GinerMaestro/Cap15/02

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15.02. Iniciativa y protagonistas

El citado testimonio del P. Bernardini, basado en las confidencias personales del P. Prefecto de las Escuelas Pías, pone de manifiesto que la iniciativa de la unión con la Congregación luquesa partió de Calasanz. Es innegable, sin embargo, el protagonismo que asumieron y compartieron en todo el proceso el cardenal Giustiniani, el papa Pablo V, los carmelitas P. Domingo Ruzola y P. Juan de Jesús María, además del P. Prefecto y el P. Bernardini como últimos responsables y representantes de sus respectivos institutos. La reciente documentación, exhumada y publicada por el P. Vilá, hubiera hecho cambiar la opinión a quienes con más o menos base crítica dijeron que la iniciativa fue de Giustiniani o de otros, negándosela expresamente a Calasanz.[Notas 1] Si hay testimonios que se centran en alguno de estos personajes, parece que deben entenderse no como queriendo atribuirles la iniciativa, sino reconociendo simplemente la importancia de su intervención.

Es lo que puede verse en este breve párrafo de un informe de Calasanz, en el que evita señalar la iniciativa: 'En el mes de enero de 1614 se hizo la unión, con la intervención del Sr. Cardenal Giustiniani y del P. Domingo de la Scala, entre los Padres de Sta. María in Pórtico y los Padres de las Escuelas Pías con el Breve Apostólico, a fin que dicho Instituto de las escuelas fuera realizado con mayor diligencia'.[Notas 2] Y ese mismo sentido hay que dar a ciertas expresiones de Giustiniani respecto a sí mismo, y de Berro respecto al cardenal y al papa[Notas 3] .

El P. Bernardini refiere así en sus Crónicas los primeros trámites de la futura unión:

'Estando yo en Luca en aquel verano [de 1613] recibí cartas de Roma, del P. Rector,[Notas 4] diciéndome que el Card. Giustiniani, Protector de las Escuelas Pías, hablando con él, le había manifestado el deseo, aunque de lejos, de que nuestra Congregación tomara sobre sí la carga de dichas escuelas. Se me dijo también que pensaban lo mismo el Prefecto y demás Padres de dichas escuelas. Más o menos un año antes, dicho Sr. Cardenal me había insinuado algo de esto, pues habiéndome pedido a uno de nuestros Padres para confesor de tos niños de las escuelas, le respondí que aun teniendo pocos, estábamos no obstante todos a su servicio. El me respondió con mucho afecto que no podía hacerle cosa más grata, y añadió estas precisas palabras: estas escuelas os caerán un día sobre las espaldas, pues el P. Prefecto es de edad e indispuesto y si muriera antes de proveerse esta obra, habría peligro de disolverse. Para cumplir el deseo del Sr. Cardenal, encomendé al P. Juan Preami, sacerdote nuestro, que fuera a las escuelas a confesar algunos días a la semana, lo cual hizo más o menos durante un año. Este hecho creo yo que dio ocasión a los Padres de las escuelas de pensar en poner aquel peso sobre nosotros'.[Notas 5]

La insinuación de Giustiniani al P. Rector y la anterior al P. Bernardini 'más o menos un año antes', acerca de la futura aceptación de las Escuelas Pías, podría de nuevo hacer pensar en que efectivamente la iniciativa fue del Cardenal. No obstante, lo lógico es que al ser nombrado Protector se informara sobre el estado y necesidades de las Escuelas Pías y que fuera el propio Calasanz quien le propusiera el problema presente de necesidad de confesores y el futuro de la supervivencia del instituto y para ambos casos le indicara como solución el recurso a los padres luqueses. Sólo así concuerdan los dos textos casi contemporáneos del mismo Bernardini: el de sus ‘Crónicas’ (posterior) y el de su carta a Luca (anterior), en el que con tanta precisión recordaba las confidencias de Calasanz sobre la elección de la Congregación luquesa para confiarle sus escuelas.

Tanto el Prefecto como los demás padres de la Venerable Congregación de las Escuelas Pías estaban de acuerdo en unirse con-los luqueses, como acaba de decir por dos veces Bernardini, quien antes de salir para Roma a primeros de octubre, 'juzgando yo -añade- que este asunto era grave e importante, adecuado para hacer avanzar la Congregación, lo consulté todo con los principales Padres de la casa de Luca, a los cuales agradó muchísimo (‘piacque sommamente’) y muy concordemente juzgaron que no se debía perder esta ocasión, que les parecía mandada por Dios para sacar la congregación del fango y de la servidumbre'.[Notas 6] Y una vez llegado a Roma, consultó también a aquella comunidad y se resolvió que estaría bien tener un encuentro con los Padres de las Escuelas Pías, como se hizo en seguida”.[Notas 7] Así pues, toda la Congregación -que sólo contaba con las dos comunidades de Luca y Roma- acogió de común acuerdo la idea con verdadera satisfacción.

