GinerMaestro/Cap18/04

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18.04. Escuela primaria para niñas

En 1655, eI mismo año de la elección de Alejandro VII, quizá al empezar el nuevo curso escolar 1655-56, fueron instituidas en Roma por expresa voluntad del papa las escuelas primarias gratuitas públicas para las niñas pobres. Estas nuevas escuelas romanas se llamaron 'Escuelas Pontificias', “Escuelas del Papa o más concretamente „Escuelas Pías del Papa‟.[Notas 1] . Ni el nombre ni la institución eran casuales, sino relacionados conscientemente con las Escuelas Pías de Calasanz, según claros indicios. El primero de ellos es la antigua amistad que mantenía el papa con el escolapio P. Carlos Mazzei, ambos refinados latinistas, desde antes de que Fabio Chigi fuera nuncio en Colonia,[Notas 2]

Por consiguiente, hacía tiempo que el nombre de las Escuelas Pías era familiar a los oídos del papa Chigi. El segundo indicio, más elocuente, está en relación con la benévola actitud que tomó Alejandro VII desde su elección a favor de las Escuelas Pías, reducidas a Congregación sin votos por su antecesor Inocencio X en 1646, como consecuencia final de una lamentable Visita Apostólica, que examinaremos más adelante.

Al ser nombrado Chigi Secretario de Estado en noviembre de 1651 y luego cardenal, el P. Mazzei y otros escolapios recurrieron a él, confiados en que conseguirían del papa Pamfili la revocación del breve de reducción. Pero todo fue inútil. El papa se mantuvo inflexible hasta su muerte. El cardenal Chigi, sin embargo, les dio esperanzas de que les ayudaría eficazmente cuando llegara el momento. Y el momento llegó al ser elegido papa. El día 24 de enero de 1656, con el breve „Dudum felicis‟, restableció las Escuelas Pías a Congregación de votos simples, como paso intermedio para su pleno restablecimiento a Orden de votos solemnes.[Notas 3]

Desde abril de 1655, en que fue elegido, hasta enero de 1656, estuvo, pues, Alejandro VII comprometido en el proceso de rehabilitación de las Escuelas Pías, recibiendo cartas y embajadas de las cortes del rey de Polonia y del Gran duque de Toscana, además de las súplicas personales de cardenales de curia, abogando todos por las Escuelas Pía$, exaltando sus méritos y la enorme estima de que gozaban en todos los reinos. Aunque el papa Chigi conocía bien las Escuelas Pías de Roma, tuvo que sentirse conmovido ante los elogios y solicitudes que recibía de tanta gente en su favor. Y en esos meses precisamente decide instituir en Roma 'las Escuelas Pías del Papa' para las niñas. Sería, sin duda, absurdo separar ambos hechos sin ver en el segundo una relación de dependencia del primero, como fruto de los sentimientos de admiración y estima por la obra de Calasanz, que el papa Chigi en cierto modo resucitaba después de diez años de obligado letargo.[Notas 4]

En un principio se abrieron a la vez 40 escuelas, pero en 1659 fueron reducidas a 30, 'distribuidas de tal manera y a tal distancia mutua por los barrios de Roma, que todas las muchachas pobres puedan gozar de tal beneficio'.[Notas 5] Cada escuela no podía tener más de 30 niñas. Con todo, debieron sobrar plazas, pues en 1664 se habían reducido a 24 las escuelas, considerándolas suficientes para “todas las muchachas Pobres”.[Notas 6]

El paralelismo con las Escuelas Pías de Calasanz puede observarse En que ambas son gratuitas; no se trata de niñas huérfanas, abandonadas, mendigas callejeras, sino simplemente hijas de familias pobres del pueblo, que no pueden ir a las escuelas de barrio o a otras en que se paga;[Notas 7] la finalidad social es también idéntica, pues en ambas instituciones se pretende dar un mínimo de conocimientos para que puedan encontrar colocación y ganarse la vida trabajando. Véase este párrafo introductorio de las Ordenanzas de 1659: 'Movido Su Santidad por paternal y santo celo, queriendo proveer a las muchachas pobres de esta alma ciudad, la mayor parte de las cuales se ven vagar por las calles con grave peligro de su honestidad y a otras ociosas en casa en grandísima miseria, alegando que no saben o no tienen trabajo, ha instituido una obra pía de escuelas para su buena educación y para enseñarles diversos oficios con que puedan ganarse el sustento'.[Notas 8]

