GinerMaestro/Cap15/15

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15.15. En busca de una fórmula de concordia

A mediados de diciembre llegaron a Roma los dos padres capitulares de Luca. Giustiniani quiso tener un último encuentro con el General antes de que empezara la Dieta, y cumpliendo tales deseos fueron a verle Bernardini y Cioni. El cardenal fue muy explícito al manifestarles las ideas fundamentales sobre las que deberían pronunciarse en la próxima Dieta General. Bernardini las resume así, muy acertadamente:

'Después del cumplimiento nos dijo: "Padres, es necesario que ante todo decidáis si las Escuelas Pías os van o no; si no os van, dejadlas y las daremos a otros; pero si las queréis mantener tendréis que aceptarlas como vuestro instituto principal y todas las casas que fundéis en adelante serán con Escuelas Pías y en estado de pobreza, sin bienes estables ni rentas seguras". Añadió que se debían dar muchas disposiciones para el instituto, a fin que el asunto de las escuelas se corroborase. Y habiéndonos dicho algunas, nos parecieron muy perjudiciales para nuestra Congregación y para nuestro antiguo instituto, de donde se veía que hablaba por boca del P. Prefecto.[Notas 1] $e le hicieron, por tanto, muchas réplicas y muchas oposiciones. Y finalmente nos despidió diciendo: "El año pasado fuisteis autorizados para ordenar a 4 sujetos a título de pobreza, y ahora el papa os ha añadido otros 12, que hacen en total 16, y se os concederán cuantos necesitéis, sobre todo si aceptáis otros lugares fuera de Roma. Reuníos y haced constituciones y órdenes, que€ yo os las confirmaré si son como deben ser, y haré expedir un nuevo Breve con estas gracias"“.[Notas 2]

Exigente, pero a la vez abierto a ulteriores concesiones y, sobre todo, Protector decidido de las Escuelas Pías, se muestra el cardenal en esta tensa entrevista. Probablemente no hablaba sólo como persona privada, sino como portavoz de la comisión cardenalicia que había estudiado la cuestión y de la que no tenemos documento conclusivo. Calasanz dijo en un memorial al papa, de finales de 1616: 'V. Santidad encomendó este asunto a los Ilmos. Sres. Card. Giustiniani, Soana y Lancellotti, a quienes pareció después de algunas consultas que el instituto principal de dicha Congregación fuera el ejercicio de las escuelas, manteniendo, no obstante, todavía libremente el instituto de predicar y confesar en sus iglesias y con algunas otras órdenes, todas las cuales fueron aceptadas en la Congregación General por dichos Padres'.[Notas 3] No fue tan fácil, sin embargo, llegar a esa aceptación. Eran demasiadas cosas las que tenían que cambiar y excesivamente graves. Y eran también excesivamente intransigentes las actitudes de Calasanz y de Giustiniani. Estaban tensando la cuerda hasta el extremo y acabaría por romperse.

Llegó el año 1616 y empezó la Dieta General el día 2 de enero. Asistieron el general Bernardini; Cioni, rector de Luca; Matraia, de Sta. María in Pórtico; Tucci, de la casa-noviciado de Trevi; Casani, de las Escuelas Pías, y tres vocales-socios de Cioni, Matraia y Casani. Llevaban ya dos semanas de convivencias y discusiones sobre los temas candentes antes de inaugurar la Dieta oficial. Paralelamente a las sesiones de la misma habia -al parecer- otros encuentros entre Calasanz, Bernardini y quizá algún otro para llegar a conclusiones comunes y concordes, que tenían que recibir también el veredicto de Giustiniani. He aquí el proceso de la primera fórmula de concordia, según la crónica de Bernardini:

'Fue menester reunirnos muchas veces con el P. Prefecto para intentar componer una escritura que satisficiera a él y al cardenal y no destruyera nuestro primer instituto, ni lo subordinara al otro. Finalmente, con mucha fatiga y trabajo de varios días, se formuló de este modo: se expresó que habiendo tenido hasta ahora la congregación la finalidad de ayudar a las almas por medio de la administración de los sacramentos y de la predicación de la palabra de Dios, ahora se aceptaba el medio de las Escuelas Pías como principal, utilísimo y necesarísimo en la Iglesia de Dios para conseguir más fácilmente el fin último de ayudar-a las almas, dado que el fin principal de la obra de las Escuelas Pías no era solamente la erudición de los niños, sino la pía educación tan estimada por los Concilios y Santos Padres, la cual consiste en el ejercicio de las mismas cosas con que se ayuda a las demás almas. La erudición, además, es un medio óptimo para conducir a los niños a esta perfección, de lo contrario no sería posible reunirlos, ni darles esta ayuda.
De esta manera parecía quedar a salvo el primer instituto y dar satisfacción al Cardenal y al Prefecto, el cual último lo aceptó con mucha dificultad. Y habiendo redactado así una escritura, el P. Prefecto se encargó de tratar con el Cardenal y hacérsela aprobar. Pero no fue así, pues temiendo que nuestros Padres no estimaran ni tuvieran en cuenta las Escuelas Pías tanto como él deseaba, y habiendo además concebido la idea de que les moviera cierta especie de ambición, no se consideró satisfecho'.[Notas 4]

Y aprovechó la primera ocasión para manifestarlo de modo incluso brusco, pues poco tiempo después, habiéndose encontrado en el Convento de la Scala con Bernardini y Cioni, les dijo el cardenal, 'no sin mostrarse indignado: "Padres, aquella escritura no me gusta; pensaré en dar las Escuelas Pías a otros[Notas 5] y vosotros os quedaréis con vuestro antiguo instituto'. Yo le respondí -escribe Bernardini- que de las Escuelas Pías podía hacer lo que le pareciera mejor, pero que la escritura se había hecho así no por ambición, sino por decencia”[Notas 6] la indignación se dejó sentir en los padres de la Dieta cuando el General les contó el incidente.

