GinerMaestro/Cap06/14

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06.14. Una escapada urgente a Peralta

En uno de sus inapreciables apuntes históricos dejó escrito el P. Jericó:

'Interin que [José Calasanz] disponía el viage a Montserrat, parece se trasladó a Peralta de la Sal, su patria, en donde enfermó gravemente su padre, y el día 19 de septiembre de 1585 ordenó otro testamento cerrado, en el qual se llama Maestre Pedro Calasanz, y después de varias mandas y legados, dexa por heredero executor de su testamento y exonerador de su alma y conciencia a su amado hijo Mossén Joseph Calasanz Presbítero, habitante en el lugar de Peralta. Y añade que si al tiempo de su muerte estuviera ausente, se encarguen los testamentarios, que nombra, de dar las providencias necessarias para el cumplimiento y seguridad de sus bienes'.[Notas 1]

Esta enfermedad grave de su padre, en Peralta, encaja perfectamente con una especie de peste que se declaró en Monzón y alrededores por los meses de septiembre y octubre, como anota Cock en sus ‘Anales del año ochenta y cinco’. Empieza por sí mismo diciendo: 'Yo, como cayese al principio de septiembre en un tabardillo del cual no pude convalecer hasta el fin de octubre…'. Y sigue: “a 10 de octubre murió el doctor Juan Fonch, presidente de Flandes…”. Y el rey: “poco después [del 21 de septiembre] cayó su majestad en una calentura que le tuvo por algunos días del mes de octubre. Con todo esto, vuelto en su salud la víspera de Todos los Santos con grande gozo de todos…”. Y continúan las víctimas: “El arzobispo de Zaragoza… murió el 12 de octubre con mucho espanto de todos…”. Y vuelve a recordar “que habíase muerto el arzobispo, como he dicho, casi de repente, aunque tenía parecer de llegar a mucha más edad”. Y añade a continuación: “Habíase muerto asimismo, mientras que durante (sic) las Cortes, muchos hombres graves…, dicen que el número de todos los muertos, así cortesanos como ‘gente de la tierra’ excedió de mil quinientas personas… En Barbastro había asimismo cada día cinco, seis o siete muertos por algunos días...”.[Notas 2]

Si hubo tantas víctimas mortales no pudo menos José Calasanz que remontar los veintidós kilómetros siguiendo la ribera del Sosa y llegarse a Peralta apenas pudo, al enterarse de que su padre estaba enfermo. Hizo testamento el día 19 de septiembre y el día 21 firmaba el rey las cartas que debían acompañar 'los despachos' preparados por Calasanz. No es posible concretar, por tanto, si el día 19 estaba ya en Peralta o se encontraba todavía en Monzón redactando los despachos.

La noticia nos cerciora de que en estos años Calasanz estaba al acecho, temeroso de la quebrantada salud de su padre, y por ello muy cercano a Peralta. Pocos meses después volverá presuroso a su pueblo, donde permanecerá ya casi un año hasta que muera en sus brazos. Ya hemos hecho notar, además, que en este testamento se nombra a José como 'habitante en el lugar de Peralta', pues parece que no quería fijar su residencia en parte alguna mientras viviera su padre.

Este testamento nos confirma, además, el hecho de que Calasanz, al morir su hermano Pedro, no quiso ser 'heredero', como dijeron los testigos. Y por ello su padre no hizo testamento hasta ahora en que se encuentra ante la muerte. Y sólo ahora le constituye heredero universal.

Era testamento 'cerrado', por lo cual seguramente Calasanz no supo su contenido, ni tuvo ocasión de aceptar o renunciar —por segunda vez— a su condición de heredero universal.

Maese Pedro Calasanz salió del peligro y su hijo volvió a Monzón.

Notas

  1. Cf. J. POCH, ‘Tres testamentos …’, p.457-458
  2. Cf. E. COCK, o.c., p.1371-1373.