Espontáneamente evocan estas líneas la situación similar de los niños, que movió a Calasanz a fundar su instituto. Empero, hay una gran diferencia entre las Escuelas Pías de Calasanz y las del Papa, pues mientras las primeras se abren para enseñar a leer, escribir, contar, gramática y doctrina cristiana, las segundas sólo enseñan a hilar la lana, devanar la seda, coser y hacer calceta.[Notas 9] Y mientras trabajan, deben hacer, entre mañana y tarde, estas prácticas espirituales: el Rosario, 'la Corona del Señor', una hora de silencio, las letanías de la Virgen, cantos piadosos, doctrina cristiana y tres días a la semana las letanías de los Santos; los domingos el catecismo en la parroquia.[Notas 10]

Anteriores a las Escuelas Pías del Papa existían las de barrio, como las de los niños, todas de pago. Unas y otras, al menos en los principios, no enseñaban a leer y menos a escribir, y aun en época posterior necesitaban una licencia especial para ello.[Notas 11] Las escuelas populares femeninas eran, pues, sobre todo, aunque no exclusivamente, escuelas de labores propias de mujeres. Estas escuelas romanas mantuvieron su configuración hasta el fin de los Estados Pontificios (1870),'hasta fundirse prácticamente con las escuelas públicas del Estado italiano.[Notas 12]

En la misma Roma y en otras partes de Europa surgen otras instituciones para la educación e instrucción de las niñas, pero todas ellas generalmente mantienen el mismo esquema de enseñanzas que acabamos de ver, es decir, la tarea principal la constituyen las labores típicamente femeninas con matices apropiados al rango social de las alumnas. A ello se añade casi siempre el leer, escribir y a veces hacer cuentas. La cultura literaria y científica se consideraba cosa de hombres. Las mujeres tuvieron cerradas las puertas de la universidad hasta la segunda mitad del siglo XIX o principios del siglo XX.[Notas 13] No necesitaban, por consiguiente, la preparación que se daba a los muchachos con los cursos de escuela elemental, media y superior.

Al hablar, pues, de la escuela primaria popular moderna, hay que distinguir forzosamente la trayectoria histórica que siguió la de niños y la de niñas. Mientras la de niños desde un principio se considera; en parte, como el primer ciclo de una larga carrera que acaba en la universidad, la de niñas no incluye esa perspectiva hasta que se permite a las mujeres entrar en las aulas universitarias. Más todavía, la escuela elemental femenina, aun después que los Estados modernos la hayan declarado -como la de los niños-obligatoria y gratuita, seguirá anquilosada por mucho tiempo y diferente de las escuelas masculinas, manteniendo como núcleo central y característico la enseñanza de las labores femeninas.

Sirva de ejemplo elocuente de esta diversidad el „Plan y Reglamento de escuelas de primeras letras de 16 de febrero de 1825‟, dado en España, cuando todavía tales escuelas públicas no son ni gratuitas ni obligatorias:[Notas 14]

'Todas las Escuelas del Reino -dice-se dividirán en cuatro clases, según las cuales se dará la enseñanza más o menos amplia .En todas las Escuelas del Reino y hasta en las de la menor aldea, se enseñará a los niños la doctrina cristiana, leer y escribir correctamente, la ortografía, las cuatro reglas de contar por números enteros y las de denominados por lo menos. En las Escuelas de primera y segunda clase, la enseñanza será más amplia y completa, así por lo tocante a la doctrina y moral cristiana, leer, escribir y contar, como en los rudimentos de la Gramática castellana y de Ortografía, reglas más precisas de urbanidad, lecciones de Calografía (sic) y otras de que se hablará'.[Notas 15]

