GinerMaestro/Cap15/17

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15.17. Las Escuelas Pías en Frascati

EL20 de abril de 1616 había concluido la Dieta General y en junio partió para Luca el P. Bernardini.[Notas 1] No volvería a Roma hasta primeros de noviembre. En su larga ausencia tuvo lugar un acontecimiento importante: la primera fundación de Escuelas Pías fuera de Roma, en Frascati. Las cosas ocurrieron así. La única escuela del pueblo había quedado cerrada desde que en agosto de 1615 había sido arrestado el maestro. Uno de los principales miembros del consejo municipal, el ilustre jurisconsulto y auditor de curia don Laercio Cherubini,[Notas 2] se interesó vivamente por solucionar el problema de la escuela, del que trató con Pablo V. Desde que este papa veraneaba en Frascati, la pequeña ciudad se convertía en otra Roma en los meses de estío, pues a ella acudían también los cardenales y monseñores de curia y, por consiguiente el papa Borghese sentía cierta responsabilidad y, benevolencia por los problemas locales.

En este caso dice don Laercio que el Pontífice le ordenó tratar con los jesuitas para que se hicieran cargo de la escuela, y si se negaban que recurriera a los padres de las Escuelas Pías. Los jesuitas dijeron que no podían, pues sólo tenían escuelas para niños ya iniciados en gramática latina, mientras aquella escuela era más bien de leer, escribir, contar y rudimentos de gramática. Y entonces se dirigió Cherubini a las Escuelas Pías de San Pantaleón y fue personalmente el P. Prefecto y no el P. Rector quien trató el asunto.

No era fácil aceptar la propuesta, pues el personal docente no debía ser precisamente abundante. Con prudencia, consultó Calasanz el asunto con el cardenal Protector, y aun quiso cerciorarse de la voluntad del papa hablando con él personalmente. Uno y otro manifestaron su expreso deseo de que se hiciera cargo de aquella escuela. Sumiso y obediente, se trasladó el P. Prefecto a principios de junio a Frascati y trató concretamente con las autoridades municipales de las condiciones de la fundación. Le darían lo que daban al maestro cesado, además de la casa. Y Calasanz aceptó.[Notas 3]

Nada dijo de todo ello al P. General Bernardini, quizá porque estaba ausente y esperaba comunicárselo cuando las cosas estuvieran maduras. Quien no pudo menos de enterarse de los trámites y del viaje fue el P. Rector Casani, que informó de todo al General. Y con fecha del 18 de junio escribía Bernardini desde Luca a Calasanz, no sin sorpresa y cierta manifiesta protesta:

'Por el mismo [P. Rector] me he enterado de su viaje a Frascati, de los tratos que ha hecho con aquellos Sres. concejales y de la promesa que les ha dado de ir en persona a servir a aquella ciudad. Si yo viese que nuestra Congregación puede asumir esa carga, además de desear mucho aceptar esa fundación, no permitiría nunca que V. R. tomase sobre sí ese pesó. Pero no pudiéndose hacer, no por falta de voluntad sino por escasez de personal, no quisiera que de esa manera nos viéramos forzados a substituirle en sus fatigas, sabiendo bien que no podrá quedarse ahí por mucho tiempo. Si así fuera, dado que Dios N. Señor no nos obliga a lo imposible, no podría ciertamente satisfacer sus deseos, por lo cual, aunque a disgusto mío, habría que tener paciencia necesariamente. Yo sé que V. R. es prudente y se atiene a la verdad y a la razón, y que nos dispensará en lo que no puede hacerse de otro modo.[Notas 4]

A vuelta de correo le respondía Calasanz, dando cabal explicación de su proceder, desligando a la Congregación de futuras obligaciones y acabando con un párrafo espléndido en que le incita a una mayor confianza en la Providencia, consciente del momento histórico en que va a nacer definitivamente 'el nuevo instituto de las Escuelas Pías en la Iglesia', del que le proclama fundador:

'En cuanto a mi ida a Frascati -escribe- me parece bien que sepa V. P. Rma. que ha sido por orden expresa del Sr. cardenal Protector nuestro, quien sabiendo además la voluntad de Su Santidad acerca de este particular, desea se dé satisfacción en lo posible a aquella localidad. Y me parece muy razonable, dado que el papa, que es intérprete de la voluntad de Dios, me dijo cuando traté con él de este asunto, que deseaba muy vivamente que ayudáramos a la juventud de Frascati, por ser una pequeña Roma por la frecuente presencia de su corte y de tantos cardenales. Sin embargo, no obstante esto, deseo que V. no se tome molestia alguna, pues no pretendo que la Congregación quede en manera alguna obligada a sustituirme en mis-fatigas, si es que alguna he de pasar en Frascati. Mas deseo dar satisfacción no sólo al Sr. Cardenal Protector y a dicha localidad, sino también al papa, que tanto ha demostrado desearlo, (apoyándome) en compañeros seculares (no religiosos), como lo he hecho durante tantos años en Roma, no dejando por ello de ayudar en lo posible a las escuelas de Roma, aunque fácilmente pueden prescindir de mí.
Mas siendo así que Dios bendito ha llamado a V. P. Rma. para cabeza de la Congregación de la Madre de Dios, que debe fundar en su Iglesia el nuevo instituto de las Escuelas Pías, extremamente necesario en ella, yo quisiera que V. tuviese un corazón ancho, a imitación de los otros antiguos Padres Fundadores de nuevos institutos, los cuales en los principios hicieron con pocos hombres cosas grandes en su servicio, confiados más en el auxilio del cielo que en los consejos humanos. Quiera su Divina Majestad dar a V. P. Rma. tal espíritu y fuerza que en pocos años llegue a ser esta Santa Congregación la primera en la viña del señor y en provecho espiritual. Es lo que yo, aunque vilísimo pecador, le ruego todos los días… De Roma, a 24 de junio de 1616.[Notas 5]

Dejando aparte la finalidad primaria de autodefensa que tenía esta carta no puede menos de notarse un claro matiz de despedida, de retirarse humildemente por el foro, incluso materialmente dejando y trasladándose a Frascati. Cuando esto escribía Calasanz, había dejado ya las cosas bien arregladas: la Congregación luquesa había aceptado el instituto de las Escuelas Pías, no como una ocupación o ministerio más entre otros, sino 'como el principal y tan propio que él se distinga suficientemente de todas las demás congregaciones, religiones y sociedades'. Así lo habían escrito y aprobado en la fórmula de la Dieta, y la fórmula estaba ya en manos del papa. Cuando saliera el breve esperado, el P. Bernardini, como General de la Congregación, podría considerarse como el fundador del nuevo instituto de Escuelas Pías, pues oficialmente se habría convertido en ministerio propio y específico de una Congregación religiosa. No había, pues, nada de adulación. Además, por lo que se ve, con el nuevo breve definitivo para el futuro estable de las Escuelas Pías, quedaría abolido lo dispuesto en el anterior de la unión, y Calasanz dejaría su cargo de Prefecto vitalicio de las Escuelas Pías de Roma, o en todo caso estaba dispuesto a renunciar a él. Así se deduce de sus palabras: desde Frascati “no dejaría de ayudar en lo posible a las escuelas de Roma, aunque fácilmente pueden prescindir de mí”.

Esta última afirmación nos cerciora de que en las fechas en que escribe, es decir, finales de junio de 1616, las escuelas en San Pantaleón funcionaban con plena normalidad. No había nada que lamentar. Incluso había alguien -quizá el rector- que podía suplir las veces del Prefecto, sin que se le echara de menos. Y todo parece indicar que desde la Dieta de octubre de 1614, en que se estudió y solucionó la situación de las escuelas, hasta estas fechas de principios del verano de 1616, los luqueses cumplieron debidamente con sus responsabilidades de maestros y educadores. Ni faltan claros indicios de que no sólo los de Roma, sino también los de Luca seguían con interés lo que pasaba en San Pantaleón y se preocupaban por mandar nuevos maestros y buscar libros de texto. Así, por ejemplo, escribía el P. Cioni desde Luca en febrero de 1615 al P. General: 'Me alegro de que los jóvenes mandados de aquí les ayuden en las escuelas. Ha habido suerte en encontrar algún autor que trate del método que el Seggia (?), con excesiva palabrería intentaba explicar con poca lógica. Ya dije al P. Rector de las escuelas (Casani), que encontré un autor que trataba de mil maneras las cosas con las distinciones y propiedades que él decía… si pudieran encontrar aquel español, creo que iría muy bien para todos los jóvenes'.[Notas 6] Igualmente, manifiestan los de Luca gran estima por el P. Prefecto y le invitan repetidamente a que vaya a Luca para tomar baños que le alivien en sus dolencias, dispuestos a tratarle como uno de ellos y agradecidos por lo mucho que le deben.[Notas 7]

