Hermanas de las Escuelas Cristianas de San José de Calasanz

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Antecedentes y fundación.

Las Hermanas de las Escuelas Cristianas de San José de Calasanz, de Vorselaar, fueron fundadas por el P. Luis Vicente Donche, jesuita, nacido en Bruges en 1769, hijo de comerciantes. Cursó sus estudios en lugares diversos a causa de las dificultades de los tiempos y fue ordenado sacerdote en Alemania en 1795. En el año 1802 entró en la «Société de la Foi», nombre que escondía a la Compañía de Jesús, entonces suprimida. Ejerció como profesor en el colegio de Belley donde tuvo como alumno a Lamartine. Cuando Napoleón disolvió la Société fue nombrado vicepenitenciario del obispo de Gand, Yallot de Beaumont. Habiendo sido restaurada la Compañía en 1814, ingresó en el noviciado a los 45 años. Como jesuita misionó en Amsterdam, Anvers y otras ciudades. En 1818 el rey Guillermo de Holanda consiguió que el arzobispo de Malinas le suspendiera de sus funciones sacerdotales y entonces el P. Donche, para no comprometerla, abandonó la Compañía de Jesús. En este momento crucial de su vida el sacerdote Donche se retiró a Santhoven, cerca de Anvers. Allí descubrió con claridad la necesidad de educar cristianamente la juventud rural. Y con la colaboración de la condesa Regina van de Werve Dellafaille, de Vorselaar, fundó en 1820 la institución que años más tarde sería aprobada por la Iglesia con el nombre de Congregación de Hermanas de las Escuelas Cristianas de San José de Calasanz. El fundador permaneció doce años en Santhoven. Muerto el rey Guillermo I, el arzobispo quiso reparar la injusticia cometida y le nombró protonotario apostólico. Tenía entonces 60 años. Hasta los 74 se dedicó al ministerio sacerdotal. Pero deseaba morir siendo religioso e hijo de San Ignacio, e ingresó nuevamente en el noviciado. Terminado éste, residió en Namur, Tournai, Gand y Lo vaina, donde murió el 14 de octubre de 1856, a los 87 años de edad. La institución fundada por el P. Donche fue reconocida y aprobada en los primeros años de su existencia. Cuando se fundó la primera escuela en 1820 la condesa solicitó la aprobación al arzobispo, príncipe de Mean, que la concedió. Las primeras maestras fueron dos jóvenes holandesas de Tilburg, María Touwenberger y Petronila Backers. La escuela se inauguró el 5 de julio. Desde el primer año consta que se celebró con gran fiesta el día de San José de Calasanz. La aprobación del Instituto como Congregación religiosa encontró oposición en el gobierno holandés. Sin embargo, la escuela fue reconocida por las autoridades civiles en 1825. Dos años más tarde falleció la condesa Regina y el P. Donche asumió la dirección de la institución. Algunas jóvenes se fueron agregando al grupo inicial. Cuando Bélgica consiguió la independencia (1830) eran dieciocho. Exteriormente no se presentaron como religiosas hasta 1833. Por entonces la Iglesia gozaba ya de una mayor libertad. El 4 de abril de 1834 la asociación fue erigida Congregación por el Cardenal Sterckx. El fundador dio a las religiosas unas Reglas inspiradas en las Constituciones de San Ignacio, pero desde el principio el patrono que da nombre a la Congregación es San José de Calasanz; la Virgen María en su imagen de la iglesia de San Pantaleón es patrona de la Congregación con el nombre de Nuestra Señora de las Escuelas Cristianas, y en el escudo de la Congregación, junto con otros dos símbolos, figura el de la Orden de las Escuelas Pías.

Crecimiento en Bélgica.

Al ser aprobada como Congregación contaba con 7 escuelas y 28 religiosas. Después de 1842 las leyes fueron favorables a la enseñanza de los religiosos y la Congregación creció, excepto en el período de 1879 a 1884 con el triunfo de una legislación laicista. En 1895 eran 370 las religiosas en 56 escuelas, y en 1905, 550 religiosas en 78 centros educativos. En el año 1920 se celebró el centenario de la fundación del Instituto en Vorselaar. El Cardenal Mercier, que presidió la solemnidad, elogió calurosamente a las hermanas hablando de «su caridad evangélica, su pobreza calasancia, su silencio continuo, su obediencia envidiable». Eran 800 religiosas que educaban a 32.000 niñas en un centenar de escuelas. Era por entonces Superiora general la muy conocida Madre Kostka, que ejerció el cargo de 1909 a 1922. A la muerte del cardenal Mercier le sucedió en 1926 su Vicario general, José Ernesto Van Roey, natural de Vorselaar y antiguo alumno de las hermanas. Siendo ya cardenal les visitó numerosas veces y presidió las solemnidades del tercer centenario de la muerte de San José de Calasanz en 1948. Antes de la segunda guerra mundial (1930) la Congregación llegó a mil religiosas y 140 casas. Dicha guerra no causó entre ellas víctimas personales pero destruyó 35 casas. En 1947 las religiosas eran 1450 y las comunidades 140.