Con ello se determina lo mínimo y lo máximo que se exige en las escuelas primarias. Y precisamente se citan las Escuelas Pías como de nivel superior: 'Las Escuelas gratuitas de PP. Esculapios (sic), donde quiera que se hallen establecidas, por cuanto su enseñanza es más amplia y completa, serán consideradas como de primera clase, observándose en ellas este Reglamento en la parte puramente literaria'.[Notas 16] Para las niñas, sin embargo, se prescribe lo siguiente:

'para que las niñas no carezcan de la buena educación en los rudimentos de la Fe católica, en las reglas del bien obrar, en el ejercicio de las virtudes y en las labores propias de su sexo, cuidarán las Juntas y los Ayuntamientos de que haya Escuelas de primera, segunda, tercera y cuarta clase, proporcionando la instrucción a los recursos y necesidades relativas de los pueblos
En las Escuelas de primera clase, además de la enseñanza cristiana por los libros que van señalados, la de leer, por lo menos, en los catecismos, y escribir medianamente, se enseñarán las labores propias del sexo, a saber: hacer calceta, cortar y coser las ropas comunes de uso, bordar y hacer encajes u otras que suelen enseñarse a las niñas. En las de segunda, se suprimirán los encajes, y el bordado en las de tercera y cuarta. La enseñanza muy precisa de escribir y contar se dará o por la misma Maestra o con el auxilio de algún Maestro o Pasante; la más extensa y esmerada queda por ahora reservada a la educación doméstica y al arbitrio de los padres o tutores de las niñas'.[Notas 17]

Esta diferencia sustancial de contenidos entre la escuela primaria de niños y la de niñas se reflejaba también -al menos en algunas regiones de España hasta mediados de nuestro siglo XX-en la nomenclatura ordinaria, pues mientras los niños 'iban a la escuela', las niñas “iban a costura”. Los enormes cambios socio-culturales de los últimos tiempos, relativos a la equiparación de derechos, ocupaciones y costumbres de la mujer frente al hombre, han traído también la total equiparación de contenidos en la escuela, tanto primaria como superior y universitaria.

Todo ello nos lleva a la conclusión de que la moderna escuela popular primaria es el final de un proceso histórico de lenta transformación y progresivo enriquecimiento de las escuelas primarias de niños, junto al cual siguió su propia y distinta trayectoria la escuela de niñas hasta casi nuestros días, en que ambas escuelas se unifican, adoptando las niñas el programa cultural de los niños en toda su integridad. No es, pues, la gratuidad el elemento determinante de la escuela primaria popular moderna, ni de niños ni de niñas.

