Ibarra (EC) Intento de fundación

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Este texto es el original publicado en su día en el DENES. No se ha hecho sobre él ninguna rectificación. Su contenido, pues, puede no reflejar la realidad actual

Datos

Demarcación Vicaría General de España

(1886-1889)

Historia

La escasez de personas que atendieran convenientemente las escuelas de instrucción primaria en la República de Ecuador, por un lado, y, por otro, la urgencia en la diócesis de contar con educadores cristianos que ayudaran a disminuir en el país el clima antirreligioso y anticlerical, fueron las causas por las que se solicitaba repetidamente a las autoridades civiles y eclesiásticas una fundación de las Escuelas Pías. Así la primera solicitud llegó de en Ibarra, provincia de Imbabura. Su obispo, Pedro Rafael, en carta del 22-10-1886, pedía dos religiosos que se hicieran cargo del seminario diocesano, ofreciendo la asignación anual de mil francos por sacerdote, respetándose, por lo demás, todas las condiciones que se habían establecido en la fundación de Concepción, en Chile. Un mes más tarde el Consulado de Ecuador en España solicitaba a las Escuelas Pías que se hicieran cargo de algunas escuelas primarias de la República; para ello se requería con urgencia el destino de dos religiosos a aquellas tierras para concretar las bases de la fundación, fechas y asignación. El cónsul pensaba en Loja, capital de su provincia, en Cuenca, en Aznay, como buenos lugares para abrir colegios. Hasta el momento en que se nombró un delegado especial para gestionar la fundación, en 1888, los contactos se mantuvieron con el rector del colegio de Sevilla, P. Francisco Clerch. Cuando definitivamente fue comisionado el P. José Abellá para resolver todos esos asuntos se entendió que no debía firmarse un compromiso inmediato; así, pues, retrasó lo posible cualquier respuesta. La insistencia de don Francisco Bravo Liñán, representante consular, le obligó a redactar unos preliminares de condiciones. En febrero de 1889 el P. Vicario general hablaba de un sano interés por ir a Ecuador, pero que se desconocían las condiciones de vida en tal lugar; así se imponía que dos religiosos se trasladaran a la República y tratasen las posibilidades de fundación: no se podía perder dinero ni personal, de modo que aun estableciéndose el compromiso de enviar doce individuos a cada casa, éstos irían según las necesidades de la península, debiéndose abonar la cantidad, de cinco mil pesetas para el viaje de cada persona, e incluso el de vuelta, si la fundación no se llegaba a realizar; se dejaba muy claro que los religiosos habrían de vivir en un colegio, siendo inaceptable que las clases se impartieran fuera de él. El punto principal en discordia se centraba en no ver por parte del gobierno la conveniencia de desplazarse una comisión que estudiara sobre el terreno las circunstancias de la fundación; tal condición era considerada como imprescindible por parte de la Vicaría general de España, no aceptando los informes que pudieran emitir otras Órdenes religiosas. Este fue, pues, el motivo fundamental por el que no se establecieron en ese momento las Escuelas Pías en Ecuador.

Bibliografía

  • Archivo Histórico Escolapio: Archivo Vicaría General

Redactor(es)

  • Pedro Alonso, en 1990, artículo original del DENES I