HB23/BREZNO/INGRESO

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INGRESO

U origen de la Residencia Parroquial de las Escuelas Pías de Brezno, fiel y genuinamente copiado del manuscrito del P. Nicolás de la Concepción de la B.V.M., primer autor de este lugar

En el año séptimo después que se confirmó la fundación Palffiana de Prievidza, primera residencia escolapia en Hungría, es decir en 1672, el P. Francisco [Hanak] de S. Jorge fue nombrado primer Rector (después del fundador de esta fundación, P. Pablo [Frankovic] que era ya entonces Provincial de Polonia) con una carta patente del P. General José de la Visitación. Pero como falleció medio año después, antes de que el P. General nombrara otro, el cual destinó a este oficio más tarde al P. Esteban de la Anunciación de la B. V. M., que antes había venido de Polonia a Hungría, fue nombrado provisionalmente para esta carga de superior el P. Nicolás [Hausenka] de la Concepción de la B. V., en el año 1673. Bajo su mandato ocurrió que el Celoso Receptor de Iglesias, y Campeón de la Fe Católica, de acuerdo con Majestad Serenísima Leopoldo I, Emperador de Romanos y Rey de Hungría, el Ilmo. Conde D. Matías Collalto , Coronel de los Croatas, pasó por Prievidza, y después de escuchar la misa en la capilla de nuestra residencia de Prievidza, invitó con graciosa generosidad a su mesa al citado superior, y la conversación recayó con aquella ocasión en el tema de propagar las Escuelas Pías en Hungría. Por ello el citado superior escribió a sus superiores, contándoles todo lo referente al asunto, es decir que aquel ilustre coronel pensaba introducir a los Padres de las Escuelas Pías en Zvolen. Con este motivo escribió el P. Nicolás al P. Provincial y al Excmo. Sr. Presidente de la Cámara de Hungría, D. Leopoldo Conde de Kolonitsch, obispo de Neustadt, de este modo:

“Excelentísimo Conde y Reverendísimo Señor.
He oído de la fama los muchos méritos que atesora Vuestra Excelencia en el gazofilacio eterno a causa del vehementísimo celo por la propagación de la sacrosanta fe verdadera. En relación con lo cual, como también nosotros, los Pobres de la Madre de Dios de las Escuelas Pías, hemos sido llamados al apostólico reino de Hungría, nos ofrecemos en la hora undécima a trabajar en la viña del Señor, si se considera apropiado.
Se nos ofrece una buena oportunidad en Zvolen, donde el Ilmo. Sr. Coronel Matías Collalto desea tener pronto, movido por su piadoso y ferventísimo celo, operarios que vayan para devolver al seno de la Santa Madre Iglesia las ovejas perdidas. Por lo cual, aunque no podamos ofrecer una gran abundancia a Vuestra Excelencia, al menos, puesto que trabajamos en el vecino Szepes con buen fruto, pensamos que podemos ofrecernos.
Que sirva todo para honor de Dios, gloria y memoria de Vuestra Excelencia Apostólica, cosa que será justa en la memoria de los hombres.
Sin querer molestar a Vuestra Excelencia, me encomiendo y encomiendo a mis hermanos a la gracia de Vuestra Excelencia.
17 de agosto de 1673.
Hijo en Cristo de Vuestra Ilustrísima Señoría
Nicolás de la Inm. Concepción de la V. M., Superior de las Escuelas Pías de Prievidza”.

Carta de respuesta del P. Provincial al P. Nicolás:

“Recibí en Monte Jorge la carta de Vuestra Reverencia en la que me informaba sobre la nueva fundación emergente en Zvolen. Por la cual transmita mi agradecimiento y mis humildes respetos al Ilmo. Sr. Collalto. Mientras tanto vaya a ver el lugar, y no deje de informarme sobre la evolución del asunto. En su ausencia entregue el gobierno de la casa al P. Simón.
Por lo demás siga bien en el Señor, y rece por mí.
En Monte Jorge, a 26 de agosto de 1673.
Siervo afectuoso en Cristo de Vuestra Reverencia,
Pablo de la Natividad, Provincial”.

Carta de respuesta del Excmo. Sr. Presidente de la Cámara:

“Muy Rvdo. Padre en Cristo
Recibí la carta que me escribió V. Paternidad el pasado 17 del mes de agosto, y me enteré por ella de que los Reverendos Padres, en cuanto llamados a este Reino Apostólico, se ofrecen para que tengamos su ayuda espiritual. Y aunque no puedo dejar pasar la ocasión de satisfacer tan laudable deseo con gozo, no sé si en el lugar de que hablan hay en este momento alguna parroquia disponible para los Reverendos Padres. Por lo cual los he recomendado al Sr. Schultz, Supremo Prefecto de la Cámara de las Ciudades de la Montaña de Su Majestad, y buen conocedor de la zona, para que ustedes se dignen ponerse en contacto con él, asegurándoles que obtendrán de ese Señor toda posible satisfacción de sus deseos.
Mientras tanto les encomiendo a la divina protección.
Siervo y hermano en Cristo de Vuestra Reverencia,
Leopoldo, Conde de Kolonitsch, obispo de Neustadt, Caballero de S. Juan de Jerusalén.
Bratislava, 22 de septiembre de 1673”.

