GinerMaestro/Cap06/13

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06.13. Otra confusión histórica

La relación firmada por Calasanz el año 1637 terminaba así: 'El dicho obispo [La Figuera] murió en dicha Visita [de Montserrat] y Yo me bolví a mi patria; y no he sabido otra cosa deste negocio, hasta tanto que vide la Reforma començada'.[Notas 1] Quien publicó por primera vez esta relación en 1664 fue fray Andrés de San Nicolás en su ‘Historia General de los Religiosos Descalzos de la Orden de los Hermitaños... de San Agustín’, creyendo que “lo tratado en la citada junta de Monzón se refiriese a la Descalcez o Recolección Agustiniana. Como, por lo mismo, es muy natural que los autores que, después de dicho cronista, han escrito sobre la fundación de la Recolección e igualmente los biógrafos del Santo Fundador de las Escuelas Pías, interpretaran del mismo modo este documento...”.[Notas 2]

La confusión, en efecto, era fácil, pues tres años después de la junta de Monzón, en 1588, se celebró en Toledo un Capítulo de la Provincia de Castilla, presidido por el P. General fray Gregorio Petrochini, en el que se decidió el nacimiento de los conventos de Recoletos. Como en Monzón y en Toledo se habló de 'reforma agustiniana', se creyó que estaban ambas en estrecha relación de dependencia. Tanto los recoletos como los escolapios, según su punto de vista, sentían justificada satisfacción por la intervención de San José de Calasanz en el origen de dicha reforma agustiniana.[Notas 3] Eran, sin embargo, dos reformas totalmente distintas e independientes.

En efecto, mientras el correo real llevaba a Roma los 'despachos calasancios' y demás cartas de Felipe II, y el embajador Olivares, el general de los agustinos, P. Espíritu Vicentino, y el papa Sixto V trataban el asunto de la reforma en la Corona de Aragón, el obispo Gaspar Juan de la Figuera y José Calasanz dejaban Monzón y se encaminaban hacia Montserrat a últimos de octubre del mismo año 1585, despreocupándose por el momento de aquel problema, pues otros más serios les esperaban en el monasterio benedictino.

No hubo Breve papal. La solución quedó en manos del General de la Orden, quien escribió a Felipe II, con fecha del 4 de noviembre, manifestándole en primer lugar su extrañeza de que en dos años y medio que llevaba de Provincial el P. Satorre no hubiera llegado a sus oídos ninguna queja de inobservancia, ni por parte de castellanos ni de aragoneses. Se proponía visitar personalmente las provincias de España para aplicar el remedio oportuno. Recordaba al rey que había recibido muchas quejas, años atrás, de los de Aragón y Cataluña, pues después de tantos años de reforma, tenían que estar sometidos, como niños inmaduros, al dominio de los castellanos, con infamia y deshonor, pues, siendo una provincia 'reformadísima', era insoportable estar bajo el yugo de los castellanos, dado que en Castilla no había más observancia que en la Corona de Aragón.[Notas 4]

A pesar de estas quejas, el General daba su solución, no exactamente como la pedía el Rey, pero sumamente prudente: de la terna presentada escogía al P. Saona, razonando la exclusión de los otros dos; le nombraba Comisario y no Reformador y Vicario General, como pedía el Rey, y sólo hasta el próximo Capítulo Provincial, para el que faltaban unos meses. No se aludía a los omnímodos poderes que tuvo el P. Solís, ni se nombraba para nada ni Castilla ni castellanos.[Notas 5]

Al celebrarse el anunciado Capítulo, fue elegido Provincial el P. Saona, cesando el cargo de Comisario. Y a este trienio de Provincialato (1586-1589) siguió luego otro (1592-1595). Esta continuidad en el cargo supremo de la Provincia de la Corona de Aragón es garantía de que se mantuvo en vigor la 'observancia', uno de cuyos principales promotores había sido desde los principios el P. Saona. Por otra parte, el P. Aguilar siguió en su convento de Lérida de prior, al menos en el trienio de 1586-1589, y en él murió en 1613.[Notas 6] Pero ni Saona ni Aguilar pasaron a la “reforma de la Recolección”, surgida en Toledo en 1588, sino que se mantuvieron en la “observancia” hasta su muerte.

En los años en que Calasanz estuvo en su diócesis de Urgel (1587-1592), tuvo ocasión de comprobar la vitalidad de la 'Reforma' agustiniana, pues en la misma ciudad de La Seo y en Puigcerdá había conventos de agustinos. Y parece absurdo pensar que no supiera distinguir entre los recoletos y los agustinos “observantes”, cuyos problemas íntimos había conocido en Monzón.[Notas 7]

Notas

  1. Ib., p.234.
  2. Cf. P. Fr. MANUEL CARCELLER (agustino recoleto), ‘Nueva luz sobre la Junta de Monzón del año 1585’: Boletín de la Provincia de San Nicolás de Tolentino 589 [1963] 4.
  3. Talenti escribió: 'nel 1588 portatosi nelle Spagne il R. P. Gregorio Petrochini Generale dell’Ordine di S. Agostino, per soddisfare a tali istanze del Re [Felipe II], adunó il capitolo provinciale di Toledo, e fu decretata la riforma, alla quale avea tanto conferito Giuseppe [Calasanz]…' (TALENTI, Vita, p.19). Y la tradición errónea continuo hasta nuestros días (cf. BAU, BC, p.130-132; BAU, RV, p.45-46). Las investigaciones del P. Poch, que hemos resumido, disiparon las confusiones, que él mismo aceptaba todavía en 1962 (cf. J. POCH, ‘D. Gaspar Juan de la Figuera, obispo y visitador…’, p.374-377).
  4. Cf. J POCH, ‘El Fundador…’ p.436
  5. Cf. ib., p.436-438.
  6. Cf. ib., p.352.
  7. Con razón rechaza Poch la opinión del P. Manuel Carceller que atribuye al mismo Calasanz la confusión, que fue obra de los historiadores: 'No es extraño que [Calasanz], a esa distancia de tiempo (1585-1637) y viviendo en Roma desde 1592, pudiese creer una misma cosa la reforma de los conventuales agustinos de la Corona de Aragón y la Reforma o Recolección agustiniana, nacida en Toledo, en diciembre de 1588' (cf. ib., p.353, n.130).