GinerMaestro/Cap07/09

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07.09. Maestro de ceremonias de la catedral

Al crearse el oficio de maestro de ceremonias en la catedral de Urge! el 4 de mayo de 1577, se alegó como razón que 'en las ceremonias antiguas de esta iglesia y en las del oficio romano no se guarda el orden que sería menester, no habiendo nadie que tenga de ello particular cuidado'.[Notas 1] El nuevo cargo se adjudicó al secretario del cabildo, el beneficiado mosén Pere Laudes, quien probablemente poco pudo hacer, por su avanzada edad, pues en agosto de 1582 pedía se le dispensara de asistir a maitines en atención a sus treinta años de servicio a la Iglesia.[Notas 2] .

El 12 de febrero de 1587, con nombramiento oficial o sin él, sustituye Calasanz a mosén Laudes en ambos oficios de secretario del cabildo y maestro de ceremonias. Respecto a estas últimas, tendría que preocuparse por poner al día, según las nuevas exigencias tridentinas, no sólo lo propio del rito romano, común a toda la Iglesia latina, sino también las 'ceremonias antiguas', típicas de la Iglesia de Urgel, como recordaba el cabildo al crear el nuevo cargo. Y para ello tuvo que basarse necesariamente en el Ritual urgelitano, editado en Zaragoza por vez primera en 1536 por el obispo Francisco de Urríes (1534-1551), y que, corregido y reformado en ediciones posteriores, ha llegado hasta nosotros.[Notas 3] .

Es probable que su preocupación por el ceremonial le incitara a profundizar en el misterio de la liturgia y llegaran a sus manos obras publicadas en aquellos años y que, dadas sus muchas ediciones, debieron gozar de gran divulgación. Tales fueron las de dos autores medievales, uno del siglo XII, Juan Beleth, y otro del siglo XIII, Guillermo Durando (+ 1296), que llevan el mismo título: ‘Rationale divinorum officiorum’.[Notas 4] . Y que tales obras debieron llegar a Urgel lo comprueba la edición de 1617 del ‘Rituale urgelitano’, pues al final de la primera parte recomienda a los párrocos que expliquen el significado de las ceremonias y los misterios que encierran, sirviéndose de las obras de Durando y Beleth precisamente.[Notas 5] Pero lo más interesante es que al morir Calasanz, entre los pocos libros de uso personal que tenía en su habitación, figuraba uno —celosamente conservado hasta hoy—, titulado ‘De ritibus Ecclesiae Catholicae’, de Juan Esteban Durando (Roma 1591), cuyo contenido y método de exposición es similar a su homónimo medieval.[Notas 6] .

Indudablemente, en toda su vida de sacerdote y Fundador, Calasanz mantuvo una profunda veneración y estima por la liturgia, tanto en el aspecto ceremonial como en su significado teológico y espiritual. En sus Constituciones dedicará un capítulo entero a la observancia de las ceremonias y cuidado del ajuar del culto, y lo empezará así: 'Conviene mucho a la dignidad de la Iglesia que los llamados al ministerio del altar conozcan perfectamente los ritos y ceremonias sagradas'.[Notas 7] Y en numerosas cartas, particularmente a sacerdotes noveles, abrirá su alma para inculcarles la devoción, el respeto, la riqueza de vivencias que él mismo sentía en la celebración de la Misa. Valgan algunos ejemplos:

'Celebre la Misa con mucha humildad y antes de comenzar considere que va de parte de toda la Santa Iglesia a hacer una embajada al Padre Eterno, no sólo para exaltación de la Santa Fe católica y el perdón de los pecados, sino también para el socorro de las almas de los difuntos'; “los nuevos sacerdotes estén bien instruidos y sepan que deben hablar con gran devoción con el Padre Eterno y con la Santísima Trinidad, para que puedan sacar de la Misa el debido provecho para sí mismos; que atiendan lo que significan las palabras que dicen y no se acostumbren a decirlas de prisa”; “Exhórtele de mi parte que procure tener gran reverencia al Padre Eterno cuando dice la Misa, y que se dirija a él con gran devoción y temor diciendo al final de cada oración per Dominum nostrum Jesum Christum. Si se acostumbra a este pensamiento sacará gran provecho para su espíritu”.[Notas 8] .

El día 17 de marzo de 1588 se tomó un acuerdo en la sala capitular que el secretario Calasanz consignó debidamente en el Libro de Conclusiones del Cabildo. Se trataba de las preces especiales que Felipe II había pedido a las iglesias de España por el éxito de la Armada Invencible. He aquí el acta:

'Convocado el Capítulo al son de campana, como es costumbre…, fue leída una carta de Su Majestad en la que encargaba con gran instancia al dicho Ilustre Capítulo que, habiendo Su Majestad aprestado una armada muy copiosa para la conquista del Reino de Inglaterra, para alcanzar el fin que con el favor del Señor se desea y se pretende para aumento de la fe Católica, extirpación y castigo de los infieles y herejes, se hagan plegarias particulares con las que, aplacado Dios Omnipotente de su ira, muestre su benignidad y misericordia, concediendo feliz suceso en dicha jornada. Y dicho Ilustre Capítulo, en conformidad, determinó que el día de N. Señora, que será el 25 del presente mes [la Anunciación], se haga una procesión solemne y general por la ciudad, avisando y mandando a todas las parroquias de la Ribera que asistan, con la devoción y solemnidad posible, a dicha procesión; y además, fue determinado que todos los domingos y fiestas de precepto, al principio de las Vísperas, se exponga el Smo. Sacramento sobre el altar mayor hasta que, terminadas las Vísperas y hecha una procesión en torno al coro, sea devuelto al sagrario, con la debida ceremonia. Y se determinó también que, todos los días, después de Vísperas y Laudes se hagan las debidas conmemoraciones para dicho efecto; todo lo cual se continuará haciendo durante la dicha necesidad y jornada, con lo que sea el Señor servido dar feliz éxito y victoria a los cristianos. Amén'.[Notas 9]

La gran Armada zarpó de Lisboa el 20 de mayo con 130 naves y cerca de 20.000 hombres. Hubo que hacer escala en La Coruña y el 12 de julio se dio de nuevo a la mar la Invencible…, que dejó de serlo a finales de mes frente a las costas inglesas. 'Pocas catástrofes tan graves registra la Historia'.[Notas 10] En España probablemente esperaban un segundo Lepanto.

Mientras tanto, es decir, desde el 25 de marzo hasta finales de julio de 1588, el maestro de ceremonias José Calasanz se esmeró para que se cumplieran los acuerdos que, como secretario del cabildo, había consignado en el libro de actas. Y hubo preces diarias especiales, funciones eucarísticas y procesiones dentro de la catedral todos los domingos, y, además, una magna y solemnísima procesión por toda la ciudad el día de la Anunciación, con asistencia de los pueblos cercanos. Y yendo y viniendo de aquí para allá, entre velas, hachones, palios, incensarios, estandartes, alfombras y flores aparecía y desaparecía, como en volandas, el joven maestro de ceremonias.

Notas

  1. Cf. P. PUJOL I TUBAU, o.c., p.284, n.20.
  2. Ib.
  3. En 1617 tuvo otra edición, cuyo título es: ‘Rituale Ecclesiae Urgellensis ad sacramenta administranda et alia parochorum munia rite obeunda’ (Tolosa 1617). En 1727-1728 y 1890-1891 lo reeditaron respectivamente los obispos Simeón de Guinda Apeztegui y Salvador Casañas Pagés. En 1934 hubo otra edición con el título ‘Appendix Tarraconensis ad Rituale Romanum’ (cf. P. PUJOL I TUBAU, ‘El ritu de l’administració del Vidtic en el Ritual Urgellitá de l’any 1617’: Obra completa, p.641-642).
  4. La de Beleth fue publicada por primera vez en 1553 por Cornelio Laurimann, y luego en Dilingen y Anversaen 1570, y en Lyonen 1565, 1583, 1592, 1612, etc. Y las dos juntas se editaron en Venecia en 1572 y 1581 (cf. Dict. Archéol. Chrét. et de Liturgie, X, 1, c.650).
  5. 'Animadvertat Parochus, ad officium suum pertinere, ut explicet aliquoties populo sibi commisso caeremonias, quibus utitur Ecclesia in Adventu, in Quadragesima et aliis temporibus: et mysteria, quae in ipsis latent, aperiat; et alia arcana spiritus Ecclesiae, et significationes sacrarum rerum explicet prout inveniet in Rationale divinorum Officiorum Guilielmi Durandi et Joannis Belethi' (cf. P. PUJOL I TUBAU, o.c., p.643, n.5). Esta recomendación, empero, no pudo constar en la primera edición del Ritual de Urgel que manejó Calasanz, porque era de 1536 y el ‘Rationale’ de Beleth fue editado por primera vez en 1553.
  6. Cf. F. GUILLÉN, ‘Apuntes sobre las fuentes de la espiritualidad sacerdotal de Calasanz’: EphCal 2 (1985) 70. El apellido francés de ambos autores es Durant. Es probable que Calasanz tuviera noticia de la muerte trágica de Juan Esteban Durant, presidente del parlamento de Tolosa, asesinado en una insurrección de los hugonotes el 11 de febrero de 1589 (ib., n.7), pues por entonces vivía nuestro Santo en Seo de Urgel, muy pendiente de las fechorías de los hugonotes.
  7. CC 1, c.VIII, n.66.
  8. C.1350, 3669, 3683. Cf. S. GINER, ‘Ideas sobre el sacerdocio en el epistolario de San José de Calasanz’: AnCal 50(1983)337-367.
  9. Cf. Arch. Cap. Urg., ‘Liber conclusionum’, f.158v (cf. Cat 195 [1977] junto a p.5, sin concretar la cita).
  10. P. AGUADO BLEYE, ‘Manual de Historia de España’, Espasa-Calpe (Madrid 1959), t.II, p.650.