GinerMaestro/Cap22/06

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22.06. Las quejas del P. General contra sus Asistentes

Al engorroso problema de los Clérigos Operarios se añadían otros, como la mencionada campaña de memoriales anónimos, los forcejeos con la Santa Sede para atender a nuevas y viejas fundaciones con movimiento de personal, la consolidación de la Orden en Sicilia, los pleitos por defender derechos testamentarios y sobre todo la constante solicitud por la observancia regular en todas las Provincias. No hay que olvidar que el Santo Viejo había cumplido ya los 74 años cuando fue confirmado General vitalicio en enero de 1632. No estaba, pues, para muchos trotes, ni menos para visitar personalmente las casas. Tenía que valerse de otros.

De sus cuatro Asistentes Generales vitalicios, tuvo siempre a su lado al P. Juan García, desempeñando las funciones de director de las escuelas de San Pantaleón, ocupándose de la catequesis, de la oración continua y atendiendo sobre todo a las confesiones en la iglesia. Pero sus escasas dotes de gobierno le impedían ejercer de Visitador general y aun echar una mano eficazmente en los muchos problemas del P. General.[Notas 1]

El P. Jacobo Graziani, nombrado en enero de I 632, anduvo de Visitador por Fanano y después de un período en el noviciado romano partió para Nápoles en noviembre de 1633 como Visitador general, donde permaneció hasta su muerte en octubre de 1634.[Notas 2] Le sustituyó en el cargo el P. Peregrino Tencani desde su llegada a Roma, procedente de Moravia, en el verano de 1636, pero su delicada salud le mantuvo en Roma, casi siempre en el noviciado, hasta su muerte en abril de 1640.[Notas 3]

El P. Francisco Castelli, Provincial de Génova (1625-1630) y luego de Florencia (1630-1639), estuvo casi siempre ausente de Roma; en las mencionadas ciudades, salvo el período que va de febrero de 1633 a junio de 1636 y otros viajes esporádicos, como para el Capítulo General de 1637. Desde diciembre de 1638 residió ya en Roma hasta su muerte en 1657.[Notas 4]

Por último, el P. Pedro Casani fue Provincial de Liguria (1623-1625) y luego de Nápoles (1627-1631), adonde volvió de nuevo como Visitador general desde finales de 1632 hasta marzo de 1633. También visitó Liguria desde abril hasta diciembre de 1634 y luego Moravia desde mayo de 1638 hasta marzo de 1641, quedando ya en Roma hasta su muerte en 1647.[Notas 5]

En un período tan crítico y cargado de problemas como fue el trienio precedente al Capítulo General de 1637, es decir, prácticamente desde la muerte del P. Graziani en octubre de 1634, el anciano Fundador se lamenta de la ineficacia de sus Asistentes, dg su incapacidad para poner orden y observancia en las comunidades, por lo que tiene que recurrir a otros para encomendarles funciones de visitadores o de asistencia jurídica. Y estas quejas son tanto más significativas cuanto que se refieren a unos años en que precisamente tiene a sus Asistentes en Roma y no en provincias, como en años anteriores.

A pesar de su presencia física junto a é\, y queriendo en cierto modo remediar su inoperancia, a principios de febrero de 1635 fueron nombrados dos consultores jurídicos, ambos doctores en Derecho, para que atendieran a cuestiones y denuncias de inobservancia, presentadas por los superiores, así como a problemas de pleitos testamentarios, o a todas las cuestiones referentes a las perturbaciones de los Hermanos. Los nombrados fueron el P. Gaspar Sangermano y el P. Bartolomé Bresciani.[Notas 6] . En octubre, sin embargo, el P. Bresciani fue mandado a Narni y el P. Gaspar tuvo un grave contratiempo con el Santo Oficio, a consecuencia del cual fue alejado de Roma.[Notas 7] Y de nuevo el P. General, sintiéndose solo y sin ayuda, a pesar de sus Asistentes, llama de Génova al P. Andrés Sabino y le nombra Rector de San Pantaleón.[Notas 8]

Pero en todo este período los ojos del Fundador y sus esperanzas están puestas en el P. Melchor Alacchi, a quien había mandado de nuevo a Sicilia en noviembre de 1634 con patente de Visitador general. En las numerosas cartas que conservó Alacchi del Fundador se aprecia perfectamente su estado de ánimo en estas fechas. Por una parte, la desconfianza en sus Asistentes Generales por su inoperancia o incapacidad, y por otra, su sensación de soledad, sus deseos de encontrar ayuda y su desmesurada confianza en las cualidades tácticas y reformadoras del P. Melchor.