Calasanz, pues, contemplando la normalidad y serenidad con que proceden las escuelas en Roma, y convencido de que ya pueden prescindir de él, se decide a marchar a Frascati, llevando consigo a cinco compañeros de su grupo. La importancia que dio al acontecimiento se refleja en esta página que escribió él mismo, poco después:

'Para honor y gloria de la Sma. Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, de la Beatísima Virgen Madre de Dios y de todos los Santos, y para utilidad de la ciudad de Frascati, siendo Sumo Pontífice la Santidad de N. Señor Pablo V, fueron introducidas las Escuelas Pías en dicha ciudad el día 26 de agosto de 1616, para la cual obra vinieron de las Escuelas Pías de Roma el P. José, Prefecto, el P. Antonino de Natali, el P. Glicerio Landriani, Abad de S. Antonio de Plasencia (Milán), el P. Gaspar Dragonetti, Mateo Regale y Fabio de Lamberti'.[Notas 8]

Por primera vez salían de Roma las Escuelas Pías, sin romper el vínculo que las unía con las que allí quedaban.[Notas 9] Y efectivamente, su sentido de equidad le hizo ver a Calasanz, a los pocos días de empezar las escuelas, que seis maestros eran demasiados, dadas las necesidades de la casa de Roma, y quedándose él con Dragonetti y otro, mandó allá a Glicerio con los otros dos hacia mediados de septiembre.[Notas 10] Pocos, meses, sin embargo, pudo permanecer en Frascati el P. Prefecto, pues las cosas se complicaron improvisamente en Roma.

La fundación de Frascati fue, sin duda, una novedad importante, pues por fin se prescindía del humillante certificado de pobreza, que se exigía en las Escuelas Pías de Roma. La aceptación de la escuela municipal vacante, única existente en la localidad, les obligaba a admitir a todos los alumnos que la frecuentaban, de cualquier clase o condición que fueran y no exclusivamente pobres. La diferencia estaba en que si antes la mayoría pagaba y otros no, como ocurría en las escuelas municipales de Roma, en adelante serían escuelas gratuitas para todos, en las que ningún pobre sería rechazado por no poder pagar. Y fue Calasanz, y no los luqueses, quien aceptó la fundación y discutió las condiciones con los próceres del municipio. Con ello, pues, se cumplían sus deseos, expresados en la petición del breve de unión, de que si en Roma se mantenía la exigencia del certificado de pobreza que no se pidiera fuera de Roma.

En un famoso bando público, proclamado por el gobernador de Frascati en 1620 en favor de las Escuelas Pías, se reflejan –aun después de cuatro años de la fundación- esas características iniciales, al decir que sus maestros 'enseñan en ellas piadosamente y sin retribución, salario u otra recompensa', y de los alumnos dice: “mandamos expresamente que quien acuda a dichas Escuelas, de cualquier grado, estado o condición que sea…”.[Notas 11] Esta aceptación de toda clase de niños no quita la marcada preferencia por los pobres, como diremos luego.

