GinerMaestro/Cap05/06

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05.06. Supuestos desórdenes en la Universidad

Pasada la tormenta de los pasquines y los procesos inquisitoriales, el Patriarca Ribera —escribe Robres Lluch— 'como Canciller, seguía afirmando que las ciencias sagradas estaban en miserable decadencia en el Estudio y que era menester no oprimir a los religiosos que enseñaban competentemente la teología en sus colegios'.[Notas 1] Probablemente la segunda afirmación —sin duda por la estima que profesaba el arzobispo a los jesuitas— le hizo exagerar desmesuradamente la primera. Y dada la inflexibilidad de la Universidad y los jurados en mantener los estatutos, no es de extrañar que siguiera viva la actitud adversa de los perjudicados, y su interés en acusar desórdenes, reales o supuestos, ante las supremas autoridades.

En efecto, en diciembre de 1583 escribía Felipe II a los jurados de Valencia: 'Al Conde de Aytona, nuestro lugarteniente [Virrey] y Capitán General en esse reyno, scrivimos que tracte con vosotros y juntos mireys el remedio que os paresciere convenir para atajar los grandes desórdenes havemos entendido hay en el Studio y Universidad de essa nuestra ciudad, como más largamente lo entendereys del...'.[Notas 2] Tales desórdenes son sin duda los contenidos en un Memorial anónimo, que llegó a manos del Rey y simultáneamente —es muy significativo— a las del General de los Jesuitas.[Notas 3] En síntesis, éstos serían los supuestos desórdenes: “favoritismo en la provisión de cátedras, absentismo grave de los profesores, poca utilidad de los estatutos, descuido de los jurados en hacerlos cumplir, falta de vigilancia sobre la moralidad de los escolares y muchas casas públicas vecinas al Estudio”.[Notas 4]

Es interesante el primer párrafo del Memorial: 'En el Studio o Universidad de Valencia hay muy grandes y dañosos desórdenes para el bien común del Reyno y aún de un pedaço de Castilla y Aragón de donde acuden allí a estudiar'. (Entre los de Aragón, en aquellos años, había ido José Calasanz.) Y en el párrafo final se lee esta grave acusación: “Al fin, dicha Universidad sta de manera que ni se aprende en ella buenas letras ni virtud ni criança; antes lo contrario, con grandísimo detrimento desse Reyno y aún de otras partes”.[Notas 5]

El 16 de mayo de 1584 escribían los Jurados al Monarca que, después de tratar la cuestión con los abogados, el canciller (o sea, el patriarca) y los catedráticos de la Universidad, se vio que 'en moltes coses de les contengudes en dit memorial, han informat a Vostra Magestat diferent del que passa. Lo que havia de reformar se ha fet com Vostra Magestad manará veure per lo memorial que justament ab esta enviem'.[Notas 6] Y en dicho memorial respondían adecuadamente en 13 apartados a las acusaciones del memorial mandado por el Rey.

Respecto a la teología, una de las acusaciones decía que 'gradúan de doctores con ligeríssimo examen a los que han oydo quatro años, sin saber comúnmente lo que un mediano studiante sabe en otras partes'[Notas 7] Y entre otras cosas respondían los jurados: “En lo que toca als examens dels doctors en Theulogía, lo que passa es que lo major y més rigurós examen ques fa en tota Spaña es lo desta Universitat”.[Notas 8] Y describían minuciosamente todo el proceso de dichos exámenes.

Contra la última acusación respondían con este párrafo, que traducimos del valenciano, en que está escrito todo el Memorial:

'En dicha Universidad no sólo se aprenden letras, como muestra la experiencia, sino también mucha virtud, habiendo maestros que la profesan y la enseñan a sus discípulos no sólo de palabra, sino también en obras... Y por experiencia se ha visto y se ve que en esta Universidad, tal como se ha gobernado hasta hoy, han salido muchas personas de letras, virtud y vida ejemplar que han dado lustre y han sido de gran provecho en otras universidades, ciudades y reinos y han sido tenidas y reputadas por personas principales y muy señaladas en su profesión, letras y virtud'.[Notas 9]

Aunque estos supuestos desórdenes se denuncian a finales de 1583, su carácter generalizado y ambiguo los proyecta hacia atrás, refiriéndolos a un pasado inmediato que fácilmente puede llegar hasta el curso 1578-79, en que Calasanz, a sus veintiún años, estudiaba teología en la Universidad.

Y a estas quejas o acusaciones siguieron otras similares, provocando al fin una nueva Visita-reforma, que tras muchas vicisitudes la llevó a cabo don Alonso Coloma, valenciano, canónigo Magistral de Sevilla, durante los años 1598-1599. Pero hacía ya veinte que había pasado por Valencia el estudiante teólogo José Calasanz Gastón.

Notas

  1. Cf. ib., p.170. El autor no aduce textos para probar estas ideas del Patriarca.
  2. Cf. F. MIRALLES VIVES, ‘Nuevos documentos para la historia de la Universidad: los desórdenes de 1580-1590’: Saitabi 35(1985)117-118.
  3. A este memorial se refiere Robres Lluch (o.c., p.171). No da su texto, pero la síntesis de su contenido —que citamos luego— coincide exactamente con el 'Memorial sobre el Estudio' que publica íntegro F. Miralles Vives (o.c., p.118-119).
  4. Cf. R. ROBRES LLUCH, o.c., p.171.
  5. Cf. F. MIRALLES VIVES, o.c., p.118-119.
  6. Ib., p.120.
  7. Ib., p.119.
  8. Ib., p.123.
  9. Ib., p.124. Robres Lluch desconoce este memorial, que forzosamente atenúa la mala impresión que produce la lectura del que lo provocó.