A pesar de ello, se volvió a redactar otra fórmula con el P. Prefecto, según los deseos de Giustiniani, pero no había manera luego de concordar las opiniones de los de la Dieta tras muchas sesiones. Se pensó incluso en acabar de una vez 'o dando razonable satisfacción al cardenal o rompiendo con él, dejando la empresa de las Escuelas Pías y con ello la esperanza de salir adelante por medio de ellas'.[Notas 7] Estaba ya cerca la fiesta de San Fabián y Sebastián, el 20 de enero, y se prescribió a todas las casas un día de ayuno a pan y agua, invocando su particular asistencia. Y aquel día, convocada la Dieta, se llegó “muy fácilmente” -hace notar Bernardini- a aprobar la tan reformada fórmula de concordia.[Notas 8] Dicha fórmula -precisan las Actas oficiales- debería presentarse al papa, de modo que si la aprobaba, la confirmaría con un breve, pero si no la aprobaba, la tendrían como nula.[Notas 9]

Todavía el 2 de marzo se introdujo una pequeña modificación al texto, y el 6 de abril autorizó la Dieta posibles retoques a una comisión especial nombrada el día 8. El 20 de abril terminaba esta larguísima y extenuante Dieta, que encomendó la fórmula a Giustiniani 'para que -dice Bernardini- la tratara con el papa y la hiciera aprobar'.[Notas 10] Y mientras no llegara la aprobación pontificia, todo el contenido de la fórmula debía quedar en secreto.

Notas

  1. Con estas palabras manifiesta Bernardini que las ideas nuevas sobre la configuración futura de la Congregación procedían de Calasanz, quien sigue siendo el verdadero responsable y padre de las Escuelas Pías. A la vez se advierte que Giustiniani se atiene a los puntos programáticos de los dos memoriales de Calasanz.
  2. PosCas, p.281.
  3. EGC II, p.50.
  4. PosCas , p.281-282.
  5. Con fecha del 7 de mayo de 1615 escribió el P.Cioni al P.Bernardini: 'ho grandemente caro che mantenghino il filo con li francesi; non sappiamo quello vogli fare Iddio, come anco con gl’altri che domandorno; a suo tempo se le cose si firmeranno, si potrá dare satisfattione a tutti'. (PosCas, p.199). Los franceses eran la Congregación de Doctrinarios, de César de Bus, que ya en 1614 tratan de unión con Bernardini,-Calasanz y Casani (cf. EC VI, p.2869,n.2). También de otras peticiones de unión habla Bernardini en estos años. Y de ello estaría enterado lógicamente el cardenal Protector de las Escuelas Pías, quien ya es la segunda vez que amenaza a Bernardini con quitárselas y darlas a otros.
  6. Ib., p.282. Cf.la versión del P. Erra, que resume la de Bernardini, en A. GARCÍA-DURÁN, o.c., p.144, n.665 y 666.
  7. PosCas, p.282-283.
  8. Ib., p.283.
  9. Ib., p.239. De la tan controvertida fórmula se han publicado, que sepamos, cuatro versiones: 1) C. A. ERRA, ‘Ragguaglio della Unione e Disunione delle Scuole Pie con la Congr. della Madre di Dio’, Roma 1753, p.7I-74, reeditada por A. GARCÍA-DURÁN, o.c., p.145-147, n.667 ,y considerada por ambos como última y definitiva, pero indudablemente es una de las intermedias; 2) B. BARTLIK, en sus ‘Annales’, presenta el documento como memorial del P. Casani, escrito a petición del P. Juan de Jesús María para informar al papa, y difiere en algunos puntos sustancialmente del anterior (cf. EphCal 2 [1935] 57-58; 3 [1935] 99-101); 3) en EC lI, p.493-496, se acepta la opinión de Bartlik y el texto presenta algunas pequeñas variantes respecto al anterior. El original se encuentra, efectivamente, entre los manuscritos de Casani (cf. AGEP, Reg.Serv. Dei, 54, c-1); 4) en PosCas, p.239-242, aparece como parte integrante del Acta de la Dieta General del 2O de enero de 1616, de la que se dice: 'Aprobación de la fórmula definitiva'. Esta versión es idéntica a la anterior y ciertamente la auténtica fórmula definitiva, avalada por el hecho de conservarse también en el Archivo de San Pantaleón y escrita de mano del P. Casani. Tal variedad de versiones publicadas tiene su explicación, como hemos visto, confirmada por el P. Erra, que escribe: 'Proposta la Formula per la quarta volta… alli 20 Gennaro fu accettata la Formula, come base del nuovo Istituto' (C. ERRA, ‘Memorie…’, p.41-42).
  10. PosCas, p.283.