paseó su juventud, limpia de pendencias y aventuras picarescas, José de Calasanz.

Notas

  1. J. ALTISENT, o.c., p.361.
  2. J LLADONOSA, o.c., p.30.
  3. Ib.,p.12.
  4. El citado artículo de J. Lladonosa expone con toda riqueza de detalles y abundantísima documentación el plano completo de toda la zona universitaria.
  5. Ib., p.19.
  6. Ib., p.28-29.