Envié copia de estas cartas al Ilmo. Sr. Coronel Collato para que las viera, y él respondió con la siguiente (en italiano):

“Muy Reverendo Padre,
Le escribo para acusar recibo de las cartas recibida de Vuestra Paternidad, la segunda acompañada con la copia de la que le escribió Su Excelencia el Señor Presidente de la Cámara, el Señor Obispo de Neustadt, alegrándome de ver su buena inclinación hacia esa Santa Orden. Así que Vuestra Paternidad sírvase desplazarse sin más demora aquí a Zvolen para entrevistarnos juntos con el Sr. Prefecto de la Cámara de este lugar para honor y gloria de Dios. Yo tengo la firme opinión de que en esta vecindad no podrá encontrarse nada mejor que aquello que le ofrecí.
Termino pidiendo del cielo todo bien, y encomendándome a sus santas oraciones.
Zvolen, 28 de septiembre de 1673.
Afectuoso servidor de Vuestra Paternidad,
Matías Collalto”.

Después de esta llegó el mismo día a Prievidza la siguiente carta del Sr. Prefecto de Zvolen, incluyendo la carta que le había enviado el Excmo. Sr. Presidente:

“Muy Reverendo Padre en Cristo, de mi mayor consideración.
Por qué me dirijo a Vuestra Reverencia, lo verá por la carta adjunta. Queriendo la Bondad Divina bendecir el Señorío de Lipschen de su Majestad Serenísima, ha sido generosa, pues habiendo fallecido los dos restantes de siete predicadores enviados aquí, los templos han sido recibidos para el culto católico, y según parece la mayor y mejor parte de los súbditos no son ajenos, sino que desean que se les envíe allí párrocos católicos. Y como cuando el hierro está caliente hay que golpearlo, no hay que perder tiempo, por lo que oficiosamente ruego a Vuestra Paternidad que por su alabado celo y por la promoción de la fe católica, envíe cuanto antes cinco padres eslavos idóneos para las tareas parroquiales a estas parroquias. Hay al menos ocho vacantes, pero cinco son más urgentes. Y si por esas partes no pudieran encontrarlos todos inmediatamente, le rogaría que enviara al menos tres, con los cuales se pudieran ver y organizar las cosas, y con los demás ya se vería más adelante; y no estaría de más que uno de ellos tuviera una cierta autoridad sobre los demás. El portador de esta tiene la orden de acompañar a los que envíen, y pagar los gastos del viaje.
Esperando su respuesta con los deseados huéspedes, me encomiendo a sus misas.
Zvolen, 2 de octubre de 1673.
Servidor siempre a su disposición
Juan Jorge Schultz, consejero de S. C. Majestad, y Prefecto de la Cámara de Zvolen”.

[1673]

Con esta carta recibió la que venía incluida del Excmo. Presidente de la Cámara de Hungría dirigida al citado Sr. Prefecto, y se puso en camino al día siguiente. Ya hacía un mes y medio que esperaban en el lugar que el P. Provincial enviase algunos padres allí. En consecuencia, como el P. Nicolás estaba solo, y la cosa no admitía demora, habiendo confiado la casa al profeso más antiguo, el clérigo Wolfgang de Santa Isabel, partió con dos hermanos novicios eslavos, el Hno. Emerico y el Hno. Wenceslao, y llegaron a casa de D. Jorge Kaschay, caballero oficial de la Cámara de Zvolen. Después de ser amablemente recibidos en la Cámara de Zvolen, al día siguiente, que era el 6 de octubre, en la carroza del Magnífico Sr. Prefecto, con asistencia del Muy Rvdo. D. Juan Schumiczky, del racionero de la Cámara D. Felipe, y del Provisor de la fortaleza de de Lipchen, D. Jacobo Lanzer de Amos, fueron introducidos en las parroquias. Emerico se hizo cargo de Pedrajna, con la administración de Dubovy y Jasesnen; el Hno. Wencesalo en Lopej, y el P. Nicolás en Valaska, con la esperanza de ocupar Brezno, que le gustaba más que Zvolen, que además estaba más distante de las escuelas de los PP. de la Compañía de Jesús, con lo que era mayor la esperanza de más limosnas y más jóvenes, y finalmente una vez introducidas en la capital de los herejes las Escuelas Pías podrían trabajar con la gracia de Dios en la conversión de los herejes, como ocurría en Horn de Germania, en Litomysl de Bohemia, y aquí en Hungría en Podolín y en Prievidza. Aquella noche, como un feliz auspicio, fue llamado el P. Nicolás de Walaschka a Brezno para escuchar la confesión de un croata llamado Francisco Kuczkowicz, y por medio suyo fue conocido de los de Brezno que estaban con él. Visto el lugar para residir, sintió la necesidad de urgir cuanto antes su entrada en la parroquia, habitada hasta entonces por los ministros luteranos. Recibiendo consejo del Sr. Prefecto de la Cámara de Zvolen, recibió esta carta:

“Muy Reverendo padre en Cristo, de mi mayor consideración.
Me alegré mucho de recibir la de Vuestra Reverencia. Pienso en primer lugar que sería bueno que pidiera el lote de Brezno al Excelso Príncipe, y que incluyera una recomendación del Excmo. Sr. Presidente, para que él, con su destreza y juicio decidiera entregarlo o retenerlo, según le pareciera más conveniente. Yo ya le he insinuado hoy mismo en anticipación.
Me encomiendo a sus misas.
Zvolen, 10 de octubre de 1673.
Servidor de Vuestra Paternidad, afectuosamente,
Jorge Schultz”.

Siguiendo el consejo, el P. Nicolás envió una carta desde Valaska al Excmo. Sr. Presidente, con un memorial incluido al Excmo. Príncipe el Arzobispo Jorge Szelepcheny .

“Excmo. Conde y Reverendísimo Señor.
He recibido de la gracia de Su Señoría Ilustrísima mucho más de lo que esperaba. Pues el Señor Prefecto no sólo comenzó a tratar de este asunto inmediatamente, sino que me envió a buscar pagándome el viaje, me acogió amablemente y, oyendo lo que deseábamos, se encargó de instalarnos en todos aquellos distritos con mis religiosos, desde Lipschen hasta Brezno. A mí me colocó en una parroquia vecina, para ir conociendo a aquella gente mientras tanto, de modo que una vez expulsados los predicadores luteranos de Brezno, aquella escuela impía se convierta en Escuelas Pías, y la cátedra de pestilencia en Sede de la religión. Recientemente fui llamado a media noche para oír la confesión de un moribundo croata católico, y allí me enteré de que algunos ciudadanos serían felices de abrazar la fe católica si tuvieran un padre católico, y oí también los lamentos de los croatas, que no tenían un lugar para sus devociones. Me dolió no poder celebrar la misa con ellos, y cuando ya estaba volviendo vi una iglesita en un ángulo de la ciudad, y me pareció que allí podría celebrar misa al menos para los croatas, llevando los paramentos litúrgicos, sin molestar a la ciudad, y sería poner el primer pie en ella, al que seguirían otros. Le envío, para conseguir el mejor efecto, un memorial a Su Excelencia el Príncipe, además de Diocesano, para que no deje de ayudarme con su gracia. Con confianza familiar, ruego a Vuestra Excelencia se digne mostrarlo a Sr. Arzobispo, con su recomendación.
Me encomiendo humildemente a la gracia de Vuestra Excelencia y quedo hijo rendido de Vuestra Ilustrísima Señoría,
Nicolás de la Inmaculada C. de la B.V.M., en Valaska”.

Copia del Memorial al Excmo. Príncipe Arzobispo:

“Excelentísimo Príncipe,
Conociendo la propensión favorable hacia la Orden de los Pobres de la Madre de Dios de las Escuelas Pías que tiene Vuestra Excelencia, cuando hace tres años Vuestra Excelencia quería fundarnos en Banovice, y aquel año, según me escribió el P. Provincial, también en Bratislava, y en aquella ocasión me ofreció paño para ropa y vestidos litúrgicos, como un primer plato, no sin las gracias espirituales que pedí en aquella ocasión, y me fueron abundantemente concedidas. Así que ahora vuelo a ponerme a los pies de Vuestra Excelencia, y le pido una gracia semejante para la presente ocasión. Pues ahora estoy en la región de Lipschen, y he venido con mis religiosos a trabajar cerca de Brezno. Y así ahora humildemente pido el permiso y la bendición de Vuestra Excelencia para que, puesto que Brezno ha sido limpiada de los Falsos Ministros, pueda ocupar con seguridad aquella parroquia y escuelas con la gracia y la bendición de Vuestra Excelencia, con la finalidad de crear allí un colegio y una residencia parroquial para tantos Padres como puedan ser sustentados con los ingresos corrientes de dicha parroquia, y para que las escuelas de impiedad se conviertan en Escuelas Pías, con toda la observancia de nuestro Instituto. Este lugar es ciertamente grande, y la juventud abundante: la mies es mucha. Si obtengo lo que pido, junto con ello le ruego humildemente me conceda las facultades espirituales, de las que disfrutan en otras partes otros religiosos que gozan de los privilegios de los mendicantes, cosa que nos concedió Clemente IX de feliz memoria, para bendecir y reconciliar, para los cuales no hace falta una unción especial. Además la facultad de decir dos misas por las necesidades de la parroquia.
Me encomiendo humildemente a la gracia y promoción de Vuestra Excelencia, en Valaska.
Devotísimo en Cristo Jesús,
Nicolás de la Inmaculada Concepción”.

