GinerMaestro/Cap13/10

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13.10. Plaza del Paraíso

'Desde Santa Dorotea… fueron llevadas las escuelas dentro de Roma a una casita cerca de la fonda del Paraíso…', recordaba Calasanz en 1623. Todavía hoy existe la ‘Piazza del Paradiso’, junto a la iglesia de San Andrés ‘della Valle’. Puso el pie en ese barrio y ya no saldría de él, pues de aquella plazuela pasaría a la otra parte de dicha iglesia y de allí a la cercana plaza de S. Pantaleón, definitivamente. Era un barrio muy popular, centrado en torno a la plaza ‘Campo dei Fiori’, mercado callejero entonces y ahora. Sin duda, uno de los puntos más importantes y concurridos de la Roma papal. Lugar de ejecuciones públicas y promulgación oficial de bandos y bulas o breves papales. Precisamente, el 17 de febrero de aquel año santo 1600, unas semanas antes de establecerse Calasanz en las cercanías, habían quemado vivo en la hoguera, en el centro del ‘Campo dei Fiori’, al hereje dominico Giordano Bruno. Ni fue menos famoso aquel lugar en la Roma antigua, pues ambas plazas, la del Paraíso y la del ‘Campo dei Fiori’, eran contiguas al área donde surgió el Teatro de Pompeyo con su aneja Curia Pompeya, donde cayó asesinado Julio César a manos de Bruto y Casio. No eran recuerdos muy gratos, pero sí evocadores en las clases de latín.

La inmensa cúpula de San Andrés -segunda en Roma después de la de su hermano Pedro- no dominaba aún el barrio. Quedaría terminada en 1625. Toda la mole del templo, empezado en 1591, estaba sólo esbozada y en espera de que reanudara los trabajos en 1608 el gran arquitecto del momento, Carlos Maderno.

Los precios del alquiler, en constante aumento, señalan en cierto modo la ampliación de locales y crecimiento de alumnos: 30 escudos la casa alquilada junto a las aulas de Santa Dorotea; 56, la primera junto a la fonda del Paraíso; 100 la segunda, aneja a la anterior; 200 la siguiente, el Palacio Vestri; 350 el Palacio Mannini y… 10.000 la última casa, San Pantaleón, pero no ya en alquiler, sino comprada. En las dos casas de la plazuela del Paraíso 'estuvieron las escuelas casi dos años', nos dice Calasanz, es decir, desde marzo de 1600 –don Brandini había muerto a últimos de febrero- hasta principios de 1602. Y los alumnos llegaron ya a 500.

El traslado del Trastévere supuso para Calasanz un cambio radical en sus demás tareas. Las visitas que realiza como cofrade de los Santos Apóstoles van disminuyendo a medida que se compromete con las escuelas de Santa Dorotea. Así, en 1597 se le encomiendan 101 visitas, pero sólo realiza 65; en 1598, sólo 42 de las 102 que le tocan; en 1599, sólo hace 11 de las 105 que debía hacer; en 1600, sólo tres; en 1601 , sólo dos. El 1 de agosto de 1601 se le nombra por última vez como visitador. La drástica disminución de visitas en los dos últimos años depende lógicamente de la plena responsabilidad que ha tomado sobre las escuelas al sacarlas de Santa Dorotea, donde el número de colaboradores y la más o menos comprometida protección del párroco todavía le dejaban las manos algo libres.

En proporción inversa, desde que aparece su nombre en los libros de la Cofradía de la Doctrina Cristiana, a principios de 1600, intensifica progresivamente sus servicios, agradecido en parte por la ayuda que le prestan, según las promesas que le hicieron en el agosto pasado y confiado en que esa Cofradía sea la cantera segura de donde pueda sacar más colaboradores y más medios económicos. Así pues, en enero de 1600 empieza a asistir a las juntas secretas; el 13 de agosto se le nombra visitador extraordinario de las escuelas catequéticas de muchachas, junto con el español Francisco Villoslada; tres días después se le encarga, junto con Francisco Lanterio, que trate con los gitanos sobre el tiempo oportuno para enseñarles el catecismo. Al año siguiente aumentan los servicios: el 6 de febrero se encarga a Calasanz y Villoslada que se repartan las catequesis de muchachas que deben visitar, y se decide que Calasanz y Jerónimo Sánchez, español también, vayan el domingo siguiente a visitar la catequesis de muchachas de San Nicolás ‘in Campo Marzio’; el 26 del mismo mes hay reunión general de visitadores para repartirse las catequesis, y al señor José Calasanz le tocan las de Santa María ‘in Via’, Santa María ‘in Constantinopoli’ y Santos Vicente y Anastasio. Como las catequesis eran dominicales, no interferían directamente en sus tareas escolares.

Indudablemente, la Cofradía recompensaba las tareas de Calasanz cumpliendo sus promesas de ayuda y protección respecto a la escuela cotidiana, que llamaban 'de San Andrés della Valle', como lo prueba el hecho de que en la junta del 13 de marzo de 1601 se lee: “Se ordenó al Sr. Fiammella y al Secretario, que hablen con el Sr. Francisco de Rustici sobre el alquiler que el Papa quiere pagar de la escuela de niños de San Andrés”. Y es digno de notarse que por primera vez se nos dice que el 13 de marzo de 1601 ya estaba enterado Clemente VIII de la existencia de las escuelas de Calasanz, antes de que se llamaran ‘Escuelas Pías’, y además, dispuesto a ayudarlas económicamente.