GinerMaestro/Cap15/19

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15.19 No fue posible la concordia

A fines de noviembre[Notas 1] o en diciembre creyó necesario Calasanz volver a Roma. El P. Casani, como Rector de la casa y asistente general de la Congregación, le informaría al detalle de la situación. Y lo que debió dar cierta tranquilidad al Prefecto fue el saber que estaba decidido a quedarse con él y en sus escuelas en caso de que llegara la temida separación.[Notas 2] No obstante, los meses de diciembre y enero tuvieron que ser angustiosos, particularmente para los dos hombres responsables de sus congregaciones: Calasanz y Bernardini.

Este último, profundamente convencido y decidido a salvar la unión con las Escuelas Pías, debió pasar un calvario, pues apenas si quedaba alguien entre los suyos dispuesto a seguir apoyándole. Y entre esos pocos estaban, al menos, dos de sus asistentes generales: los PP. Cioni y Casani. Fue tal su angustia que pensó en renunciar al cargo de General, pero le disuadieron, sobre todo Cioni.[Notas 3] A finales de enero de 1617 todavía envió a Luca al P. Pizzini, de la comunidad de San Pantaleón,[Notas 4] para cerciorarse de la verdadera voluntad de aquellos religiosos, constatando su plena conformidad con los de Roma en abandonar las Escuelas Pías. Incluso Cioni, uno de sus puntales, había cedido también, comprendiendo que la paz y el provecho de la Congregación exigían la renuncia. Y el 8 de febrero de 1617 escribía a Bernardini, incluso con términos duros, para hacerle ceder: 'Nos hemos decidido a excluir absolutamente las escuelas. Quizá ahí sea motivo de confusión. Mas en ese caso, creo que es mejor ponerse rojo que pálido. Se ve el sentir de todos… Y viendo que era poco del servicio de Dios mantenerme firme, me he decidido a unirme al sentir de todos los demás. Lo cual me parece lo mejor, después de haberme encomendado a Dios con insistencia'.[Notas 5]

Cabría suponer que todavía en esa fecha de febrero el P. Bernardini no había dado su brazo a torcer y seguía impertérrito en su decisión, y que, por consiguiente, tampoco Calas anz había decidido aún la ruptura. Ambos a la vez, con el consejo y decisión del cardenal Giustiniani, tenían que dar la última palabra.

No es fácil, por tanto, indicar concretamente la fecha en que Calasanz por su parte se decidió a presentar al papa un memorial en que, resumiendo a grandes rasgos toda la historia de la unión con los luqueses, acababa proponiendo una solución rápida y drástica:[Notas 6]

'… están las cosas de tal manera -escribía- que en breve se espera que esta santa obra de las escuelas pías de Roma, en manos de estos Padres, con tales discrepancias, quede del todo perdida o abandonada. Por lo cual, se-suplica a V. S. que tenga a bien ordenar que al menos los que han de profesar de nuevo y ordenarse a título de pobreza observen la forma dada por los Sres. Cardenales, o que dichos Padres acepten este instituto en la forma que se debe, o bien que lo dejen, pues no faltarán sujetos aptos para llevar dichas escuelas con toda diligencia y perfección'.[Notas 7]

La forma 'dada por los cardenales' no era otra que la concordada en la Dieta, que había sido presentada al papa por Giustiniani a nombre de la comisión cardenalicia; y a la misma se refería también la otra alusión “la forma que se debe”. Calasanz pedía, pues, o que dicha fórmula fuera promulgada para toda la congregación, obligando a todos a dedicarse a las escuelas como ministerio principal, o al menos que obligara a los que iban a ordenarse a título de pobreza, que eran por el momento dieciséis, como había anunciado el cardenal Protector. La tercera opción era la ruptura, pero todavía no se decide por ella. Mantiene la esperanza, como Bernardini, de que el papa pueda decidirse a aprobar la fórmula concordada con un breve apostólico. Esta esperanza debió desvanecerse definitivamente para ambos cuando volvió de Luca el P. Pizzini con la respuesta unánime de todos de abandonar las escuelas. Y por aquellas mismas fechas llegaba también la carta de Cioni, de 8 de febrero, confirmando el mensaje del P. Paulino Pizzini.[Notas 8]

La decisión fue tomada con toda prudencia y serenidad por los dos máximos interesados, Bernardini y Calasanz, probablemente en reunión conjunta con el cardenal Giustiniani y el P. Domingo ‘della Scala’. Y sin pérdida de tiempo se compuso un memorial a nombre de Calasanz, Giustiniani y Ruzola, pidiendo al papa la creación de la ‘Congregación Paulina de los Pobres de la Madre de Dios de las Escuelas Pías’. El P. Casani lo pasó en limpio con su clara y elegante caligrafía y el cardenal se encargó de ponerlo en manos de Pablo V… Pero esto es ya materia del capítulo siguiente.

Notas

  1. El 23 de noviembre está todavía en Frascati (cf. EGC II, p.60-61).
  2. Además de los 'ciertos propósitos' a que alude Cioni ya el 26 de noviembre, y de lo dicho por Guinigi, también Erra escribe que al llegar Calasanz a San Pantaleón 'le halló [a Casani] dispuesto con algunos otros a-abandonar nuestra congregación en caso de separarse ella de las Escuelas-Pías' (ERRA, o.c., p.25); lo mismo dice en ‘Memorie’, p.44.
  3. Cf. PosCas, p.224, n.30.
  4. Aparece como vocal de la casa en la Dieta de enero-abril de 1616 (cf. PosCas, p.239).
  5. PosCas, p.224.
  6. $uele datársele en noviembre-diciembre de 1616 (cf. EGC II, p.40 y 51; PosCas, p.254). Pero dado el contexto, nada obsta para que pueda ser de enero dé 1617.
  7. EGC II, p.50.
  8. Cf. también ERRA, o.c., p.28-29.