HB23B/1658
[1658]
Dios tres veces Santo, conservador y gobernador de todas las cosas creadas, disponiendo prudente y suavemente con su poderosa virtud todas las cosas para mayor gloria suya y servicio del prójimo, impulsó, por inspiración del Espíritu Santo en el Excmo. D. Bernardo Ignacio Conde S.R.I. de Martinitz, Gobernador de la casa de Smetzna, Señor de Schlan, Horzowicz y Komarow, Caballero del Vellocino de Oro, Consejero privado de S.R.M., Camarero lugarteniente y Burgrave Mayor del Reino de Bohemia, y al Ilmo. y Rvmo. Fernando Leopoldo Benón, también Conde S.R.I. de Martinitz, Consejero de S.C.M., Prepósito de Wissehrad, Canónigo de Passau, Salzburgo y Praga, Señor de Zitenicz etc., los cuales, dotados de un alma buena como Salomón, considerando sus territorios exhaustos a causa de las penurias de los tiempos, devastados y con la gente depauperada, y lo que es peor, rudos en cuanto a la piedad, e ignorantes de cómo vivir una vida recta y piadosa, decidieron ayudar de algún modo a los suyos, trayendo y fundando para ellos con sus bienes algunos religiosos que les ayudaran en lo corporal y en lo espiritual, de modo que con el ejemplo de su vida y sus palabras de salvación les ayudaran a crecer espiritualmente; si no a ellos, pues ya estaban endurecidos por la inveterada costumbre de la mala conducta, al menos a los que nacieran de ellos, que serían instruidos desde la más tierna edad en la práctica de las buenas costumbres y la piedad, y en la enseñanza de las letras, y así se podría esperar que con el tiempo podrían ser de ayuda y comodidad.
Y esta preocupación no fe vana. Pues pidieron en una carta al P. Juan de J. María, Prepósito General, que enviase a los suyos (religiosos profesos) a la ciudad de Schlan para que dieran brillo al mayorazgo de la Casa de Smetzna, y que aceptaran una casa que iban a construirles desde los cimientos. Después de varias peticiones, el P. Juan de J. María, Prepósito General, mandó al P. Onofre del SS. Sacramento, entonces Prepósito Provincial de las Escuelas Pías de Germania y Polonia, que fuera a Praga, para ver con los Condes solicitantes qué se podía hacer. Este, llevando consigo al P. Miguel de Sta. María, Asistente suyo y al mismo tiempo Rector de la casa de Horn, fue a Praga, y se entrevistó con los Condes, y estableció una fundación bipartita para nuestro sustento. A saber: para 12 religiosos, pagarían 1300 FR cada año perpetuamente, de los cuales el Sr. Conde Bernardo, Burgrave Mayor, pagaría 600, y el Sr. Conde Benón, Prepósito de Wissehrad, 700, según el contrato de fundación, que sigue más abajo.
En cuanto al lugar, el mismo P. Provincial visitó Schlan, lo recorrió y aceptó las condiciones, puntos y cauciones que aparecían en el contrato de fundación, entre los cuales figuran: que nuestros religiosos enseñarían a los niños a leer, escribir, contar, cantar, y a su tiempo harían el catecismo. Convino con ellos en que edificarían el colegio en el plazo de cinco años, y le pareció bien que mientras tanto dos religiosos vivieran en una casa privada y realizaran sus actividades. A ellos se añadió después un tercero, y para su sustento se asignaron 300 FR al año.
Estas cosas se hicieron en Praga, en mayo de 1658, y fueron confirmadas en Roma por el M.R.P. Juan de J. María, Prepósito General. Pero como surgieron algunas dificultades que impidieron que se enviaran dos religiosos nuestros según el deseo y la petición del Ilmo. y Excmo. Sr. Conde Burgrave Mayor después de hacer el contrato, se dejó la cosa para después del Capítulo Provincial que se celebraría en octubre, en el cual se elegirían los dos religiosos sacerdotes que serían enviados a la nueva fundación.
Así, pues, el 1 de octubre de 1658, con la autorización del M.R.P. Juan de J. María, Prepósito General, comenzó el Capítulo Provincial, en el cual fue elegido el P. Alejo de S. Onofre, sacerdote, para ir a la nueva fundación, a quien se añadieron dos compañeros, el P. Bernardo de la Natividad de la B.V., sacerdote, y el H. Casimiro de la Ascensión del Señor, clérigo, con obediencia por la que se les encargaba esa tarea.
Tras recibir la obediencia, el 6 de noviembre los citados Padres tras recibir la bendición del R.P. Provincial en Nikolsburg salieron hacia Praga, a donde llegaron el 15 de noviembre, y el mismo día recibieron audiencia humana, afectuosa y cordial del Excmo. Fundador.
Enterada la Excma. Sra. Fundadora de su llegada, los invitó a comer el día 17, y habló con ellos largo rato de temas religiosos. Una vez terminado, pidió la bendición al P. Rector, y él se la dio. Luego se la dio a sus tres hijas, y finalmente al yerno del Excmo. Sr. Fundador, el Ilmo. Sr. Conde de Wrbna.
El 18, después del desayuno fueron solemnemente en una carroza a Schlan, acompañados por el Generoso D. Fernando Lontau, prefecto de la corte.
El 19 de noviembre, el mismo Sr. Lontau, por orden del Excmo. Fundador, convocó al senado y toda la comunidad, y expuso a los senadores la intención del Excmo. Sr., que ya había sido comunicada antes, y les explicó en qué consistía nuestro instituto, y cómo convenía que se mostraran agradecidos no sólo a su clementísimo Señor, sino también a los Padres, y que en señal de gratitud a cambio de lo que sus hijos iban a recibir en las escuelas, estaría bien que les dieran alguna carga de leña partida al año, cosa que el Senado y la comunidad aceptaron y practicaron.
El mismo día por la tarde el citado Sr. Fernando entregó al P. Rector un huerto que nos daba el Excmo. Sr. Fundador. Este huerto se encuentra en la parte norte de la ciudad al pie del monte que se sobresale cerca de la ciudad, y al lado hay un río del que salen acequias para varios molinos. De hecho nuestro huerto se encuentra entre dos molinos.
Nuestros Padres comenzaron a tener sus celebraciones en la iglesia decanal, que por orden del Emmo. e Ilmo. Alberto Ernesto Cardenal de Harrach, Arzobispo de Praga, podían usar con el Sr. Decano. Su vivienda provisionalmente fue una casa de piedra en la plaza, no lejos de la casa municipal, en dirección de Praga.
El 26 de noviembre nuestros Padres comenzaron a enseñar y dar catequesis, como lo pedía la finalidad de nuestro Instituto, y de la manera acostumbrada, no fue pequeño el número de niños que acudieron.
