GinerMaestro/Cap12/08

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12.08. Visitas a las siete iglesias

Es Berro, de nuevo, quien escribe que Don Gioseppe Calasanz, 'llegado a Roma, se dio con mucha devoción y consuelo a visitar los santos lugares de esta ciudad... Sentía tan gran consuelo al visitar estos santuarios y particularmente las siete iglesias, que empezó a frecuentarlas muy a menudo [molto spesso]'[Notas 1]. Y dos capítulos más adelante vuelve al tema con más detalles:

'... a media noche se levantaba para rezar maitines con la devoción que se puede suponer, y luego se encaminaba a las siete iglesias, en una de las cuales, al despuntar el alba, celebraba la Sta. Misa con tal devoción que empleaba algunas horas, y esto solía ser en la capilla de la Columna [de la flagelación] del Señor, en Sta. Práxedes, o en Sta. María Mayor o en la dei Monti, y en todo este peregrinaje, sólo Dios sabe los santos afectos que Dios le concedía y la meditación y la contemplación en que llenaba aquel tan largo y nocturno viaje...'[Notas 2]

El P. Catalucci había escrito quince años antes en su ‘Breve Notizia’ simplemente: 'era muy asiduo en visitar las siete iglesias de Roma'[Notas 3]. Y con esa misma imprecisión redactó Berro uno de los artículos del interrogatorio de testigos para el proceso de Beatificación de 1651 diciendo: “visitaba los lugares piadosos [de Roma] y sobre todo las siete iglesias con gran devoción, durante el día, si podía, y si no, de noche”[Notas 4]. De los treinta y cuatro deponentes en este primer proceso sólo cinco conocen el hecho, dos de los cuales por haberlo oído decir[Notas 5] y otro por haberlo leído[Notas 6], pero no dicen más de lo propuesto en el interrogatorio. Los dos restantes oyeron hablar del asunto al P. José mismo, ambientando incluso la confidencia, que queda así justificada. El P. Morelli dijo: “las siete iglesias las visitaba casi todos los días [quasi ogni giorno] y volvía a tiempo para hacer la escuela, y esto lo decía exagerando la buena complexión que Dios le había dado, y se lo he oído decir más de una vez”[Notas 7].

El quinto testigo, H°. Lorenzo Ferrari, desvió el tema, pues, en vez de referirse a las siete iglesias, habló del Año Santo (1600) y de las basílicas jubilares, que son sólo cuatro y no siete, precisando que 'cada día visitó las iglesias para ganar el Jubileo, y esto lo sé por habérselo oído decir a él, alabando a ciertos señores y ciertas ancianas que nunca lo dejaban, pues todos los días había encontrado las mismas personas, y nos lo decía para persuadirnos a que frecuentáramos la visita a dichas iglesias, y decía que él, para tener tiempo de hacer otras tareas, gran parte las hacía de noche'[Notas 8].

Fuera de proceso, dejó escrito en 1652 otro testigo, P. Santiago Bandoni, apoyándose en el testimonio de los Padres conventuales, amigos de Calasanz: 'mientras vivía en casa Colonna, oí decir como [atestiguado] por el P. Bagnacavallo y otro Padre de la Religión de los SS. Apóstoles... que el P. José, antes de que fuera Congregación, durante catorce años, cada mañana antes de hacerse de día hacía las siete iglesias de Roma, dejando la de S. Pedro la última, donde dicen que solía estarse horas enteras, abajo en la cripta, es decir, en el sepulcro'[Notas 9]. Y el mismo testigo, treinta y ocho años más tarde, en 1690, ya viejísimo, volvió a recalcar la misma declaración, añadiendo que mantuvo luego esa práctica, siendo ya religioso[Notas 10]. Otra variedad del tema la introdujo el P. Silvestre Bellei, que declaraba en 1678: “el día de vacación iba a las siete iglesias siempre a pie aunque lloviese a cántaros”[Notas 11].

De todo ello sacó resumen Talenti y dijo que en 1606, al haber llegado ya los alumnos a 900, el P. José 'sacrificó a su bien las horas que todavía dedicaba a la cotidiana visita de las siete iglesias durante 14 años [1592-1606]... continuándola solamente todos los días de vacación'[Notas 12]. Y el gran divulgador de la biografía calasancia, P. Tosetti, habló simplemente de “la cotidiana visita de las siete iglesias”[Notas 13].

La versión tradicional —prácticamente hasta Bau[Notas 14] - quedó en visita cotidiana durante catorce o muchos años. Era un elemento más, grandilocuente, para exaltar las obras extraordinarias de este hombre, que en estos años que nos ocupan parece disponer de veinticinco o treinta horas cada día para llevar a cabo sus muchas tareas. Por otra parte, la abundancia de testimonios que coinciden en recordar estas visitas, con tendencia a exagerar su frecuencia, nos induce a admitir que efectivamente algo había de anormal o extraordinario, aunque dentro de cierta moderación.

Ante todo hay que distinguir entre visitas jubilares del Año Santo y visitas a las siete iglesias. Las jubilares se reducen a cuatro visitas: San Pedro, San Pablo, San Juan de Letrán y Santa María Mayor. Las siete iglesias comprenden las cuatro mencionadas más las de San Sebastián ad Catacumbas[Notas 15], Santa Cruz de Jerusalén y San Lorenzo extramuros, cuyo recorrido total llega a unos veinte kilómetros.