Notas

  1. El 18 de junio, ya en Luca, escribe a Calasanz: 'Essendo arrivato qua a buon salvamento, era debbito mio di darne avviso a V. R. et insieme salutarla' (EGC II, p.58). Luego hacía pocos días que había llegado. Erra dice que llegó a finales de mayo (ERRA, ‘Ragguaglio…’ p.23).
  2. Había nacido en Nursia, pero era ciudadano de Frascati. En 1586 había editado el ‘Bullarium Magnum Cherubinorum’, y en 1617 la segunda edición, corregida y aumentada. Murió en 1626, y su hijo, el benedictino P. Angel Mª., preparó la tercera edición (1634-1644). En 1623 Flavio, hermano del monje de Montecasino, publicó el ‘Compendium Bullarii’. Un tercer hijo de Laercio fue el escolapio P. Esteban, de infeliz memoria en la Orden, como tendremos ocasión de ver. Don Laercio fue hasta su muerte protector y bienhechor de las Escuelas Pías de Frascati y fiel amigo de Calasanz (cf. EHI, p.627, n1).
  3. Cf. documento notarial en BAU, BC, p.367. Diez años más tarde se habló de abrir de nuevo la escuela municipal, lo que hubiera obligado a cerrar las Escuelas Pías, pues la pequeñez del pueblo no daba para dos colegios, según dice Calasanz: 'Quanto al far istanza che si apra la scuola della communitá è tanto come dire che ci risolviamo di partire da Frascati, che all'ultimo bisognerà farlo, non si possono aprire senza licenza del Sig. Cardinale Detti, Vescovo (de Frascati), la quale non credo che concederá' (c.440). Las Escuelas Pías de Frascati han seguido abiertas hasta hoy.
  4. Cf., EGC II, p.58
  5. Ib., p.57.
  6. EC VI, p.2868-2869. El español mencionado debe de ser el célebre Brocensce (Sánchez de Brozas).El 14 de marzo de 1615 escribía Cioni a Bernardini: 'Ho inteso volentieri la solennitá con che hanno fatto le 40 hore alle Scuole Pie… sará difficile rimuoverlo (a un maestro), ma se li desse Marco per coadiutore e dependesse da lui e alla classe di Marco potrebbe mettervi uno che viene costà da Fibbialla, sacerdote, racco mandato da me al P. Rettore delle scole…' (ib., p.2870). En octubre de 1615 en un memorial escribía Casani: 'si dice che al presente non sono in Congregatione più di 18 sacerdoti professi et un novitio et altri giovani indirizzati a prender I'ordini sagri, parte de quali sono impiegati nel servitio delle scole' (ib., p.2725).
  7. Cioni a Bernardini (14 de marzo de 1615): 'Se si risolverá mandarlo il prefetto qua per curarsi, si sarà carissimo e sil farà quelle amorevolezze e caritá, che potremo, come a uno de nostri, che veramente li siamo molto obligati'; (17 de abril de 1615): 'Se il P. Prefetto si risolverá venire a bagni, noi li faremo carezze e ne potrebbe portare tanto giovamento che non haverà da pentirsi d'haver fatto questa risoluzione' (ib., p.2870-2871).
  8. Cf. BAU, BC, p.370 (RegCal, II, 17).
  9. La tensa actitud de Bernardini y Calasanz, manifestada en sus citadas cartas y el hecho de que no había ningún luqués entre los seis fundadores de Frascati, podría hacer pensar que el nuevo colegio nacía al margen del existente en Roma e independiente de la Congregación. Sin embargo, parece ser que los luqueses lo consideraban como algo suyo, fruto de la expansión normal de la Congregación. Así se expresa-Cioni, escribiendo a Bernardini el 24 de octubre de 1616: 'Ho inteso anco volontieri del P. Rettore delle scole [Casani] che hanno preso una casa a Frascati, perché cosi si dará animo alli giovani e ad altri di applicarsi…' (PosCas, p.218). El autor escribe '24 de octubre de 16151', pero es imposible, porque fue fundado el 26 de agosto de 1616, y en 1617 ya no podía pertenecer a los luqueses.
  10. Dice Bartlik: 'pro incolatu fuit assignata Schola publica penes Cathedralem, cum eleemosyna 110 scutorum romanae monetae… Qui locus cum tot personis decore sustinendis insufficiens ac minus accommodus visus esset, nec ad principium tot subiecta requirerentur, P. Abbate cum duobus aliis Romam remissis… post aliquot dies…'(B. Bartlik, ‘Annales…’ EphCal 3 [1935] 104). El 31 de diciembre de 1617 les subieron la pensión anual a 200 escudos (cf. ib., 5 [1936] 163). En una carta-memorial al P. García, sin fecha, pero seguramente de sept.-oct. de 1616; Calasanz desde Frascati pide cosas al P. Antonino de Natali, que está en Roma, mientras Dragonetti sigue en Frascati; pide que vaya don Bartolo y que manden para don Giov. Angelo algún libro de música sacra. Quizá ambos señores fueran maestros para las escuelas de Frascati (cf. EGC II, p.59-60).
  11. Cf. SÁNTHA, SJC, 1ª. ed., p.759-76O. El bando es importante, además, por otras razones pedagógicas de las que prescindimos aquí.