Con copia de las dos, envió una y otra carta al Magnífico Sr. Prefecto, y esta es la respuesta que recibió:

“Muy Reverendo padre en Cristo, de mi mayor consideración.
Le pido disculpas porque respondo tarde y brevemente a su gratísima relación sobre Brezno. Me consuelan las noticias. No desconfíe Vuestra Reverencia de la suerte de Brezno, que es la mejor opinión. Incluí la carta de Vuestra Reverencia en la mía al Excmo. Sr. Presidente de la Cámara, y en la misma recomendé positivamente la cosa, para que lo hecho vaya adelante, pues la masa ya va avanzada. Espero que Vtra. Rva. reciba pronto una carta de Su Excelencia el Presidente de la Cámara, pero sería bueno que también la pidiera según sus deseos. Le sugerí que para este año se impusiera a la ciudad que lo que daban a los predicadores se lo den a los Padres, y que para los siguientes ya se verá con la Cámara de Zvolen lo que conviene acordar con los Reverendos Padres acerca de los diezmos. ¿Están de acuerdo con esto? ¿Dónde vivirá con los suyos? Si proveyeran un buen sacerdote párroco, también podrían venir los maestros de Vuestra Reverencia, supongo, pero esperaremos a ver qué pasa. Hoy mismo he enviado con este motivo un notario al Sr. Vicario de Trnava. Si tiene que venir a Brezno, recurra Vuestra Reverencia al Sr. Schaffer en Honecz, quien le ofrecerá un caballo con un carro para gloria de Dios. Si necesita algo más, y me lo dice, no dejaré de ayudarle.
Me encomiendo a sus misas, en Zvolen, a 24 de octubre de 1673.
Al servicio de Vuestra Muy Reverenda Paternidad,
J. Jorge Schultz”.

Respuesta del Excmo. Sr. Presidente Leopoldo Kolonitsch:

“Muy Reverendo Señor en Cristo.
Vuelto de Grobio, recibí la carta de Vuestra Reverenda Señoría dirigida a mí el 13 de los corrientes, y al leerla me alegró mucho de todo lo que me dice, y puesto que me siento especialmente obligado a propagar nuestra ortodoxia, promoveré el piadoso intento de Vuestra Reverencia ante Su Excelencia el Arzobispo, transmitiéndole el memorial que me envía, y recomendándolo para que obtenga el deseado fin.
Mientras tanto rogándole nos encomiende a la divina protección quedo a su servicio,
Leopoldo Conde de Kolonitsch, Obispo de Neustadt.
Bratislava, 30 de octubre de 1673.”

Mientras tanto el Valle del Pasubio se había opuesto a la entrega de las iglesias, hasta que vino el Ilmo. Coronel Collato, con dos escuadrones a caballo, que les atacó, con un muerto por su parte, y ocupó inmediatamente el templo. La cosa aterrorizó al vecindario. Como la cosa era reciente, los de Brezno estaban consternados, pues temían que a ellos les ocurriría lo mismo que les había ocurrido a los otros, que haría entrar su escuadrón en Brezno y los mataría. Así pues ordenó al escuadrón de D. Francisco Barbo, que estaba dispuesto para lo que hiciera falta en Polonka, que fuera con el P. Nicolás llamado de Valaska para entrar en la ciudad con algunos escogidos, y si encontraba alguna resistencia, los otros irían detrás. Así pues avanzaban en orden militar, precedidos del toque de las cornetas, y el padre Nicolás en el carro proporcionado, de modo que cuando llegaron a la plaza no había nadie fuera de las puertas. Después se extendió un estandarte de seda blanca, que tenía en una parte el águila de Su I. Majestad, y por la otra parte una imagen de la B. V. con esta inscripción en letras doradas: PATRONA DE HUNGRÍA. El ejército permaneció en formación, sin dejar las armas por tres días, ni bajar de los caballos, hasta que entregaron las llaves de la iglesia. Fueron entregadas pues al Sr. Daniel Chmeli, juez de la ciudad, y el Ilmo. Capitán de los Croatas Martín Citko las entregó, con permiso a su lugarteniente; éste volvió junto al ejército e inclinándose con humilde reverencia entregó las llaves al P. Nicolás.