Para ganar el jubileo del Año Santo estaba prescrito entonces —desde Bonifacio VIII que lo instituyó en 1300— que los romanos debían visitar las cuatro basílicas treinta días y los forasteros quince, sin necesidad de que fueran días seguidos. Las cuatro basílicas debían visitarse en un día, aunque se podía hacer también de noche[Notas 16]. Y lo mismo se diga para las siete iglesias, añadiendo que para facilitar su visita el papa Sixto V había abierto nuevas calles y había restaurado la costumbre de que en ellas se celebrara 'capilla papal' cuando la liturgia las indicaba como “estaciones”[Notas 17]. Esta devoción, tan romana, fue vigorizada sobremanera por San Felipe Neri desde mediados del siglo XVI, particularmente en Carnaval y Cuaresma y —hace notar un autor— “les ocupaba todo el día”[Notas 18]

A Calasanz ciertamente no podían ocuparle todo el día, y por ello saldría todavía de noche, con su farolillo en mano quizá. Es, Sin duda difícil de admitir el testimonio tan abundante y convergente de la asiduidad con que practicaba estas visitas. Pero, por mucho que se reduzcan, no pueden minimizarse demasiado, so pena de perder el carácter extraordinario que provoca la admiración de los declarantes. Lo más verosímil es que durante el Año Santo quisiera ganar el jubileo unas cuantas veces, y si cada jubileo exigía treinta días de visitas a las cuatro basílicas, podía quedarse con la impresión de que las hacía casi a diario. Quizá los días de fiesta o vacación completaba el recorrido de las siete iglesias, y los días de escuela visitara dos basílicas por la mañana antes del alba y otras dos al atardecer.

Fuera del Año Santo, lo más probable es que la verdad se reduzca a lo dicho por Berro y la Breve Notizia, es decir, que visitaba las siete iglesias muy a menudo, pero no diariamente o casi todos los días como dice alguno, ni menos aún que las visitas fueran cotidianas durante catorce años continuos, como aseguraba su ex secretario P. Santiago Bandoni en dos ocasiones distintas.

Notas

  1. BERRO I, p.65-66.
  2. Ib., p.70, completado con el texto reimpreso en BERRO III, p.243.
  3. Cf. BAU, RV, p.12. Recordemos que la Breve Notizia fue un esbozo biográfico para la oración fúnebre del Santo, tenida en septiembre de 1648, al cumplirse el mes de su muerte. Y que Berro repasaba su primer tomo manuscrito en 1663 (cf. BERRO I, p.5O).
  4. Cf. A. GARCÍA-DURÁN, o.c., p.85-86, n.463.
  5. ' '...e che visitasse li luoghi Pii, le Sette Chiese, tanto di giorno, come di notte, come mi é stato detto', dijo Scassellati (cf. ib., p.86). Y Victoria Gracchi 'ho inteso dall Padri delle Scuole Pie che il P. Giuseppe della Madre di Dio visitava le sette Chiese di notte' (ProcIn, p.393).
  6. P. Salazar Maldonado dijo: 'queste opere di visitare le chiese io ho letto da una relatione' (ib., p.677).
  7. Cf. A. GARCÍA-DuRÁN, o.c., p.86, n.463.
  8. Ib.
  9. Cf. EcoCen 3 (1945) 15-16.
  10. '... et stando per teologo col Card. Colonna per anni 14 continui ogni mattina avanti giorno faceva le sette chiese di Roma, come ancora quelle ha seguitato a fare essendo religioso' (ib.). Cf. BAU, BC, p.232. Ese mismo año 1690 declaraba el P. Armini en el proceso, aludiendo al Año Santo: '... dopo haver ogni giorno la mattina visitate le Chiese' (A. GARCÍA-DURÁN, l.c.). En su Vita se refirió a las Siete Iglesias, diciendo que las visitaba 'quasi ogni giorno' (ARMINI, Vita, p.45).
  11. RegCal 14, 62.6.
  12. TALENTI, p.91.
  13. U TOSETTI, Compendio Storico... (Florencia 1927), p.47.
  14. Cf. BAU, BC, p.232-233.
  15. El P. Picanyol aseguró que en San Sebastián 'fino ad alcuni anni fa vedevasi esposto un bel quadro raffigurante il Calasanzio in preghiera nelle catacombe romane' (EcoCen 13-14 [1949] 22).
  16. Cf. PANCIROLLI, I tesori nascosti dell’alma cittá di Roma (Roma 1600), p.7-8 (cit. en A. GARCíA-DURÁN, o.c., p.86-8l, n.463).
  17. Cf. Bull. Roman., VIII, p.663-666 (fechada el 13 de febrero de 1586).
  18. Cf. M. TREVOR, San Felipe Neri, apóstol de Roma (Santander 1986) p.74. El papa Clemente VIII, en el Año Santo de 1600, en vez de treinta visitas hizo sesenta para ganar el jubileo 'y además hizo frecuentemente la visita a las 7 iglesias' (cf. PASTOR, O.c., vol. 24, p.152).