Notas

  1. 'le nuove scuole pontificie verranno chiamate Scuole Pie del Papa' (G. PELLICCIA, O.c., p.40l). El autor no está muy seguro del año, pues al menos dos veces dice 'verso 1655' (ib., p.60 y 77).
  2. Durante su nunciatura Fabio Chigi editó a sus expensas la primera obra latina sobre epigramas del escolapio: „De Arte epigrammatis rite conficiendi libellus‟ (Colonia 1650). Cf. DrINes, II, p.367.
  3. Cf. G. SANTHA, „P. Joannes Garzia de Castillo‟: EphCal 30 (1961) 49-77, 90-117, 129-148. Trad. castellana: „La fidelidad a Calasanz‟. Ed. Calasancias (Salamanca 1982).
  4. 'Forse non si puó dire fortuita la coincidenza [de la creación de las Escuelas Pías del Papa] con la ricostituzione dell'istituto delle Scuole Pie fatta dal Papa agl'innizi del pontificato con Bolla del 24 – 1 -1656. Le nove classi tradizionali tuttora fiorenti nel 1656 a San Pantaleo erano una realtâ che non poteva sfugire all'occhio di papa Chigi, particolarmente sensibile al problema delle scuole gratuite' (G. PELLICIA, o.c., p.401).
  5. Véase la ordenanza completa de 1659, cuyo punto 1 hemos citado, en G. PELLICIA, o.c., p.463-466.
  6. Cf. ib., p.403.
  7. 'Che la qualitâ delle zitelle sia d‟honesta conditione, di tal povertâ, che non habbino commoditâ di pagare la mastra. E se la mastra o il Visitatore scoprissero, che ci fosse possibilità di pagaré o che prima andassero a scuola dove pagassero, le diano subito licenza e le mandino via' (Ordenanzas de 1659, cf. G. PELLICCIA, o.c., p.464). Esta exclusividad no se daba ya en las Escuelas Pías de Calasanz, al menos desde 1617, si no antes. También se admitían a los que podían pagar, pero gratis.
  8. Ib., p.463.
  9. 'Siano dette scuole di lana, calzette, cucire e d‟incannare la seta. Quando le zitelle haveranno imparato a sufficienza di filare la lana, di fare la calzette e di cucire, le mandino via dalle scuole, e si piglino altre in luogo loro. L‟istesso si faccia con quelle, ch‟imparano d‟incannare la seta (ib., p.464).
  10. Cf. ib., p.465. Las maestras recibían cada mes su salario del Mayordomo del papa, a razón de una cantidad determinada por alumna.
  11. Las 'scuole femminili rionali di Roma sono scuole a pagamento scuole pi di avviamento al lavoro che di istruzione. Era per lo pi occupazione di donne povere, che sapevano insegnare la dottrina cristiana e qualche lavoro manuale commune o artigianale, non sempre capaci ó disponibili per insegnrare a leggere, meno a scrivere' (ib., p.395 -396 y n.1); 'non tutte eraño autorlzzate ad insegnare a leggere a scrivere. Comunque, le scuolé popolari femminili erano prevalentemente, se non esclusivamente, scuole di avviamento al lavoro' (ib., p.413).
  12. Cf. ib., p.405-406.
  13. A las mujeres 'no se les permitió recibir títulos (de la universidad) de Londres hasta 1878'. En este tiempo 'se fundaron más colegios universitarios en Cambridge, Oxford y Londres, pero hasta el s. XX Oxford y Cambridge no permitieron que las mujeres recibiesen títulos' (J. BOWEN, o.c., vol III, p.402). 'las mujeres continuaban siendo (a finales del s. XIX) objeto de total discriminación y prevalecía aún el sentir alemán de que las muchachas debían ser preparadas para lás-tres K: „Kirche, Kinder, Küche‟ (iglesia, hijos, cocina) Las primeras universidades alemanas en admitir mujeres fueron Heidelberg y Friburgo, en el estado de Baden, en 1901; las universidades prusianas no siguieron esta iniciativa hasta 1908' (ib., p.416). 'En las últimas dos décadas (del s. XIX) algunas universidades (de U. S. A.) cedieron y admitieron a mujeres. La educación universitaria seria de las mujereé tendría que esperar hasta el s. XX' (ib., p.453-454). Se dice que la primera mujer que entró en las aulas universitarias españolas fue Concepción Arenal, pero disfrazada de hombre y sin obtener títulos, quizá en los cursos de 1842-45 (cf M. CAMPO ALANGE, „Concepción Arenal‟, 1820-1893 [ed. Rev. de Occid., Madrid 1973] p.58-64).
  14. Al hablar de las retribuciones de los maestros (título XV), dice, en efecto, que donde no lleguen los fondos públicos locales 'pagarán los padres de los niños, a quienes (las Juntas de Pueblo) por cuantos medios su-prudencia les sugiera, amonestarán para que los envíen a la Escuela' (L. LUZURIAGA, „Documentos para la Historia Escolar de España II [Madrid 1917] p.219-220).
  15. Ib., p.191 y 193.
  16. Ib., p.192. Se señalan como libros de texto algunos propios de las Escuelas Pías, de lectura, caligrafía y aritmética. Se declaran festivos 'en el mes de agosto los días de S. Justo y Pastor, de S. Casiano y „San Joséf Calasanz‟ , (ib., p.201). No había vacaciones en verano, pero sólo había clase por la mañana en los días 'de la canícula'. Es interesante y significativo lo que sigue: 'los Maestros, de acuerdo con la Junta Inspectora, elegirán para patronos o a la Inmaculada Concepción de María Santísima, Patrona de las Españas, o a los Santos Niños Justo y Pastor, o a „S. Joséf Calasanz‟, o a S. Casiano, padres de la niñez) (ib., p.225).
  17. Ib., p.227-228.