Al día siguiente, que era 28 de octubre, el P. Nicolás, que había recibido las llaves el día anterior, como los predicadores habían sido ordenados salir quince días antes, y el capellán y el Rector de las escuelas luteranas habían sido expulsados de sus residencias, por el privilegio de su nombramiento, confirmado por el Excmo. Príncipe Arzobispo de Esztergom, entró en procesión a la iglesia, y la reconcilió según el rito romano, seguido de los croatas y el juez de la ciudad, con algunas velas encendidas. Después bendijo los manteles del altar, y sobre el portable consagrado celebró la misa, y aceptó el cuidado de la iglesia, y las cosas que había en ella. Concretamente seis roquetes viejos; dos incensarios pequeños medio nuevos; dos cálices rotos con patena; uno nuevo y otro arruinado, una taza oblonga dorada; dos candelabros de estaño, pues los demás eran antiguos y no valían nada; dos paños más gruesos para cubrir el altar; siete paños; un mantel; tres cántaros de estaño. Después de anotar todas estas cosas para hacerse cargo de las mismas, vino para instalarse en la parroquia, pero como llegaba la noche, no se quedó en ella, sino que fue a la posada, y se le suministró comida a cargo de la ciudad por medio de D. Daniel Taxner. Cuando empezaba a amanecer llego de Bozoki el Rvdo. D. Tomás Kovaczicz con la investidura de Su Excelencia el príncipe Arzobispo de Esztergom. Convocado el senado, se leyó la carta del Arzobispo. El P. Nicolás besó el sello del Excelso Príncipe, y fue con el citado Rvdo. Señor a la iglesia, y le entregó todas las cosas. Pero como no vinieron sus instaladores, el Ilmo. Sr. Collalto y el Sr. Romani, se fue, y provisionalmente confió el cuidado de la parroquia al P. Nicolás, que le había sido entregada por los ciudadanos, y quería recuperar para la ciudad los diezmos, que entonces se entregaban a la Cámara de Zvolen. Mientras tanto aquella tarde el P. Nicolás fue llamado por los croatas, que iban a luchar contra los turcos, sin duda por algún error, para que fuera su confesor. Al amanecer fue con ellos a la ciudad de Mezibrod, donde estaba acampado el ejército de Collalto, preparado para todo. Sin embargo escribió sobre el asunto de la confusión a Ilmo. Sr. Coronel y al Prefecto Schulz, y también al Excmo. Príncipe Arzobispo.

Avanzando finalmente el ejército hacia Filakow, se detuvieron en la aldea de Oczovo, y desde Zvolen llegó la petición de los ciudadanos de que fueran el P. Nicolás y sus compañeros, como si no hubiera sido instalado el día anterior como párroco, pues les ofrecían una fundación con la ayuda de los Sres. Condes Nicolás y Alejandro Esterhazy, vizcondes y otros, pero ya era tarde. Mientras tanto le llegó una carta del citado Coronel Collalto, que decían lo siguiente [en italiano]:

“Muy Rvdo. Padre,
Después que los ciudadanos de Brezno entregaron las llaves de la iglesia, di la orden al capitán mi lugarteniente de que las entregase en mano a Vuestra Paternidad, con la suposición de que después de haber sido el primero en trabajar, no debería luego ceder por la gloria de Dios aquello que por derecho yo creía que le pertenecía, pero si lo ha cedido, no es culpa mía. Yo dije al Rdo. Plebano que quería que le instalase en Brezno que no podía hacerlo, puesto que los Padres de las Escuelas Pías ya oficiaban en aquella iglesia, y que a él le agradabahacer aquello. Veo una dificultad, y es que ciertamente Vuestra Paternidad no debía haber cedido. He hecho lo que he podido por mi parte; por lo demás la culpa es suya si no ha sabido o querido servirse de la ocasión. Que Nuestro Señor conserve a Vuestra Paternidad.
Su devotísimo servidor, Matías Collalto.
Bratislava, 7 de noviembre de 1673”.

Esta carta alegró al P. Nicolás, y lo mismo ocurrió al Magnífico Sr. Prefecto, el cual aconsejó responder, y él mismo dijo al Ilmo. Sr. Coronel que le aseguraba que él era el instalador de la parroquia de Brezno, por lo que nadie quería que se instalase allí otra persona que el P. Nicolás, y que para este efecto había estado una semana en su casa, y había hecho su introducción en su carroza a los ciudadanos en la fiesta de San Martín, hasta que Su Majestad y Su Excelencia el Arzobispo dispusieran otra cosa. Se le había dado también permiso para abrir las escuelas, pero como no venían los alumnos, de momento no se hacía este ejercicio. Se había ordenado a los ciudadanos que todos los días de fiesta fueran a la iglesia. Ellos, sin embargo, pedían que se les permitiera cantar sus himnos en la casa municipal, pero no era necesario que lo pidieran, pues no existía la prohibición de hacerlo. Se encargaba de abrir la iglesia el Sr. Godofredo Stax, ciudadano, elegido juez de la ciudad.

El Ilmo. Sr. Coronel escribió cartas al Excmo. Sr. Presidente de la Cámara y a los superiores acerca de este asunto, con estas precisas palabras [italiano]:

“Los PP. de las Escuelas Pías que se encuentran ya en Brezno se encargan de la iglesia de aquel lugar, son bien vistos de aquellos habitantes pues ven que sus hijos pueden tener una buena educación, y se puede esperar ver algún buen progreso en la santa fe católica mediante su vida ejemplar y el celo que tienen por el servicio de Dios, por lo que humildemente suplico a Vuestra Excelencia se digne ser su benigno protector, y no permitir que estos pobres religiosos que se han desplazado hasta allí sólo por el servicio de Dios sean excluidos de aquel lugar. Mientras tanto rezaremos a Su Divina Majestad por la larga conservación de Vuestra Excelencia, y yo le quedaré muy agradecido.”