El primer lamento contra los Asistentes Generales aparece en carta al P. Alacchi de 18 de junio de 1635: 'dado que ni el P. Pedro [Casani] ni el P. Francisco [Castetli] son a propósito para ir reformando y visitando la religión, ni para ayudar a las casas que lo necesitan, quisiera que este verano V. R. se diese prisa en arreglar ahí las cosas del mejor modo posible'.[Notas 9] Tres días más tarde le escribe: “V. R. disponga el modo de continuar ahí la obra y véngase a Roma, donde me podrá ayudar más de lo que hace ahí… pues fuera del P. Castilla [Juan García] y del P. Gaspar [Sangermano] no tengo ayuda para reformar las casas, y si viese la necesidad que tengo de que me ayuden personas ejecutivas se asombraría”.[Notas 10]

En estos meses eran solo tres los Asistentes: Casani, Castelli y García. Los tres en Roma, de los cuales dice que García es el único que le sirve de ayuda, pero en carta del primero de noviembre le descalifica también, escribiendo a Alacchi: 'como veo la gran necesidad que hay de V. R en Palermo, no le quiero decir de cuánto provecho sería aquí, pues no tengo ahora más ayuda que la del P. Castilla, que no es adecuado para el gobierno, y la del P. Andrés [Sabino] de la Pasión, que he hecho venir desde Génova, porque el P. Gaspar, que era óptimo, está impedido desde hace unos días, mas espero que volverá a ayudarme'.[Notas 11]

Para colmo de males, al desamparo de los Asistentes se añadía una profunda crisis de pesimismo en el P. Casani, que no podía menos de traslucirse y desasosegar a quienes con él convivían y apesadumbrar especialmente al P. General. Merece la pena trascribir la carta, escrita por Casani a Alacchi el 18 de junio de 1635, como expresión elocuente de su pesimismo y de su incapacidad consiguiente para resolver problemas ajenos, confirmando las quejas del Fundador recién leídas en carta a Alacchi de esa misma fecha:

'Estoy tan confuso y perturbado por las cosas de nuestra pobre religión, que casi no sé dónde estoy. Piense, por tanto, cómo podré resolverle las dudas que V. R. me propone. Ni entiendo, siquiera los términos de su cuestión. Más bien debo decirle: "explícame la parábola". No me decido a pensar lo que va a ser de nuestra religión. No puedo alegrarme de lo que ocurre, porque no sé adónde irá a parar. Cuanto menos cavilo sobre nuestras cosas, tanto más tranquilo estoy. Y pienso mantener esta actitud de ahora en adelante, mientras dure este influjo nefasto'.[Notas 12]

A principios del año 1636 sigue insistiendo el P. General en la vuelta de Alacchi: 'deseo tener aquí -le escribe- a algunos con verdadero celo por las escuelas y que sean aptos para las necesidades comunes de la religión. Así que, V. R., si el mal tiempo no lo impide, venga cuanto antes'.[Notas 13] Se refería en primer lugar a la casa de San Pantaleón, cuya observancia y ejemplaridad debía cuidarse más “por estar en presencia del Papa y de los Cardenales”. El P Sabino, como rector, llevaba bien la casa, pero no bastaba. Y ante tales requerimientos, el P. Melchor salió de Sicilia y llegó a Roma el día 11 de febrero.

No sin cierto desencanto escribió Scoma -admirador y defensor histórico del P. Melchor- que apenas llegado a San Pantaleón, para que no perdiera el tiempo, le destinaron por dos meses a la clase de ábaco, dado que habían surgido ciertas perturbaciones en la comunidad.[Notas 14] Mas las instancias del P. General en requerir la presencia del P. Alacchi en Roma harían esperar que lo mandara en seguida a visitar casas y provincias o le encomendara cuestiones de observancia o de gobierno y no que le tuviera dos meses enseñando cuentas a los niños. Cabe suponer, no obstante, que en esos dos meses llevara a cabo el P. Melchor una labor de reforma y consolidación pedagógica y disciplinar, encargándose además de la clase quinta -la de ábaco-, que era la pieza clave del sistema didáctico calasancio. Y la suposición se apoya en el hecho de que el director de las escuelas de San Pantaleón era el P. García, poco severo y exigente, además de que en un párrafo ya citado había dicho Calasanz a Alacchi, expresamente: 'deseo tener aquí a algunos con verdadero celo por las escuelas'. Luego esperaba al P. Alacchi para que, entre otras cosas, revitalizara las escuelas con su celo.

De los dos Consultores jurídicos, nombrados en febrero de 1635, el P. Bresciani había sido mandado a Narni y el P. Gaspar seguía aún en poder del Santo Oficio, por lo que el P. Melchor fue nombrado Consultor y luego Procurador General el 28 de abril de 1636,[Notas 15] y en calidad de tal tuvo que atender a cuestiones de interés general de la Orden y de la casa en particular.[Notas 16]

De Sicilia empezaban a llegar de nuevo noticias preocupantes de disensiones internas y conflictos externos que amenazaban la persistencia de aquellas fundaciones. Se intentaba además impedir que el P. Melchor volviera, hostigado siempre por los PP. Onófre Conti y Pedro F. Satazai Maldonado, no sin razón muchas veces, dado el carácter extraño del inquieto siciliano.[Notas 17] Para evitar nuevos choques y aprovechar a la vez la disponibilidad del P. Melchor, encomendándole una visita general a la Orden y otras incumbencias para las que había sido llamado a Roma, el P. General intentó mandar a Sicilia a uno de sus Asistentes, primero a Casani y luego a Castelli, pero hubo oposición contra el primero y excusas personales del segundo -nuevas inhibiciones-. No tuvo más remedio el afligido General que desprenderse nuevamente del P. Alacchi y mandarle a su tierra, nombrándole Visitador general el 29 de mayo de 1636, manteniéndole los dos títulos de 'Procurador General y Consultor nuestro'.[Notas 18] . Y el día primero de junio salía de Roma, acompañado de un Padre y seis Hermanos; al pasar por Nápoles se unió al grupo otro Padre, llegando los nueve a Mesina el 10 de junio de 1636.[Notas 19]