En la primera reunión conjunta fue Calasanz quien hizo una apología de las Escuelas Pías y un cumplido elogio de los luqueses, cuya síntesis recuerda Bernardini en sus Crónicas en estos términos:

'Expuso el P. Prefecto en nombre de todos su deseo de que acogiéramos el peso de las Escuelas Pías. Demostró cuán útil sería esta obra para la república cristiana, si se realizaba como convenía, y para conseguirlo era menester que los hombres de la Congregación estuvieran dotados de perfectas virtudes. Dijo que gustosamente se habían fijado en nosotros (todo sea dicho por honor de Dios) porque les parecía ver que éramos personas deseosas de soportar fatigas con buen celo, sin intereses terrenos'.[Notas 8]

La magnífica alocución de este hombre de Dios que a sus cincuenta y seis años cumplidos está buscando sucesores a quienes legar su obra, debió parecer a muchos un canto de cisne. Sin embargo, era sólo el ensayo de otros muchos que vendrían luego.

Se comunicó luego a Giustiniani el resultado del encuentro y el cardenal encomendó el asunto al P. Domingo Ruzola; ambos empiezan a preocuparse de la cuestión con admirable tenacidad y responsabilidad, quizá excesivas, y mantendrán su apoyo a las Escuelas Pías incluso con menoscabo de los intereses de la Congregación luquesa. El P. Bernardini manifiesta su peculiar prudencia, haciendo hincapié en que trató la cuestión 'más veces' con el P. Ruzola, quien quiso examinar incluso las Constituciones, alabando su rigor y sus méritos. Y a estas consultas añadieron otras “con personas de espíritu, prudencia y experiencia en las cosas del mundo, sobre si convenía a la Congregación asumir esta responsabilidad sabiendo que el peso era gravísimo y que llevaba consigo muchas dificultades”.[Notas 9]

Todo ello nos hace ver que fue un acuerdo pensado con prudencia, consultado debidamente y aprobado con satisfacción en el seno de ambas congregaciones, con el asesoramiento de personas de fuera, y tratado también entre los responsables de ambas congregaciones, antes de llegar a la aceptación definitiva.

Notas

  1. El P. Bau se inclina por el P. Juan, P. Domingo, el cardenal (cf. BAU, BC, p.334); García-Durán prefiere al cardenal (cf. A. GARCÍA-DURÁN, o.c., p.123, n.600); Vilá comparte la opinión de Bau (cf. C. VILÁ, ‘Fuentes inmediatas’, p.50) y, aunque luego, apoyado en Bernardini, se decidió por Calasanz (cf. C. VILÁ, ‘En torno a la unión, p.233), volvió a preferir a Giustiniani (cf. PosCas, p. 143, n.11). Sántha, aun desconociendo la reciente documentación, propuso a Calasanz, quien lo comunicaría a Ruzola y éste a Giustiniani (cf. G. SÁNTHA, ‘Nova quaedam documenta…’, p.194).
  2. Informe de 1623 (cf. EGC II, p.171). En el memorial dirigido al papa en 1616 podría parecer que Calasanz atribuye la iniciativa de la unión a los luqueses en general, al señalar el motivo por el que se unieron. Con ello, sin embargo, sólo intenta recordar la razón por la que aceptaron la unión que se les proponía, y no presentarlos como quienes por propia iniciativa buscan y proponen dicha unión para solucionar su problema.
  3. Giustiniani escribe a los luqueses, una vez realizada la unión: 'le Scuole Pie ridote per opera mia dalla Santitá di N. S. sotto il governo d'essa Congregatione' (cf. C. VILÁ, ‘En torno a la unión…’, p.238). Berro escribe en su ‘Breve vita…’: 'Il card. Benedetto Giustiniani… conoscendo I'importanza delle Scuole Pie in Sta. Chiesa… I'appoggió allí RR. PP della Congregatione di Lucca…' (cf. A. GARCÍA-DURÁN, o.c., p.123, n.600). Y en sus ‘Annotationi…’; 'Vedendo la Santitá di Papa Paolo V che l'opera delle Scuole Pie era di tanto buon nome… pensò di darle aiuto non ordinario appogliandola alla Congregatione de Chierici Seculari della Beata Vergine' (BERRO, I; p.85). El paralelismo de estos dos textos de Berro confirma la idea de que no pretende atribuir iniciativas, sino constatar intervenciones.
  4. P. José Matraia, rector de la casa de Santa María in Pórtico.
  5. A. BERNARDINI, o.c., PosCas I, p.261. Giustiniani fue nombrado Protector el 12 de enero de 1613 (cf. ib., p.155), luego la petición de confesar no pudo hacerla 'circa d'un anno prima', sino apenas medio año antes.
  6. Ib., p.261.
  7. Ib., p.261-262.
  8. Ib., p.262.
  9. Ib., p.262-264.