El Excelentísimo Presidente envió al P. Nicolás la siguiente respuesta:

“Muy Reverendo Padre en Cristo,
He recibido las cartas que me ha enviado repetidamente Vuestra Paternidad, y en todas ellas veo con no poca admiración, principalmente que en esas partes, en las que la Cámara tiene derecho de presentación, y donde su Excelencia Arzobispal está representado por el Rvdo. Sr. Korvaczicz, que conviene disimular de todos los modos posibles, y tener no poca paciencia por la gloria de Dios hasta que se organice el estado de la religión, y que nosotros los espirituales no debemos discutir entre nosotros ni promover disputas, para no ser un obstáculo a la propagación de la verdadera ortodoxia. Por lo cual esta es una razón suficiente para suprimir estas controversias, y para defender luego su derecho en la Cámara de Su Majestad Sacratísima, que yo en cuanto Presidente de la Camera me encargaré de que no se haga nada nunca en prejuicio de ese derecho de investidura, y no lo toleraré en lo más mínimo. Mientras tanto Vuestra Paternidad confórmese a lo que el Sr. Prefecto Schultz le aconseja.
Por lo demás encomiendo a sus piadosas oraciones, quedo hijo y siervo de Vuestra Paternidad,
Leopoldo Conde de Kollonitz, Obispo de Neustadt, caballero S.I.I.
En Viena, a 4 de noviembre de 1673”.

Después de recibir esta carta, llegó otra de Polonia, declarando el acuerdo del P. Provincial con estas palabras:

“P.C. Como dentro de pocos días me pondré en camino hacia Hungría, y tengo intención de acercarme a Brezno, en la presente no diré gran cosa a Vuestra Paternidad. Le prometo que en breve le enviaré ayuda, pero desearía que Vuestra Reverencia obtuviese el permiso de Su Excelencia el Arzobispo para fundar en ese lugar. En relación con el permiso de residencia de la Sacra Imperial Majestad, podría servirse Vuestra Reverencia de la ayuda y favor de Ilmo. Sr. Kollonitz, en cuanto corresponde a Su Majestad. Envié padres que ayuden a Vuestra Reverencia, para que se encuentren con Vuestra Reverencia en Jihlava.
Por lo demás me encomiendo a Vuestra Reverencia. Afectuoso siervo en Cristo,
Pablo de la Natividad de la B.V.M., Provincial.
Podolín, a 16 de noviembre de 1673”.

En estos días se volvió a ocupar la iglesia de Matnak, que los comisarios se esforzaban en vano por ocupar, por lo que el P. Nicolás escribió al Ilmo. Sr. Coronel acerca de la buena marcha de las cosas en Brezno, de cómo los ciudadanos habían comenzado a acercarse, aunque no querían ir a la iglesia, y él respondió a la suya con la siguiente carta [italiano]:

“Reverendo Padre muy apreciado,
Me alegro mucho de que Vuestra Paternidad (como me cuenta) sea bien tratada por los burgueses de Brezno, pero aún me alegraría más si quisieran recitar sus oraciones en la iglesia y escuchar la Palabra de Dios, porque me parece que esos son como aquellos de los que dijo Cristo [en latín]: ‘Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí’.
Mañana saldrá de ahí hacia Matnak el Padre de las Escuelas Pías para tomar la posesión de aquella iglesia ocupada por mí hace ocho días. Será acompañado del señor vicearchidiácono de este lugar, y de un oficial mío con algunos croatas. Vuestra Paternidad de ningún modo salga de Brezno, sin un expreso mandato de Su clementísima Majestad Imperial, y yo mientras tanto espero ir a Viena al comienzo del año, y procuraré trabajar con manos y pies para que ahí se funde un monasterio.
Que Nuestro Señor le guarde, y le proteja del mal.
Atentísimo servidor, Matías Collalto.
Matnak, 26 de noviembre de 1673”.

Después de leer esta carta al Senado, ocurrió que cada día del Adviento iban a rezar el Rorate, y los domingos escuchaban el sermón. Sin embargo las madres que acababan de dar a luz no querían ser introducidas por los nuestros, ni pedían el bautismo, y eran enterrados en el único cementerio, pero sin sacerdote católico, ni cantos ni otras ceremonias, aunque solían pagar a los nuestros por tocar las campanas algunos un florín húngaro, otros medio, según su costumbre. Por entonces sólo les visitaba el P. Nicolás, ayudado solamente por los derechos de estola de Valaska, aunque vivía en la frígida casa de la parroquia.