Durante los nueve meses largos que duró la nueva estancia de Alacchi en Sicilia no dejó el P. General de insistirle en que arreglara cuanto antes los conflictos y volviera a Roma, pues le necesitaba para mandarle de Visitador a diversas Provincias. Al empezar el año 1637 le preocupa, además, la preparación del Capítulo General que debe celebrarse ese año y la convocación de Capítulos Provinciales, previos al General, Y para todo esto piensa en el P. Alacchi como la persona más adecuada. Ni deja de repetir en sus cartas a Alacchi la vieja idea de que no puede contar con sus Asistentes y por ello urge la presencia en Roma del dinámico siciliano. Sirva de ejemplo esta carta de julio de 1636: 'La gran necesidad que hay de visitar nuestra Religión la verá V. R. cuando lo haga, ya que estos Asistentes nuestros no están para tanto. Vea, pues, de enderezar esa casa de Palermo para que pueda atender a ayudar a toda la Religión'.[Notas 20] A finales de marzo estaba de nuevo en Roma el P. Alacchi.

Notas

  1. Cf. G. SANTHA, ‘La fidelidad a Calasanz: El P. Juan García del Castillo, segundo General de las Escuelas Pías’ (Ed. Cal., Salamanca 1982) p.26-28
  2. Cf. EHI, p.1280, n.1
  3. Cf. EEC, p.1200, n.8.
  4. Cf. EHI, p.569-571.
  5. Cf. EEC, p.118-121.
  6. Cf. CCP, p.222; EHI, p.1934-1936.; EHI, p.1074, n.5; EC, p.557.
  7. Fue acusado y encarcelado, liberado en septiembre de 1636, privado de voz activa y pasiva, desterrado de Roma, etc. El P. Sántha sospecha con razón que en estas desproporcionadas penas intervino el asesor del Santo Oficio, monseñor Francisco Albizzi, a quien debieron de recurrir sus paisanos de Cesena, quejándose de las actuaciones del P. Gaspar, que administraba los bienes testamentarios del cardenal Tonti, sitos en Cesena (cf. EHI, p.1935). En ninguna parte se insinúa el delito o causa concreta de tales medidas. Más adelante hablaremos de monseñor Albizzi y sus arbitrariedades…
  8. Cf. EHI, p.1850, n.1. Al invitarle a ir a Roma, en carta del 21 de septiembre de 1635 le dice: 'Se verrà a Roma vederà di quanta necessità et utilitá sarà la sua venuta alla religione' (c.2445). Fue Ministro (Rector) (cf. c.2521 y CCP, p.251, n.1) y no Více-Ministro (c=2493).
  9. C.2388
  10. C.2392.
  11. C.2468 y 2479.
  12. EC, p.560. Véase también p.563, 564, 566-567. Como era corriente en su tiempo, Casani creía en la astrología y su influjo en los hombres y la sociedad. A ello alude en esta carta y muy explícitamente habla de ello en otra anterior (cf. EHI, p.556).
  13. C.2493 y CCP, p.250.
  14. Cf. SCOMA III, n.331.
  15. Cf. ib., n.333; BARTLICK, EphCal 3-6 (1944) 49.
  16. Entre otros problemas tuvo que tratar los provocados por los indeseables PP. Francisco María Pavese y Juan Bautista Carletti, que en años anteriores habían perturbado la Orden con memoriales anónimos y ahora seguían perturbando la casa de San Pantaleón con sus escándalos. Pavese dejó la Orden en septiembre de 1636 y Carletti fue mandado a Nápoles en junio del mismo año y exclaustrado en 1638 (cf. SCOMA III. n.336; EHI, p.1013, n.31 y p.1632, n.1).
  17. Cf. SCOMA III. n.335 y 337. El P. Conti llegó a Roma el 28 de abril de 1936 para informar personalmente y escribió a Salazar entre otras cosas: '(Del P. Melchiore già il nostro P. [General] lo fece Procuratore Generale e Consultore; stiamo aspettando che altro sarà; perchè si diceva che avesse da visitare tutta la Religione e ponerla in osservanza ... In somma, più che si cerca abbasarlo, pare che-più si inalzasse. Se verrà costi, sa pure I'appuntamento che si fece; ed io sto qui con gl'Assistenti etc. Et non curi etc.' (8 de mayó de 1636) (EC, p.1146).
  18. Cf. SCOMA III, n.337; BARTLIK, 1.c., p.49-50.
  19. Cf. SCOMA III, n.338.
  20. C.2565.