Guatemala (GT) Intento de fundación

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Este texto es el original publicado en su día en el DENES. No se ha hecho sobre él ninguna rectificación. Su contenido, pues, puede no reflejar la realidad actual

Datos

Demarcación Vicaría General de España

(1869-1870)

Historia

Una solicitud de fundación de las Escuelas Pías en Guatemala, avalada por autoridades civiles y eclesiásticas, fue enviada al Vicario general en España. Los primeros contactos se dieron entre el representante del gobierno de la República, don Enrique Palacios, y el P. Domingo Sierra, rector del colegio «San Fernando» de Madrid, en 1869. Presentado el deseo al P. Vicario, rechazó la propuesta por tratarse de un país tan lejano. Insistió nuevamente el Sr. Palacios matizando que no se trataba de un proyecto de aplicación inmediata y, por lo tanto, se podían estudiar los arreglos preliminares mientras cambiaba la situación violenta que se vivía en España. Se anotaban cuestiones relativas a gastos, viajes, locales, etc., incluyendo la posibilidad de establecer, en principio, una casa madre en el país. El 17-1-1870 se respondía aceptando la fundación, aunque se debía seguir precisando las condiciones. Recibida la noticia con satisfacción, don Enrique Palacios se apresuró a contestar a Sierra y al P. Vicario general; solicitaba las bases definitivas sobre las cuales pudiera ser realizable el proyecto para presentarlas a su gobierno y no retrasar más los trámites al tiempo que nombrar una persona con quien resolver directamente los puntos conflictivos. El P. Vicario declinó el compromiso en el P. Provincial de Aragón, quien con su Congregación redactó el pliego de condiciones: ser acogidos bajo el patronato del Presidente de la nación y del titular de la archidiócesis, obtener los derechos y prerrogativas civiles de los naturales para no ser considerados como extranjeros, no verse obligados a participar en elecciones políticas y poder establecer otros centros educativos cuando lo consideraran oportuno; se requería, además, un edificio con las dependencias necesarias (locales capaces, bien ventilados para las escuelas; habitaciones para dieciséis religiosos y tres o cuatro para huéspedes, cocina, corrales, refectorio, oratorio, huerta e iglesia; todo con el mobiliario indispensable); se incorporarían, como mínimo, siete religiosos, sabiendo que por cada cinco maestros habría un suplente y un hermano operario para el servicio; correría por cuenta del gobierno los gastos del viaje de los religiosos, debiéndose asignar trescientos pesos por cada persona al trimestre adelantado; las Escuelas Pías se obligaban a recibir en sus escuelas a toda clase de niños,de seis años en adelante, sin exigir retribución alguna, haciendo funcionar cinco aulas que comprendieran desde las primeras letras hasta la retórica; no se negaba la posibilidad de incorporar pupilos, quienes abonarían una cantidad convencional; y para poder atender las necesidades de los más pobres, el gobierno entregaría cinco mil pesos mensuales para cada escuela en concepto de adquisición de material escolar. Bien matizados quedaban todos los puntos; no obstante, los trámites no superaron la condición de proyecto.

Bibliografía

  • Archivo Histórico Escolapio: Archivo Vicaría General

Redactor(es)

  • Pedro Alonso, en 1990, artículo original del DENES I