Finalmente con caballos que había alquilado en Prievidza el P. Esteban, recientemente nombrado vicerrector, fue con otros padres a Podolín, y a la vuelta venía también con él el P. Provincial la víspera de Navidad del Señor. En consecuencia celebraron la fiesta de Navidad con la mayor solemnidad posible, con los católicos. Después de terminada, y de ver las cosas desde el comienzo en todo lo referente al derecho, y de sondear el afecto de los ciudadanos, se fue. Luego explicó toda la cosa al Magnífico Sr. Prefecto de Zvolen, e informó al P. Nicolás de su esperanza de que las cosas irían mejor, según esta carta:

“Después que el jueves al anochecer llegué a Zvolen, después de decir misa al día siguiente me reuní con el Ilustre Sr. Prefecto, quien me recibió benévola y amablemente, me dio muy buenos consejos para poseer con seguridad y estabilidad Brezno, que ahora ocupamos, y me despidió muy alegre. Desea también que Vuestra Reverencia resida en Lopej, por lo que yo se lo pido a Vuestra Reverencia. Sin embargo al P. Simón, que vino con el Hno. Emerico, que se quede en Brezno. Enviaré un compañero a V. R., que podrá residir con V. R. en la aldea citada.
Por lo demás, me encomiendo. En Sylmicz, a 30 de diciembre de 1673.
Siervo en Cristo de V. R., afectuosamente,
Pablo de la Natividad, Provincial”.

Como se había puesto por escrito, el P. Nicolás pidió algunas provisiones a la ciudad, lo obtuvo, y encargaron a D. Daniel Taxner que cada día le diera comida.

[1674]

Comenzó el año 1674, y alimentado como se había prometido, el P. Nicolás daba vueltas y poco a poco se iba insinuando en el taller de un carpintero, conocido como Benut, aunque su nombre era Hromecz, al cual luego buscaba por aquellas partes. Cuando el P. Simón llegó de Podolín, arregló todas las cosas tal como le había mandado el P. Provincial y se fue a la parroquia de Lopej.

Mientras tanto los breznenses domados ya aceptaban la introducción de las puérperas según el rito católico, y el P. Nicolás procuraba ir con mansedumbre si y cuando era invitado a ir a las casas por algún negocio, y procuraba ganarse el afecto con una charla familiar, todo lo cual fue continuado con el mayor fervor por el P. Simón del Seráfico S. Francisco, que poco después introdujo que debían soportar que un sacerdote católico, con sobrepelliz y estola y agua bendita, les acompañara en los funerales, y les dijera el sermón, y debían pagarle de la manera acostumbrada. Aunque se enteró de que al Padre Simón le iban bien las cosas, el P. Nicolás no descuidó sus objetivos, dándose cuenta concretamente de que el buen progreso de las cosas no tendría fundamento de estabilidad mientras no tuvieran el permiso del Arzobispo, por lo que urgió al P. Provincial para que él en persona, o si no podía por medio de otro, fuera a ver al Arzobispo a pedir el permiso e investidura, para que no se perdiera el trabajo. Después de observar atentamente las cosas, el P. Provincial envió al P. Esteban de la Anunciación de la B.V.M., vicerrector de Prievidza a Bratislava a hablar con el Excelso Príncipe, que ya era contrario a la Orden a causa de alguna siniestra delación por parte de nuestros antagonistas, que le habían dicho que el P. Nicolás despreciaba su investidura, y había tratado mal al Rvdo. Tomás Kovaczicz, no permitiéndole entrar en la iglesia, por lo que en lugar de saludar al inocente P. Esteban, lo llenó de confusión en presencia de dos obispos. “Vosotros los Padres ya habéis fundado; llegaron a Brezno sin saberlo yo; no admitieron al párroco que yo envié con investidura, sino que lo expulsaron. Entrasteis allí, pero quien no entra por la puerta, sino que entra por otro lugar, es un ladrón y un bandido, así que sacad vosotros mismos las consecuencias”. Él, humilde, recibió el desprecio enrojeciendo, y pidió presentar el desarrollo verdadero de los acontecimientos, y los expuso con destreza, mostrando que la Orden había sido denunciada con mala intención, y lo demostró con el testimonio de cartas, y aquella nube cargada de rayos la transformó en una serena brisa, y obtuvo según su deseo la investidura de la parroquia de Brezno para el P. Nicolás, y la de Lopej y Pedrajna para el P. Simón, según figura en el siguiente documento:

“Jorge Szelepcheny, Arzobispo por la misericordia divina de la Iglesia Metropolitana de Esztergom, Conde supremo y perpetuo del lugar y de su condado, Primado del Reino de Hungría, Embajador nato y Canciller Secretario y Consejero de la Sacra Imperial y Real Majestad, y lugarteniente del mismo en el Reino de Hungría,
A vosotros, honorables y reverendos Padres en Cristo Nicolás de la Concepción de la B.V.M. y Simón de San Francisco, de la Orden de las Escuelas Pía, salud y bendición divina.
A causa de la necesidad, y de la penuria de sacerdotes en el Reino de Hungría, para proveer de manera más fácil a las necesidades de la grey confiada a Nos, decidimos elegir algunos religiosos de esa orden que nos parecen adecuados y preparados para ello. Nos hemos enterado de que tenéis el permiso de vuestros superiores para residir, administrar y haceros cargo de la cura de almas en la parroquia de la ciudad libre y real de las Ciudades de las Montañas de Brezno, así como de los lugares de Predajna, Lehota y Lopej que están en el condado de Zvolen (y que ya han pasado al gremio de la Santa Madre Iglesia).
Así, pues, con nuestra autoridad arzobispal metropolitana, que ejercemos en este Reino de Hungría, os damos y concedemos esas parroquias, y os instituimos e investimos en ellas no sólo para la administración espiritual, sino también la material, según nuestro beneplácito. Queremos que seáis introducidos en esas parroquias por el Rvdo. D. Jorge Colossy, actual párroco de Detu, y Vice-archidiácono de Zvolen, o por otro párroco, el cual se comprometerá a entregaros realmente las pertenencias de las citadas parroquias al introduciros, en vigor de las presentes.
En nuestra curia arzobispal de Trnava, 14 de enero de 1674.
Jorge Szelepcheny, Arzobispo de Esztergom”.

El P. Nicolás escribió desde Lopej al Excmo. Sr. Kollonicz lo que había logrado con su habilidad el P. Esteban, pues quería recuperar lo que el Sr. Prefecto les había concedido, y recibió la siguiente respuesta:

“Rvdo. P. en Cristo,
Recibí el 4 de marzo la carta que me envió, y entendí lo que me decía, con lo cual se puede esperar que con la actual decisión extraordinaria termine la obra de los predicadores. Una vez terminada, se entregarán los diezmos a Vuestra Paternidad, cosa que recordaré que debo procurarles. Escríbame para informarme. Mientras tanto encomiendo todas las cosas a la divina protección.
Siervo e hijo de Vuestra Paternidad,
Leopoldo, Conde de Kollonicz, obispo de Neustadt, Caballero de S. Juan de Jerusalén.
Bratislava, 16 de marzo de 1674”.

Conocida la disposición favorable del Excelso Príncipe, el P. Provincial escribió en enero la carta siguiente:

“P.C. Envío a V.R. una carta por la que puede entender el sentido y los hechos (este asunto era comunicado sólo al P. Nicolás). El día 28 de los corrientes, después de la misa (en el caso de que el P. Simón llegara a Brezno, el cual podría suplir en su cargo a V.R. ausente), tras recibir como compañero al H. Emerico, venga aquí uno de estos días. Pues hay que proceder cautamente con los ciudadanos, hasta que yo vuelva. El H. Lamberto está haciendo los ejercicios espirituales, quien podría ser compañero de V. R. en la residencia de Lopej. Me esforzaré para que el H. Valeriano pueda ser el compañero del P. Simón en Brezno, y V.R. su superior. Por lo demás, que le vaya bien en el Señor, y rece por mí.
Siervo en Cristo de V. R. y afectísimo,
Pablo de la Natividad, Provincial. En Prievidza, 19 de enero de 1674”.

Llegó el 14 de febrero, día en el que por mandato del Ilmo. y Rvmo. Sr. Vicario se convocó una reunión de los párrocos del condado de Zololipch, que tuvo lugar en el refectorio de los PP. de la Compañía de Jesús en Banska Bystrica, tras ser convocada el 12 de febrero, domingo primero de cuaresma, que fue presidida por el Rvmo. D. Jorge Colossy, párroco de Detu y Oczovia, y entonces Vice-archidiácono del condado de Zvolen. Asisitió a la reunión el P. Simón de Brezno, y el P. Nicolás de Predajna. Se trató en primer lugar de recobrar los diezmos que se tenían en las parroquias, que de momento administraba la ínclita Cámara de Banska Bystrica. En segundo lugar se propuso una querella contra los predicadores, rectores y estudiantes luteranos que gozaban de protección, hasta ahora, cuando practicaban sus ejercicios, tanto en Brezno como en otros lugares, y para ello se escribió una letra tanto al venerable Cabildo como al la excelsa Cámara. Cuando se puso fin a esta Congregación, llegó el P. Provincial con su secretario el P. José, llevando consigo la investidura citada más arriba, y tras presentarla a dicho Archidiácono Colossy, le pidió que hiciera efectiva la instalación. Luego, tomando consigo al Muy Rvdo. D. Juan Szumickzi de Zololypschensalió hacia la parroquia de Brezno, y tras celebrar la misa en presencia del P. Provincial con su secretario, y con asistencia de todo el senado, convocado para ese fin, leyendo de manera clara y alta lo que estaba escrito en la carta de investidura, instaló a los que en ella aparecían citados. Antes de que se hiciera esto, tras pedir permiso para hablar, D. Daniel Chmeli se opuso a ello, diciendo que ya habían aceptado antes otro párroco, y se había hecho su investidura, concretamente el Rvdo. D. Tomás Kovaczicz. A lo cual respondió prudentemente el Sr. Vice-archidiácono, en cuanto instalador delegado por Su Excelencia, que el Rvdo. Sr. Kovaczicz ya había cesado en su cargo, en virtud de la nueva investidura, pues según derecho lo último quita los privilegios de lo anterior, y esto provocó un murmullo de protestas. Entonces el Vice-archidiácono entregó las llaves de la iglesia al P. Nicolás, que fueron entregadas por el Sr. Juez y el senado como señal de aceptación. Una vez terminado el acto, el P. Provincial se fue a casa.

Notas